Translate

jueves, 30 de abril de 2015

EUROPA ¿SOLUCIÓN O PROBLEMA?



Agobiados por la situación económica y financiera de sus países, algunos gobernantes europeos dicen que “la solución es Europa, más Europa”. Pero ¿qué Europa? Actualmente hay una Europa imperfecta y mezquina: es la Europa de los tecnócratas y de los mercaderes, que es solamente una Unión Económica entre diversos países.  Sin embargo, tras la segunda guerra mundial algunos estadistas soñaron con otra Europa: el francés Schuman, el alemán Adenauer y el italiano De Gasperi, crearon entonces el Mercado Común del carbón y del acero, que se extendía a sus tres países y al Benelux: Bélgica, Holanda y Luxemburgo. Su intención era la de poner en común intereses industriales y comerciales para beneficio mutuo y para evitar que en el futuro sus Estados quisieran enfrentarse en otra guerra fratricida.
El Mercado Común europeo era dinámico porque se preveía aumentar más adelante los bienes y servicios que iban a circular sin aranceles por el territorio comunitario, así como la instauración progresiva de la libertad de circulación de capitales y de personas. A largo plazo, dichos tres “padres” de Europa aspiraban a la unión económica, política y militar de los seis países fundadores del Mercado Común y de otros europeos, para lo que debían instaurarse órganos de gobierno supranacionales, hasta que por fin se fundasen los Estados Unidos de Europa. Pero los recelos y los egoísmos nacionales hicieron imposible avanzar en la unidad militar y obstaculizaron el desarrollo de la circulación de personas por el territorio comunitario. Solamente la libertad de circulación de capitales avanzó sin cortapisas.
A pesar de las sucesivas ampliaciones de la Unión Económica europea, que cuenta ya con 28 Estados miembros, su órgano ejecutivo superior sigue siendo el Consejo integrado por los primeros ministros de cada nación que se reúnen periódicamente para examinar los asuntos que les presenta la Comisión, que está excesivamente burocratizada. Las decisiones importantes del Consejo han de ser tomadas por unanimidad, lo que ralentiza su toma de decisiones, pues entre los 28 Estados que integran la Unión hay diversidad de criterio sobre cada asunto. Desde luego se echa en falta un Gobierno de la Unión que sea supranacional, con plena capacidad para obligar a los Estados miembros, que suelen tener visiones nacionales o nacionalistas –e incluso antieuropeas- en lugar de continentales europeas. Por su parte, el Parlamento posee todavía pocas facultades legislativas.  El déficit político de la Unión repercute negativamente en la toma de decisiones, que suelen adoptarse tarde y mal, por intentar una búsqueda de consenso entre los países miembros en el seno del Consejo. No existe, por tanto, una verdadera Unión política europea porque no hay un proyecto político común, ni siquiera a nivel confederal. Además, se trata de una Unión Económica incompleta pues no incluye la fiscal y bancaria.
Lo que sí que existe es un Banco Central europeo encargado de una cierta política monetaria y del euro, la moneda común de muchos miembros –no todos- de la Unión que todavía no posee la plenitud de funciones de un Banco central emisor pues, entre otras carencias, no es prestamista de última instancia, lo que se echa mucho en falta en épocas de crisis como la actual.
En definitiva, la construcción de Europa está inacabada, aunque la fachada del  edificio aparezca completa. El fallo de Europa se encuentra en la ausencia de cimientos sólidos capaces de sostener el edificio europeo cuando llegan grandes movimientos sísmicos en los mercados financieros o de bienes y servicios o en la economía global. Más aún, la imperfecta Unión Económica europea tiene más de zona de libre cambio que de verdadera unión económica pues carece de estructura política y, por supuesto, de un sustrato ideológico, como pudiera ser una cultura común o unas creencias semejantes. Para ser miembro de la Unión lo único indispensable es la pertenencia de sus heterogéneos Estados al espacio territorial denominado Europa.
La Unión Económica europea tiene principalmente una finalidad económica, si bien avanza poco a poco en una cierta coordinación política, que es  necesaria para llegar a ser una potencia económica capaz de competir ventajosamente a nivel universal. Esa Unión Económica es la Europa de los tecnócratas y los mercaderes, queno coincide con el proyecto de Unión política en que habría de terminar siendo el proceso de integración que, comenzando por un Mercado Común, programaron los “padres” de Europa: Schuman, Adenauer y De Gasperi.
Ahora, en un mundo globalizado donde la economía real está sometida a las instituciones financieras internacionales o multinacionales que poseen unos capitales que circulan libremente por casi todo el mundo, los países miembros de la Unión europea dependen de la financiación global y no están suficientemente protegidos y amparados por instituciones y organizaciones financieras europeas como el propio Banco Central Europeo (BCE), por lo que dependen excesivamente de los mercados financieros globales, lo que les hace especialmente vulnerables en la actual situación de crisis económica, pues cada país ha de defenderse individualmente, sin suficiente ayuda de la Unión Económica europea e incluso del BCE, a pesar de haber adoptado el euro como moneda en el país. Lo peor es que los dirigentes europeos –que no suelen ser elegidos democráticamente-, en muchos casos sirven mejor a los intereses de los poderes financieros globales, que a los  ciudadanos de los diversos y heterogéneos Estados miembros, quienes no los eligen ni les pueden pedir rendición de cuentas.                     
Con las diferencias de tipos de interés para financiarse los diversos países de Europa, la velocidad de europeización de Grecia o de Portugal no puede ser la misma que la de Alemania. Además algunos Estados miembros de la Unión Europea tienen una moneda común: el euro; mientras que otros han firmado el Tratado de Schengen sobre eliminación de sus fronteras entre ellos. Por todo ello, la Europa de diferentes velocidades es ya un hecho.
 En definitiva, la tarea que debería llevarse a cabo es la instauración de una verdadera Europa confederal, o sea, un espacio territorial con soberanía política y suficiencia económica para llevar a cabo un proyecto de vida colectiva atractivo, beneficioso y aceptable para sus habitantes y para sus Estados confederados. En esta tarea Europa tiene la ventaja de que, desde la Edad Media, posee una cultura común y unas creencias similares, al menos a nivel sociológico; porque existió entonces un líder carismático, Carlomagno, que supo descubrir e imponer un dinámico denominador común capaz de unir secularmente a todos los pueblos de Europa occidental. Actualmente Europa es un ente a la deriva, por lo que es preciso encontrar líderes políticos capaces de orientarnos hacia un sugestivo destino colectivo común que sea aceptado democráticamente creando una Europa política.
La instauración de una Europa confederal es muy factible. No se trata de una quimera: es suficiente con que unas próximas elecciones al Parlamento europeo sean constituyentes y que los diputados electos elaboren una Constitución que instituya Europa como una Confederación de Estados confederados, similar a Suiza. En esa Constitución habrán de especificarse los órganos de gobierno de la Confederación europea, las competencias que corresponden a la Confederación y a los Estados confederados, la hoja de ruta para la transformación de la Unión Económica europea en esa Confederación y los requisitos que han de cumplir otros Estados europeos no pertenecientes a la Unión Económica europea que quieran integrarse en la Confederación.
Por supuesto la Confederación europea ha de fundamentarse en unos valores que serán un denominador común aceptable por la mayoría de los habitantes de la Europa confederal en referéndum popular. Esta es la cuestión básica que debe ser debatida desde ahora mismo por la sociedad civil europea y por sus entidades políticas o sociales. Para los cristianos esos valores son los que corresponden al cristianismo sociólogico que pervive en ciertos Estados europeos; para otros, la convivencia ciudadana debe basarse en la libertad, la igualdad y la fraternidad; para otros en el liberalismo político y económico; etc..
En fin, mientras que Europa no sea una entidad política soberana, confederal o no, los europeos seguiremos estando avasallados y explotados por los mercados financieros globales, por las grandes potencias y por los Estados más ricos dentro de la Unión Económica europea, que impiden la existencia de los eurobonos para financiar la deuda de todos los países de la Unión con un mismo tipo de interés. En todo caso los europeos, ricos y pobres, del Norte o del Sur, queremos ser libres, independientes y capaces de ejercer plenamente nuestros derechos políticos, sociales y económicos en una sociedad culta, democrática y verdaderamente libre -por ser autosuficiente económicamente-, perteneciente a un Estado confederal llamado Europa, heredero y depositario de la secular civilización tradicional europea. Ésta es la Europa de los ciudadanos que tenemos que construir: los Estados Unidos de Europa. ¡Esta nueva Europa sí que sería la solución!.

                                              
 JOAQUÍN JAVALOYS

miércoles, 29 de abril de 2015

Reseña del libro "CARLOMAGNO. El carismático fundador de Europa". Autor del libro: Joaquín Javaloys.



Sin duda Carlomagno es uno de los personajes históricos que junto con Julio César o Napoleon ha despertado de manera prioritaria la curiosidad de los historiadores. Así que el autor se pregunta otra biografía sobre Carlomagno ¿para qué?  A lo largo de las doscientas y pico páginas de escritura el autor nos responde a esa pregunta dibujando una imagen nítida y clara para el lector del personaje, de su entorno y de sus sentimientos. La obra que comienza con las dinastía de los pipínidos. Tras la entrada en Monte Cassino de Carlomán, hermano de Pepín el Breve este último se dedica a conquistar y extender su autoridad sobre el reino de los Francos.
Sobre el nacimiento e infancia de Carlomagno existe un deliberado silencio probablemente por el propio origen bastardo de CArlomagno que como señala el autor no habría tenido derecho a suceder a su padre como monarca de los francos. Pero es que además cuando el pequeño bastardo Carlos contaba con apenas 9 años su padre ya felizmente casado por el rito católico tuvo un heredero que sí podría ser el heredero legal.
En la segunda parte de la obra el escritor nos describe al joven Carlos, alegre, dinámico, fuerte con madera de líder pero sin apenas educación. y como los hechos se suceden para que el Joven Carlos se convierta en el Rey de los Francos.
A lo largo de la obra Javaloys va desarrollando la biografía del personaje  manera que le vemos crecer desde el alocado adolescente hasta el hombre maduro y reflexivo consciente de su propia incultura y de la necesidad de imbuir en su corte y en su reino no solo los valores del cristianismo sino los valores de la cultura de los clásicos.
A lo largo de la obra el autor nos descubre como a CArlomagno se le revela su misión y como trata de llevarla a cabo y cómo al final de su vida, ya en su vejez, le asaltan las dudas sobre su propia obra
En definitiva un libro ameno, divertido que se lee con placer y que recomendamos. Lo obra se encuentra disponible en papel y en formato electrónico en www.gallandbooks.com. Desde aquí felicitamos al autor que además tuvo la gentileza de presentar su libro en Alpuente. Finalmente a modo de crítica a la obra le faltan mapas. Cuando el autor hace referencia a Aquitania, Septimania, la marca hispana, la marca Panonia el lector del siglo XXI se encuentra perdido. Sería de gran ayuda mapas para orientar al lector. Por otra parte el lector culto sabe donde se encuentra Poitiers, Tours, Narbonne o Carcasona pero un mapa situándolas en el mismo resultaría  una ayuda visual inestimable. En cualquier caso agradecemos al autor el que haya contribuido a mejorar nuestros conocimientos sobre esta parte de la historia de Europa.

                                                                                                EDUARDO ESCARTI.

viernes, 24 de abril de 2015

EL INÚTIL DESPILFARRO DE LAS DUPLICIDADES ADMINISTRATIVAS

La falta de un modelo constitucional autonómico y el hecho de que la descentralización de España se haya hecho para contentar a los nacionalistas y a impulsos electorales de los barones territoriales de los partidos políticos ha dado lugar a que resulte un Estado autonómico en el que proliferan las duplicidades o triplicidades, las redundancias y los excesos administrativos, porque se ha generalizado una mentalidad “autonómica” que consiste en asumir la mayor cantidad posible de competencias, porque a más competencias mayor poder, aunque sea necesario endeudarse para ejercer competencias adicionales.
Los políticos gobernantes de las entidades políticas territoriales, comunidades autónomas o ayuntamientos, han procurado obtener la mayor cantidad posible de competencias, sin tener en cuenta si ello beneficiaba o no a los ciudadanos, y tampoco si podían ejercerlas eficientemente, dados sus recursos disponibles. Finalmente las CCAA se han convertido en voraces miniEstados que han intentado dotarse de una administración cuasiestatal, desproporcionada y despilfarradora, en la que abundan las duplicidades.
            La concurrencia de administraciones superpuestas (estatal, autonómica, provincial y municipal) es causa de numerosas duplicidades y redundancias.El sistema autonómico existente sufre de falta de coordinación efectiva que produce duplicidades en la actuación y en su coste;  pues han multiplicado por 17 los órganos y entidades de la Administración: 17 Parlamentos, 17 Gobiernos autonómicos, 17 Defensores del Pueblo, 17 Tribunales de cuentas, 17 Agencias de Protección de Datos, 17 Institutos Meteorológicos, 17 Institutos de Estadística, 17 TVs públicas (algunas de ellas con varios canales) y, en fin 17 de todo, como un verdadero semiEstado que se precie. ¡Ah!, y miles de empresas públicas y entes autonómicos; así como órganos representativos para mejorar las relaciones “internacionales”: embajadas y oficinas comerciales y de turismo en el extranjero, amén de oficinas de representación en Madrid y en otras capitales españolas.En 1999 el Gobierno vasco contaba con una única oficina en el exterior (Bruselas). Hoy en día, su red cuenta con ocho embajadas. En los últimos nueve años el País Vasco ha destinado 27,6 millones de euros a esta política. Lo mismo  ocurre también en Cataluña, que cuenta con delegaciones en Alemania, Reino Unido, Nueva York y Francia, para lo que se han destinado, en 2009, 25,9 millones de euros.
            Actualmente el grado de descentralización del gasto público en las ruinosas CCAA es mayor en España que en cualquier Estado federal. UPyD estima en 40.000 millones de euros el despilfarro existente como “gasto excesivo”, por la existencia de duplicidades y redundancias. Por mi parte, yo creo que esa estimación debe reducirse a unos 35.000. En todo caso, dicha cifra es muy considerable, teniendo en cuenta que en 2014 las CCAA costaron 81.144 millones de euros, solo en personal y gastos corrientes.
            Además, hay que tener en cuenta que en marzo de 2011 los empleados públicos en las CCAA eran 1.748.160, y que de ellos, solo algo menos de la mitad de esa cifra se explica por el traspaso de competencias. En dos años, en plena crisis económica, el empleo público en las Autonomías -que ha favorecido principalmente a militantes de los partidos y a otros enchufados-, ha aumentado en 415.316 personas; ya que en enero de 2009 los empleados públicos solo eran 1.332.844. Ese aumento se debe a que las administraciones autonómicas han seguido creciendo en ese periodo para poder ocuparse bien de las duplicidades y de las redundancias existentes.

            Ante estas cifras un observador extranjero, desconocedor de nuestro singular Estado de las Autonomías, deduciría que en España somos muy ricos, a la vista del aumento de empleados públicos y del coste de las lujosas CCAA, por gastos públicos necesarios y por duplicidades y redundancias. Pues ¡nada de eso!. Lo que ocurre es que, los gobernantes autonómicos, si no hay consignación presupuestaria para un gasto importante para ellos, acuden inmediatamente a la deuda pública. Efectivamente, la pésima e irresponsable costumbre del endeudamiento se da tanto en las Comunidades gobernadas por el PSOE, como en las del PP y en la nacionalista Cataluña. Todos los partidos políticos tienen el mismo vicio: gastar por encima de lo presupuestado y de las posibilidades. ¡Si al menos lo gastaran bien!…pero ¡no!: las cuentas de las CC.AA. son escandalosas porque, muchas veces, muestran inútiles despilfarros. ¡Claro!, parece que el dinero que gastan no es de nadie, ni siquiera de los contribuyentes.
El problema es de base…Las CCAA llevan años presupuestando por debajo de lo que gastan en la Sanidad –entre un 15 a 20% menos, según los expertos- y esa diferencia continúa acumulándose. La infrafinanciación es el principal problema que aducen la mayoría de las comunidades cuando se les menciona la deuda. Lo que no dicen es que esa infrafinanciación se debe a que la prestación de servicios sanitarios es, por economías de escala un 30-40 % más caro si lo gestionan 17 CCAA que si lo hace directamente la administración del Estado.
Por ello, como demostraron S. Alcelay e Y. Gómez, en un artículo publicado en ABC el 2 de abril de 2012, “las Autonomías han doblado el gasto en Sanidad y educación en diez años”. Desde luego, ello no se debe a que han duplicado los servicios sanitarios en diez años, sino al mayor coste de la Sanidad y de la Educación si la prestan 17 CCAA en vez del Estado, y también a la existencia de duplicidades y redundancias.
            En definitiva, lo que resulta indudable es que nuestro modelo autonómico esmuy ruinoso para los ciudadanos, que sufren los recortes sociales, los copagos y los aumentos de impuestosque son necesarios para reducir la asfixia financiera de las CC.AA., que ellas mismas han provocado con sus despilfarros, sus duplicidades y su excesivo endeudamiento.
            Pero ¿existe alguna manera de eliminar las duplicidades Estado-CCAA?. Por supuesto que sí: hay varias formas de eliminarlas. La primera, tan obvia como radical, es eliminar las Autonomías, aunque ello tropieza con dos obstáculos enormes: uno, porque la autonomía territorial es un derecho reconocido en la Constitución española y para eliminarla es preciso modificar profundamente la Constitución; otro, porque los partidos mayoritarios y los nacionalistas prefieren mantener las actuales CCAA en vez de refundar el Estado ya que las Autonomías son una fuente de poder y de puestos de trabajo para la clase política y para los militantes de los partidos políticos. Las CC.AA. mantienen a legiones de políticos y de enchufados.
Para eliminar las costosas duplicidades Estado-CCAA hay que proceder por fases. Lo más urgente es revisar la distribución de competencias entre el Estado y las CCAA, porque aunque el modelo previsto en los artículos 148 y 149 CE es asumible, la aplicación abusiva de lo previsto en el artículo 150.2 CE, referente a la posibilidad de transferir a las comunidades autónomas facultades de competencia exclusivadel Estado, ha vaciado la Administración del Estado, que actualmente realiza sólo el 21 % del gasto público, por lo que se ha convertido en una administración residual. Por lo tanto, el Estado debe reasumir las competencias exclusivas que le corresponden constitucionalmente, evitando la mayoría de las duplicidades y redundancias existentes;pues todos los españoles, independientemente del lugar en que habiten deben obtener los servicios sociales con un nivel de calidad similar; pero ya sabemos que ciertas comunidades autónomas, como Cataluña, aplican prioritariamente los recortes presupuestarios a la Sanidad y a otros servicios sociales en lugar de hacerlo en asuntos identitarios y en “adelgazar” administración y empresas públicas.
Además, es indispensable la aprobación de leyes orgánicas que normalicen las autonomías territoriales en un nivel semejante para todos los territorios autónomos y establezcan techos competenciales.
Antes o después deberemos entrar en razón, y sea para lograr el bien común o por imposición de Europa ante la insostenibilidad económica del “café para todos”, tendremos que conformarnos con el “café para unos pocos” o, incluso, con el café para ninguna comunidad territorial. En todo caso, el “café” autonómico debe ser no atractivo. Y la amargura del café se conseguirá cuando sea verdaderamente autofinanciable; es decir, solo con los impuestos de los habitantes de cada territorio autónomo, en vez de ser financiado por el Estado; o sea, por el resto de los españoles, como ahora. ¡Ah!, y cuando digo autofinanciación de la autonomía, quiero decir que sea suficiente para pagar también las amortizaciones y los intereses de la deuda pública de cada comunidad autónoma. Y la amargura del “café” se conseguirá asimismocuando las competencias autonómicas sean pocas, tasadas y no ampliables con transferencias de competencias exclusivas del Estado. En fin, el “café” autonómico será amargo si deja de ser el chollo que es actualmente para los nacionalistas, incluso electoralmente, y pasa a ser un mal negocio. Y, por supuesto, a la comunidad territorial que no le guste esa autonomía, siempre podrá renunciar a ella, para ser igual que las otras comunidades de régimen común. ¡Se trata de dejar de privilegiar las Autonomías!
Por supuesto, los partidos mayoritarios y los nacionalistas persistirán en su actitud de no modificar las Autonomías, aunque saben que conllevan costosas duplicidades y ruinosos despilfarros. ¿Qué podemos hacer entonces los ciudadanos para que PP y PSOE se avengan a eliminar las duplicidades Estado-CCAA, y a reformar profundamente las Autonomías?. Pues sencillamente luchar democráticamente contra ellos hasta que cambien de actitud sobre este asunto, lo que exige llevar a cabo, entre otras cosas, lo siguiente:
-        Influir en la opinión pública mediante campañas para que sean conscientes de que deben desapareceresas costosas duplicidades, reformando el Estado de las Autonomías.
-        Exigir la devolución al Estado de las competencias de Sanidad, Educación y Justicia, así como de otras que se estimen convenientes para evitar duplicidades y redundancias.
-        Votar solo a partidos políticos que propugnen la eliminación de esas duplicidades mediante la reforma del Estado de las Autonomías, la devolución al Estado de las competencias de Sanidad, Eduación y Justicia; o, incluso, la eliminación de las ruinosas comunidades autónomas, tras la necesaria reforma de la Constitución.

JOAQUÍN  JAVALOYS

martes, 21 de abril de 2015



http://www.religionenlibertad.com/imitar-a-la-virgen-maria-camino-a-la-eternidad-30757.htm

Imitar a la Virgen María, camino a la eternidad.

(Artículo de Joaquín Javaloys publicado en "Religión en Libertad" el 22 de agosto de 2013)

Acaba de publicarse una nueva edición asequible de una obra cumbre de la literatura cristiana: Mística Ciudad de Dios, vida de la Virgen María, que desde su primera aparición –en el siglo XVII- cuenta ya con 173 ediciones en diez idiomas.
Esta nueva edición de Mística Ciudad de Dios ha sido realizada por Gaudete, cuyo director, José Antonio Ullate Fabo, dice que la lectura de esta excelsa obra, por su estilo “equilibrado psicológicamente y rigurosamente teológico,…produce serenidad por la firmeza teológica de la priora concepcionista, por su sentido común y su intimidad con Dios y con la Virgen María”.

               Para entender todo lo relatado en Mística Ciudad de Dios por sor María Jesús de Agreda hay que tener en cuenta que ella dijo que la escribió por mandato divino y por obediencia a sus prelados y confesores. Además, dada su ignorancia e incapacidad para llevar a cabo esa obra más celestial que terrena, contó con la permanente inspiración e ilustración de la Santísima Virgen para redactarla. Lo dijo en estos términos:
“Tuya es también esta Obra que yo he escrito, no solo porque es de tu Vida santísima y admirable, sino porque tú le diste principio, medio y fin, y si tú misma no fueras la Autora y Maestra no viniera en pensamiento humano… Tu protección y amparo me asistieron para escribir tu milagrosa Vida; ayúdame ahora para ejecutar la doctrina, en que consiste la vida eterna. Tú quieres y me mandas que te imite; estampa y grava en mí tu viva imagen”.

               La clave del por qué ella escribió esa biografía de la Virgen María comienza a desvelarla la monja de Agreda cuando afirma que la llevó a cabo “no como maestra sino como discípula, no para enseñar sino para aprender”, pues la Señora le dijo: “Hija mía, quiero que seas mi discípula y compañera… Mi vida y las obras de mi peregrinación y las maravillas que obró el brazo poderoso del Altísimo conmigo, han de ser tu espejo y arancel de tu vida”.

               Por ello, al final de casi todos los apartados en que está dividida la Mística Ciudad de Dios es la mismísima Virgen María la que da explícitamente a su discípula de Agreda los oportunos consejos y preceptos para su perfeccionamiento espiritual, los que –mutatis mutandis- son aplicables también a todos y a cada uno de los lectores de la obra. Ello convierte a este libro en inmensamente valioso; ya que la Madre de Dios y Madre nuestra nos enseña en él a imitarla, para que haciéndolo lleguemos a practicar la imitación de Cristo, a la que ella dedicó toda su vida, pues Jesús de Nazareth es el Camino que lleva a la eternidad. Desde luego, para cualquier cristiano resulta más factible llegar a imitar a la Virgen María, que es solamente una criatura de Dios, aunque sea santísima, que conseguir imitar a nuestro divino Señor Jesucristo.

               No es sorprendente entonces que, cuando esa Vida de la Santísima Virgen María se publicó en el siglo XVII, llegó a alcanzar una enorme popularidad y difusión, porque descubrió un eficacísimo camino de perfección cristiana: la imitación de la vida de nuestra Señora.

               Actualmente, bienvenida sea también esta nueva edición de Mística Ciudad de Dios ya que nos recuerda y facilita el conocimiento de un camino seguro para alcanzar la vida eterna: la imitación de María. Esta singular y extraordinaria obra fue materialmente escrita, increíblemente, por una modesta monja de clausura de un humilde convento de un pueblo de Soria, en España. Sor María Jesús de Agreda fue conocida por su santidad de vida, sus éxtasis y sus levitaciones; así como porque –sin haber salido jamás de su convento- evangelizó a los indios de Nuevo México en una milagrosa bilocación y llegó a ser consejera espiritual –y política- del propio rey de las Españas Felipe IV, quien la visitó en su convento de Agreda.
               En fin, la venerable sor María Jesús de Agreda fue solo un dócil y modesto instrumento que se limitó a cumplir lo ordenado por Dios, quien se lo explicó así: “No quiero dejar de ponerles delante esta mística ciudad de refugio; descríbela y dibújala como tu cortedad alcanzare. Y no quiero que sea esta descripción y declaración de su vida opiniones ni contemplaciones, sino la verdad cierta. Los que tienen oídos de oír, oigan; los que tienen sed, vengan a las cisternas disipadas; los que quieren luz, síganla hasta el fin”.  




Las Pensiones son Sostenibles...si los Políticos no meten la mano en la Caja 


            Desde que en 1978 se instituyó la democracia de partidos, los políticos sienten una atracción irresistible por las Cajas, si estas contienen dinero. Lo mismo se apropian y arruinan a las seculares y benéficas Cajas de Ahorro que a la Caja Única de la Seguridad Social, haciendo insostenibles las pensiones. Los expoliadores políticos transforman el derecho de los trabajadores a sus pensiones contributivas en una prestación benemérita del Gobierno, como si el Fondo de Pensiones fuera suyo y no de los trabajadores cotizantes. Por ello, la gestión gubernamental de las pensiones contributivas es negativa actualmente y los ciudadanos, pensionistas o no, deberían rechazarla.
Pero anteriormente no fue así: el Sistema de Pensiones dejó de ser sostenible cuando un perverso Gobierno promulgó el RD-Ley 36/1978, de 16 de noviembre, sobre Gestión Institucional de la Seguridad Social, la Salud y el Empleo, llevando a cabo la tramposa operación de cambio de la naturaleza del hecho pensionista, que dejó de ser un derecho del trabajador cotizante (gestionado por sus Mutualidades) para convertirse en una "graciosa" prestación de la Seguridad Social donde el Gobierno de turno, amparándose en el principio de "Caja Única", se apropiaba del fondo de pensiones, cuyos propietarios eran los jubilados a través del Mutualismo Laboral. El derecho a la pensión se convirtió en algo incierto y, de hecho, dejó de existir para el trabajador, porque las aportaciones del trabajador ya no le conceden ningún derecho hasta que no se jubile, por lo que tampoco tiene derecho de rescate si el trabajador ha de interrumpir sus cotizaciones, aunque sea obligatoriamente.
Eso sí, en el momento de jubilarse, nace su derecho a recibir una pensión porque también comienza la obligación del Estado de pagarla, pero la cuantía de la misma ya no depende de lo cotizado, sino del dinero existente, en el presente y en el futuro, en la Caja Única de la Seguridad Social, gestionada por los políticos, quienes fijan la cuantía de las prestaciones llamadas pensiones para que el Sistema sea "sostenible". Por supuesto, las cotizaciones de los trabajadores servirán tanto para financiar las pensiones contributivas como las no contributivas, o los subsidios de desempleo, o lo que el Gobierno estime necesario.
Ahora el dinero de la "Caja Única" -y la Caja también- están en manos de los políticos, quienes en 1978 cambiaron el tradicional y sostenible Sistema de Pensiones autogestionado por los trabajadores a través de sus Mutualidades Laborales por un nuevo sistema de reparto en el que los cotizantes de hoy pagan la pensión de los jubilados de hoy. Pero este Sistema tiende a ser inviable hoy por varios motivos: 1) porque los manirrotos políticos gestionan arbitrariamente los fondos de pensiones, 2) porque España tiene una pirámide demográfica invertida y 3) porque, en la crisis económica que todavía nos afecta, la Seguridad Social en conjunto es deficitaria, pues han disminuido sustancialmente el número de cotizantes y los salarios medios de los trabajadores.
Entre 1978 y 2015 el Sistema de Pensiones se ha ido deteriorando porque se han adoptado medidas contra los jubilados, como los reajustes con topes de cotizaciones, los topes de jubilaciones cada vez menores, las penalizaciones injustas cambiando índices totales por anuales...
            Con el Sistema actual la pensión no se calcula según el valor actuarial de lo cotizado en toda la vida laboral, sino en los últimos años, cosa que es perjudicial para con quienes no pudieron cotizar mucho en los años previos a jubilarse pero sí a lo largo de su vida activa, y que infla de manera insostenible la nómina de las pensiones hasta no hace mucho, en los dos últimos años. Como eso inflaba de manera inviable para las arcas públicas las pensiones a pagar, se pasó a los quince últimos años. Recientemente, a los últimos veinticinco años.
Además el Sistema de Pensiones actual está aquejado de una gran inseguridad jurídica y falta de transparencia, pues ¿qué trabajador en activo sabe qué pensión le tocará el día de mañana, y quién le garantiza que el Gobierno de turno del futuro no le bajará la pensión que esperaba cobrar?.
Por lo tanto, hay que promover el cambio a otro Sistema de Pensiones viable y solvente a largo plazo. La reforma debe estar precedida de un profundo análisis actuarial que deje muy claro para los ciudadanos cuales son las soluciones que se adoptan. Pero eso no puede llevarlo a cabo ni la burocracia estatal laboral ni la sindical, pues debe hacerlo una entidad independiente del Estado, con su propio órgano rector -en el que haya un miembro de la Intervención General del Estado-, que gestione las pensiones con criterios solamente económicos, no políticos, de acuerdo con los principios de sostenibilidad y de equidad:
1) La Sostenibilidad del Sistema de Pensiones exige que se adopten previamente las siguientes medidas:
- El Sistema de Pensiones debe tener Autonomía: la primera medida debe ser desvincular a la futura entidad independiente, que podría llamarse Instituto Nacional de Pensiones(o algo similar), de la Seguridad Social y ponerla, como organismo autónomo, bajo la protección de la Presidencia del Gobierno; y debe desvincularse también de los Presupuestos Generales del Estado, salvo en la existencia de cantidades que se asignen como complementarias de las cuotas de los cotizantes.
- Deben realizarse los estudios actuariales necesarias para adecuar las cotizaciones de manera que respondan a los salarios reales que figuren en las nóminas y que recojan toda la vida laboral, o cotizada, del jubilado. Es imperativo suprimir los topes de cotizaciones, y dotarlas de flexibilidad, existiendo diferentes tarifas de cotización.
- La supresión de topes de cotización es urgente: todo cotizante o futuro pensionista tiene que tener confianza en que, al final de su vida laboral, recibirá una pensión que se corresponda con las cotizaciones que ha efectuado. Naturalmente es necesario fijar unas bases mínimas de cotización, pero puede haber cotizaciones superiores si son elegidas voluntariamente por cada cotizante.
Además hacen falta otras medidas para garantizar las pensiones, con reformas técnicas adecuadas.

2) El principio de equidad en el Sistema de Pensiones se conseguirá determinando la pensión individual en función de la base de cotización, el importe de las primas y el periodo total cotizado.  También ha de tenerse en cuenta la cuantía mínima de la pensión.

Lo que es indudable es que no se obtiene la sostenibilidad del Sistema de Pensiones, incluso aunque se haya aumentado la edad de jubilación a 67 años, con tímidas reformas en las que prevalece la consecución de unos objetivos presupuestarios reduciendo los pagos debidos a los pensionistas, como ha sucedido con la vigente Ley 23/2013, de 23 de diciembre, reguladora del Factor de Sostenibilidad y del Índice de Revalorización del Sistema de Pensiones de la Seguridad Social. Con ella, se apuntala un Sistema injusto perjudicando a los pensionistas y se consigue ir tirando unos años más, concretamente hasta 2025 cuando comiencen a notarse los efectos del baby boom de los años sesenta del pasado siglo, pero no se evita la previsible quiebra del Sistema que entonces puede producirse.
Para evitarla es preciso que se establezca antes de 2025, un nuevo Sistema de Pensiones viable a largo plazo basado en el principio de la capitalización, pero dentro de un sistema mixto de capitalización y de reparto -profesional y general, también contributivo- de un Fondo Nacional de Pensiones que habría que dotar contando con un fondo de reserva. El cambio hacia el nuevo Sistema se efectuará así:
·       Las pensiones del Sistema actual, garantizando en ellas una cuantía mínima en todos los casos para subsistencia, deben adecuarse al valor actuarial de lo realmente cotizado por el trabajador en toda su vida laboral, capitalizado a un tipo de interés razonable y moderado, y a la evolución de la esperanza de vida.
·       Paso del sistema de pensiones públicas de reparto a uno mixto en el que se integre el ahorro privado que se pueda capitalizar. Hay que proyectar un esquema de transición –que podría precisar de un largo periodo de años, para no dejar sin pensión a los actuales jubilados ni hacer que se dispare el déficit público- al sistema privado, en el cual la gente podrá cotizar para su pensión, en dinero que quedará en una cuenta que el cotizante podrá invertir en diversas opciones (renta fija, renta variable), y del que se dispondrá cuando el trabajador se jubile.
·       Es necesario que haya un proceso de transición a un sistema mixto de capitalización basado en distintos elementos de apoyo. En cualquier caso, debe existir siempre un pilar de reparto a cargo de los presupuestos del Estado, que garantice a todo el mundo una pensión mínima. Naturalmente,  para evitar riesgos (hay personas, sobre todo los jóvenes, que ven tan lejana la jubilación que no estarían dispuestos a ahorrar una parte de su nómina) el pilar de capitalización debe ser obligatorio. El tercer pilar del esquema serían las aportaciones voluntarias, es decir, aquellas que se encuentren por encima del porcentaje obligatorio (pilar de capitalización antes mencionado), que las personas decidan materializar y que estarían exentas de impuestos.
En cualquier caso, hay que tener siempre presente que la intromisión de los políticos, con su irresponsabilidad individual en la arbitraria gestión del Sistema de Pensiones, es la principal causa de su insostenibilidad económica. Los políticos cuanto menos metan la mano en las Cajas con dinero ajeno será mejor para los pensionistas actuales y futuros. Lo verdaderamente insostenible es que los políticos se entrometan en la gestión de las pensiones para conseguir únicamente su propio beneficio haciendo insostenible el Sistema, como ocurre actualmente.


                                                           JOAQUÍN  JAVALOYS.