jueves, 6 de septiembre de 2018

JUGANDO A GOBERNAR CON EL DINERO DE TODOS

La incertidumbre tiene costes reales para todos: retrasa las decisiones de inversión y hace que los inversores se muevan a lugares más favorables y seguros


El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, interviene en un acto de apoyo al primer ministro de Suecia. (EFE)


Las noticias que acabamos de conocer sobre la primera caída del empleo registrado (tras corregir el efecto estacional) desde 2013 confirman que la desaceleración económica está siendo más intensa de lo anticipado. La caída de los indicadores de confianza de los directivos (PMI), la reducción de las ventas minoristas y el derrumbe del turismo y las pernoctaciones apuntan a un complicado trimestre y final del año, así como a un crecimiento del PIB en los próximos meses que puede no ser suficiente para reducir el desempleo de manera significativa.

Todo esto se produce en un contexto económico que se está complicando. El precio de las materias primas está subiendo considerablemente (un 50%, en el caso del petróleo, en un año), llevando a máximos históricos el precio de la luz. Los dos bancos centrales más relevantes para nosotros, el BCE y la Fed, han anunciado cambios importantes. La Fed está ya subiendo los tipos de interés, con las ya (desgraciadamente) habituales consecuencias sobre las economías que continúan sobreendeudándose en dólares. EL BCE anunció en su consejo en Riga de junio que cesará de comprar nueva deuda pública a finales de año, siguiendo el camino iniciado por los demás bancos centrales. Además, el BCE también ha anunciado que empezará a subir los tipos a partir del próximo verano, lo que encarecerá las condiciones financieras para nuestros hogares y empresas, muchos de los cuales aún no han reducido su deuda lo suficiente.

Ignacio de la Torre

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