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viernes, 17 de febrero de 2017

REINA EL SOPOR, LOS TRIBUNALES A ESCENA

Al llamar a MAFO al estrado lo mismo se desmanda el drama fingido. Por ahí podría venir el cuestionamiento del propio Zapatero y hasta es posible que este acabe por decir que todo se hizo de acuerdo con Rajoy y que todos se pusieron de acuerdo en convertir a Rato en el cuervo de la fábula.
Fernández Ordóñez, ex gobernador del Banco de España. EFE


Una vez que Rajoy e Iglesias se han quedado solos, que se ha consumado la peculiar unión entre partido y persona que estamos empezando a considerar normal en esta democracia estancada, la situación política vuelve a desdibujarse ante la ausencia de novedades. Nuestros procesos políticos tienden a estirarse, a dar más de sí, como si sus actores buscasen deliberadamente el hastío de los espectadores. El proceso catalán es como una agonía en la que no se sabe quién es el moribundo, tan dispar es el juicio sobre lo que puede acabar sucediendo, y el proceso de renovación de liderazgo en el PSOE parece actuar como una cautela adicional ante el improbable riesgo de que nada se acelere: los presupuestos se posponen, todo parece quedar al pairo, a la espera de un suceso improbable, a discutir si catástrofe o milagro.

La España Barataria

Tiende a cundir la impresión de que, mientras el mundo se descompone, volvemos a ser una especie de “reserva espiritual de Occidente”, y hasta hay quien acierta a ver en Rajoy el único líder europeo de la cabeza a los pies, en medio de tanto incompetente. Seguramente eso es lo que tenía en mente el sagaz redactor de la nota monclovita explicando lo que Rajoy le dijo a Trump, que, extrañamente, nada tenía que ver con el comunicado al respecto de la Casa Blanca, algo más verosímil, por cierto. El hecho es que Trump no puso un tuit para alborozarse de la inesperada y generosa oferta mediadora del gallego, o sea que, además de imprevisible, parece algo desagradecido. 
Es de mal gusto hablar de lo que nos sale mal, si es que hay algo que no marcha, y, no digamos, mentar la bicha de la deuda
En fin, que, gracias a Rajoy, no solo estamos saliendo de la crisis y provocando el pasmo universal, sino que empezamos a gozar de la más extensa plenitud de bienes que puede dar la política, normalidad, calma, horizonte despejado, apenas se puede pedir más. Es de mal gusto hablar de lo que nos sale mal, si es que hay algo que no marcha, y, no digamos, mentar la bicha de la deuda o tratar de presentar las cifras exitosas no como aritmética correcta, sino como una especie extraña de numerología, que se cree risueñamente en la ciudad alegre y confiada.

Panem et circenses 

Abolido el espectáculo por la previsibilidad política parece como si estuviésemos a punto de encontrar un aliviadero en el arcano mundo de las togas. La llamada sentencia de la Infanta y el posible empitonamiento de alguien tan por encima del bien y del mal como el mismísimo ex gobernador del Banco de España, un Fernández Ordóñez, un miembro destacado de una de esas familias que lo ha sido todo los últimos setenta años, han conseguido ilusionar a los que creen que la Justicia podría entregarnos, aunque fuese a deshora, parte de la solución a los enigmas que rodean nuestro brusco paso de la prosperidad (bien que supuesta) al desastre de una crisis nada imaginaria. 
¿Puede haber mayor prueba de vida que el miércoles casi hubo reyerta en el Congreso?
Ya lo tenía dicho Rajoy: su gobierno ha hecho más que nadie para acabar con la corrupción, y la prueba del nueve pueden ser este para de procesos, tan largos y equívocos como convenga, capaces de asombrar a cualquiera que pueda pensar que la Justicia en España no es ciega, como manda su emblema, sino bien avispada y atenta a que nada se desmadre. Como el proceso es la noticia, la pena acaba por ser irrelevante, de forma que cumplen los estados la función de entretenimiento ante un disimulo tan sistemático de nuestros problemas reales que resulta capaz de adormecer al más insomne. En esto también el triunfo de Iglesias resulta enormemente funcional: ¿puede haber mayor prueba de vida que el miércoles casi hubo reyerta en el Congreso? 

Bankia, o el escamoteo

El auto sacramental de Bankia no ha ido mal del todo, ahí es nada la figura de un Rato convertido en malo de película, en una especie de Capone interpretado por De Niro con unos kilos de más y unos pelos de menos. Ojo, que al llamar a MAFO al estrado lo mismo se desmanda el drama fingido. Si las noticias no lo desmienten, parece que Zapatero ha puesto el grito en el cielo al ver que se ha consentido con poner al genio zapateril de las finanzas en el candelero. Es normal, por ahí podría venir el cuestionamiento del propio Zapatero y hasta es posible que este, que es muy tuno, como todo el mundo sabe, acabe por decir que todo se hizo de acuerdo con Rajoy y que todos se pusieron de acuerdo en convertir a Rato en el cuervo de la fábula, en el torpe animal capaz de soltar el queso ante halagos tan unánimes: “¡sólo tú puedes salvarnos a todos, te ayudaremos, no te preocupes!”. Le cantaba el coro de los poderosos para que hiciera el milagro de los panes y los peces financieros. Pero le cayó la del pulpo, porque el Banco Central Europeo no acabó de ver con buenos ojos este apaño cañí de los males comunes. Total, que Rato, lejos de convertirse en salvador del sistema financiero se convirtió en el villano, un papel que le venía al pelo, desde luego.

Luz y taquígrafos

Con la sentencia de la Infanta no se sabe lo que puede acabar pasando, pero que un juez le acabe hincando el diente al caso más escandaloso, y hay para escoger, de los años dorados del descontrol de los partidos en la orgía del dinero, es un riesgo muy serio. Veremos si la tan cacareada renovación política es capaz de ponerse a la altura y dedicarle al asunto la atención que merece, una comisión parlamentaria no dedicada a echar tierra al asunto. Pero me temo que haya que conformarse con una versión edulcorada de proceso penal para lo que fue, más bien, una conspiración general de la plana mayor de la clase política contra los intereses generales y a favor de sus bolsillos. ¿Qué esperan que suceda? Me temo que los que mandan muevan los hilos y digan que ya hemos tenido bastante con Rato. Y lo más probable es que, si algunos chillan en el Parlamento por el hurto judicial de un asunto estrictamente político, será porque saben que no corren riesgo de que les hagan caso. 
No le van a quitar el sueño a Rajoy por una cosa, como él dice, de hace muchos años
Por supuesto que ha habido, además, delitos, pero el fondo del asunto no está en un error de nadie en particular, aunque alguno, como Rato, pueda acabar pagando el pato porque conviene a los más, de forma que ya se verá de qué manera, pero el caso tendrá que atenerse a los cauces de la normalidad, no le van a quitar el sueño a Rajoy por una cosa, como él dice, de hace muchos años.


                                                                     JOSÉ LUIS GONZÁLEZ QUIRÓS   Vía VOZ PÓPULI

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