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miércoles, 31 de enero de 2018

EL PDeCAT Y ESQUERRA ANDAN A NAVAJAZO LIMPIO

El portavoz del PDCAT, Carles Campuzano (d), y los diputados de ERC Gabriel Rufián (i) y Joan Tardá EFE


El cruce de durísimos reproches en privado contrasta con la sonrisa profident que exhibían este martes PDeCAT y Esquerra. Los primeros acusan a los segundos poco menos que de traidores, mientras que en Esquerra dicen que los ex convergentes son unos cobardes. Pintan bastos entre los separatistas.

Suena el teléfono

Antes de proceder al aplazamiento del pleno que, en teoría, tenía que investir de manera mágica, virtual, telepática o vaya usted a saber al fugadísimo Carles Puigdemont, el presidente de la cámara catalana Roger Torrent, ya saben, el Bello Roger, intentó hablar con el cesado por teléfono. Una de dos, o la cobertura en Bélgica es de chichinabo o este no quiso cogerle la llamada, porque Torrent lo intentó hasta cuatro veces. Como el del flequillo sabía lo que le iba a decir, optó por su estrategia habitual: esconderse para, después, hacerse el ofendido.


Los de Puigdemont, empezando por él mismo, están muy cabreados con la postura adoptada por el presidente del Parlament. Contaban com montar uno de sus recurrentes espectáculos en los que la oposición abandona el hemiciclo, ellos proclaman repúblicas evanescentes o presidentes fantasmas, lo mismo da que da lo mismo, para, finalmente, cantar Els Segadors henchidos de patriotismo a mayor honra y gloria de la ex Convergencia. Ah amigo, pero en Esquerra están muy quemados y dicen que cuando Puigdemont lleve en la trena el tiempo que Oriol Junqueras lleva, hablarán de jugarse la libertad. Según un diputado de Esquerra “Desde Bruselas, yo también digo muchas cosas, que venga aquí y ja en parlarem”. Normal.

Porque la amenaza que pesaba sobre los que prestasen su concurso a una investidura ilegal era muy real y muy concreta. La justicia no dejaba resquicio ni a la duda ni a la interpretación torticera. Carme Forcadell fue de las primeras que avisó a Torrent: “No seas tonto, mira como he acabado yo”, palabras que no cayeron en saco roto visto lo visto. Los republicanos tienen la mosca detrás de la oreja respecto a sus ex socios convergentes, y no sin razón. Aseguran que están llevándose todos los méritos, mientras que ellos – recordemos que quedaron tercera fuerza política el pasado 21-O, por detrás de Ciudadanos y JuntsxCatalunya – solo se están llevando los palos.

Pero si homérico es el enfado de Esquerra, no es menor el que tienen de los del PDeCAT. Que Elsa Artadi, valida de Puigdemont y profeta suya en esta tierra de infieles que es la Cataluña post proceso, diga que ni ella, ni el expresident, ni los miembros de la Mesa sabían nada acerca del aplazamiento son palabras mayores cuando se sabe interpretar la fraseología de este personal. Indignadísima, lo manifestaba con esa expresión facial que los catalanes llamamos carade diumenge, de domingo, a saber, la que exhibimos la fiesta dominical cuando salimos a la calle a comprar el diario y el tortell con una expresión de enfado supino, de cabreo monumental, de auténtico asco. Indignados con el mundo, vamos.
"Les sienta como una patada en el hígado probar su propia medicina, a saber, que se hagan las cosas sin pedirles opinión"
Otro cabreado, ya que estamos, ha sido el vicepresidente primero de dicha Mesa, de JuntsxCatalunya, Josep Costa, que ha hecho constar en acta que él, personalmente, se había enterado del aplazamiento a través de los medios de comunicación.

La consigna repetida a lo largo de este martes ha sido, por parte de los ex convergentes, que nadie les ha consultado, que estas cosas son impropias, que es un desaire y que, si bien Torrent ha dejado claro en su declaración institucional que defendía a Puigdemont, el aplazamiento no podía conducir a nada más que al entorpecimiento de lo que ellos, pomposamente, denominan “el restablecimiento del Govern legítimo catalán”. Vamos, que les sienta como una patada en el hígado probar su propia medicina, a saber, que se hagan las cosas sin pedirles opinión.

¿A río revuelto, ganancia de Puigdemont?


El distanciamiento entre ambas formaciones separatistas se ha hecho público, aunque ya lleva cociéndose hace meses, especialmente desde el ingreso en prisión de algunos miembros del Govern cesado.

Tiene un aspecto interesante desde el punto de vista del análisis político: mientras que los herederos de Jordi Pujol y Artur Mas quieren tirar por la calle del medio, porque Puigdemont lo único que desea a día de hoy es crearse una imagen de mártir que poder rentabilizar de cara a su futuro político, aunque para eso tenga que llevarse a todo un país por delante, los de Esquerra están en una fase más conciliadora, de apaciguamiento. Entiéndanme, ni los unos ni los otros son menos separatistas que hace tres meses. Lo que sucede es que, mientras el fugado se pasa la vida entre conferencias, declaraciones, óperas, langostas y champagne, los otros están pasando las del beri, teniendo que lidiar aquí con cárcel, presiones y una justicia que, aunque lenta, les está costando evitar más de lo que pensaban.

Todo el mundo admite privadamente que la situación es, ciertamente, imposible y que se acabará yendo a unas nuevas elecciones, de ahí ese interés que tiene el fugado en quedar ante su electorado como el pal de paller del proceso. Al electorado estelado le complace más las bravuconadas de este gachupín que el misticismo llorón de Junqueras, como se ha visto. Es un sector de catalanes que se harta de decir que si Franco, que si las dictaduras, que si el fascismo, pero se le cae la baba cuando su líder exhibe comportamientos más propios de un dictador que de un político razonable y homologable al resto de los dirigentes europeos. El nacionalismo es así, totalitario al fin y a la postre.
Puigdemont lo sabe y por eso desea convertir las próximas elecciones, no en un refrendo por la independencia, sino en un plebiscito alrededor de su persona, sin Esquerra ni nada que le estorbe en sus propósitos. Ese caudillaje es lo que más irrita a lo republicanos, que ven - ¿ahora se dan cuenta? – hasta que punto han sido los tontos útiles en aquella ficción que nos repetían hasta la náusea acerca de que el proceso era algo transversal.

De ahí que las estrategias de las dos formaciones, antes socias y ahora enemigas, sea ver como fastidian al otro. Puro navajeo. Esquerra lo tiene mejor en el sentido operativo. Con Torrent al frente de la cámara catalana puede iniciar una guerra de desgaste mediante aplazamientos, evacuación de consultas, recursos y todo lo que contribuya a ir dejando cada vez en mayor evidencia que si existe un problema en Cataluña es porque hay un tipo en Bruselas que antepone su egomanía al interés general.

Por parte del PDeCAT su artillería ha empezado a disparar en la dirección que consideran más adecuada, que no es otra que decir que Puigdemont es el president legítimo y que todo lo que sea entorpecer su nombramiento va en contra de los intereses de Cataluña y la independencia. Es una vieja táctica convergente, aquella que rezaba que, si te metías con Pujol, te metías con Cataluña, pero no por vieja es menos eficaz; siempre da resultado, porque su clientela es la misma.

A todo esto, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, este martes los Comités de Defensa de la República han roto limpiamente el cordón policial que los Mossos tenían dispuesto alrededor del Parque de la Ciudadela – menuda novedad -, plantándose ante las puertas del Parlament mientras proferían gritos de “Visca Terra Lliure”, la organización terrorista catalana, o “Si no investís al president ocuparemos el Parlament”. Añadamos que el diputado de las CUP Carles Riera estaba en primera fila., gritando como los demás, henchido de fervor revolucionario y con la tranquilidad que da cobrar un buen sueldo a costa del erario público. Todo muy democrático. Con este patio, no es de extrañar que incluso la gente de Esquerra esté echando el freno, aunque sea solamente por tacticismo.
Imaginen a que punto ha llegado la cosa. Esquerra, más moderada que Convergencia, aunque solo sea para salvar su trasero. Cosas veredes, amigo Sancho.


                                                                                        MIQUEL GIMÉNEZ  Vía VOZ PÓPULI 

¿Cómo vencieron los 168 españoles de Pizarro a 30.000 incas? Una nueva visión

El historiador y especialista en la conquista de América Esteban Mira Caballos ofrece en su último e imponente libro una interpretación renovada de la vida del trujillano


Óleo de Juan Lepiani que representa la captura de Atahualpa en Cajamarca (1532)


La hueste sumaba 62 hombres a caballo y 106 infantes, 168 soldados en total al mando del gobernador Francisco Pizarro. Enfrente se apiñaban más de 30.000 incas adiestrados y experimentados tras largos años de guerra civil. La comitiva de Atahualpa era tan extensa que había tardado más de cuatro horas en recorrer una distancia de apenas una legua hasta la plaza de Cajamarca, donde les esperaba el exiguo contingente de españoles. "Muy pocos, pero bien preparados psicológicamente, persuadidos de que el más pequeño paso atrás sería interpretado como un signo de debilidad y les costaría la derrota y la vida". La escena ocupa un lugar central en el último libro del historiador Esteban Mira Caballos: 'Francisco Pizarro. Una nueva visión de la conquista del Perú' (Crítica, 2018). "Dicho y hecho, el trujillano dio la señal de ataque, dando comienzo una verdadera orgía de sangre, aullidos, griterío y lamentos, en lo que constituyó uno de los sucesos más luctuosos de toda la conquista".

"Al tiempo que Pedro de Candía hacía rugir sus cuatro piezas de artillería, Juan de Segovia y Pedro de Alconchel hacían sonar sus trompetas mientras que los caballos, cargados de cascabeles, irrumpían. El estruendo fue tan ensordecedor que los naturales debieron sospechar que sus oponentes eran efectivamente dioses sedientos de sangre. En medio del desconcierto, un grupo de hombres liderados por el gobernador se abrieron paso hasta llegar a los señores portados en andas, el señor de Chincha y Atahualpa. Juan Pizarro y Francisco Martín de Alcántara hirieron de muerte al señor de Chincha, mientras que el gobernador con otros hombres prendieron a Atahualpa, acuchillando a sus porteadores que, pese a ello, no le dejaron caer mientras tuvieron fuerzas. Finalmente, las andas se desplomaron, dando el monarca con sus reales huesos en el suelo, al tiempo que el gobernador amenazaba de muerte al que le infligiese algún daño. Desde ese momento, la élite del ejército estaba muerta o presa; tomada la cabeza, la derrota de la tropa en plena espantada no fue difícil. Cuentan los cronistas que la mayor parte perecieron atropellados y pisoteados por sus propios congéneres. En algunas zonas se embolsaron cientos de personas formando auténticas montañas humanas. (...) La derrota del ejército de decenas de miles de personas a manos de un puñado de extranjeros se había consumado".

'Francisco Pizarro'. (Crítica)
'Francisco Pizarro'. (Crítica)


Tras sopesar las crónicas de la época, Esteban Mira Caballos valora en más de 2.000 las bajas sufridas por el inca. Ni un solo español murió. ¿Por qué Pizarro capturó a Atahualpa y mató a tantos de sus seguidores en lugar de que las fuerzas inmensamente más numerosas de Atahualpa liquidaran a Pizarro y los suyos? Las explicaciones habituales describen a un inca que minusvaloró a unos españoles de muy superior tecnología militar y que, a diferencia de él, contaban con la experiencia de Hernán Cortés en México para saber exactamente lo que había que hacer: capturar al rey dios y esperar a que seguidamente sus súbditos se desmoronasen.. En 'Armas, gérmenes y acero', el célebre antropólogo Jared Diamond concluía: "No solo Atahualpa carecía de la menor idea de los propios españoles, y de toda experiencia personal de cualquier otro invasor exterior, sino que ni siquiera había oído (o leído) acerca de amenazas semejantes a cualquier otra persona, en cualquier otro lugar, en cualquier época anterior de la historia. Aquella diferencia de experiencias alentó a Pizarro a tender su trampa y a Atahualpa a caer en ella".

Y sin embargo, explica Mira Caballos, tales explicaciones no son del todo precisas. Hubo algo más.

Ni menosprecio ni falta de previsión


En su excepcional biografía de Francisco Pizarro, Mira Caballos defiende que el caso de Atahualpa tiene poco que ver en realidad con el de Moctezuma. Mientras el azteca recibió con auténtico terror a los hombres de Hernán Cortés, a los que creía sinceramente dioses, el inca era un hombre inteligente, según lo describen los cronistas, que acudió a la celada de Cajamarca con más curiosidad que miedo, seguro de vencer a aquellos pobres tipos a los que, sin embargo, no infravaloró. Antes realizó un minucioso seguimiento mediante espías desde su irrupción en las fronteras del imperio, les puso todo tipo de trampas en su camino, desde el desvío de los cauces de los ríos hasta la rotura de la calzada, y por último"no escatimó esfuerzos, pues se presentó con el grueso de su ejército en perfecta formación de combate". No fue su orgullo la causa de su derrota sino una serie de errores tácticos que los españoles no dejaron escapar.

El tercer error del inca fue empinar el codo. Antes de llegar, Atahualpa se había puesto ciego a chicha en los baños termales de Pultumarca

Atahualpa cometió tres errores decisivos. El primero fue evacuar la ciudad y acudir a un encuentro con los españoles que se cerró en torno suyo como una trampa mortal. De haber permanecido allí, explica Mira Caballos, podría haber aniquilado fácilmente a tan reducido grupo de extranjeros. El segundo error del inca pasó por presentarse en Cajamarca en unas imponentes andas sostenidas por 80 nobles, una posición muy visible y temeraria que hizo la mitad del trabajo a unos contrincantes decididos a apresarle a toda velocidad; nunca imaginó que pudieran siquiera acercarse. ¿El tercer error? Empinar el codo. Seis kilómetros antes de llegar, Atahualpa se había puesto ciego a chicha en los baños termales de Pultumarca, "lo que favoreció su pasividad, y por tanto, su escasa resistencia ante su captura".

El resto es conocido. La captura del inca y de su rescate a cambio de un gigantesco tesoro al que accedió solo para ser posteriormente ejecutado, el largo camino hacia la capital imperial de Cusco, conquistada sin mayores contratiempos el 15 de noviembre de 1533, y la tenaz resistencia inca que despertó virulentamente los años posteriores. Al finalizar su biografía, Esteban Mira Caballos evita sabiamente moralinas tan del gusto de nuestro tiempo como extemporáneas a los hechos narrados: "Se enfrentaron dos mundos distintos pero igualmente feroces, cuyas cabezas visibles fueron dos guerreros curtidos en experiencias sangrientas: Atahualpa y Francisco Pizarro. Solo uno podía sobrevivir y lo hizo el segundo, comenzando así el desmoronamiento de Tahuantinsuyo".



                                                                                DANIEL ARJONA   Vía EL CONFIDENCIAL

PUIGDEMONT Y EL ALMA DEL ARTÍCULO 155

Mientras Puigdemont insista en alargar su agonía, el 155 seguirá vigente

 
Carles Puigdemont y Oriol Junqueras, en la Generalitat en una imagen del pasado julio - INÉS BAUCELLS

 

 

El niño mago Harry Potter vive la maldición de tener dentro un pedazo del alma de su enemigo Voldemort, de modo que cuando más crece y se fortalece, más fuerte se hace Voldemort, y más capacidad operativa posee.
Puigdemont es el alma del artículo 155 y de su aplicación en Cataluña, y mientras insista en alargar su agonía, el 155 seguirá vigente. Los antagonismos no solo se tocan, sino que se benefician. Puigdemont puede dedicarse tanto como quiera a trolear al Estado desde Bruselas, en ese plano ficcional en que el independentismo ha basado siempre su acción y su estrategia. Nunca los independentistas se han tomado la independencia en serio, como un objetivo político a conseguir, y ellos mismos han sido los que se han inventado excusas y pretextos para evitarla cuando más cerca parecían tenerla.
Fue Mas y no el presidente Rajoy quien vació de contenido político el simulacro del 9 de noviembre de 2014, y fue Esquerra, y no el Gobierno, quien, siendo perfectamente consciente de aquel monumental fraude a los propios independentistas, le dio cobertura porque tenía más complejo de inferioridad respecto de los convergentes que esperanza en su proyecto político secesionista. Fue Puigdemont y no el Tribunal Constitucional quien el 8 de octubre amagó con proclamar la independencia y la dejó en suspenso; y también Puigdemont, y no Soraya quien tenía pensado convocar elecciones autonómicas, y también él, y no el juez Llarena quien tras declarar una independencia de mentirijilla se fue de fin de semana en lugar de sostenerla, defenderla y aplicarla.

Bruselas

Hoy Puigdemont puede continuar haciendo la mona desde Bruselas con la inestimable colaboración de Esquerra, que por motivos más allá de cualquier comprensión, se presta a hacer de carne de cañón de los convergentes, pagando el precio de las gamberradas de sus hermanos mayores con humillantes derrotas electorales y hasta con la cárcel. Puigdemont es el alma del 155 y Esquerra sus vísceras.
Puigdemont y su entorno están comodísimos en el simulacro permanente, en el victimismo a distancia, en la épica sin tener que pagar el precio. Esquerra no está en absoluto satisfecha con el tristísimo papel de estraza que le ha tocado, pero está tan acomplejada y tiene tanto miedo de decirle la verdad a sus votantes -como los padres que no se atreven a regañar a sus hijos porque temen que dejen de quererlos- que acepta farfullando pero con resignación su rol demoledor: a veces parece que va a rebelarse, amaga con ello incluso con alguna declaración pública, pero al final se desdice y cede.
En este contexto es como mejor se entiende el aplazamiento de la investidura de Puigdemont que anunció ayer el presidente del Parlament, Roger Torrent: ganar tiempo dando las vueltas del perro antes de echarse a dormir; queremos soltar el lastre Puigdemont pero que no se nos note; siempre más complejo de inferioridad que voluntad; siempre más cobardía que política; y esa pirotecnia verbal de la democracia, la dignidad y los derechos cínicamente disparada contra España cuando la única guerra que realmente han librado Esquerra y Convergència desde la recuperación de la democracia es la que tienen entre ellos.
Pujol despreció siempre a los republicanos, el tripartito fue la vengaza a este desprecio, y entre Junqueras y Mas, y posteriormente entre Junqueras y Puigdemont, ha habido no más que recelos, juego sucio -sobre todo por parte de los convergentes- y las tragaderas enciclopédicas de ERC.
Continúa la partida estrictamente local, puramente tribal entre Esquerra y Convergència. No es el Constitucional, ni el reglamento, ni los letrados de esta camara o de aquella. Es el tam-tam del odio fratricida, es Puigdemont alimentando el artículo 155 y su aplicación indefinida para continuar con vida, y es Esquerra que no osa decir la verdad a sus votantes y permanece rehén de Convergència y de sus propias mentiras.
También el Estado se beneficia de todo ello. En primer lugar, en la defensa de los intereses de todos los catalanes: nunca la Generalitat había pagado tan al día como ahora que está intervenida, ni tampoco el dinero público se había usado para su verdadera finalidad tanto como hoy.
La convivencia es plena y tranquila en Cataluña, el 155 ha sido un bálsamo para las heridas, su aplicación ha sido tan discreta como efectiva, y hasta a los independentistas les ha mejorado la calidad de vida: de un lado tienen una administración que les funciona al día y del otro gasolina para su más fatuo, azucarado y -por lo visto- tan satisfactorio victimismo.
En segundo lugar, el presidente Rajoy y el Gobierno tienen el control efectivo de Cataluña, y cuando dejen de sobrerreaccionar por las tonterías de Puigdemont y sus muchachos, y por la verborrea federica, contra la que tendrían ya que estar curtidos, se darán cuenta de que al final de cualquier combate de boxeo hay uno que baila, que es el que ha ganado, y son ellos.

 

CONSIDERACIONES A UN JOVEN ASPIRANTE A POLÍTICO

"El que una aberración como la ideología de género esté siendo aprobada por abrumadores mayorías, que con frecuencia como acaba de suceder en Andalucía, llega a la unanimidad, me indica que, tenemos una clase política que, al menos en cuestiones de moralidad y sentido común, está gravemente enferma."


Pedro Trevijano


¿Qué es lo que yo le diría a un joven que un día me diga: “Desearía ser político, ¿cuál sería su consejo?”? Lo primero que se me ocurre es preguntarle para qué quiere ser político: ¿para hacerse un porvenir? ¿Para servir a su país? ¿Para ambas cosas?

Por supuesto pienso que, al menos en nuestro país, pero me parece que en muchos otros sucede lo mismo, los políticos se han ganado a pulso su desprestigio. El que una aberración como la ideología de género esté siendo aprobada por abrumadores mayorías, que con frecuencia como acaba de suceder en Andalucía, llega a la unanimidad, me indica que, tenemos una clase política que, al menos en cuestiones de moralidad y sentido común, está gravemente enferma.

Y sin embargo, el campo de la política es muy importante. Uno puede pensar que puede pasar de la política, pero ella no prescinde de nosotros y puede destrozarnos la existencia. Muchos alemanes honrados pensarían que a ellos no les interesaba la política, con el resultado que un grupo de canallas se adueñaron del poder y tuvimos la Segunda Guerra Mundial. Los gobiernos están tomando constantemente decisiones que nos afectan con consecuencias para nosotros. Por ello, cuando me he encontrado con jóvenes con inquietudes políticas siempre les he dicho que, si estaban dispuestos a ser fieles a sus principios religiosos y morales, entrasen en la vida pública, donde desde luego necesitamos personas honradas.

Pero también me parece importante que, para salvaguardar esa honradez, no suele ser buena una dedicación exclusiva a la política, porque existe la disciplina de partido, en la que con gran frecuencia no se respeta la libertad ni la objeción de conciencia, y entonces se obliga al parlamentario a votar inmoralidades, como está sucediendo ahora en España con las leyes de ideología de género. Pienso que en el momento actual, al depender del dictado del partido, los parlamentarios son de las personas menos libres de nuestro país, aunque la Constitución en su artículo 67-2 diga: “Los miembros de las Cortes Generales no estarán ligados por mandato imperativo”. Pero ello se resuelve simplemente no poniéndoles en las listas en las elecciones siguientes.

Además, la vida política con frecuencia no abarca muchos años. No se me olvidará lo que me contó una empleada del Senado: se le presentó un senador porque iba a haber elecciones y él no figuraba en las listas. En un momento dado el senador se le echó a llorar, diciéndole: “Tenía un pequeño bufete y me defendía más o menos bien. Ahora tengo que volver a empezar y me siento sin fuerzas”.

El cristiano que entra en política no debe renunciar a sus principios cristianos y debe actuar en función de ellos, pero el propio Jesús, con su famosa frase “Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios” (Mt 22,21), establece la autonomía de la vida política con respecto a la religiosa. Pero esta autonomía no es independencia, sino autonomía, y por ello estamos obligados a respetar la dignidad y los derechos humanos. Las personas siempre son personas, nunca cosas ni objetos. Y eso sí que es exigible a cualquier persona y a cualquier partido político. Quien no respeta los derechos humanos es sencillamente un sinvergüenza, por emplear un término suave.

La fuente última de los derechos humanos no se encuentra en la mera voluntad humana, ni en el Estado o en los poderes públicos, sino en el hombre mismo y en Dios, su Creador. Estos derechos, además, son universales, porque los poseemos todos los seres humanos sin excepción; inviolables, en cuanto inherentes a nuestra naturaleza; e inalienables, porque no podemos privar de ellos a nadie, ni que nadie nos los quiten. En consecuencia son inmorales y un católico no debe apoyar a los partidos totalitarios, como nazis, comunistas, partidarios de la ideología de género, nacionalistas excluyentes y fanáticos de todo tipo, incluidos los fanáticos religiosos, es decir todos los que niegan la dignidad y los derechos de las personas y tratan de imponer sus ideas por la violencia o el terrorismo.

En resumen, a un joven que quiera ser político le diría: “Si estás dispuesto a defender los derechos humanos hasta el final, y especialmente tu libertad de conciencia, entra en política. En caso contrario, no. No necesitamos políticos corruptos".


                                                                   PEDRO TREVIJANO   Vía RELIGIÓN en LIBERTAD 

martes, 30 de enero de 2018

LA ÚNICA COMPETENCIA QUE HAY QUE ENSEÑAR EN LA ESCUELA

La función de la inteligencia no es conocer, sino dirigir la acción. Por eso, el objetivo central de la educación es mejorar la capacidad de cada alumno para tomar decisiones


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La semana pasada comenté que la pedagogía actual renuncia a educar personas y se contenta con educar competencias, destrezas o habilidades. Lo hace, tal vez, porque cree que intentar ir más allá supondría adoctrinamiento o meterse en camisas de once varas. Eso piensan los que dicen que la educación es cosa de la familia y que la escuela solo tiene que instruir. Es verdad que en todos los textos oficiales se habla siempre de "educación integral" o del "pleno desarrollo de la personalidad" o, como el Informe Delors, de “aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a vivir juntos y aprender a ser”. Pero pasar de esas propuestas generales a la concreción de los currículos resulta muy difícil.

En consecuencia, todo el mundo se ha lanzado a la búsqueda de las destrezas o competencias que se deben fomentar en la educación. La Unión Europea organizó el Proyecto DeSeCo para estudiarlas. Al final, propuso las ocho que están en las ultimas leyes españolas de educación. En el resto del mundo hay otras iniciativas. En Estados Unidos, por ejemplo, destacan el Marco de Aprendizaje del siglo XXI, del Partnership for 21st Century Skills, alianza forjada el año 2002 entre el Departamento de Educación y lideres educativos, empresariales y sociales; 'The Learning Curve 2014', elaborado por Pearson y The Economist Intelligence Unit, y un comité organizado por el National Resarch Council que se encarga de estudiar el “aprendizaje más profundo ['deeper learning']y las destrezas del siglo XXI”. El canadiense Michael Fullan encabeza la iniciativa New Pedagogies for Deep Learning. He recogido más datos en 'El bosque pedagógico'.

Hay un lema educativo que me parece irrebatible: debemos conocer para comprender, y debemos comprender para tomar buenas decisiones y actuar

Reconociendo la importancia de estas competencias, creo que son secundarias respecto a la gran jurisdicción que necesitamos fomentar y adquirir, y que resulta decisiva en los tiempos actuales, que van a ser —están siendo— de profundo cambio cultural. Para explicarla, tengo que recordar que la función de la inteligencia no es conocer, no es sentir, sino dirigir la acción. Todo lo demás —el conocimiento, las emociones, la motivación, la resolución de problemas, la elaboración de proyectos— está orientado al comportamiento. Por eso, el objetivo central de la educación es mejorar la capacidad de cada alumno para tomar decisiones. Esto implica el fortalecimiento de las estructuras psicológicas llamadas ejecutivas (atención, elección, planificación, realización, mantenimiento del esfuerzo, evaluación, etcétera). Pero, además, para tomar decisiones hace falta tener los conocimientos precisos, porque la ignorancia es mala consejera. No puedo tomar decisiones si no conozco el mundo.


Hay un lema educativo que me parece irrebatible: Debemos conocer para comprender y debemos comprender para tomar buenas decisiones y actuar. Como el campo de nuestras decisiones es muy variado —personal, afectivo, profesional, social, político, religioso, ético, etc.—, el conjunto de conocimientos que debemos adquirir es muy amplio. Esto es lo que debe dirigir la selección de asignaturas y de currículos. Y como los conocimientos inertes no sirven para nada, necesitamos adquirir las destrezas para operar con ellos, por ejemplo, la razón o la creatividad. Por último, es evidente que la toma de decisiones está influida por los estados emocionales que pueden sesgarla o impedirla. La indecisión, el miedo o el fanatismo son grandes obstáculos. Como dijo Baltasar Gracián, “de nada vale que el entendimiento se adelante, si el corazón se queda”.

Teoría y práctica


La psicología y la neurología están muy interesadas en el tema de la decisión. De hecho, es el objetivo de la 'neuroeconomía', pero con frecuencia el lenguaje nos juega una mala pasada, porque la palabra 'decidir' suele utilizarse para designar la elección de una alternativa, cuando esto es solo la primera etapa, pues lo importante es su realización. Reviso varios textos sobre el tema. Ninguno habla de la acción. Es fácil elegir hacer un régimen de adelgazamiento o dejar de fumar, pero es muy difícil ponerlo en práctica. La realización es lo que da consistencia a la elección. Decidir es, por lo tanto, iniciar la marcha. En un viaje, primero hay que elegir la ruta y luego emprender la navegación. 
En Occidente, la fascinación por el conocimiento teórico nos ha jugado malas pasadas, porque se ocupa de problemas teóricos, que son aquellos que se resuelven cuando se conoce la solución. En cambio, la vida tiene que ver con problemas prácticos, que son aquellos que no se resuelven cuando se conoce la solución, sino cuando se pone en práctica, que suele ser lo difícil. Me recuerda la anécdota del diplomático que decía: “El conflicto entre judíos y palestinos tiene una fácil solución. ¡Basta con que todos se comporten como buenos cristianos!”.

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Foto: iStock.

Basar la educación en una “teoría de la decisión emprendedora”, es decir, de la que conduce a la acción, nos permite integrar muchos aspectos: la teoría y la práctica, el conocimiento para elegir y las virtudes de la acción, la educación de la autonomía, la construcción de la libertad, la preparación para la vida, la conducta responsable. La acción sintetiza todas las competencias. Nuestras ideas y sentimientos pueden mantenerse en estado vaporoso hasta que cristalizan en la acción. Este enfoque nos sirve también para aclarar los métodos educativos a todos los niveles. ¿Cuál es el objetivo de la formación de un juez? Que pronuncie sentencias justas. ¿Cuál es el objetivo de la formación de un cirujano? Que realice con eficiencia sus operaciones. ¿Cuál es el objetivo de la formación de un docente? Que consiga que sus alumnos aprendan. ¿Cuál es el objetivo de la formación de un ciudadano? Que actúe cívicamente. En la escuela tenemos que ir acompañando al niño en su proceso de ir tomando sus propias decisiones, ganando sus propias batallas, ayudándole a hacerse cargo de su vida en buena forma.

No estoy diciendo nada nuevo, porque toda la práctica educativa, la teoría clásica de las virtudes y el pragmatismo filosófico han estado orientados a la acción, aunque el auge de la psicología cognitiva lo haya oscurecido. Recordar esa finalidad es especialmente urgente en este momento. Cada vez se habla más del impacto que van a tener en la sociedad los potentes sistemas de inteligencia artificial. El ser humano no puede competir con su capacidad de manejar información. Incluso podremos delegar en ella para 'seleccionar' las alternativas, pero el paso a la acción, la orden de marcha, la decisión de actuar nos seguirán perteneciendo. El ordenador elegirá nuestro mejor régimen de entrenamiento, pero hacer gimnasia es inevitablemente cosa nuestra. El mundo de la información es abstracto. El de la acción es inevitablemente concreto. Las decisiones tomadas por un ordenador solo son absolutamente eficientes si las obedece un robot, y en la lógica de la eficiencia podría resultar deseable que todos nos comportásemos como tales.



La teoría de la decisión/acción puede ayudarnos a eliminar el miedo al adoctrinamiento y la desesperanza. Antoine de Saint-Exupéry escribió: “No conocemos las soluciones, lo único que podemos hacer es ayudar a formar personas que sean capaces de encontrarlas”. La educación no puede aspirar a más.  Pero es suficiente.



                                                                    JOSÉ ANTONIO MARINA   Vía EL CONFIDENCIAL

¿Y AHORA QUÉ? CATALUÑA SE ENFRENTA A UN PUNTO MUERTO

Hemiciclo del Parlament de Cataluña Efe



Beatriz Triguero
Liliana Ochoa
El presidente del Parlament, Roger Torrent, ha aplazado este martes la sesión de investidura de Carles Puigdemont como presidente de la Generalitat. El Tribunal Constitucional había impuesto como medida cautelar que el candidato Puigdemont se presentara físicamente. Y aunque el expresidente de Cataluña había amenazado con acudir sin pedir antes autorización al Tribunal Supremo, y JxCat aseguraba haber acordado con ERC y la CUP celebrar el pleno aunque Puigdemont no estuviera delante, finalmente no se han dado ninguna de las dos casuísticas. 

El calendario establecía que, una vez constituida la Mesa, Torrent debía proponer la investidura de un candidato en 10 días hábiles, es decir, antes del 31 de enero. Lo propuso, Carles Puigdemont, y lo mantiene. Asegura no tener otro candidato en mente ni intención de cambiarlo. Entonces, ¿ahora qué? 

Hasta que no haya un pleno para investir a un candidato, no corren los plazos para convocar elecciones. Y hasta que no haya un nuevo Gobierno constituido, el artículo 155 continuará en vigor. En definitiva, Torrent renuncia a salvar el autogobierno para mantener a Puigdemont. 

La duda está ahora en cuándo se celebrará este pleno de investidura para que vuelvan a correr los plazos. El Tribunal Constitucional debe resolver si admite o no a trámite el recurso presentado por JxCat contra el acuerdo de suspender el debate de investidura de este martes si Puigdemont no se presentaba. Para hacerlo tiene también 10 días hábiles desde su presentación el pasado 29 de enero.
No obstante, antes de estos 10 días Torrent podría convocar un nuevo pleno de investidura siempre y cuando propusiera otro candidato o Puigdemont se presentara ante el Tribunal Supremo para pedir autorización. Si se celebrara un nuevo debate y se presentara Puigdemont de forma telemática, Torrent estaría cometiendo una ilegalidad. 

En este sentido, emerge una segunda cuestión: si el hecho de no haber celebrado el debate dentro de los 10 días hábiles desde la constitución del Parlament supone una infracción de la ley. Según la página de la Generalitat de Cataluña, la decisión de Torrent sí sería ilegal y el pleno de investidura debería comenzar como muy tarde el 31 de enero. Sin embargo, el auto del Tribunal Constitucional da cobertura a Torrent para aplazar el pleno hasta que el máximo tribunal resuelva el recurso presentado por JxCat.


                                                                                      Publicado en VOZ PÓPULI   30-Enero-2018

LA VENGANZA DE FU MANCHÚ

Un factor que no se ha tenido en cuenta puede explicar la determinación de Puigdemont: la venganza. La venganza política




Carles Puigdemont ha decidido jugar hasta el final su única baza: ser presidente o forzar elecciones. ¿El motivo? Simple y sencillo. O es presidente o se convierte en un jarrón chino, tipo Felipe González. Influyente pero intrascendente. Y además en el 'exilio' belga. En una palabra: amortizado.

Su victoria electoral, inesperada ante la tendencia marcada por los sondeos a favor de los republicanos, ha marcado el rumbo posterior: o Puigdemont o Puigdemont. Otro candidato sería aceptar el marco mental del 155. 'Ergo' ser un traidor a la causa presidencial.

Pero la posición numantina de Puigdemont, ¿a qué se debe? ¿O él o el caos? Un factor que no se ha tenido en cuenta puede explicar la determinación de Puigdemont: la venganza. La venganza política.



Volvamos al 26 de octubre. Puigdemont ya ha decidido convocar elecciones y frenar la aplicación del artículo 155. El día anterior la reunión en el Palau de la Generalitat ha sido tormentosa. Según las crónicas, Marta Rovira ha sido la punta de lanza para impedir la disolución del Parlament ante el silencio cómplice de Oriol Junqueras.

Jueves 26. Puigdemont convoca una rueda de prensa para anunciar la convocatoria de elecciones. Y la presión vuelve a hacerse presente. Tuit asesino de Gabriel Rufián: 155 monedas de plata. Judas Puigdemont. Estudiantes ante el Palau que gritan traidor. Presión interna al presidente que, finalmente, cede.

155 monedas de plata.



Viernes 27. El Parlament asiste a un acto de proclamación de la república pero sin proclamarla y, además, en voto secreto de los diputados secesionistas. En Boston y en París, los patriotas se estarían removiendo en sus tumbas revolucionarias.

La continuación se conoce. Puigdemont se instala en Bruselas. Entra en fase insurreccional, no aceptar la autoridad del Estado, abre una web del gobierno de la república, se postula como candidato y gana a ERC las elecciones, previa destrucción de su partido, el PDeCAT. E inicia su acoso y derribo a Esquerra y a Junqueras: restituir al presidente legítimo. No se puede gobernar Cataluña desde la cárcel. Prefiero ser presidente antes que presidiario. Investidura telemática o por diputado delegado. El relato de hierro ya está escrito. Puigdemont igual a democracia.

Es cierto que la interpretación del Tribunal Constitucional ha dejado un margen muy estrecho a Puigdemont al bloquear las posibles salidas a su investidura como presidente. Pero solo tiene una salida: ser presidente.



ERC ha quedado atrapada por el error estratégico que cometió el jueves 26 de octubre, y Puigdemont con la fuerza de las urnas no va a consentir que haya otro candidato. Tiene 15 diputados incondicionales que son la minoría de bloqueo de cualquier solución. Y, a diferencia de Artur Mas, Puigdemont sabe que apartarse significa quedarse en Bruselas como eurodiputado durante 20 años pero convirtiéndose en un jarrón chino camino de la estatua política.

Estamos asistiendo a un acto de supervivencia política, cierto, pero con los rasgos de la venganza. Recuerda aquellas viejas películas de serie B en blanco y negro de los años treinta de Fu Manchú, personaje creado por Sax Rohmer. Si Fu Manchú representaba el llamado 'peligro amarillo', Puigdemont representa el bucle infinito del 'procés'. Hemos visionado 'La máscara de Fu Manchú' y 'Los tambores de Fu Manchú'. Ahora vamos a asistir a La venganza de Fu Manchú. ¿Hasta cuándo seguiremos en las películas de serie B?


                                                                    GABRIEL COLOMÉ *     Vía EL CONFIDENCIAL              

*Gabriel Colomé, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Autónoma de Barcelona 

DESVINCULACIÓN: LO QUE ES NECESARIO AFRONTAR




Nuestra sociedad vive bajo el yugo de una larga serie de crisis acumuladas e irresueltas. La causa común de todas ellas es la cultura de la desvinculación, que ha transformado el modo de producción y las relaciones sociales. Esta es la realidad que nos tiene atrapados, y la dificultad mayor para afrontarla es la falta de conciencia sobre la naturaleza y magnitud del problema. “Es el tiempo de la corrupción general, de la venalidad universal”.  Esta frase de Marx en “Miseria de la Filosofía”, (Siglo XXI 1979 p14) describe mejor nuestra época que la suya, y es una apertura adecuada a la pregunta necesaria:
¿Qué legado colectivo queremos dejar a nuestros hijos? ¿En qué sociedad queremos vivir? Y para responder debemos interrogarnos con realismo sobre el estado de la actual.

Vivimos en una sociedad prisionera del dolor de la desvinculación, que nos hace impotentes para abordar con eficiencia las crisis que se acumulan y que son el fruto de las grandes rupturas generadas por sus dinámicas; la última desplaza la atención de la precedente, ocultándola a una opinión pública de flaca memoria, deseosa de novedades.

La hegemonía de la cultura de la desvinculación que convierte la satisfacción del deseo en el centro de la realización humana, y genera en el ámbito público las políticas del deseo. Estamos ante una anomalía histórica de consecuencias evidentes, a pesar de que aún no han alcanzado su máximo efecto crítico. Por primera vez una sociedad funciona asumiendo la lógica del deseo como máximo bien.

Se opone así al que ha sido sinónimo de civilización, civilidad y cultura: la canalización del deseo, su control social y la educación para el autocontrol. El deseo que funcionaba junto con otros requerimientos relacionados a la razón, el deber y el amor, se ha hecho independiente de todos ellos, ha desbordado su curso histórico e inunda la sociedad. Superar esta situación que empuja a la disgregación de la sociedad, la anomia de sus instituciones y la reducción unidimensional del ser humano será extraordinariamente difícil. ¿Qué es más poderoso que el deseo estimulado, desatado? Posiblemente solo un resurgimiento religioso y todas sus consecuencias culturales pueden cambiar la dinámica del deseo, pero paradójicamente las instituciones occidentales cuidan lo que es el agente de su destrucción, mientras que el hecho, la experiencia religiosa, es deliberadamente limitada, mal vista, censurada.

La sucesión de crisis y la incapacidad para resolverlas es el signo distintivo de esta cultura que nos desmenuza, nos atomiza. La desvinculación se configura a partir de la hegemonía de un principio: la realización personal solo se alcanza por la satisfacción del impulso del deseo, por encima de cualquier otra causa y razón. Ningún compromiso personal o comunitario, ley, norma, tradición, derecho consuetudinario, costumbre, ningún vínculo, en definitiva, incluidos el deber y el amor, pueden limitar la realización del deseo individual, porque en ella radica el hiperbien de la vida humana.

Pero ¿tan negativo es satisfacer el deseo, expresión de una dimensión muy humana? Claro que no. El problema se produce cuando se dan dos características culturales propias de nuestro tiempo.
La primera y decisiva es su conversión en el único bien superior, un superbién que como tal no puede ser limitado por la razón y la moral; es decir, por la capacidad de discernir el bien, lo que es necesario y realizar lo que es justo.

La segunda característica radica en su naturaleza. El latín tiene la palabra que mejor designa el tipo de deseo que impera en la sociedad de la desvinculación: cupiditas. Es la emoción de poseer el objeto que se desea. Y este tipo de deseo es el problema, porque el impulso de posesión convierte al otro, votante, comprador, cliente, usuario, trabajador, amante, en objeto-para-mí, y al actuar así se le niega su condición de persona. La sociedad desvinculada es la de la despersonalización. Y esta es la causa de que la batalla de las identidades y la proliferación de identidades sustitutivas falsas, unidimensionales: consumidores de marca, hooligans futbolísticos, inclinaciones sexuales, sean uno de los ejes de la política actual. Son formas desviadas, alienaciones, de la identidad humana, del ser persona.

Este tipo de deseo es todo lo contrario al amor. La cupiditas es lo opuesto a la Caritas, el amor de donación. Un poco de concupiscencia hace ansiosa la relación, pero si es hegemónico la mata, e incluso lo hace materialmente. Son los celos, la violencia contra la pareja, porque rompe contigo. Es convertirla en un objeto definido por la satisfacción que le proporciona al sujeto poseedor.

Una manifestación emblemática de la desvinculación es la violencia contra la mujer. Si la cupiditas no marcara nuestra cultura, el número de agresiones patológicas sería mucho menor. Cuatro evidencias nos lo muestran. (1) Es un tipo de agresión concentrada en las rupturas; en el anuncio, la realización o una vez consumada. Es la pérdida del objeto del deseo que provoca la reacción. (2) Explica porque su prevalencia es mucho menor en las parejas católicas practicantes que en las que no lo son, porque su cultura exige la caritas, y encauza la cupiditas. También (3) permite entender su elevada prevalencia en parejas menores de 35 años, teóricamente educadas en la igualdad y la libertad en las relaciones de pareja, al tiempo que en la cultura de la satisfacción del deseo. Evidencias todas ellas coherentes con el hecho (4) de que es un tipo de violencia mucho más abundante en países teóricamente más igualitarios, pero con más rupturas de desvinculación, como los países nórdicos e Inglaterra, que en las sociedades del sur de Europa

Sobre la desvinculación no se puede construir nada personal y socialmente. Esta es la razón de que la nuestra sea la sociedad de la anomía, las adicciones, y la alienación. La de las aporías.


                                                                                             EDITORIAL de FORUM LIBERTAS 

lunes, 29 de enero de 2018

Ni renuncia, ni prisión: Puigdemont prepara 'un golpe de efecto' en la investidura

Puigdemont prepara una jugada sorpresa, "golpe de efecto" de cara a la sesión del martes. No volverá a España pero no renunciará, por ahora, a su candidatura

Carles Puigdemont en Bruselas


El partido de Puigdemont medita todos los escenarios tras el portazo del TC a una investidura telemática. El expresidente de la Generalitat descarta regresar a España y presentarse ante el Supremo, según aseguran fuentes de su entorno. El diputado Josep Rull aseguraba este domingo que Puigdemont solicitará al Supremo autorización para asistir al pleno de investidura del martes. Un empeño sin apenas recorrido. En ERC desconocen los planes del líder independentista. "Es capaz de todo", señalan. Prepara 'un golpe de efecto' en las próximas horas para, sin renunciar a sus aspiraciones, ni arriesgarse ir a la cárcel, salvar el callejón sin salida, añaden. "Quiere ganar tiempo", como siempre, añaden. 

El titular del Parlament todavía no ha suspendido la candidatura de Puigdemont. Quizás espere al propio día 30, una vez que haya arrancado el plenario de la asamblea legislativa. El TC, en contra de los deseos del Gobierno central, no canceló la sesión en la que se elegirá nuevo presidente. Tan sólo ha vetado una candidatura en ausencia. El juez Llarena tendría que darle antes el visto bueno.

Tres de los exconsejeros huidos a Bélgica, Lluís Puig, Clara Ponsatí y Meritxell Serret anunciaba en la tarde del domingo la renuncia a su escaño. Asumen así el dictado del TC, que también vetaba el voto delegado desde el extranjero y facilitan que corra la lista que que el bloque secesionista no arriesgue su mayoría en la Cámara. El vértigo continúa, las novedades se suceden, el horizonte no se aclara.

El Gobierno se encontraba el viernes ante una tesitura complicada, casi un callejón sin salida. El Constitucional, sin avalar su recurso, le ha dado la vuelta al endiablado escenario surgido tras el palmetazo del Consejo de Estado. No hay más alternativa a Puigdemont que presentarse ante el juez. Y arriesgarse a ser detenido e incluso a pasar por prisión. Un vía que no contempla. Su partido reniega públicamente de que exista 'plan B'.

"No hay plan B a la democracia", afirmaba Eduard Pujol, destacado miembro del 'sanedrín de Bruselas'. Evitaba dar más detalles. En ERC cunde el desconcierto. "Si hace falta, tendremos que sacrificar a Puigdemont", declaró el domingo el diputado Joan Tardá. Otras voces desde su partido mantenían la letanía oficial de que 'nuestro candidato sigue siendo el mismo', con escasa convicción. La segunda fuerza secesionista de Cataluña está sumida en la parálisis y el abatimiento.

Machacar a ERC


Los postconvergentes también desempolvan la opción de Esla Artadi, la mano derecha de Puigdemont, como sustituta a la desesperada. Un camino por el que nadie apuesta demasiado en serio. Pero el escenario es endiablado. Los diputados Rull y Turull están imputados. Jordi Sánchez, ex líder de la ANC, está en prisión. Oriol Junqueras está descartado por su situación procesal y por el rechazo frontal de JxCat. Arrinconar y machacar a ERC sigue siendo una de las prioridades del partido heredero de Pujol. 

La posible candidatura de Artadi, de la que pocos hablan, quizás se encuentre con la negativa de ERC, que no la quiere, y, sin lugar a dudas, la de la CUP, que siempre se ha pronunciado en su contra. La ven "de derechas", aunque no está relacionada con los casos de corrupción del pujolismo y del propio Artur Mas. Los republicanos reniegan de un bloqueo que conduzca a nuevas elecciones. 
Nadie adivina qué puede pasar el martes, a las 15,00 horas, cuando Roger Torrent abra el debate. Si Puigdemont no logra redondear su empeño de ser candidato, se quedará en Bruselas como una reminiscencia de la locura del pasado. "No será un presidente en el exilio, sino un personaje atrabiliario, ignorado por todos, hasta por los que fueron suyos", subraya la fuente mencionada. Todo habrá de clarificarse en las próximas 48 horas.



                                                                            JOSÉ ALEJANDRO VARA   Vía VOZ PÓPULI