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domingo, 30 de abril de 2017

NUESTRA SEÑORA DE FÁTIMA

Cardenal Ricardo Blázquez

"El lla­ma­do se­cre­to de Fá­ti­ma tie­ne tres par­tes. La pri­me­ra gira en torno a la vi­sión del In­fierno y la se­gun­da se re­fie­ra a la de­vo­ción al In­ma­cu­la­do Co­ra­zón de Ma­ría. La ter­ce­ra par­te, que no ha sido des­ve­la­da has­ta hace poco tiem­po, tie­ne como pa­la­bra cla­ve "Pe­ni­ten­cia, pe­ni­ten­cia, pe­ni­ten­cia".




El día 13 de mayo de 1917, en Cova de Iría, en la al­dea de Al­jus­trel (Por­tu­gal), tuvo lu­gar la apa­ri­ción de la San­tí­si­ma Vir­gen a tres pas­tor­ci­tos: Lu­cía, de diez años, Fran­cis­co, de ocho, y Ja­cin­ta, de sie­te. El Papa Juan Pa­blo II, que ha­bía atri­bui­do a la in­ter­ce­sión es­pe­cial de la Vir­gen el so­bre­vi­vir al aten­ta­do pa­de­ci­do en la pla­za de San Pe­dro de Roma el 13 de mayo de 1981, de­cla­ró bea­tos a Ja­cin­ta y Fran­cis­co el 13 de mayo del año 2000, en el mis­mo lu­gar de las apa­ri­cio­nes, du­ran­te su pe­re­gri­na­ción al san­tua­rio de Fá­ti­ma. El pró­xi­mo 13 de mayo se­rán ca­no­ni­za­dos por el Papa Fran­cis­co en su vi­si­ta a Fá­ti­ma con mo­ti­vo del cen­te­na­rio de la pri­me­ra apa­ri­ción.

Fáti­ma pasó de ser un lu­gar des­co­no­ci­do a la aten­ción de la Igle­sia ca­tó­li­ca como ha­bía ocu­rri­do con Lour­des a par­tir de las apa­ri­cio­nes de la Vir­gen Ma­ría a Ber­na­det­te Sou­bi­rous, el 11 de fe­bre­ro de 1858, en la gru­ta de Mas­sa­bie­lle. Ocu­pa­ron un pues­to re­le­van­te dos rin­co­nes ig­no­tos por sen­dos acon­te­ci­mien­tos so­bre­na­tu­ra­les.

Un ras­go co­mún a las apa­ri­cio­nes de la Vir­gen Ma­ría re­co­no­ci­das por la Igle­sia en la épo­ca mo­der­na, es el ha­ber te­ni­do como ele­gi­dos a ni­ños, po­bres e ig­no­ran­tes. En me­dio de la his­to­ria con­vul­sa de la hu­ma­ni­dad Ma­ría se hace pre­sen­te como foco de es­pe­ran­za a tra­vés de lo que no cuen­ta para con­fun­dir a lo que cuen­ta. “Lo dé­bil del mun­do ha es­co­gi­do Dios para hu­mi­llar lo po­de­ro­so” (1 Cor. 1, 27). Es una ley evan­gé­li­ca que pro­lon­ga las con­di­cio­nes del na­ci­mien­to del Hijo de Dios, Me­sías de Is­rael y Sal­va­dor de la hu­ma­ni­dad, en un es­ta­blo a las afue­ras de Be­lén (cf. Lc. 2, 11-12). Je­sús ben­di­ce al Pa­dre por­que los mis­te­rios de su Reino los es­con­de a los sa­bios y en­ten­di­dos y los re­ve­la a los pe­que­ños (cf. Mt. 11, 25). Al­jus­trel está a poca dis­tan­cia del lu­gar de las apa­ri­cio­nes de la Vir­gen. Hace va­rios de­ce­nios tuve la opor­tu­ni­dad de co­no­cer el pue­blo y vi­si­tar la casa de la fa­mi­lia de Lu­cía, que se con­ser­va como era en­ton­ces. Todo muy sen­ci­llo y pe­que­ño; a la puer­ta es­ta­ba sen­ta­da una her­ma­na de la vi­den­te, una mu­jer an­cia­na de pue­blo, de fa­mi­lia po­bre, sin ai­res de or­gu­llo por la sin­gu­la­ri­dad de la her­ma­na a quien se le apa­re­ció la Vir­gen, que aún vi­vía como re­li­gio­sa car­me­li­ta con­tem­pla­ti­va. El cie­lo ha to­ca­do a la tie­rra y sin con­ver­tir­la en un pa­la­cio ha sem­bra­do en ella se­mi­llas de sal­va­ción. La Vir­gen Ma­ría no ol­vi­da a sus 
hi­jos en pe­li­gro y por los ca­mi­nos ca­rac­te­rís­ti­cos del Evan­ge­lio abre puer­tas de es­pe­ran­za.

En la ora­ción co­lec­ta de la me­mo­ria li­túr­gi­ca de la Bie­na­ven­tu­ra­da Vir­gen Ma­ría de Fá­ti­ma se re­su­me el men­sa­je de las apa­ri­cio­nes en los si­guien­tes tér­mi­nos “per­se­ve­rar en la pe­ni­ten­cia y en la ora­ción en fa­vor de la sal­va­ción del mun­do”. Ma­ría nos re­mi­te a la in­vi­ta­ción del Se­ñor: “Con­ver­tíos y creed en el Evan­ge­lio” (cf. Mc. 1, 15), in­clu­yen­do la in­ten­ción mi­sio­ne­ra en fa­vor de la hu­ma­ni­dad. Es con­ve­nien­te que no nos dis­trai­ga­mos en in­ter­pre­ta­cio­nes apo­ca­líp­ti­cas del “se­cre­to” de Fá­ti­ma, sino que nos di­ri­ja­mos adon­de Ma­ría orien­tó a los dis­cí­pu­los de Je­sús des­de el prin­ci­pio en las bo­das de Caná: “Ha­ced lo que Él os diga” (Jn. 2,5).

El lla­ma­do se­cre­to de Fá­ti­ma tie­ne tres par­tes. La pri­me­ra gira en torno a la vi­sión del In­fierno y la se­gun­da se re­fie­ra a la de­vo­ción al In­ma­cu­la­do Co­ra­zón de Ma­ría. La ter­ce­ra par­te, que no ha sido des­ve­la­da has­ta hace poco tiem­po, tie­ne como pa­la­bra cla­ve “Pe­ni­ten­cia, pe­ni­ten­cia, pe­ni­ten­cia”.

Las dos pri­me­ras par­tes se cen­tran en la sal­va­ción de las al­mas. La alu­sión al in­fierno está en or­den a la sal­va­ción. Cuan­do Te­re­sa de Je­sús en el Li­bro de la Vida (cap. 32, 1-9) ha­bla  de la vi­sión del in­fierno, la in­ter­pre­ta como apre­mian­te lla­ma­da a de­jar la fri­vo­li­dad, a to­mar en se­rio su san­ti­fi­ca­ción y a preo­cu­par­se de la sal­va­ción de to­dos. El re­ver­so del cie­lo es el in­fierno; la gran­de­za in­men­sa de la sal­va­ción se mide tam­bién por el abis­mo in­con­men­su­ra­ble de la per­di­ción. La mi­se­ri­cor­dia de Dios abre to­dos los días de­lan­te de no­so­tros las puer­tas del cie­lo. No po­de­mos ol­vi­dar, si no que­re­mos ex­tra­viar­nos por la su­per­fi­cia­li­dad, que la per­di­ción de­fi­ni­ti­va es po­si­bi­li­dad real de nues­tra li­ber­tad. Dios nos creó sin pe­dir­nos per­mi­so, pero no nos sal­va­rá sin nues­tra res­pues­ta li­bre y hu­mil­de. La sal­va­ción es un en­cuen­tro de la gra­cia de Dios y el sí del hom­bre.
Es opor­tuno que a la luz del Evan­ge­lio des­cu­bra­mos el sen­ti­do de la de­vo­ción al In­ma­cu­lado Co­ra­zón de Ma­ría muy pre­sen­te en la se­gun­da par­te del se­cre­to de Fá­ti­ma. El co­ra­zón de Ma­ría es la sede de la fe y de la me­di­ta­ción de la Pa­la­bra de Dios. Fue Ma­ría oyen­te y re­cep­ti­va ante las pa­la­bras y los he­chos de Je­sús que la des­bor­da­ban. No los re­cha­zó, sino los me­di­tó bus­can­do con la luz del Es­pí­ri­tu el sen­ti­do de la Pa­la­bra. Ma­ría y José que­da­ban a ve­ces des­con­cer­ta­dos ante la hon­du­ra de la re­ve­la­ción di­vi­na. De Ma­ría dice ex­pre­sa­men­te el Evan­ge­lio: “Su ma­dre con­ser­va­ba todo esto en su co­ra­zón” (Jc. 2, 51). Ma­ría, mu­jer cre­yen­te y re­fle­xi­va, fue ma­du­ran­do en su in­te­rior lo que de­cía y ha­cía Je­sús. Ma­ría, de co­ra­zón in­ma­cu­la­do y fiel, lim­pio y cre­yen­te, es para no­so­tros mo­de­lo de es­cu­cha y asi­mi­la­ción de la Pa­la­bra de Dios.

La pa­la­bra cla­ve de la ter­ce­ra par­te del se­cre­to de Fá­ti­ma , se­gún co­men­tó el car­de­nal Joseph Rat­zin­ger, aho­ra Papa emé­ri­to, que ter­mi­na de cum­plir 90 años, es el tri­ple gri­to: “¡Pe­ni­ten­cia, Pe­ni­ten­cia, Pe­ni­ten­cia!”. Ha­bla de la ur­gen­cia de la pe­ni­ten­cia, de la con­ver­sión y de la fe. De una con­ver­sa­ción con Lu­cía, Rat­zin­ger de­du­jo que el ob­je­ti­vo de to­das las apa­ri­cio­nes era cre­cer siem­pre más y más en la fe, en la es­pe­ran­za y en la ca­ri­dad.

Ter­mi­na­mos con unas pa­la­bras im­pre­sio­nan­tes del Papa San Juan Pa­blo II, pro­nun­cia­das el año 2000 ante 1.500 obis­pos de todo el mun­do, el día 8 de oc­tu­bre des­pués de re­cor­dar el día an­te­rior a la Reina del Ro­sa­rio, cuya ora­ción re­co­men­dó in­sis­ten­te­men­te la Vir­gen en Fá­ti­ma: “La hu­ma­ni­dad está en una en­cru­ci­ja­da. Y, una vez más, la sal­va­ción está sólo y en­te­ra­men­te, oh Vir­gen San­ta, en Je­sús. Haz que por el es­fuer­zo de to­dos, las ti­nie­blas no pre­va­lez­can so­bre la luz. A ti, au­ro­ra de la sal­va­ción, con­fia­mos nues­tro ca­mino en el nue­vo mi­le­nio, para que bajo tu guía to­dos los hom­bres des­cu­bran a Cris­to, luz del mun­do y úni­co Sal­va­dor”.
Que­ri­dos ami­gos, acom­pa­ñe­mos con la ora­ción y la es­cu­cha al Papa Fran­cis­co en su pe­re­gri­na­ción a Fá­ti­ma. Este rin­cón de Por­tu­gal se ha con­ver­ti­do en púl­pi­to des­de el que es anun­cia­do el Evan­ge­lio de la fe y de la con­ver­sión, de la luz y de la paz, de la es­pe­ran­za y el amor. En me­dio de la hu­ma­ni­dad Ma­ría nos lla­ma a la fra­ter­ni­dad de to­dos re­co­no­cien­do a Dios como Crea­dor y Pa­dre. 




                                           CARDENAL RICARDO BLÁZQUEZ  Vía RELIGIÓN EN LIBERTAD

"NO HAY NINGÚN PARTIDO EN ESPAÑA QUE NO TENGA INFILTRACIÓN MASÓNICA", denuncia el profesor Bárcena

Bárcena participó en el III Foro Familia y Mujer


La segunda jornada del III Foro Internacional Familia y Mujer, organizada por la Fraternidad de Agrupaciones de Santo Tomás de Aquino (FASTA), insistió en sus ponentes en subrayar la naturaleza humana dada, creada a imagen de Dios, como fundante de su dignidad, que distintas corrientes como el culto al cuerpo, el antinatalismo, el transhumanismo y la ideología de género quieren pulverizar. Este evento se desarrolla en el pueblo madrileño de El Escorial (Madrid) hasta mañana, domingo y cuenta con la presencia de más de 120 personas de distintos países (Ecuador, Colombia, Perú, Congo) y también de varias ciudades españolas.
“La antropología adecuada es la que entiende quién es el hombre y su significado perenne”, afirmó María Teresa Russo, filósofa y catedrática de bioética de la Universidad de Tre (Roma). Para la docente “decir cuerpo es tener una materia -eso lo tienen también los animales-, pero el hombre tiene que vivir su significado, esto es, percibir el valor del propio cuerpo”. En este planteamiento, Russo aclaró el paso importante “del significado al valor, de la antropología a la ética, ya que el cuerpo no es algo que se lleve encima, es precisamente el yo corpóreo, como nos expresamos cada uno de nosotros, que se traduce, por ejemplo, hasta en el corte de pelo”, enfatizó.

Russo recordó que el cuerpo es tan inseparable de nosotros que sufre y se utiliza muchas veces como “arma de guerra, de protesta, como realizan las Femen, o como incubadora de un nuevo ser”.



La esquizofrenia de la cultura actual


La profesora romana argumentó que “la filosofía acentúa la ambivalencia del cuerpo (la empatía se ve en la cara); el cuerpo refleja a la persona, pero por otro lado, hay que descifrarlo y no siempre nos expresa claramente. De ahí su carácter epifánico y enigmático”.

Consideró también lo que a su juicio es una manifestación de la esquizofrenia de la cultura moderna, como es la desconsideración hacia el cuerpo-naturaleza que propone la ideología de género y, por otro lado, su exaltación frívola por el culto al cuerpo “que se oficia en los nuevos templos (gimnasios) y con los nuevos sacerdotes (dietistas, entrenadores personales…).

Se preguntó sobre la belleza y, sin dejar de reconocer la belleza armónica, recordó el gesto del Papa Francisco cuando abrazó a una persona con una enfermedad rara, aspecto por el cual nunca había sido abrazada por su familia por esta razón, y que manifestó cuando lo hizo el Pontífice que fue “como haber tocado el cielo”.



Las políticas antinatalistas de la ONU dictadas por la masonería


Tras las conferencias sobre la interioridad del varón y de la mujer, esta última basada en las consideraciones de la filósofa judía convertida al cristianismo Edit Stein concluyó la jornada matinal, para dar paso a primera hora de la tarde, con la intervención del profesor del CEU Alberto Bárcena. Acusó a la masonería de estar detrás de todas las políticas abortivas y antinatalistas que ha propiciado la ONU en los últimos años, organismo, dijo, “que ha supeditado las ayudas económicas a los países subdesarrollados a que las pusieran en práctica”. No en vano la intervención de Bárcena se llamó “Crisis demográfica o espiral de la muerte”. El profesor de Historia del CEU denunció la existencia de “una ingeniería social que va en contra de los derechos fundamentales del hombre” y acusó a la ONU “de tratar de eliminar la fertilidad en el planeta”.

Puntualizó, por ejemplo, que “en España, la natalidad se encuentra por debajo de la tasa de reposición, por lo que –subrayó- vamos a la extinción”. Abundó en esta línea, indicando que “el porcentaje de la población joven en España se ha desplomado, mientras  que tenemos un cien por cien más de jubilados que en 1970”. Las políticas económicas y laborales no ayudan a revertir la situación y muchas “mujeres tienen que renunciar a ser madres, porque se encuentran toda clase de trabas para llevar a cabo la maternidad”.

En esta vorágine antinatalista está también nuestro país, con las políticas desfavorecedoras de la maternidad realizadas desde los gobiernos central y autonómicos. Esto sucede, denunció porque “no hay ningún partido en España que no tenga infiltración masónica”, organización plurinacional que es la que comanda estos planteamientos en todo el mundo.



Transhumanismo e ideología de género: naturaleza y humanidad


Para concluir la jornada, Elena Postigo, doctora en bioética y profesora de la Universidad Francisco de Vitoria, abordó el paradigma transhumanista, del que aseguró que es “un intento de “reducir únicamente al ser humano a su componente biológico, de igual modo que persigue la ideología de género; ambos intentan eliminar la naturaleza humana, como dada”.

Denunció que está corriente propuesta por intelectuales transhumanistas en universidades de élite de Estados Unidos e Inglaterra persigue “el deber moral de mejorar y alterar al ser humano, para hacerlo más perfecto, desechando en el camino a los imperfectos, en principio en el laboratorio, pero luego quién sabe hasta dónde quieren llegar”. Recordó que manipulan a óvulos de laboratorio y dijo que su “objetivo es llegar al posthumanismo sin poner cortapisas a que pueda ser un ser mitad hombre, mitad máquina”.

Sus aplicaciones llegan al terreno de la moral, creando, dijo, “fármacos y sustancias que alteran y potencias nuestras facultades intelectuales”, o aplicaciones para modular el carácter “que controlan mediante fármacos”.
Recordó que el propio Fukuyama ha alertado sobre los efectos que podrían tener estas prácticas, lo que le lle
vó a calificar “el transhumanismo como la ciencia  más peligrosa de nuestros días”.




                                                                                             RELIGIÓN en LIBERTAD  30-4-2017

ASÍ SE GESTÓ LA REBELIÓN DE LOS FISCALES ANTICORRUPCIÓN CONTRA SU JEFE MOIX

El fiscal jefe Anticorrupción Manuel Moix vive un enfrentamiento frontal con parte de su plantilla tras la Junta de Fiscales convocada a causa de los registros de la operación Lezo y el cese y denuncia de los fiscales que instruyen el 3 por ciento en Cataluña. "La tensión se palpa en el ambiente", afirma un fiscal.


 Moix asegura que no intentó impedir ningún registro, sólo retrasarlo Vozpopuli



Las aguas andan revueltas en la Fiscalía Anticorrupción. La fricción que se ha producido en las últimas semanas entre el fiscal jefe Manuel Moix y una parte de la plantilla que integran dicha Fiscalía especializada es innegable y la tensión se palpa en el ambiente, según las distintas fuentes consultadas por Vozpópuli.


El pasado 22 de febrero, el fiscal General del Estado Manuel Maza nombró a Moix flamante fiscal jefe Anticorrupción. Era el puesto clave entre todos los nombramientosque aquel día se abordaron en el Consejo Fiscal. En su programa de actuación, el nuevo jefe tenía marcadas unas líneas muy claras sobre cómo se debía dirigir Anticorrupción: evitar la creación de macrocausas, luchar contra las filtraciones, controlar la actuación de las Fuerzas de Seguridad del Estado, visar todos los asuntos personalmente, etc.
Manuel Moix heredaba así la jefatura de la Fiscalía más sensible que hay en estos momentos en España –donde se investigan los casos que mantienen en jaque a los principales partidos políticos del país- tras trece años de mandato del fiscal progresista Antonio Salinas.
Salinas, a quien en ocasiones se le criticó por haber dejado actuar a sus fiscales "por libre" y "sin orden", había logrado en sus dos mandatos y medio que su plantilla estuviera cohesionada y que trabajara sin sobresaltos.
Sin embargo, ese ambiente de sosiego, en estos momentos, está roto. Si bien es cierto que Manuel Moix no fue recibido con gran agrado por parte de un grupo de fiscales de Anticorrupción –a los que se les había dejado claro que había sido nombrado para "poner orden en esa casa"- lo cierto es que, a raíz del desencuentro vivido con la operación Lezo y el cese y posterior denuncia de los fiscales que investigaban el 3 por ciento en Cataluña, el escenario ha empeorado.

Apoyo masivo a los fiscales de Lezo


Para entender cómo se gestó la rebelión de los fiscales Anticorrupcióncontra su jefe hay que remontarse a la semana del 17 de abril cuando el juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco, la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil (UCO) y los fiscales Carmen García Cerdá y Carlos Iáñez preparaban el dispositivo de la operación Lezo, que acabó esa semana con el expresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González en prisión.
Moix llevaba varios días manteniendo reuniones con los fiscales del caso sobre cómo debían abordarse las entradas y registros de la operación contra la corrupción del Canal de Isabel II. Entonces, tras varias conversaciones, ese lunes, el jefe le comunicó a Iáñez y García Cerdá que se debían limitar los registros en la sede del Canal  de Isabel II ciñéndose la UCO a buscar allí documentos de la época en que este dependía directamente de Ignacio González.
"Nunca se había invocado en Anticorrupción al artículo 27 como tuvieron que hacer los compañeros", sostiene un fiscal de esta plantilla a Vozpópuli. "Se ha generado una tensión innecesaria", destaca otro miembro de esta Fiscalía
Esta idea chocaba frontalmente con la que los fiscales habían planteado, ya que ellos pretendían que los registros también abarcasen la época en la que la empresa de aguas dependía del ex ministro Alberto Ruiz Gallardón, puesto que la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional ya había determinado que debían investigarse ambas etapas en un mismo procedimiento.  
Cuando Carlos Iáñez y Carmen García Cerdá recibieron la orden de Moix verbalmente le pidieron a éste que se la comunicara por escrito. Y el jefe así lo hizo. Ese martes por la mañana se le dio la orden por escrito y entonces los fiscales del caso se rebelaron contra decisión de su jefe y apelaron al artículo 27 del Estatuto orgánico del Ministerio Fiscal para que fuera la Junta de Fiscales de Anticorrupción quien tuviera la última palabra.
Ese mismo martes por la tarde se celebró la citada Junta ya que el Estatuto Orgánica del Ministerio Fiscal prevé que, cuando un fiscal reciba una orden de su jefe y la considere improcedente o no suficientemente razonada, puede recurrir a la Junta de esa Fiscalía.

Un hecho "insólito"


Así ocurrió, y la Junta apoyó por amplia mayoría, tras una votación, que se realizara aquel registro de forma íntegra. Sólo dos fiscales de la plantilla que integra Anticorrupción evitaron respaldar a sus compañeros. Según informan fuentes fiscales uno de ellos fue el fiscal José Miguel Alonso Carbajo, quien se abstuvo en la votación, mientras a favor de la tesis de Moix votó el fiscal Conrado Saiz, debido a que él instruye una causa en la que se entrelaza la investigación al Canal de Isabel II.
Fuentes presentes en la polémica Junta de Fiscales subrayan que la situación creada era de todo punto inusual. "Nunca se había invocado en Anticorrupción al artículo 27 como tuvieron que hacer los compañeros", sostiene un fiscal de esta plantilla. "Es insólito, se ha generado una tensión innecesaria", destaca otro miembro de esta Fiscalía.
No obstante, hay quienes puntualizan que fue exclusivamente un "debate jurídico" con el que se logró "convencer" al jefe. Lo cierto es que, tras aquella reunión, Manuel Moix tuvo que dar su brazo a torcer porque en la votación su tesis había sido arrollada por el apoyo mayoritario que recibió la de sus subordinados Carlos Iáñez y Carmen García Cerdá. Hay quien sostiene que ha sido "un antes y un después" puesto que le "echaron un pulso y se lo ganaron por goleada".
Desde entonces, el ambiente anda revuelto en Anticorrupción. Tampoco ha ayudado que el fiscal jefe decidiera apartar a los fiscales que investigaban el 3 por ciento en Cataluña, José Grinda y Fernando Bermejo, del caso. O que preguntase al fiscal Carlos Iáñez si finalmente iba a renunciar a la Comisión de Servicios que le fue otorgada a principios del mes de abril. En ese caso, la iniciativa había partido del propio fiscal que fue quien advirtió a Moix que barajaba seriamente volver a la Fiscalía de Granada. Finalmente, se echó para atrás. 

 

LOS 550 DÍAS MÁS ODIOSOS DE LA DEMOCRACIA ESPAÑOLA

Ninguna ley se ha aprobado en lo que va de legislatura. Tampoco en la anterior. 550 días sin que el Congreso haya cumplido una de sus funciones. Falla la separación de poderes

                             Albert Rivera y Mariano Rajoy tras la investidura del presidente del Gobierno. (Reuters)

 

 En la página web del Congreso se puede leer un registro administrativo sorprendente, y que, en cualquier otro país, hubiera movido los cimientos del sistema político. Desde que comenzó la actual legislatura –hace ahora medio año Mariano Rajoy pronunció su discurso de investidura–, el Congreso de los Diputados no ha aprobado ni una sola ley ordinaria. Tan solo ha sacado adelante pequeñas modificaciones de dos leyes orgánicas referidas a la reforma de la ley de estabilidad presupuestaria (esencial para que las CCAA pudieran seguir funcionando) y una reforma sucinta de la ley electoral. "No existen leyes aprobadas", dicen los encargados del registro con una sinceridad que pasma.

Al menos, y por razones de urgente necesidad, en lo que va de año se han presentado seis reales decretos-ley, pero uno de ellos decayó tras ser rechazado por la mayoría de la Cámara (el de los estibadores). Ninguno de gran relevancia. Tampoco se han aprobado reales decretos legislativos, lo que da idea de la parálisis del Congreso más allá del ruido mediático que generan periódicamente declaraciones malsonantes o burdas estrategias.
Como es evidente, la transcendencia del colapso legislativo sería menor si el actual periodo de sesiones hubiera sido el 'habitual', pero sucede que comenzó su andadura tras la fallida última legislatura: casi un año sin Gobierno. Eso quiere decir que desde el 27 de octubre de 2015 no ha salido ninguna ley del parlamento. Es decir, han pasado 550 días sin que el Congreso y el Senado hayan cumplido una de sus funciones fundamentales: aprobar leyes.
El parlamento carece de personalidad política propia y hoy es un auténtico pelele en manos del Ejecutivo, lo que permite todo tipo de tropelías
La última norma que vio la luz tiene que ver con los privilegios e inmunidades que se conceden a los países extranjeros o a las organizaciones internacionales con sede en España. Como se ve, un asunto de gran transcendencia para el segundo país con más desempleo de la Unión Europea (tras Grecia).
La ausencia de leyes no solo es un problemas político, social y económico, sino que es también un desafío a la separación de poderes. Máxime, cuando la arquitectura institucional que llevó al país a la ruina y a perder casi cuatro millones de empleos sigue incólume. Intacta. El parlamento carece de personalidad política propia (resultan agobiantes los múltiples vetos del Gobierno sin que el Constitucional diga nada) y hoy es un auténtico pelele en manos del Ejecutivo, lo que permite todo tipo de tropelías. De este Gobierno y de los anteriores.

Brazos de madera

La baja calidad de la democracia española no es, desde luego, un asunto nuevo. La 'jibarización' del sistema parlamentario tiene que ver, sin duda, con el sistema de representación, lo que convierte a diputados y senadores en meros brazos de madera que suben y bajan la cartulina del voto de forma mecánica en función de lo que diga el jefe de filas.
Más allá de este aspecto de carácter general –un problema que la democracia española no ha sido capaz de resolver en 40 años–, lo relevante es que la ausencia de acuerdos entre partidos hasta alcanzar una mayoría suficiente para aprobar leyes suscita la idea de que este país solo puede ser gobernado por mayorías absolutas, sambenito que recuerda a esa peregrina idea que decía el franquismo de que los españoles no estaban preparados para la democracia. Una especie de totalitarismo silencioso que ahoga la política y hasta los sistemas parlamentarios.

El portavoz del PP, Rafael Hernando (d), conversa con el del PSOE, Antonio Hernando (i). (EFE)
El portavoz del PP, Rafael Hernando (d), conversa con el del PSOE, Antonio Hernando (i). (EFE)
Se trata de un argumento verdaderamente ridículo. Hace 40 años, este país avanzó con los consensos necesarios para aprobar la Constitución o los Pactos de la Moncloa en un contexto bastante más difícil que el actual, lo que quiere decir que –al contrario de lo que suele creer– la ausencia de pactos no está en el ADN de los españoles, sino en la existencia de una mala clase política que está en campaña electoral de forma permanente. Algo que explica que la política se vea siempre en términos de vencedores y vencidos, lo cual es verdaderamente absurdo cuando más de las dos terceras partes del Congreso tienen posiciones muy cercanas sobre los grandes asuntos del país. Lo demás es pura retórica.
Hay quien piensa que el partido del Gobierno es el principal interesado en trasladar a la opinión pública la idea de que es la oposición –todos salvo Ciudadanos– quien sabotea cualquier pacto para justificar (después de aprobarse los presupuestos de 2017) un adelanto electoral. Por el contrario, el Ejecutivo esgrime que no cuenta con mayorías suficientes –probablemente con razón– para sacar adelante nuevas leyes, lo que explica que asuntos de tanta transcendencia como la reforma de las pensiones o la reforma de la financiación autonómica(que afecta a materias tan relevantes como sanidad, educación o dependencia) se estén tramitando por la vía lenta.
Los ciudadanos eligen a a sus diputados para que hagan leyes, no para convertir el hemiciclo en una tertulia política. Ni en un plató de televisión
Mariano Rajoy cometería un grave error si apuesta por esa estrategia que supondría un uso arbitrario del poder. Lo que probablemente sea bueno para el PP en términos electorales –siempre que la corrupción no acabe por anegarlo todo–, no tiene por qué ser bueno para el país. Y lo mismo cabe decir de los partidos de la oposición, que tiene un compromiso político con la gobernabilidad. Y aunque es verdad que el Partido Socialista está en pleno debate sobre la elección de un líder, parece obvio que si el Gobierno no existe legislativamente, tampoco existe la oposición, lo que no es incompatible con que el parlamento tenga autonomía a la hora de proponer leyes.
De lo contrario, se estaría ante un auténtico secuestro de la democracia. Los ciudadanos eligen a a sus diputados para que hagan leyes, no para convertir el hemiciclo en una tertulia política. Ni mucho menos en un plató de televisión como le gusta a Podemos. Al fin y al cabo, "la libertad", como decía Isaiah Berlin, “no es libertad para hacer lo que es irracional, estúpido o erróneo". Ni en un sentido, ni en otro.

                                                  CARLOS SÁNCHEZ Vía EL CONFIDENCIAL

sábado, 29 de abril de 2017

LO CORRUPTO ES EL SISTEMA PARTIDOCRÁTICO

La mayor de las corrupciones es que la Partidocracia roba la soberanía popular a la gente con sus listas cerradas y bloqueadas, e impide que se instaure una democracia con 



Para instrumentar una transición política hacia la democracia, la Constitución de 1978, redactada por los delegados de los partidos, instauró la partidocracia o estado de partidos, para que estos tutelaran a unos españoles democráticamente inmaduros.

Entonces, tras la aceptación en referéndum de la Constitución, se configuró el mapa político con unos partidos jerarquizados piramidalmente, con unas cúpulas dominantes, y tuvo lugar un cambio del tradicional método de corruptela individual por una nueva  corrupción organizada por y para los partidos, cuyo factor distintivo fue el cobro de comisiones a las empresas por la concesión de contratas en las diversas administraciones, o por recalificaciones del suelo. Tal procedimiento consistía básicamente en separar en el espacio, e incluso en el tiempo, la prevaricación del cohecho. La concesión del favor y el cobro de la correspondiente comisión se iban a llevar a cabo por personas distintas y, además, en diferido. El dinero fluiría hacia los partidos a través de múltiples senderos. Por supuesto, nadie entregaba dinero a cambio de nada, pero sí a cambio de una concesión o de una recalificación.

Desde entonces la corrupción es el sistema político partidocrático imperante en España porque es una forma de entender el ejercicio de la política, que adultera las relaciones entre los administrados y los administradores y posibilita el enriquecimiento personal de muchos afiliados de los principales partidos. La corrupción está ligada a la partidocracia existente dada la perversión interna de la financiación de los partidos y por los excesos de la implantación del Estado autonómico. 

En España la representación política y el sistema electoral fueron regulados inicial y transitoriamente por el Decreto-Ley de 18 de marzo de 1977 sobre normas electorales, pero se integraron en la Constitución de 1978 y, definitivamente, fueron recogidas en la Ley Orgánica de 19 de junio de 1985 sobre Régimen Electoral General (LOREG), que estableció que el número de escaños correspondiente a cada partido se hallaría mediante una regla proporcional corregida por la fórmula D’Hont, asignando los restos electorales a los dos partidos mayoritarios en cada circunscripción electoral, que es la provincia. De esta forma se favorece el bipartidismo. En las elecciones las listas de candidatos son elaboradas por los partidos políticos y han de ser cerradas y bloqueadas para elegir los diputados del Congreso y abiertas para el Senado.

A pesar de tener carácter provisional, las normas electorales de 1977 fueron incorporadas en 1978 al texto constitucional y finalmente se consolidaron como ordenamiento electoral estable por la citada Ley orgánica 5/1985, de 19 de junio, sobre el Régimen Electoral General (LOREG), propuesta por el PSOE que gobernaba desde octubre de 1982 con mayoría absoluta de diputados. Por lo tanto, los socialistas son los principales responsables de haber consolidado entonces una transitoria legislación electoral poco democrática, elaborada en 1977 por el reformador franquista Adolfo Suarez. Al PSOE le interesó entonces mantener un sistema electoral que tutelase el ejercicio de la democracia por los ciudadanos a través de un partido estatal dominante. El pueblo quedó así sujeto al tutelaje de la partidocracia, pues los partidos proponían los candidatos a diputados del Congreso mediante las listas cerradas y bloqueadas. Además la Ley electoral de 1985 no respetó ni siquiera los “criterios de representación proporcional” establecidos por la Constitución española en su artículo 68.3. Más todavía, la LOREG perpetuó consecuencias perversas, pues mantuvo injustas desigualdades del voto según que el ciudadano votante residiera o no en una provincia con predominio de partidos nacionalistas, formalizó la consolidación de las desigualdades que tenía la preconstitucional ley de 1977 sobre normas electorales.  

Dada la supremacía del PSOE en la década de los ochente algunos creyeron que los socialistas refundarían la democracia; pero el partido gobernante no solo mantuvo invariable el provisional sistema político acordado en la Transición sino que politizó el Poder judicial e intervino en la sociedad civil para desarmarla. Si los socialistas hubieran preferido la ruptura total con el régimen franquista anterior, hubieran podido llevarla a cabo, democráticamente, con su amplia mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados, durante la legislatura 1982-86; pero prefirieron consolidar la partidocracia en vez de instaurar una verdadera democracia devolviendo la soberanía popular a los ciudadanos mediante la elección directa de los diputados del Congreso en distritos uninominales.



La salud de un país democrático está directamente relacionada con la garantía de la separación de poderes. No hace falta teorizarlo: es de primero de EGB de democracia. La separación de poderes es tan consustancial al sistema democrático como el sufragio universal, o más si cabe, porque el sufragio universal solo será el instrumento de una verdadera democracia en la medida en la que la separación de poderes esté garantizada”. Pero, dada la creciente tendencia a la corrupción que había en los partidos políticos la clase política prefirió que hubiera confusión de los poderes del Estado, para que estuvieran a la disposición de las cúpulas dominantes de los partidos.

Un caso paradigmático de corrupción fue el escándalo de la denuncia de soborno que el 21 de septiembre de 1981 hizo al alcalde de Madrid el secretario general del PSOE de Madrid y teniente de alcalde del Ayuntamiento Alonso Puerta, quien acusó a dos concejales socialistas de esa Corporación municipal del cobro de comisiones por la concesión de la contrata de recogida de las basuras.

 Entonces, al escuchar a A. Puerta el socarrón alcalde, Enrique Tierno Galván, le respondió, con su proverbial retranca: “Sosiéguese, Puerta, y recapacite; se diría que ha desayunado tigre”. El alcalde ni se interesó por las pruebas ni preguntó detalles. Muy al contrario, visiblemente molesto, manifestó su desdén por la insólita salida de tono: todos los socialistas del consistorio sabían muy bien que las comisiones ilegales por adjudicación de contratas, o por recalificación del suelo, formaban ya parte del comportamiento habitual de los ayuntamientos "democráticos".  

Yo fui testigo personal de la valiente denuncia que hizo el honrado concejal Alonso Puerta, sobre ese soborno por cobro de comisiones. Entonces yo era concejal por UCD del ayuntamiento de Madrid y fui miembro de la Comisión de Investigación que fue creada por el pleno de la Corporación municipal para esclarecer los hechos relativos a esa denuncia de corrupción por cobro de comisiones. Por ello tengo fotocopias de documentos sobre el tema. Por supuesto, en la comisión de investigación -donde había mayoría de concejales socialistas más comunistas- no se llegó a ninguna resolución incriminatoria de los culpables, ni se aceptó siquiera la existencia de cobro de comisiones a cambio de la concesión de la contrata. En vano pidió UCD  la dimisión del alcalde de Madrid Enrique Tierno Galván.

En el caso a que me refiero, las comisiones fueron presuntamente pagadas por la empresa concesionaria de la recogida de basuras en Madrid; pero aunque las comisiones pudieron ser entregadas físicamente a ciertos concejales del PSOE, su destino final parece que fue la financiación de su partido político, no para el lucro personal de los concejales receptores. De esta forma se confirmó la financiación ilegal del PSOE en la ciudad de Madrid. Entonces se desacreditó el eslogan electoral del PSOE en 1979 que presumía de haber tenido “¡cien años de honradez!”, pues los guasones le añadieron “…y dos en los ayuntamientos”.



         La denuncia la realizó Alonso Puerta por honorabilidad y por discrepancia con la dirección nacional ejecutiva del PSOE que, al parecer, había puesto ya en marcha ese procedimiento ilícito de financiación del partido, a pesar de la oposición de algunos altos cargos socialistas. Consecuencia de la denuncia de Alonso Puerta fue que los órganos disciplinarios de su partido acordaran su suspensión de militancia el 26 de septiembre de 1981. Además el 8 de octubre siguiente tuvo lugar la posterior dimisión de otros tres concejales socialistas del ayuntamiento de Madrid por solidaridad con el denunciante.  ¡Así de democráticamente actuaban ya entonces las cúpulas de los partidos con los discrepantes con sus órdenes, fuesen o no legales!.

Se consolidó así la corrupción sistémica del cobro de comisiones por concesiones de contratas a las empresas, que anteriormente ya había sido iniciada por el partido comunista en las recalificaciones de suelo y que se contagió entonces al PSOE. Esas prácticas  corruptas acabaron extendiéndose también a UCD y, posteriormente, a Alianza Popular y al Partido Popular cuando, tras su creación, consiguió tener puestos directivos en los ayuntamientos y en otras administraciones. A partir de entonces, cualquier concejal honrado que se opusiera al cobro de comisiones para su partido, sería expulsado o no sería incluido en las siguientes listas cerradas y bloqueadas electorales. 

Otros concejales socialistas del ayuntamiento de Madrid, a diferencia de A. Puerta, acataron aparentemente -más o menos gustosamente- la instrucción que se les imponía sobre cómo allegar fondos para financiar el PSOE. Entre ellos, José Barrionuevo, quien posteriormente llegaría a ser ministro de Interior y responsable de los GAL, procesado y condenado a 10 años de prisión, y Joaquín Leguina quien, a partir de ese momento, se convirtió en el jefe del grupo socialista en el Ayuntamiento (el alcalde Tierno Galván se limitaba a “dejar hacer”) y pronto accedió al puesto vacante de secretario general del PSOE en Madrid. Posteriormente, al crearse la Comunidad Autónoma de Madrid, Leguina fue designado por su partido presidente de la Autonomía madrileña. En la partidocracia la obediencia ciega se remunera generosamente.

Desde luego, la cúpula nacional del PSOE castigó duramente a Alonso Puerta y, en cambio, premió a otros concejales su dócil obediencia, que era muy meritoria porque se trataba de un asunto inconfesable. ¡Los caciques políticos siempre someten o destruyen a sus adversarios!. De allí en adelante todos los socialistas tomaron nota de que ¡”el que se mueva, no sale en la foto”!. Y la corrupta financiación del PSOE (y de otros partidos) mediante el cobro de comisiones por concesión de obras, servicios, licencias o recalificaciones se fue generalizando convirtiendo en corrupto al propio sistema partidocrático.

Por  supuesto, ante ese panorama, yo y muchas personas más, abandonamos la política de la corrupta partidocracia y nos dedicamos al honrado ejercicio de nuestras profesiones privadas. 

Además, para proteger individualmente a los políticos corruptos y para garantizarles la impunidad en la medida de lo posible fue necesario adoptar también una serie de medidas legislativas como el aforamiento de la mayoría de los cargos políticos y, sobre todo, la colonización y el sometimiento de la Justicia por los partidos haciendo que la carrera profesional de los jueces dependa de su benevolencia sobre los comportamientos de los políticos, dada la consolidación de la corrupción sistémica. El amenazador slogan: "el que se mueva no sale en la foto", no solo se aplicaría a los políticos, también se extendió su aplicación a la Justicia, y los jueces y fiscales tomaron nota de que sus carreras profesionales dependen de su actitud ante las actividades de los políticos y de los partidos.




Por ello, el mayor atentado contra la democracia española no tuvo lugar en el autogolpe de Estado del 23-F, porque fue otro que se llevó a cabo -¿democráticamente?- cuando el Parlamento aprobó la Ley Orgánica 6/1985, de 1 de julio, del Poder Judicial. Al tratarse de una ley orgánica tuvo que ser aprobada por mayoría cualificada, lo que hacía necesario que, como mínimo, también el mayor partido de la oposición votara favorablemente el proyecto de ley aprobado previamente por el Gobierno. La Ley del Poder Judicial salió adelante con el voto favorable de los principales partidos, pues a la partidocracia española le interesaba politizar la Justicia, aunque se resintiera la división de poderes en nuestro Estado de Derecho. En ella se estableció que la mayoría de los miembros del Consejo General del Poder Judicial, el órgano de gobierno de los jueces, serían elegidos por el Congreso y por el Senado; lo que exige un consenso entre los partidos mayoritarios. Se consolidó entonces la colonización y el sometimiento de la Justicia a los partidos políticos, lo que era necesario para obtener una mayor impunidad a los crecientes casos de corrupción de los partidos.

En la legislatura que se inició en 2012, con mayoría absoluta del PP, su ministro de Justicia Alberto Ruiz Gallardón hizo aprobar una reforma legislativa por la que la totalidad de los miembros del CGPJ debían ser elegidos por las Cortes; por lo que actualmente los principales jueces y magistrados dependen, de hecho, de los partidos políticos. Por ello, los políticos corruptos, que suelen ser aforados, quieren ser juzgados por el Tribunal Supremo, cuyos miembros están más politizados que los simples jueces de primera instancia, por lo que son más comprensivos y menos rigurosos al juzgar las corrupciones políticas, tal vez por su carácter sistémico.

 Si se tiene en cuenta, además, que en el artículo 159.1 de la Constitución de 1978 se establece que “el Tribunal Constitucional se compone de 12 miembros nombrados por el Rey; de ellos, cuatro a propuesta del Congreso por mayoría de tres quintos de sus miembros; cuatro a propuesta del Senado, con idéntica mayoría; y dos a propuesta del Consejo General del Poder Judicial”, resulta que los miembros del Tribunal Constitucional, lo mismo que los miembros del Consejo General del Poder Judicial son elegidos por los diputados y senadores, es decir, por el Poder Legislativo; o sea, en último término por los partidos mayoritarios que, de esta forma, han invadido los órganos supremos de la Justicia en España, politizando el Poder Judicial. Más aún, los medios para el ejercicio de la justicia han de ser facilitados por el Ministerio de Justicia y, en su caso, por las Comunidades Autónomas. 

 El Poder Judicial en España depende del Poder Legislativo y del Poder Ejecutivo tanto en su estructura como en su funcionamiento; o sea, en último término depende de los partidos políticos, que han intervenido y politizado la Justicia en su propio beneficio, degradando la democracia. Los tres Poderes integrantes del Estado dependen de la partidocracia avasalladora, y no solamente del partido gobernante.

 Ante la creciente y generalizada corrupción los partidos han eliminado controles y han domesticando a los medios de comunicación... con dinero o favores. Se ha creado así un sistema clientelar de intercambio de favores, en un entorno social  dependiente de un régimen sometido a la arbitrariedad de los jefes de partido. Además, una gran parte del dinero malversado en las comisiones, que debería ser para financiar a los partidos, suele desviarse hacia las cuentas particulares de algunos políticos bien situados o de los tesoreros o gerentes de los partidos, dadas las relaciones de chantaje que se van estableciendo, en un marco donde impera la ley del silencio. Los partidos miman a sus militantes que son cogidos in fraganti para que no "canten" y se descubra el alcance de la trama corrupta.

      En España la corrupción es sistémica, porque está en el ADN de su organización institucional, donde una trama integrada por un pequeño número de agentes y grupos de intereses controlan la economía y la política. O, mejor dicho, la corrupción es el sistema. La corrupción está generalizada porque existe un sistema de acceso restringido.
        



        Además hay que subrayar el corporativismo que se manifiesta en la reacción de los partidos ante las corrupciones de sus adversarios. Para ello voy a recordar que hubo un tiempo en el que el prepotente PSOE gobernante se vio afectado por uno de los escándalos financieros más sonados de la historia política nacional: el “caso Filesa”. La noticia saltó el 29 de mayo de 1991, cuando varios medios de comunicación acusaron al PSOE de financiación irregular a través de las empresas Filesa, Malesa y Time Export. El caso llegó al Tribunal Supremo, que dictó sentencia el 28 de octubre de 1997. Ocho personas fueron condenadas por esta trama, que servía como una tapadera para ingresar dinero en las arcas del PSC y, por ende, en las cuentas del PSOE. Al diputado Carlos Navarro y a los responsables de Filesa, Luís Oliveró y Alberto Flores, el supremo les condenó a pena de 11 años de prisión  cada uno, aunque no llegaron a cumplirlas de forma íntegra, ya que obtuvieron en diciembre del año 2000 un indulto parcial, concedido por el Ejecutivo de José María Aznar, de tal forma que se redujeron a la mitad las condenas que hoy ya están extinguidas. En aquel momento, los tres disfrutaban del tercer grado penitenciario. Aquel indulto se extendió a un total de 1.443 condenados y fue el de mayor peso político concedido por un Gobierno desde la Transición. El resto de procesados en el “caso Filesa” pagaron multas y cumplieron penas menores. 

En fin, existe un último recurso para salvar a los corruptos: es el indulto al reo de corrupción que los Gobiernos conceden generosamente a los condenados por sentencia firme pertenecientes a diversos partidos, pues se ayudan unos partidos a otros, sobre todo los mayoritarios, cuando se trata de tapar sus propias corrupciones. El presidente Aznar indultó a los corruptos del PSOE por el "caso Filesa” en el año 2000. ¡Resulta enternecedor comprobar cómo el gobierno del PP fue comprensivo con las corrupciones del adversario PSOE por financiación irregular, e indultó generosamente a los corruptos!.  ¿Será tal vez que “favor con favor se paga” en la partidocracia española?. Eso parece deducirse también de la actuación del gobierno de Aznar y de los fiscales y jueces, que prefirieron ignorar las consecuencias penales del caso Banca Catalana, que tanto afectaban a Jordi Pujol y a otros nacionalistas catalanes.


Sin embargo en la actualidad, tal vez por la crisis del bipartidismo y la aparición de nuevos partidos, observamos que los viejos partidos, ante el descubrimiento y divulgación de sus corrupciones, reaccionan con una excusa que cada vez resulta más cansina e infantil: recurren acusatoriamente al "y tú más", que en absoluto los justifica y que confirma que la generalizada corrupción política es característica del partidocrático sistema político español; así como a la excusa de que son casos aislados de personas delincuentes que siempre hay en las grandes empresas u organizaciones.

           Para conseguir una completa regeneración política que elimine la dictadura de los partidos y el nefasto caudillaje caciquil de sus líderes, es preciso que haya un decisivo rearme de una sociedad civil capaz de obligar a los partidos a un cambio radical con el objetivo de desmantelar la partidocracia e instaurar en España una verdadera democracia, devolviendo la soberanía popular a sus únicos propietarios: los ciudadanos, la gente. Desde luego, este cambio ha de comenzar con el logro de un objetivo estratégico: una modificación sustancial de la legislación electoral que permita a los ciudadanos elegir directamente a sus representantes políticos en distritos unipersonales; es decir, al llamado diputado de distrito.

            En todo este proceso la sociedad civil, organizada en movimientos y plataformas,  tendrá que intensificar cada vez más la presión a los partidos políticos y proponer una eficaz política por objetivos con el fin de profundizar en la regeneración política y conseguir la auténtica democratización, acometiendo para ello las reformas que sean necesarias de nuestra obsoleta Constitución. ¡España tiene que dejar de ser una partidocracia!. A los partidos inmovilistas que se opongan a esos objetivos, los ciudadanos tendremos que boicotearlos dejándoles de votar, porque ya somos mayores de edad políticamente y no necesitamos ni aceptamos la nefasta tutela de los partidos ni sus listas cerradas y bloqueadas de candidatos.



 La nueva política debería ser radical y establecer un sistema de libre acceso basado en el mérito, la capacidad y el esfuerzo, con instituciones objetivas y neutrales. Los políticos deben ser elegidos directamente por los ciudadanos en distritos uninominales, en lugar de ser propuestos por los partidos en listas cerradas y bloqueadas. Los nuevos partidos: Podemos, Ciudadanos, ...solo quieren integrarse en el sistema existente, en la partidocracia, en la clase extractiva, para participar en el reparto del pastel, pues no quieren adoptar todas, o al menos la mayoría, de las medidas que se relacionan seguidamente, y que permitirían eliminar la corrupción.


          En fin, dado que la corrupción es sistémica, para erradicarla es preciso adoptar, entre otras, las siguientes medidas:

1) Decretar la total ilegalidad de la financiación irregular de los partidos, completando lo que ya se ha legislado en este sentido.

2) Eliminar el aforamiento de los representantes políticos electos y de los cargos públicos.

3)   Inhabilitar de por vida a los corruptos para el ejercicio de cargos públicos.

4) Cambiar la Ley Electoral para que sean los ciudadanos los que elijan directamente a sus representantes políticos en distritos uninominales en primera vuelta o, si es preciso, en segunda vuelta.  Hay que instaurar el diputado de distrito. 

5)  Mientras que no se modifique la Ley Electoral y continúen siendo los partidos los que propongan a los candidatos políticos, la obligación de devolver lo robado por los corruptos debe ser no solo del culpable material del delito sino también, con carácter subsidiario pero obligatorio, del partido que lo incluyó en la correspondiente lista cerrada y bloqueada electoral.

6)  Aplicar efectivamente lo que dice la Constitución sobre la elección de los miembros del CGPJ que en su mayoría (12 de los 20 miembros) deben ser elegidos por los propios jueces, no por los partidos. Actualmente todos sus miembros son elegidos por los partidos políticos.

7)  Cuando en un solo partido concurran numerosos casos de corrupción, aunque sean personales, los jueces podrán declarar al partido ilegal por ser una banda organizada para delinquir, tras sancionarlo con una gran multa proporcional a lo defraudado. 

8)  Reformar los estatutos de los órganos de control para que sean independientes de la actuación de los partidos y de los cargos públicos, para que sean autónomos y verdaderamente independientes.

9)  Prohibir la concesión de indultos a los políticos condenados por corrupción en sentencia firme
    


En todo caso, para que nuestro sistema político deje de ser partidocrático y se convierta en una verdadera y satisfactoria democracia, hay que exigir que se instaure el mandato personal, expreso y concreto, de los votantes sobre sus representantes mediante una reforma de la Ley Electoral que habilite la elección en circunscripciones uninominales del diputado de distrito, aunque sea en la medida de lo posible hasta que se modifique el artículo 68 de la vigente Constitución española.


                                                                        

                                                                             JOAQUÍN  JAVALOYS