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viernes, 29 de septiembre de 2023

AUGE Y CAÍDA DE LA SOCIEDAD DESVINCULADA

Cuando se publicó por primera vez La Sociedad Desvinculada en 2014, el presidente Pujol me pidió referencias de alguno de los autores que con anterioridad habían tratado el tema. Daba por hecho que era así. Le respondí que, hasta donde alcanzaba mi conocimiento, no era un concepto ampliamente reconocido en la literatura académica o en la sociología. Sin embargo, algunos autores han explorado temas relacionados, no tanto sobre el concepto de desvinculación como explicación de un estadio de la sociedad, como sobre algunas de sus manifestaciones: Émile Durkheim exploró la noción de la anomia, que se refiere a la falta de normas sociales claras y la alienación. Jean Baudrillard trató sobre la creciente alienación y la desconexión entre la realidad y la representación en la sociedad contemporánea. Richard Sennett ha investigado la creciente fragmentación de la sociedad, la pérdida de habilidades sociales y la capacidad de compromiso en su libro El declive del hombre público. Robert D. Putnam en Bowling Alone, analiza la disminución de la participación en organizaciones sociales y comunitarias en los Estados Unidos, argumentando que esto ha llevado a una sociedad menos conectada y comprometida. Es un autor básico en los estudios iniciales sobre el capital social. Una aproximación global es la de Zygmunt Bauman y su idea de la «modernidad líquida» en la que las relaciones sociales quedan diluidas. Pero en todo esto, y cito solo unas pocas referencias, no había un marco de diagnóstico global, una interpretación del conjunto, y no solo la identificación de determinadas consecuencias. Una concepción sobre su ontogenia, desarrollo y prospectiva. Esta es la concepción que he intentado desarrollar en La Sociedad Desvinculada. Surgió progresivamente de la lectura atenta de las Fuentes del yo de Charles Taylor y de un fundamento empírico ocasionado por mis estudios sobre el capital social y el capital humano en el Instituto de Estudios del Capital Social de la Universidad Abad Oliba CEU, que me llevó al “clic” que concibe el modelo explicativo. lo planteado en 2014 tiene más fuerza demostrativa e interpretativa que entonces por la evidencia de los hechos. Ahora, unos cuantos años después, vuelve una edición actualizada de La Sociedad desvinculada. La necesidad de un nuevo comienzo, convencido de que lo planteado en 2014 tiene más fuerza demostrativa e interpretativa que entonces por la evidencia de los hechos. La revisión no ha afectado para nada al texto y se ha limitado a actualizar determinados datos. Y eso es lo que precisamente otorga fuerza al diagnóstico y solidez a la teoría. Porque La Sociedad Desvinculada es: La presentación de un esbozo sobre la teoría de la vinculación como base del todo, que recorre desde el mundo inorgánico al orgánico, que alcanza al propio hombre y que tiene en la Trinidad su expresión máxima y sobrenatural. Una gradación de vínculos que se rigen por las leyes de la naturaleza en el campo de la materia, y por la ley natural en el ser humano. La relación de necesidad entre vinculación humana y existencia en su cultura de un marco de razón objetiva que haga posible el cumplimiento de la ley natural, el Tao al que se refiera C.S. Lewis en La abolición del hombre, y que es el hecho común a toda civilización. La identificación de la naturaleza de la cultura de la desvinculación, su fuerza descomunal y, a la vez, la peligrosa anomalía histórica que representa. El relato histórico sobre el origen, desarrollo y hegemonía en Occidente y sobre todo en gran parte de Europa de la cultura de la desvinculación, que tiene su génesis en la progresiva sustitución de la razón objetiva por la razón instrumental, en la Ilustración y la modernidad, fagocitada a su vez por su vástago: el imperio del subjetivismo y la eclosión del emotivismo, que es el periodo en el que nos encontramos. Ambos se caracterizan por sustituir la atención sobre el modo de producción y la forma como se participa en él, por el modo de vida basado en el “derecho” a la autorealización por encima no solo de la ley natural, sino de la propia naturaleza humana, y tiene en las teorías de género y queer sus máximas expresiones. Cómo esta dinámica es generadora de unas grandes rupturas, que el libro identifica, siete en concreto, y a partir de la matriz de todas ellas, la ruptura con Dios. Rupturas que a su vez son la causa de las crisis de nuestro tiempo; la policrisis, que se ramifican, interrelacionan como un rizoma y se acumulan, mientras que muchas de las políticas públicas que se aplican, no solo no resuelven nada, sino que exacerban sus consecuencias negativas o generan nuevas crisis. La ideología de la desvinculación, que es la ideología del establishment, impide los diagnósticos correctos. Es la hibris del poder establecido, cultural, político y económico, el responsable de esta impotencia La sociedad desvinculada vive su fase de auge y se desarrolla muy rápidamente. Mucho de lo apuntado en 2014 alcanza niveles increíbles de ruptura, pero ya son claramente perceptibles, excepto para quienes son cegados por su hibris, las señales de su caída. La única duda es si será solo de su cultura y de quienes la acogieron, o arrastra consigo a toda la sociedad europea. Porque, y rememorando una expresión de otra época, o acabamos con la cultura de la desvinculación o ella liquidará a nuestras sociedades. De ahí que el título del libro postule La necesidad de un nuevo comienzo. Y un apunte final: Hispanoamérica no está a salvo de esta tragedia histórica. La cultura desvinculada está menos desarrollada, tiene menos poder que en España, donde es claramente hegemónica, pero su daño es mayor y más rápido, porque sus fundamentos, sus fuentes, su marco de razón objetiva es fuertemente cristiano y carece de intermedios ilustrados. Discurre directamente de la concepción cristiana al subjetivismo emotivista. Por otra parte, su menor productividad comporta que puede dedicar menos recursos a paliar los daños de la desvinculación y frenar sus consecuencias desastrosas, como sí han podido hacer sociedades como las nórdicas y anglosajonas. El resultado será un desplome y una destrucción social y económica más rápidos, si no se consigue detener su avance hacia la hegemonía cultural y política. />
Artículo de JOSEP MIRÓ I ARDÈVOL en ForumLibertas.com

jueves, 6 de julio de 2023

LO QUE VAMOS A ELEGIR EL 23-J

El triunfo electoral de Sánchez significaría un reforzamiento inusitado de todas las políticas de rediseño de la sociedad para reducir la condición masculina -declarada sospechosa habitual- y la femenina, a los mínimos
1)Estas elecciones no tratan solo de un determinado plebiscito sobre el sanchismo en el que incurren muchos y heterogéneos factores de rechazo, sino que, además, se trata de un tour de force por parte del feminismo de género y de los grupos de las políticas de la identidad LGBTIQ, para demostrar que su hegemonía política y cultural responde realmente a su fuerza electoral y no es un globo inflado desde el propio poder político y económico. 2)La presumible alianza entre PP y Vox ha tenido como efecto que todos aquellos grupos actúen ya claramente como lo que son: organizaciones políticas que persiguen imponer una ideología, que poco tiene que ver con la antropología natural. En este contexto, el feminismo de género, que ataca al hombre por el hecho de serlo, sigue presente en la medida que es útil para demoler la concepción cultural y antropológica, pero es secundario ante el empuje trans y la ideología queer, que en mayor medida asumen las generaciones más jóvenes. La palabra queer, significa ‘desestabilizar’ normas En términos generales, descalifica la heterosexualidad (también llamada “heteronormatividad”). Se trata de terminar con lo que llaman binarismo, es decir una sociedad ordenada en torno a los hombres y mujeres, su unión y descendencia y el carácter determinante de su condición natural. El hecho de nacer hombre o mujer.
3)Esta ideología que desarrolla la concepción queer tiene en la palabra “género” el concepto polimorfo que le ha permitido progresar en la confusión. Tanto vale para un fregado, la igualdad entre hombres y mujeres o la opresión del patriarcado, como para un barrido. No existe tal cosa como hombre o mujer, que son construcciones culturales propias del binarismo, sino que cada ser humano puede ser a lo largo de su vida lo que desee, secuencial o simultáneamente. Esta concepción tiene en las personas trans su caballo de batalla político, y por eso su relevancia mediática, a pesar de su marginalidad numérica en la sociedad. De la misma manera que el feminismo de género lo tiene en el feminicidio de pareja como una “demostración» de que los Hombres matan a la Mujeres por el simple hecho de serlo. Una sola comparación -siempre son odiosas-: El número de homicidios de personas ancianas triplica los feminicidios. ¿Han leído una sola línea, visto una imagen, escuchado un cometario, de por qué hay tantos homicidios de ancianos ante la mas total de las indiferencias? Y es que el escenario de la violencia, la discriminación y el victimismo ha de quedar saturado por aquellos grupos, dejando poco o ninguna atención para los realmente necesitados. 4)El triunfo electoral de Sánchez significaría un reforzamiento inusitado de todas las políticas de rediseño de la sociedad para reducir la condición masculina -declarada sospechosa habitual- y la femenina, a los mínimos. Sería el empuje definitivo a este tipo de políticas que han convertido a España en una avanzada mundial, de la mano de Rodríguez Zapatero y Sánchez, y ante la estulticia del Partido popular. 5)Pero, atención, el gobierno de Feijóo no significaría la reversión de este proceso; como mucho algunos retoques, como lo señala el hecho de que ya ha empezado por asumir que el aborto es un derecho, de acuerdo con la sentencia espuria del TC, sin atender a la primera sentencia, que consideraba los derechos del nasciturus. Esta es una cuestión totémica. El aborto es el tótem de la decadencia europea, incluso en los términos más materiales y concretos. El déficit vegetativo español que se acerca al orden de magnitud de cien mil personas, como diferencia entre nacimientos y defunciones, es equivalente al número de abortos anuales. 6)Lo único que se consigue con el PP es que el proceso de ingeniería social no progrese con nuevas leyes y políticas más favorables, pero en contrapartida, como ya hizo Rajoy, asentará las que ya existen. 7)Esta posición del PP, mucho más liberal que conservadora, no solo se da por comodidad electoral, sino debido a lógicas más profundas. Dos libros de autores situados a la izquierda lo explican muy bien. Uno es Tiempos de Confusión de Josep Burgaya. Su tesis puede resumirse en estos términos: el desarrollo material permitió a las sociedades occidentales ocuparse de cuestiones que trascendían el ámbito puramente material, con el género y la orientación sexual como gran tema. Estas sociedades han quedado divididas en infinidad de identidades particulares. La izquierda intenta dar respuesta a todo ello atrayendo a sus individuos, levantando la bandera de la diversidad y la corrección política, y penetrando así “en una jungla con múltiples frentes con frecuencia contradictorios”. Es, dice el autor, la guerra cultural, olvidando que la razón de ser de la izquierda es la conquista continuada del bienestar, que se ha perdido a través del capitalismo de la globalización. Señala que las nuevas derechas han leído mejor la situación y ofrecen respuestas a los efectos negativos de esta globalización de la élite liberal, que arroja a las gentes a la inseguridad y a la falta de solidez material y espiritual. Reclama Burgaya el retorno a los fundamentos, a las cuestiones económicas y sociales, eliminando los excesos de esta guerra cultural, que en realidad puso de boga el neoliberalismo a partir de los años 80 para distraer al personal mientras implantaba su agenda política y económica. Hasta aquí el primero de los libros. 8)El otro, de Stuart Jeffries: Todo, a todas horas, en todas partes, enlaza con aquel final, y viene a contarnos, si bien de una forma poco articulada, porque una suma de pequeños relatos no significa un gran relato, que la génesis de esta concepción se encuentra en la cultura posmoderna surgida bajo la estrella del neoliberalismo, una ideología económica global que tiene héroes en todos los lados del espectro político. 9)Existe una alianza objetiva, lo he comentado en otras ocasiones, entre el liberalismo de las élites de la globalización, la socialdemocracia y la post izquierda de género. Consiste en desplazar el debate sobre el modo de producción a otro sobre el modo de vida basado en el género y las identidades sexuales. Este desplazamiento significa, también, resituar el debate sobre la igualdad de aquello que afecta a las cuestiones materiales objetivas, a la de los deseos y sus relaciones entre hombres y mujeres. La izquierda debería ver como una burla que el Ministerio de Igualdad no tenga la más mínima competencia económica, pero, por el contrario, defiende su existencia a capa y espada. Este solo hecho explicita muy bien la desorientación en la que vive y el por qué las políticas que desarrolla, en realidad son aquellas que interesan al liberalismo de la globalización y, por lo tanto, a gran parte de las grandes empresas. Ningún grupo empresarial, ningún lobby económico, empujará al Partido Popular para que reduzca el aborto, proclame el derecho a la vida y lo ejerza, limite toda la destrucción antropológica y social, que está significando la perspectiva de género. Limite los privilegios legales, políticos, económicos e identitarios que han convertido sus banderas en equivalentes de la propia bandera del país. 10)Ante todo esto, solamente cabe una respuesta: la organización de la corriente social que sea capaz de organizar, proponer, movilizar para frenar la transformación, si el poder continúa en sus manos, o incidir con fuerza en el Partido Popular y Vox, sobre todo en el primero, si terminan ganando, para que entiendan que su gobernanza flaqueará si lo único que hacen es dar continuidad a lo que dicen querer derogar: el sanchismo.
Artículo de JOSEP MIRÓ i ARDÈVOL en FORUM LIBERTAS

sábado, 1 de julio de 2023

¿QUIÉN DECIDE MI VOTO?

JOSÉ ANTONIO MARINA
«La polarización política es difícil de atajar porque no se basa en intereses sino en valores existenciales que se consideran irrenunciables. En la división entre “nosotros” y “ellos”, los otros son siempre moralmente defectuosos» La respuesta parece evidente: yo. Nadie me lo impone. Pero formularé la pregunta de otra manera. ¿Quién decide mis preferencias? ¿Por qué me gustan unas personas más que otras, unas actividades más que otras, unas ideologías más que otras? Son preferencias mías, sin duda, pero que no sé de dónde vienen. Todas las elecciones políticas suscitan una vaga esperanza de racionalidad en el votante. En teoría, los datos, los argumentos, deberían guiar nuestras decisiones. Por desgracia, casi nunca ocurre así. Las campañas son emocionales, porque el mundo de la política lo es, lo que nos remite a un hecho fundamental: al ser humano le cuesta mucho comportarse racionalmente. Voltaire decía: “La razón es algo que el hombre usa cuando está tranquilo”. Keynes advirtió que las decisiones económicas las tomaban los animal spirits, las emociones, y Daniel Kahnemann, el único psicólogo que ha ganado un Premio Nobel de Economía, ha alertado acerca de la irracionalidad de nuestros comportamientos. La polarización política es difícil de atajar porque no se basa en intereses (sobre ellos se pueden negociar) sino en valores existenciales que se consideran irrenunciables. En la división entre “nosotros” y “ellos”, los otros son siempre moralmente defectuosos. Y contra los malos hay que ser implacables. Las posturas tienden por ello a hacerse más simplificadoras y blindadas. La fuerza del puritanismo woke o del de la ultraderecha es una clara muestra de esta deriva. Para desactivar esa escalada me parece importante llamar la atención sobre la fragilidad de nuestras elecciones políticas. Conocerla es una cura de humildad que puede librarnos de excesivos fervores emocionales. Todos estamos sujetos a ciertos mecanismos psicológicos que producen sesgos cognitivos y afectivos que no hemos elegido, que actúan dentro de nosotros provocando falsas evidencias que no podemos evitar. Suelo compararlos con las ilusiones ópticas. En ciertas figuras geométricas no puedo dejar de ver que una línea es más larga que otra. Las mido y compruebo que son iguales, pero ese conocimiento no impide que las siga viendo como desiguales. Todos vemos que el sol se mueve en el cielo. No podemos dejar de hacerlo, aunque la astronomía nos diga que es una ilusión, que es la tierra la que se mueve. ¿Cómo vamos a ser nosotros los que nos estamos moviendo si sentimos el suelo estable bajo nuestros pies? La psicología de las decisiones políticas es un campo que deberíamos conocer todos los ciudadanos, porque nos haría desconfiar de nuestras evidencias ideológicas. Por ejemplo, tendemos a justificar nuestra simpatía por un partido político aduciendo razones, pero las investigaciones muestran que primero se decide y luego se intenta justificar la decisión. Sucede lo mismo en el enamoramiento. Vuelvo a insistir que no se trata de ningún tipo de falta moral, sino de un mecanismo automático de nuestra inteligencia, que puede hacernos tomar malas decisiones si no lo conocemos. Tenemos un pasado tribal, que evolutivamente troqueló nuestro cerebro más antiguo. La necesidad de integrarnos en grupos, de reforzar su coherencia, de adquirir certezas a base de reforzar las certezas de los demás, es una pulsión profunda que emerge con fuerza en muchas situaciones. Nuestras herramientas cognitivas más modernas pueden ser incapaces de evaluar y controlar la llamada del grupo. ¿Por qué unas personas son conservadoras o progresistas, de derechas o de izquierdas, republicanas o demócratas en EEUU? Ambas posturas implican la elección de un complejo sistema implícito, que puede mantenerse oculto si no nos empeñamos en revelarlo, y que dirige las preferencias. Tanto la mentalidad conservadora como la mentalidad progresista defienden ideas cuya relación resulta difícil de percibir. George Lakoff –en su libro Política moral. Cómo piensan progresistas y conservadores– se preguntó qué podían tener en común distintas tesis republicanas en Estados Unidos: la oposición al aborto, la defensa de la pena de muerte, la oposición al ecologismo, al cambio climático, al control de armas, o al salario mínimo. En España, estudié ese sistema implícito en el ideario de Vox. ¿Qué une la lucha contra el aborto, el patriotismo, las fobias LGTBI, la defensa de la caza, los toros y las procesiones de Semana Santa, y las políticas neoliberales? Los demócratas americanos acusan a los republicanos de defender la vida del no nacido, pero negarse a aprobar programas de asistencia sanitaria al ya nacido. Los conservadores piensan que las ayudas sociales son inmorales porque minan la disciplina y la responsabilidad del individuo. Hablan de disciplina y resistencia, mientras que los progresistas hablan de preocupación por los débiles, de justicia social, de necesidades y ayudas. Los demócratas americanos acusan a los republicanos de no tener compasión, y los republicanos acusan a los demócratas de que solo tienen compasión, pero que les faltan otros valores esenciales: amor a la libertad, valoración del esfuerzo personal, lealtad y patriotismo. Las diferencias se manifiestan también al tratar el tema de la desigualdad. Hace ya muchos años que Norberto Bobbio consideró que el modo de concebirla era la principal diferencia entre derechas e izquierdas (Bobbio,N.: Destra e sinistra. Ragioni e significati di una distinzione política). Las derechas creen que es un hecho natural e irremediable; la izquierda, que es una creación social y una injusticia. En Estados Unidos una parte importante del electorado republicano piensa que el pobre es responsable de su pobreza. Las diferencias continúan presentándose en la idea del Estado (mínimo para los conservadores y máximo para los progresistas), de la libertad (puramente negativa para unos y positiva para otros), del bien común o de la justicia social (para los republicanos una trampa para justificar la injerencia del Estado), del patriotismo (nacionalismo republicano frente a multilateralismo demócrata). He formulado esas diferencias conceptualmente y, por supuesto, son posturas que se puede intentar debatir racionalmente. Pero no lo hacemos. Abrazamos una u otra porque su verdad nos parece evidente e incontrovertible. Quien no la vea tiene que tener algún fallo cognitivo o moral. Funciona un mecanismo parecido al de las creencias religiosas. Pero, vuelvo a decir, la preferencia por una concepción del mundo tiene raíces profundas y poco conscientes. Hay expertos que sostienen que la elección política puede estar incluso genéticamente influida. Hatemi y colegas, a partir del análisis del ADN de doce mil personas, han creído descubrir un componente genético en esa elección (Hatemi, P.K. et alt: “Genome-Wide Analysus of Liberal and Conservative Political Attitudes”). No es que haya un gen de derechas o un gen de izquierdas. El asunto es más sutil. La distribución de neurotransmisores en un individuo le hacen más sensible a las amenazas y al miedo, o más propenso a disfrutar con la novedad. Diferentes pruebas en Estados Unidos muestran que los republicanos valoran más la seguridad y el orden mientras que los demócratas disfrutan más con la novedad, el cambio y la búsqueda de emociones. En realidad hay que entenderlo al revés. Quienes prefieren la seguridad y el orden son políticamente republicanos. Creo que esos resultados son extrapolables a nuestro país. Estudios hechos a partir de los modelos de personalidad corroboran esta visión. Moscovici, Chirumbolo, Sensales y otros han visto la correlación de las preferencias políticas un rasgo de personalidad: la apertura a la experiencia, y, en especial, con lo que los psicólogos llaman “locus de control”. Este último punto me parece interesante. Ante un hecho hay personas que insisten en la responsabilidad individual (locus de control interno), y otros que insisten en la responsabilidad social (locus de control externo). Los primeros tienden a ser de derechas y los segundos de izquierdas. Al explicar algunos temas sociales como la pobreza, el paro o la enfermedad, las personas conservadoras hacen referencia a la responsabilidad individual, mientras las personas de izquierdas y los progresistas tienden a usar explicaciones de tipo social. En otras palabras, las personas de derechas tienden a sentirse más responsables de lo que les ocurre, a creer que pueden controlar los acontecimientos y que son menos vulnerables y, además, suelen considerar adecuadas las ayudas que la sociedad ofrece a los grupos sociales más desfavorecidos. Por el contrario, las personas de izquierdas, cuyo estilo de atribución es externo, se sienten más expuestas a eventuales riesgos que no pueden controlar, como el paro; tienden a juzgar insuficientes las ayudas que la sociedad ofrece a quienes tienen dificultades, y consideran que la injusticia social es el origen del malestar de estas personas (Heaven,P.C.: “Suggestion for Reducing Unemplyment: A study of Protestant Work Ethic and Economic Locus of Control Beliefs”). Con este artículo solo pretendo alertar sobre la precariedad de nuestras decisiones políticas. Es conveniente pensar que tal vez el contrario tenga razón en algo de lo que dice. Como en el caso de las ilusiones ópticas que mencioné, es difícil que podamos cambiar nuestras preferencias. La única y difícil solución es intentar dejarlas en suspenso, desconfiar de nuestras certezas emocionales, y pensar en las opciones políticas con la máxima objetividad posible, a sabiendas de que nuestras inclinaciones básicas probablemente no cambiarán. Eso supone que se puede votar a un partido que emocionalmente nos disguste. Esta es la esencia de la libertad. Ya lo decía el viejo Spinoza con una frase enigmática: “La libertad es una necesidad conocida”. La necesidad son esos automatismos psicológicos de que ha hablado. Conocerlos no nos permite eliminarnos, pero sí evitar que influyan ciegamente en nuestra decisión.
Artículo de JOSÉ ANTONIO MARINA en su blog DIARIO DE UN INVESTIGADOR PRIVADO

domingo, 4 de junio de 2023

LA PRUDENCIA POLÍTICA

José Antonio Marina
En Mirabeau o el político, Ortega presenta un retrato poco agradable de esos especímenes humanos enamorados del poder: «Impulsividad, turbulencia, histrionismo, imprecisión, pobreza de intimidad, dureza de piel, son las condiciones orgánicas, elementales, de un genio político. Es ilusorio querer lo uno sin lo otro, y es, por tanto, injusto imputar al grande hombre como vicios sus imprescindibles ingredientes». Lo más sorprendente del asunto es que Ortega demuestra una gran admiración por esos personajes. Y lo más grave es que investigaciones recientes parecen darle la razón (El Panóptico 22, La insensibilidad del poder). La búsqueda y el ejercicio del poder cambia a las personas y no para bien. Este hecho plantea unas sensatas preguntas: ¿Cómo podemos confiar nuestro futuro a personas al parecer tan poco fiables? ¿No deberíamos preocuparnos por reivindicar otro modelo de político? Ese sería el objetivo de esa Escuela de gobernantes sobre la que fantaseo. Desde el Panóptico creo percibir un progresivo deterioro en la consideración de la figura del político en el mundo occidental. Ha pasado de ser un modelo de excelencia humana a ser ese personaje sometido a sospecha. Gobernantes atroces los ha habido siempre, pero la legitimación de su atrocidad es moderna. Voy a relacionar su aparición con dos autores: Nicolás Maquiavelo (1469-1527) y Giovanni Botero, el inventor de la expresión “razón de estado” (1544-1617). Los elijo como representantes de un gran “cambio climático” en la consideración del poder: la política se separa de la moral. Eso era una novedad. Para Aristóteles, la política era la culminación de la ética. Esta se ocupaba de la felicidad personal y aquella de la felicidad pública. Ambas tenían como virtud fundamental la justicia. ¿Qué había sucedido? De la misma manera que un buen ajedrecista percibe los puntos calientes de un tablero, yo siento que este tema histórico guarda en su interior claves importantes para la Psicohistoria, es decir, para la compresión de los comportamientos humanos que constituyen la historia. Se relaciona con la “prudencia política” de la que prometí hablar en el último post. Es un asunto que me interesa desde mi juventud. Estudié filosofía en la Universidad Complutense, en una facultad ocupada en gran parte por pensadores tomistas. Uno de ellos, catedrático de Lógica, fue Leopoldo Eulogio Palacios, cuyas clases me interesaron muy poco, pero del que leí un interesante librito titulado, precisamente, La prudencia política, que aún recuerdo. A veces tengo la impresión de que hay dos historias de la filosofía mezcladas. Una de ellas incluye teorías sobre todo lo divino y lo humano. La otra tiene un carácter descriptivo. Los autores analizan el funcionamiento de la inteligencia, las operaciones mentales, los sentimientos. Elaboran así una fenomenología muy valiosa de la mente humana. En eso, los filósofos escolásticos son maestros. Tomás de Aquino se pregunta cómo toman sus decisiones los políticos y afirma que la política es la más alta manifestación de la razón práctica. Nuestro comportamiento debe regirse por los principios morales, cuyo conocimiento depende de la sindéresis, y también por la ciencia moral, que estudia las normas universales. Pero la conducta es siempre concreta, universal, contingente, y necesita aplicar lo universal a los casos particulares. De eso se encarga la prudencia, la phronesis aristotélica, que en los temas que tienen que ver con el bien común, se convierte en prudencia política. Recuerden que en el último post al hablar de Gracián señalé la importancia que daba a “gobernar a la ocasión”. Esto es obra de la prudencia. Necesitamos pensar qué tipo de conocimientos y de virtudes debería tener un político para que confiásemos en él. Aquino analiza más. La prudencia, “recta razón de los negocios humanos”, se encarga de dirigir la acción del político, porque le proporciona la “verdad ejecutable”. Para adquirir la prudencia necesaria el político necesita desarrollar las siguientes capacidades, que ya hemos ido encontrando en los casos que he analizado en este Diario: (1) la memoria, para lo que es necesario el conocimiento de la historia, (2) la intuición, que permite captar lo singular, (3) la docilidad, palabra que procede de “docere”, y significa deseo de aprender de otros. (4) la solercia, es decir, la agilidad mental, (5) la razón, capacidad de deliberar bien, (6) la previsión, para ordenar las acciones a un fin (7) la circunspección,(de circum spectare, mirar alrededor) que atiende cuidadosamente a las circunstancias y (8) la cautela, que evita los peligros. No olvidemos que para los pensadores clásicos y escolásticos la política tiene como fin el bien común, que es una finalidad moral. La prudencia es su aplicación casuística, a los casos particulares. Pero con Maquiavelo el objetivo de la política no es el bien común, sino el poder y la grandeza del soberano y del Estado. Botero remacha el clavo: la razón de Estado justifica todos los comportamientos, con tal de que tengan éxito. Como señala Maquiavelo: “Si los hechos le acusan, los resultados le excusan”. En este punto debo recordar a un añorado politólogo, Rafael del Águila, que escribió un espléndido libro que les recomiendo: La senda del mal. Política y razón de Estado. Maquiavelo quiere educar a un “príncipe nuevo”, liberado de las coacciones de la moral. Instaura la “realpolitik” avant la lettre, porque quiere atender a “la verdad real de la cosa”, en lugar de imaginar “republicas y principados que nadie ha visto jamás”. Y esa verdad dice que “todos los hombres son malos” y que “la naturaleza de los hombres es ambiciosa y suspicaz”. El pesimista Maquiavelo, al comienzo del libro II de los Discursos, señala lo difícil que es que los monarcas busquen el bien común, ya que el bien de la ciudad es contrario al bien de ellos mismos: mientras que con las ciudades ocurre que “lo que hace grandes las ciudades no es el bien particular, sino el bien común (…) lo contrario sucede con los príncipes, pues la mayoría de las veces lo que hacen para sí mismos perjudica a la ciudad, y lo que hacen para la ciudad les perjudica a ellos”. El bien común va a desaparecer oscurecido por el brillo del poder por el poder, la gran pasión de los humanos, según Hobbes. La política abandona su interés por la justicia, y la prudencia política se convierte en astucia, disimulo y engaño. Gracián la recibe ya devaluada y Kant todavía más. Su decadencia es paralela a la decadencia del prestigio del político. Max Weber, sobre todo al final de su vida, también tiene una visión pesimista de la política: solo es voluntad de poder y violencia. Leo Strauss relaciona este deterioro con el olvido del concepto de prudencia política. Nadie influye más en la sociedad que los gobernantes y, sin embargo, es un oficio que carece de un modo claro de formación. Una de las críticas que se hace al gobernante es que toma medidas políticas pensando solo en perpetuarse en el poder. En la Escuela de gobernantes deberíamos rehabilitar la gran figura del político, puesto que, al fin y al cabo, vamos a encargarle el cuidado de nuestro futuro.
Artículo de JOSÉ ANTONIO MARINA en su blog Diario de un investigador privado.

domingo, 21 de mayo de 2023

¿SIRVE PARA ALGO ESTUDIAR HISTORIA?

José Antonio Marina
Mi experiencia me dice que es conveniente tener activados varios proyectos a la vez. Emprender un proyecto es como desplegar una antena que va a ser capaz de captar la información pertinente. Sin proyecto no hay antena y la información se pierde. En este momento tres proyectos se entrecruzan en mi cabeza. El primero es escribir la Historia universal de las soluciones, es decir, estudiar cómo la inteligencia ha ejercido a lo largo de la historia su facultad más importante: resolver problemas. Por su transcendencia, me interesan especialmente los problemas políticos, y el desarrollo de la inteligencia política necesaria para solventarlos. Necesitamos crear la inteligencia necesaria para enfrentarnos a las enormes dificultades y oportunidades que nos esperan. Esa inteligencia política tiene dos modalidades, (1) la que debe ejercer todo ciudadano y (2) la que deben poseer los ciudadanos que se dedican a la política, los gobernantes. ¿Qué tipo de gobernantes deberíamos formar? O dicho de otra manera ¿a qué políticos confiaría mi futuro? Por si sola, la Historia no enseña nada, pero bien usada puede resultar muy útil en la toma de decisiones políticas. Cuentan que un aspirante a político preguntó a Churchill qué debería estudiar para serlo, y que Churchill le contestó: Historia. Maquiavelo pensaba lo mismo. Sin embargo, los historiadores profesionales son reacios a sacar enseñanzas políticas de sus investigaciones. Piensan que las referencias de los políticos a la Historia son meramente retóricas y sirven para adornar la decisión tomada, no para ayudar a tomarla. El libro The Power of the Past, dirigido por Hal Brands y Jeremi Suri, reúne a politólogos e historiadores para intentar comprobar si la historia sirve para algo en un terreno particular: la política internacional. La conclusión a la que llegan es la misma que he estado exponiendo en este Diario. Por si sola, la Historia no enseña nada, pero bien usada puede resultar muy útil en la toma de decisiones políticas. La Historia es la experiencia de la humanidad y con ella nos ocurre lo mismo que con nuestra experiencia biográfica. Haber vivido no nos proporciona ninguna sabiduría especial, si lo hiciera todos los octogenarios seriamos sabios y no lo somos. Pero podemos aprender de nuestra experiencia, si sabemos hacerlo. Pues lo mismo sucede con la historia. ¿Cómo puede ayudar el conocimiento histórico a los políticos? Los autores piensan que la principal herramienta es el “pensamiento analógico”. Pero las analogías, las semejanzas, puede conducir a decisiones acertadas o equivocadas, luego no son de fiar. Tomemos el caso de Múnich y la política de concesiones de Chamberlain. El miedo a ser débiles sobrevoló la política de fuerza aplicada por Lyndon B. Johnson en Vietnam, por el primer ministro británico Antony Eden en la crisis de Suez, y por Tony Blair y Bush en la guerra de Irak. El resultado fue desastroso. En cambio, a Truman le funcionó bien en la guerra de Corea. Para los autores, las analogías son útiles si no se toman como una solución, sino como el comienzo de un trabajo de análisis. “Las analogías pueden ayudar a tomar decisiones si son utilizadas como una invitación a una evaluación minuciosa y crítica, y no como un medio de evitar tan importante trabajo intelectual” (p.13). Los autores dan mucha importancia a lo que llaman “sensibilidad histórica”, que puede capacitar a los políticos para descubrir “ventanas de oportunidad”. Es una especie de intuición parecida al “coup d’oeil” que Clausewitz atribuía a los grandes generales. (He tratado este tema en la entrada de 10.11.2022.- ¿Existe la intuición política?). Ernest May y Richard Neustadt comparan el modo de usar la historia el presidente Truman y de su secretario de Estado, el General Marshall, promotor del famoso plan que lleva su nombre. Truman aprovechaba sus lecturas históricas para centrar los debates. Marshall no tenía formación histórica y no basaba en ella sus decisiones, peo animaba a sus ayudantes a explorar nuevas oportunidades y a usar el conocimiento de los esfuerzos pasados para diseñar mejores políticas en el presente. En su famoso discurso de Harvard, presentando su plan de ayuda a Europa, no aportó detalles históricos, pero le interesó “una comprensión de cómo en el pasado las sociedades se habían esforzado en recuperarse de una guerra”. Sabía que las condiciones de sufrimiento y estancamiento económico alimentan los extremismos y la estabilidad, y que un desorden prolongado en Europa tendría consecuencias para EEUU. (Neustadt, R. y May, E., Thinking in Time: The Use of History for Decision Makers, Free Press, 1986). La presencia de la Historia es constante en la obra de Henry Kissinger, político que dirigió la política internacional estadounidense durante más de ocho años y cuya influencia ha permanecido. En 1950 presentó su tesis doctoral en la Universidad de Harvard sobre el tema “The Meaning of History (reflections on Spengler, Toynbee and Kant” y sus biógrafos han sostenido que su admiración por Metternich determinó parte importante de su acción política, hasta tal punto que podría llamárselo un “neoMetternich”. El interés del personaje me anima a dedicarle el siguiente post.
Artículo de JOSÉ ANTONIO MARINA en su blog DIARIO DE UN INVESTIGADOR PRIVADO. 20 de Mayo de 2023.

martes, 25 de abril de 2023

RESEÑA del libro EL GRAN SECRETO DE LAS MONARQUÍAS EUROPEAS: SUS RAÍCES JUDÍAS

Autora de la reseña: ROSARIO ANZOLA. Publicada en el diario EL NACIONAL DIGITAL el 15 de Abril de 2023
Kálathos Ediciones acaba de publicar un libro de Joaquín Javaloys que dará mucho que hablar entre lectores, historiadores y genealogistas, dada la singularidad del tema planteado por el escritor con una acuciosidad deslumbrante. Javaloys posee una sólida formación profesional: es Licenciado en Ciencias Políticas y Económicas, Licenciado en Derecho y doctor en Ciencias Económicas. Esta vasta preparación académica lo ha llevado a desempeñarse como Economista del Estado, como profesor universitario, como funcionario de su país en diversas Embajadas, como Concejal del Ayuntamiento de Madrid, como Asesor de varios Ministerios y le ha permitido encauzar sus vocaciones alternas: la de político, la de historiador y la de escritor. Respondiendo a un genuino compromiso ciudadano participó en el proceso de transición española a la democracia y la inquietud intelectual –que también lo caracteriza–, lo han convertido en un riguroso ensayista, cuyas reflexiones han sido transmitidas en entrevistas de radio y televisión) y a través de las redes sociales. Además posee un blog titulado “Desde el mirador de Javaloys”, donde podemos encontrar sus artículos y los de otros pensadores; este blog es una cantera de temas políticos, económicos e históricos y vale señalar que hasta el metaverso, los algoritmos y los blockchains ha encontrado cabida en tan interesante espacio. El autor tiene una especial devoción por la historia, dedicación que ha dado fruto en los últimos 20 años a títulos como: “El gran secreto de los cátaros” (2001); “Yo, Parsifal” (2006); “Yo, Juan de Austria” (2009); “Carlomagno” (2013) y dos libros esencialmente políticos como “La Autonomía regional ¿solución o problema?” (1978) y “El ocaso de las Autonomías”, publicado en el 2012. Capítulo aparte merece “El origen judío de las monarquías europeas” del año 2000, el cual da origen al libro recién editado. Cuando leí “El origen judío de las monarquías europeas” me quedé estupefacta y lo tuve que leer de nuevo. Tiempo después tuve una larga y amena conversación con Joaquín acerca de cómo y por qué había abordado un tema tan pero tan particular. Así supe de su aventura de años registrando archivos y bibliotecas, para el momento había acumulado una inmensa información. Entonces le dije: “Ese enorme esfuerzo que has hecho merece un libro mucho más extenso”. En varias ocasiones me permití insistirle en mi sugerencia, Joaquín solo sonreía, pero en un momento dado y para mi sorpresa me replicó: “Comencé a escribir el nuevo libro y es por tu culpa”. Una vez que arrancó no pudo parar y el encierro de la pandemia contribuyó a que dedicará los días enteros a esta nueva aventura literaria. Quiero puntualizar algunos aspectos de esta singular obra, tomando como punto de partida la condición de investigador que el autor posee, afianzada en su cultura y en una disciplina rigurosa que caracteriza la metodología de su trabajo. Es curioso como pasados largos años de trabajo en sus áreas de desempeño laboral, Joaquín se lanza a la ficción documentada históricamente para saciar su pasión por los enigmas del poder. A él le interesan más los personajes que los hechos, su abordaje literario de la historia se centra en la personalidad y comportamiento de los protagonistas, a la manera de un avezado psiquiatra. Cuando leí “Yo, Juan de Austria”, una de las cosas que llamó más mi atención fue que la voz del autor se mimetiza con la voz del protagonista, algo que se replica en todos sus libros. Cuando la narración se enmarca en la infancia de Juan de Austria, escuchamos la voz de Jeromín, y cuando quien habla es el Juan de Austria adolescente, sucede exactamente igual. Algo realmente inusual, que refleja la destreza expresiva del autor en el manejo de sus protagonistas. Yo, que me he dedicado en gran parte a la literatura infantil, no he visto casos similares. Al autor le apasiona escudriñar en el uso que del poder hacen los gobernantes; y quiero enfatizar que Joaquín es un católico practicante, condición que le lleva a analizar el poder como ejercicio del servicio con mentalidad cristiana. Javaloys desarrolla en este libro la historia de las uniones entre príncipes cristianos y algunos nobles procedentes de Babilonia que, como descendientes del rey David, detentaban el legado de su realeza. Es así como analiza el ejercicio del poder y sus prácticas, en este caso “el poder real” por la creencia del derecho divino a gobernar. Desde ese punto de vista las monarquías se consideraban “sagradas”, desde el mismísimo rey David hasta el rey Felipe II de España. Quiero referirme a la estructura que conforma la armazón de esta obra, lograda con la misma rigurosidad que la investigación de base. En el Capítulo I, con el sugestivo título de “Introducción a una historia oculta”, Javaloys cuenta cómo fue el proceso de investigación de ese primer ensayo histórico y abre la apetencia de los lectores cuando menciona la editorial de la revista HISTORIA 16, donde se publicó como “El mayor secreto de la historia”. Los siguientes tres capítulos remiten a la realeza en el antiguo reino de Israel y en los davídico exilarcas de Babilonia; luego se refiere a la dinastía de Jesús de Nazaret hasta los merovingios y el capítulo IV nos explica cómo se repartió el poder mundial en los siglos 7 y 8 DC. El capítulo V es una especie de intermedio dedicado por entero al gran emperador Carlomagno, como fundador de la Europa política y prototipo de la realeza sagrada medieval. En los capítulos del VI al IX se encuentran las pruebas de los cruces entre familias davídicas y carolingias, siendo el más relevante el capítulo VIII cuyo título incluye la contundente frase: “Las grandes dinastías de Europa tienen sangre judía”. El capítulo IX se sitúa en el Principado judío de Septimania y la dinastía de los reyes judíos de Narbona. Los siguientes capítulos, del X al XII establecen las conclusiones y contemplan la presencia real de los carolingios condes de Valois y de Vermandois hasta los descendientes capetos y Valois de Francia, aparece como figura el emperador Carlos V del sacro imperio romano-germánico y el último capítulo cierra el periplo narrativo con Felipe II y El Escorial destacándose la identificación de la realeza salomónica al servicio del poder divino. Mención aparte merece la meticulosidad de los numerosos cuadros incluidos en el libro, en cada uno de ellos hay que detenerse un largo rato para seguir la pista de los innumerables hallazgos que van develando las genealogías y la historia contada por Joaquín Javaloys, quien se mueve en los entretelones y entresijos de historias escondidas y silenciadas y nos asoma a ellas llenándonos de interés y expectación. Este libro dará lugar a numerosas y distintas reacciones y abrirá una polémica generadora de controversias, pero también tendrá quienes encuentren en sus páginas ideas concordantes con las suyas y quizá se deriven nuevos ensayos políticos e históricos que analizarán la evolución de los conceptos del poder hasta nuestros días y su prospectiva en los días venideros de este convulsionado siglo.
RESEÑA de ROSARIO ANZOLA. Publicada en EL NACIONAL DIGITAL el 15 de Abril de 2023.

domingo, 16 de abril de 2023

EL DAVÍDICO Y CIRCUNCIDADO REY CARLOS III ANTE SU CORONACIÓN Y SU SAGRADA UNCIÓN

Recientemente se ha publicado en el diario La Vanguardia, de Barcelona, y en otros medios de comunicación, un llamativo artículo cuyo subtítulo es el siguiente: "La tradición de circuncidar al futuro rey del Reino Unido fue iniciada en el siglo XIX por la reina Victoria, convencida de que la familia real descendía del Rey David". En ese artículo se dice, entre otras cosas, lo siguiente: "Al negarle la circuncisión a su hijo William, la princesa Diana de Gales rompió una tradición que viene de la reina Victoria. La princesa Diana de Gales rompió la tradición de circuncidar al futuro rey del Reino Unido que fue iniciada en el siglo XIX por la reina Victoria, convencida de que la familia real descendía del Rey David. Carlos III ha sido el último monarca circuncidado hasta ahora. Cuando nació Philip Arthur George, el primer hijo de la reina Isabel II y Philip Mountbatten, y actual rey Carlos III, el 14 de noviembre de 1948, su madre llamó al rabino Jacob Snowman, un conocido médico y mohel de Londres, para circuncidar a su hijo, revela Jewish Press, el semanario judío independiente de mayor difusión en los Estados Unidos. La tradición de la familia real de contratar mohels judíos para circuncidar a sus hijos se remonta a la reina Victoria pero fue interrumpida en 1982 con el nacimiento del príncipe William, porque su madre Diana, la fallecida princesa de Gales, no lo permitió." En realidad, "la tradición real británica de pedir a un mohel judío que circuncide a sus príncipes se remonta al rey Jorge I, quien nació en Hanover, Alemania, y reinó sobre Inglaterra desde 1714 a 1727. Jorge I llevó esa costumbre a Inglaterra. Años más tarde su tataranieta la reina Victoria contrató a mohalims judíos para circuncidar a todos su hijos, pues ella creía que su árbol familiar se remontaba directamente al rey David de la Biblia"
El rey Carlos III de Inglaterra, tocado con una kipá. EFE
En todo caso, actualmente, ante la coronación de Carlos III el próximo 6 de mayo, hay que tener en cuenta que una parte esencial de esa coronación es la que se denomina unción real, pues por esta unción religiosa el rey del Reino Unido se convertirá en monarca por la gracia de Dios tras una ceremonia sacra que se celebrará en la abadía de Westminster y que especificaremos más adelante, pues en ella habrá hebraísmos. Ahora vamos a demostrar que el circundado Carlos III es davídico biológicamente, pues desciende del rey David de Israel. En realidad, el hecho de que los reyes europeos son descendientes biológicos del bíblico rey David es una verdadera historia que se ocultó desde hace muchos siglos cuando Francia y otros países, en la Edad Media, expulsaron a los judíos de los territorios de Europa, lo que yo he relatado minuciosamente en mis siguientes libros: - El origen judío de las monarquías europeas. Editorial EDAF. Madrid. Año 2000. - El gran secreto de las monarquías europeas: sus raíces judías. Kalathos Ediciones. Madrid. Año 2022. Esa historia se ocultó para que se olvidase un asunto tabú: a lo largo de los siglos, las fuentes documentales, especialmente aquellas genealogías en las que deberían aparecer mezclados judíos con cristianos, como ocurrió en la realidad, han sido manipuladas, destruidas o sustituidas, en nombre de la limpieza de sangre (para que apareciesen o solo judíos o solo cristianos, sin mezclarse) o de otros intereses particulares o doctrinarios. Se fue ocultando así la verdad histórica, sobre todo por los cronistas de los reyes y de los magnates quienes, en la Edad Media, eran frecuentemente clérigos inquisitoriales. Y, todavía hoy, los partidarios de "la limpieza de sangre" siguen queriendo ocultar que los reyes europeos son descendientes del rey David de Israel. ¡Claro!, hay que tener en cuenta que, en la memoria histórica, perdura todavía el terrible recuerdo del holocausto, pues en los años 40 del pasado siglo XX varios millones de judíos fueron exterminados en Europa, por la única razón de ser hebreos. Pero ya es generalmente conocido que los miembros de la realeza inglesa, como afirmó la reina Victoria, son descendientes biológicos del rey de David de Israel, a quien Dios concedió el derecho divino a gobernar para él y sus vástagos que aceptasen sus santos. preceptos. Por lo tanto, el rey Carlos III de Inglaterra, descendiente de la reina Victoria, tiene ascendencia davídica, como han confirmado algunos genealogistas. Para confirmarlo, hay que tener en cuenta que un famoso genealogista, que vive en Estados Unidos, David Hughes, publicó el año 2012 un certero y extraordinario libro de 584 hojas, titulado DAVIDIC DYNASTY que, generosamente y para general conocimiento, insertó en Internet, pues está disponible en el siguiente enlace: https://prioratulromanobss.files.wordpress.com/2012/10/davidicdynasty.pdf En esa dinastía davídica de David Hughes se relata que "cuando Palestina estaba sometida a Roma como un territorio de su gran Imperio, gobernaba Judea el rey Herodes y los davídicos tenían como líder de los judíos al patriarca de Jerusalén. Cuando nació Jesús de Nazaret el patriarca de Jerusalén era Hillel "el Grande", fundador de una dinastía de nasis davídicos en Palestina, cuyos descendientes, que voy a detallar seguidamente, generación por generación, se unieron matrimonialmente con la realeza de la naciente Europa y llegaron a configurar linajes aristocráticos de descendientes del rey David de Israel que fueron monarcas de las principales naciones europeas. David Hughes, en su citado libro Davidic Dynasty reproduce el itinerario genealógico, uno a uno y generación por generación, de cada miembro del linaje que comienza con Hillel "el Grande" y que llega hasta el rey Jacobo I rey de Inglaterra y de Escocia (1603-1625). Reproduzco literalmente lo que este gran genealogista dice sobre este principal linaje davídico europeo: ""Hillel "el Grande", Nasi de los palestinos, descendiente del rey David en la 40 generación. Es el 60 patriarca de Jerusalén. Fue fundador de una nueva dinastía de nasis palestinos: Hillel "El Grande", patriarca of Jerusalén (20 antes de Cristo-año 10), fundó una nueva dinastía [Hillelita Dinastía] de nasis palestinos, padre de (41) Simeón I nasi en 10-30, el padre de (42) Gamaliel I "El Viejo", cerca de 30/43-68, (43). Simeón II, 68-70, el padre de (44). Johanan, 70-90, nombrado por Roma (45). Gamaliel II, c 90-110 el padre de 46. Simeón III, c 135-165, el padre de (47). Judah I, llamado Juda El Nasi, 165-217, el padre de (48). Gamaliel III, 217-225 el padre de (49). Judah II, llamado Juda Nasi'eh, o Joullos, c 225-250, el padre de (50). Gamaliel IV, c 250-265, el padre de (51). Judah III, c 265-330, el padre de (52). Hillel II ["D"], c 330-365, el padre de (53). Gamaliel V, c 365-380, el padre de (54). Judah IV, c 380-400, el padre de (55). Gamaliel VI Nasi, Patriarca/Príncipe, c 400-415, (d426), el último de esta línea, depuesto por Teodosio II, el emperador bizantino, que abolió el patriarcado palestino. Continuación de (55) Gamaliel VI Nasi fue: 56A Ezra, antepasado de una noble familia europea: padre de (57). Hezron, engendró (58). Erza, engendró (59). Solomon, engendró (60). Abinadab, engendró (61). Daniel, engendró (62). Jacob, engendró (63). Joseph, engendró (64). Manasseh, engendró (65). Ebenezer, engendró (66). Jehoash, engendró (67). Moshe, engendró (68). Malachi, engendró (69). Isaac, engendró (70). Jonathan, engendró a Nabal (71A) quien engendró (72). Juan, apellidado Paleólogo, fue el ancestro de la familia Paleólogos de Bizancio, cuya familia enlazó matrimonialmente con la imperial casa de Constantinopla y eventual e irónicamente heredaron al verdadero Imperio que antaño habían conquistado el reino de sus antepasados. Juan engendró a (73). Andres, engendró (74). Miguel, engendró (75). Teodor, engendró (76). Constantino, engendró (77). Alejandro, engendró (78). Juan, engendró (79). Teodoro, engendró (80). Manuel, engendró (81). Michael, engendró (82). Alexis Paleologo engendró (83). Andronicus, engendró (84). MICHAEL VIII, Emperador bizantino 1261-1282, engendró (85) a Andronicus II, Emperador 1282-1328, depuesto, murió 1332 pero estaba casado con Yolande, heredera de Montferrat, que fueron padres de (86) Teodoro Paleologo, marqués de Montferrat (murió 1338) quien con su esposa Argentina Spinola, engendraron (87) a Yolande, esposa de Aimon, conde de Savoya (murió 1343), madre de (88) Amadeo VI, conde de Savoya (murió 1383), quien se casó con Bonnie [hija de Pedro I, duque de Borbón], y engendró (89) Amadeo VII, conde de Savoya (murió 1391), quien se casó con Bonnie [hija de Juan I, duque de Berri], y engendraron (90) Amadeo VIII, conde de Savoya que se casó con María, hija de Felipe II, duque de Borgoña, y engendraron (91) Luis, duque de Savoya (murió 1465), quien se casó con Anna de Lusignan, heredera de Chipre, Jerusalén [el reino de los cruzados], Armenia, etc., engendraron (92) Margarita, que fue segunda esposa de Pedro II, conde de San Paul (murió 1482), y fue madre de (93) Maria de Luxemburgo, esposa de Francisco de Borbón, conde de Vendôme (murió 1495), y madre de (94) Antoinette, esposa de Claudio de Lorena, duque de Guisa (murió 1550), y madre de (95) Marie, esposa de James V, rey de Escocia (murió 1542) y madre de (96) Mary (d1587), reina de los escoceses, quien se casó con su segundo marido, Henry Stuart, Lord Darnley (murió 1567)(descendiente directo por vía masculina de un linaje que inició Santiago el Justo, el "hermano" de Jesucristo), y fue la madre de (97) James I, quien fue rey de Inglaterra durante el periodo 1603-1625, y ancestro de todos los siguientes monarcas británicos. Además, voy a reproducir seguidamente otro importantísimo linaje davídico que se detalla en el "Davidic Dynasty" del genealogista David Hughes, que se une a un destacado linaje real hispano y cuyo itinerario genealógico acaba en la reina Victoria de Gran Bretaña. Efectivamente, David Hughes también ha demostrado que del exilarca davídico de Babilonia número 30, Mar-Zutra, que lo fue en el periodo de los años 512 a 520, desciende otro distinguido linaje que llega hasta la reina inglesa Victoria, pero pasando por los reyes Austrias de España. Es el siguiente : - Mar Zutra, exilarca en 512-520, padre por su segunda esposa de - Sutra "Rav", príncipe de Israel, padre de - Saadia (Sa'adyah), príncipe de Israel. - Guriya, príncipe (600/625). - Sutra II, príncipe (650) - Yakov, príncipe. - Shemaiah, príncipe. - Haninai, príncipe (750). - Magis, (Magus) (Migas) (Misas), príncipe. - Nehemiah (Nekhemya) (Nechemia), príncipe. - Abdimi (Avidima) (Dimi), príncipe. - Abbai, príncipe. - Pinkhas (Phinehas) (Pinchus), príncipe. - Hazub (Khazuv) (Chatzuv), príncipe (950), depuesto por el califa fatimida Mu'ezz-II-Din-Allah, que conquistó Jerusalén en 969. - David, hijo de Hazub. - Nathan. - Avraham. - Zakkai. - David. - Hizkiya. - David. - [C]Hiyya Al-Daudi (murió en 1154) que fue un destacado rabbi, compositor y poeta que sirvió como consejero al rey de Portugal. - Yaish ibn Yahya. - Yahya Ha-Nasi o Yahya ibn Yaish o Don Yahya "El Negro", señor de Aldea de los Negros, en Portugal, que murió en 1222/7. Fue el patriarca de la familia "Ibn Yahya", residente en Lisboa. - Yosef (murió en 1264). - Shlomo Ha-Zaken (murió en 1299). - Gedaliah. - Paloma, esposa de Fadrique (murió en 1358), hermano del rey Enrique II de Castilla. - Alfonso, casado con Juana de Mendoza. - Fadrique, que murió en 1473, casado con Mariana de Córdoba. - Juana (Enriquez) casada con Juan II, rey de Aragón. - Fernando II de Aragón, casado con Isabel I reina de Castilla. - Juana la Loca, reina de España, casada con Felipe el Hermoso de Austria, padres de Carlos I de España y V emperador de Alemania
Emperador Carlos V de Alemania y I de España
(continuación de este linaje) - Fernando I, (emperador en 1558-1564), casado con Ana de Bohemia y Hungría. - María, casada con Guillermo V de Cleves, Julich y Berg, que murió en 1592. - Ana, casada con Felipe Luis de Neuberg que murió en 1614. - Ana María, casada con Federico Guillermo de Sajonia-Altenburg, que murió en 1602. - Juan Felipe de Sajonia-Altenburg, que murió en 1639, casado con Isabel de Brunswick-Wolfenbuttel. - Isabel Sofía, casada con Ernesto I de Sajonia-Ghota y Altenburg, que murió en 1675.
Reina Victoria de Gran Bretaña
(continuación de este linaje) - Federico I de Sajonia-Ghota, que murió en 1691, casado con Magdalena Sibyla de Sajonia-Weissenfels. - Federico II de Sajonia-Ghota, que murió en 1732, casado con Magdalena Augusta de Anhalt-Zerbst. - Augusta, casada con Federico Luis, príncipe de Gales, que murió en 1751. - Jorge III, rey de Inglaterra, quien perdió los Estados Unidos de América, y quien fue exactamente el descendiente de la generación número 100 del rey David de Israel, y también fue antepasado de los sucesivos monarcas británicos, incluso de su nieta la reina Victoria del Reino Unido de Gran Bretaña, que vivió en 1837-1901.
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Ahora, tras comprobar que los reyes ingleses, incluso Carlos III, son davídicos vamos a referirnos a su coronación real, que se llevará a cabo el 6 de mayo próximo, y a sus elementos religiosos que ponen de manifiesto la presunta "sacralidad" de la monarquía inglesa: la cruz que guiará la ceremonia y la unción regia por la que Carlos III será rey por la gracia de Dios, que se celebrará en la abadía de Westminster. En cuanto a la cruz de la ceremonia de la coronación del rey Carlos III es preciso subrayar que contiene fragmentos de la cruz en la que fue crucificado Jesús de Nazaret, según el Vaticano, porque el papa Francisco aportó dos fragmentos de la sagrada cruz, uno de cinco milímetros y otro de un centímetro, que fueron colocados en una crucecita incorporada a la cruz ceremonial, la cual es visible tras un cristal de roca color rosa. El rey ha presentado esta cruz de Gales a la Iglesia anglicana para su centenario. Diseñada por Michael Lloyd, la cruz se ha fabricado durante dos años a partir de lingotes de plata reciclada, con fragmentos de madera y de pizarra. Tras la coronación, será compartida por las iglesias anglicanas y católicas romanas del País de Gales. Carlos III ha puesto su autentificación real, una cabeza de leopardo, en la parte de plata que hay en la cruz, durante una visita a Londres que hizo el año pasado. El arzobispo de Gales, Andrew John, ha bendecido la nueva cruz ante dignatarios y fieles en una ceremonia celebrada en Llandudno, en el norte del País de Gales, y posteriormente ella ha sido enviada a Londres para que encabece la procesión de la coronación el próximo 6 de mayo. Respecto a la unción real de Carlos III hay que resaltar ahora los hebraísmos que contiene. En esa ceremonia sacra el aceite que se usará, procedente de aceitunas recogidas del monte de los olivos de Jerusalén y de los huertos que tienen los monasterios de la Ascensión y de santa María Magdalena (en este monasterio está enterrada la abuela paterna de Carlos III), ya ha sido consagrado en la iglesia del Santo Sepulcro por su beatitud Theophilos III, patriarca de Jerusalén, y por el arzobispo anglicano local Justin Welby. La unción real será una ceremonia atractiva, mezcla de fantasía épica y de elementos medievales cuasibizantinos con su liturgia barroca llena de simbolismos tradicionales muy antiguos, parcialmente hebreos. Será un acto íntimo del rey Carlos III con sus vasallos británicos en presencia de Dios, al que no podrán asistir reyes en ejercicio, pero sí representantes de las casas o dinastías reales. La princesa Leonor de Borbón, heredera de la Corona de España, asistirá como representante de su Casa.
Autor: JOAQUÍN JAVALOYS

martes, 28 de marzo de 2023

MI HISTORIA DE AMOR CON LAS SOLUCIONES

Hace unos días dejé constancia en este Diario de que había decidido escribir una “Historia de las soluciones”. Repasando mi memoria y mi Archivo pienso que no es más que el desenlace de una larga historia. Siempre he admirado -o tal vez envidiado- a quienes encuentran soluciones a los conflictos o a los problemas. Me han contado que de niño me divertía haciendo muchos nudos en una cuerda y deshaciéndolos pacientemente. Solucionar significa precisamente deshacer nudos. Me interesaron mucho las matemáticas porque es la única disciplina que tiene en su ADN la resolución de problemas. Guardo desde hace años un ejemplar gastado de How to solve it, un libro clásico de Georges Polya, en el que está subrayada una frase: “Resolver problemas es un arte práctico, igual que nadar o jugar al futbol (…) Si alguien desea aprender a nadar debe tirarse al agua, y si alguien desea ser un buen resolvedor de problemas debe resolver problemas”. También recuerdo la contagiosa pasión por este tema de Miguel de Guzmán, y la importancia que daba a “familiarizarse” con el problema antes de intentar resolverlo. La filosofía debería tener esa vocación solucionadora, pero se ha demorado con delectación en los problemas, tal vez paralizada por una cierta desesperanza de poder resolverlos. En el proceso formativo de los políticos -esa gran disciplina cada vez más necesaria- debería desarrollar la habilidad para encontrar soluciones. El talento político que deberíamos desarrollar consistiría en convertir los conflictos en problemas. Veo aparecer y reaparecer el tema en todo lo que he escrito. La Teoría de la inteligencia creadora interpreta la creatividad como la búsqueda de soluciones a problemas. En Ética para náufragos escribí que las morales históricas “son breviarios de soluciones”. “Muchas normas son resúmenes contundentes de soluciones a problemas ya olvidados. Soluciones que podrían explicarse, pero cuya eficacia aumenta si se imponen por la vía expeditiva de la obligación moral”. En Competencia social y ciudadana dediqué un capítulo a la resolución de conflictos. Me parecía que había que introducir este enfoque en la educación. Todos vamos a tener que enfrentarnos con dificultades y problemas y conviene que aprendamos a resolverlos. En esa época me interesaron mucho las investigaciones sobre el “coping”, el modo de afrontar las dificultades. Los expertos señalan que hay dos actitudes frente a los problemas personales. Intentar resolverlos o intentar eliminar las emociones desagradables provocadas por los problemas. En este caso, se busca la negación del conflicto, la huida, la tranquilidad emocional por cualquier medio, da igual que sea el yoga, un viaje o una droga. Para Escuela de parejas estudié a John Gottman y su teoría de que lo importante no es que haya conflictos, sino como se resuelvan. Cuando giré hacia la Historia, la preocupación por el enfoque aporético, problemático, me siguió. Expliqué en El deseo interminable que la historia puede entenderse como un continuo, azaroso y con frecuencia equivocado esfuerzo por resolver el problema de la felicidad. Embarcado ya en la Historia de las soluciones necesito averiguar si la historia puede considerarse una búsqueda continua de soluciones de suma positiva, en la que todos los afectados encuentren respetadas sus “pretensiones legítimas”, es decir, sus presuntos derechos. Esa es la tesis de Robert Wright en Nadie pierde, Tusquets, 2005. Y también de Steven Piker en Los ángeles que llevamos dentro, Paidós, 2012, p. 124). Ambos son optimistas históricos y hay que ponderar adecuadamente sus argumentos. Recordaré al lector que “juegos de suma cero” son aquellos en que uno gana y otro pierde. Esa es la estructura del conflicto, del enfrentamiento en que sólo puede haber un vencedor. Los juegos de suma positiva son aquellos en que todas las partes pueden tener un beneficio. El comercio, por ejemplo. Y los de suma negativa son aquellos en los que todos pierden, como la guerra total. A la pregunta que me intriga – ¿es posible una política de suma positiva? – las ideologías responden de manera diferente. Los conservadores suelen pensar que el desarrollo es un juego de suma positiva, porque beneficia a todos. Los progresistas, que es de suma cero, porque solo beneficia a unos privilegiados. Los conservadores piensan que si se aumentan los derechos de unos disminuyen los de otros (suma cero); los progresistas que la ampliación de derechos beneficia a todos. Los conservadores piensan que cambiar el statu quo, las instituciones, es bueno para unos y malo para otros (suma cero), mientras que los progresistas piensan que es bueno para todos. Shai Davidai piensa que, a pesar de esas diferencias, los estadounidenses tienden a interpretar la política como un juego de suma cero, una historia de vencedores y vencidos, lo cual le parece un error. Esta suposición penetra los debates políticos. Por ejemplo, muchos americanos piensan que el descenso de los prejuicios antinegros ha sido seguido por un aumento de los prejuicios contra los blancos. La protección a la mujer, supone una desprotección de los hombres. Los negociadores que asumen que sus intereses son opuestos a los de sus contrincantes con frecuencia no contemplan los acuerdos que podrían ser beneficiosos para ambos y por lo tanto fallan en conseguir soluciones win-win. Las consecuencias adversas del pensamiento de suma cero especialmente prevalente en la política USA son la incapacidad para reconocer la compatibilidad de los valores de ambas tendencias. (Davidai, S., & Ongis, M. (2019). The politics of zero-sum thinking: The relationship between political ideology and the belief that life is a zero-sum game. Science Advances, 5, 3761). Esta actitud caracteriza lo que he llamado “política ancestral”, basada en el conflicto, y puede convertirse en una profecía que se autorrealiza por el hecho de enunciarla. Si creo que la única solución es vencer, voy a desencadenar las hostilidades. La teoría política de Carl Schmitt sería un ejemplo. La “política ilustrada”, en cambio, contemplaría la posibilidad de plantear los enfrentamientos en formato “problema”, lo que permitiría una solución de suma positiva, win-win. El talento político que deberíamos desarrollar consistiría en convertir los conflictos en problemas. Lo que nos interesa saber es si esa solución es posible o es solamente una consoladora utopía. Para muchos autores, el comercio -suma positiva- conduce a la paz. Para otros, no. John Gaddis escribe: “Son cosas agradables en las que creer, pero hay poquísimas evidencias históricas que les den validez” (The long peace: Inquiries into the history of the Cold War, Oxford University Press, 1989). En Biografía de la inhumanidad he contado el éxito que tuvo en 1910 el libro de Norman Angell La gran ilusión. Años después ganó el Premio Nobel de la Paz. Su tesis era sencilla y racionalmente irrefutable: la interdependencia financiera y económica de las naciones hace imposible una guerra, porque si la hubiera, el vencedor sufriría tanto como el vencido, por lo que nadie sacaría ningún beneficio” (p. 20). Ian Morris, ha dedicado un grueso volumen – Guerra ¿para qué sirve? – a intentar demostrar que la guerra ha tenido un papel esencial en el progreso de los pueblos. No estoy de acuerdo con esta tesis. Me parece más adecuado distinguir entre “conflicto” y “problema”. En el planteamiento de la historia como conflicto asistimos a un desfile de triunfadores y perdedores. En el planteamiento de la historia como problema, el único vencido debe ser el problema. Lo que me interesa es asegurarme de que esta tesis es verdadera.
Artículo de JOSÉ ANTONIO MARINA en su Blog DIARIO DE UN INVESTIGADOR

domingo, 26 de marzo de 2023

Reformar las pensiones, quemar las calles

Imagen de las protestas en Francia EFE
Arde Francia, paralizada por un Gobierno que parece haber perdido el control del orden público y sometida al terror organizado de una ultraizquierda que cada noche sopla las brasas de una Revolución que, más de 200 años después de la original, encuentra en la negativa radical a aceptar cualquier reforma que ponga en riesgo el nivel de vida del francés medio la mecha lista para incendiar la calle. Por la mañana, piquetes de sindicalistas levantan barricadas interrumpiendo el tráfico, ocupando rotondas y bloqueando accesos a centros comerciales o industriales. Por la tarde-noche, y al amparo de las manifestaciones autorizadas, grupos organizados de ultraizquierda se lanzan a quemar todo lo que encuentran a su paso, desde las montañas de basura que la alcaldesa Anne Hidalgo ha dejado amontonar en las calles de París, hasta vehículos, mobiliario urbano, escaparates… El objetivo prioritario, naturalmente, son las fuerzas del orden. Es gente más joven, más urbana y más politizada que los "chalecos amarillos” de la Francia profunda, convertidos en encarnación de la ira contra todo lo establecido. Con perfecta estrategia de guerrilla urbana, encapuchados y de negro, juegan al gato y al ratón con miles de policías y con los temibles Brav-M, cuerpo motorizado de intervención rápida. A todos dan esquinazo desapareciendo antes de las cargas, para reaparecer después en grupos muy numerosos en lugares desprotegidos en los que volver a sembrar el caos. “Sin previo aviso, los matones se dispersan y luego se reagrupan repentinamente para multiplicar los disturbios”. Más de 930 incendios se reportaron en París el jueves, con cientos de policías heridos, algunos de extrema gravedad. Grupos de extrema izquierda son los que se han adueñado de París, Marsella, Nantes, Amiens, Dijon, Brest y tantos otros lugares. Con un Macron superado por los acontecimientos, condenado, o eso piensa mucha gente, a retirar una reforma claramente insuficiente para las urgencias de las finanzas públicas galas, que apenas pretende aumentar de 62 a 64 años la edad de jubilación. Un Macron que se ha visto obligado a aceptar la humillación de solicitar a Londres un aplazamiento de la visita oficial de Carlos III, lo que supone reconocer que París no puede garantizar el viaje real en condiciones de seguridad. Un episodio que muchos han interpretado como una señal más del colapso, del declive general de un país obligado a aceptar reformas drásticas para seguir instalado entre los países punteros de la UE, un país que soporta una deuda pública que ha superado ya los 3 billones, con una desindustrialización galopante (déficit comercial de 160.000 millones en 2022), con pérdida de nivel de vida culpa de la inflación (entre 9 y 10 millones de pobres según el INSEE, el INE galo), con aumento de la pobreza (casi 2,5 millones dependiendo de ayudas alimentarias), con una importante tasa de paro, pero también con aumento de la violencia, con barrios enteros convertidos en guetos de la inmigración en los que resulta arriesgado adentrarse a ciertas horas, con una sanidad pública en declive, con un sistema educativo, antaño viejo orgullo patrio, en caída libre… Un episodio que muchos han interpretado como una señal más del colapso, del declive general de un país obligado a aceptar reformas drásticas para seguir instalado entre los países punteros de la UE, un país que soporta una deuda pública que ha superado ya los 3 billones y con una desindustrialización galopante" Los responsables de este en apariencia inevitable viaje de Francia hacia el abismo son varios. Naturalmente que los líderes de los partidos con representación en las Cámaras, que han permitido este clima casi insurreccional por puro interés partidista. Lamentable el papel de la derecha republicana (LR), con parte de su representación jugando a la “revolución”, aunque nada comparable al de Jean-Luc Mélenchon, líder de la coalición de izquierda Nupes (LFI, socialistas, comunistas y ecologistas), ese moderno Lenin que, más que dispuesto a pescar en río revuelto, parece buscar la destrucción del país. Naturalmente, unos sindicatos a los que está afiliado apenas el 9% de los trabajadores y que parecen haber perdido el control de la protesta a manos de esa ultraizquierda, con sus “matones” al frente, dispuesta a echarle un pulso al Estado. “Acostumbrados al sentimiento de impunidad que les ha permitido durante años sembrar el terror en nuestras calles, los matones de la izquierda radical se han embarcado en su siniestro ritual de destrucción. ¿62 o 64 años, qué más da? Su único objetivo es humillar al Estado y derribarlo”, escribía el jueves Trémolet de Villers, editorialista de Le Figaro. Como ocurre en España, la conducta de esa extrema izquierda siempre encuentra plácido acomodo, disculpa puntual en gran parte de los medios de comunicación franceses, por no hablar de la intelectualidad gala. Siempre dispuestos a justificar los excesos de la izquierda comunista, siempre listos para cargar las tintas contra la derecha dura. Una derrota, conviene aclarar, que empieza por el lenguaje. En efecto, la palabra “extrema” solo se aplica a la derecha (así, extrema derecha o ultraderecha), nunca a la izquierda. En Francia, como en España.
Artículo de Jesús Cacho Vía VOZ PÓPULI

martes, 7 de marzo de 2023

Las nuevas fronteras de la red: METAVERSO, ALGORITMOS, «BLOCKCHAIN»

© iStock / Khanchit Khirisutchalual
Desde hace algún tiempo, los términos «metaverso», «algoritmos» y «blockchain» aparecen en las ocasiones y contextos más diversos. En cuanto al metaverso, incluso una simple búsqueda revela el vertiginoso crecimiento en el uso del término en artículos, enlaces, vídeos, blogs. Sólo en el año 2021, la frecuencia con que se lo menciona aumentó un 7.200% respecto a 2020: 12.000 artículos en inglés, frente a los menos de 4.000 del año anterior[1]. El mismo Facebook envió un mensaje revelador: el 28 de octubre de 2021 cambió su nombre por el de «Meta» y está diseñando un tipo especial de visor, llamado «Oculus», que permitirá a la gente entrar en el metaverso de forma similar al acceso social que practican actualmente mediante los dispositivos electrónicos. Para muchos, sin embargo, esta palabra no parece significar mucho más de lo que evoca. ¿De qué se trata? Un poco de historia El término «metaverso» apareció en la literatura en 1992, año en que se publicó la novela de ciencia ficción Snow Crash, de Neal Stephenson. En ella, el metaverso describe un planeta, dos veces mayor que la Tierra, que envuelve y cambia todas las esferas de la vida humana. La visión que muestra la novela, en línea con la vertiente de ciencia ficción actual, no es positiva, sino distópica. Presenta la posibilidad de asumir múltiples identidades para escapar de la situación frustrante y banal del mundo real, para entrar en el convincente y prestigioso mundo del metaverso[2]. Si entendemos el metaverso como un mundo paralelo, la idea nació mucho antes de la novela de Stephenson. Un relato de Stanley Weinbaum de 1935, Las gafas de Pigmalión, presentaba un nuevo dispositivo capaz de ofrecer películas en las que el espectador «está dentro de la historia, habla con las sombras y las sombras le responden, y en lugar de estar en una pantalla, la historia le rodea y él está en ella»[3]. Una herramienta no muy diferente de lo que Google y otros gigantes digitales han intentado crear décadas después. Los ejemplos literarios podrían multiplicarse[4]. A medida que fue avanzando la historia, puede decirse que algo de lo que preveían aquellas narraciones se ha hecho realidad, y, por tanto, puede conjeturarse que una parte cada vez más importante de nuestro tiempo – laboral, relacional, recreativo, afectivo – se vivirá en ese entorno virtual aumentado. Esto no sólo implicará la presencia de un mundo paralelo, sino un creciente poder de influencia en la conducción de la vida por parte de las empresas que lo gestionarán, tanto más si una de ellas consigue tener el monopolio del mismo[5]. Conscientes de la complejidad de una cuestión que sigue siendo en gran medida hipotética, nos limitamos a presentar algunas posibles vertientes y las cuestiones que están en juego. ¿Qué es el metaverso? «Metaverso» es la unión de dos términos: meta (que en griego, como en inglés y español, significa «más allá») y verso, que es la contracción de la palabra universo. En línea con lo que se argumentaba en Snow Crash, no se trata de una aplicación o de un enlace, sino de un mundo real que cada cual puede crear a su gusto, y que está al mismo tiempo abierto a todos aquellos que, de común acuerdo, quieran formar parte de él. Algo todavía más hipotético que real, pero en lo que las grandes empresas están invirtiendo enormes sumas para desarrollar la tecnología que lo haría posible: 70.000 millones de dólares (Microsoft); 10.000 millones (Facebook-Meta); 1.600 millones (Unity Software); 39,5 millones (Google)[6]. El objetivo para el futuro es obtener ganancias de al menos 10 veces más en los próximos 3-4 años. A pesar de la dificultad para precisar su significado real, muchos parecen entender por este término la transición de la Web2 a la Web3. La Web2 se caracterizaba por la interactividad, como las redes sociales. La Web3 ofrecerá la posibilidad de una inmersión total en el entorno Web. De este modo, la información ocupará el lugar de las cosas, hasta el punto de hacer indistinguible la diferencia entre el mundo virtual y el físico. Aplicaciones cada vez más sofisticadas permitirán realizar todas las actividades y operaciones de la vida: las reuniones de negocios se celebrarán en salas virtuales, perfectamente reproducidas, con la presencia no sólo de colegas de todo el mundo, sino también de avatares que garantizarán un rendimiento óptimo. Permaneciendo en la propia habitación, será posible pasear por ciudades indistinguibles de su «gemela física», entrar en cines, museos, parques. Pero no faltará el aspecto relacional: unas tarjetas virtuales especiales (o token) permitirán acceder a clubes más o menos exclusivos. La gente incluso se ha casado en el metaverso, organizando una ceremonia completa con salones, invitaciones, alquiler de trajes, música y refrescos: todo igual que en los eventos físicos, aunque ese matrimonio, de momento, no tiene valor legal[7]. Las nuevas oportunidades también estarán relacionadas con la salud. Ya existen aplicaciones destinadas a supervisar y motivar actividades relacionadas con el bienestar, «diseñadas como “recordatorios para beber”, que instan a la gente a aumentar su consumo de agua; o wearable tools, que vibran y encienden una luz cuando la gente come demasiado rápido; o aplicaciones de “neuroseñalización”, que transmiten directamente impulsos eléctricos diseñados para energizar o relajar a las personas»[8]. Algunas de ellas, como StepN, permiten a quienes hacen los ejercicios propuestos ganar fichas informáticas con las que comprar objetos virtuales. La economía digital En este escenario sin precedentes hay, como siempre, ante todo un beneficio económico. Uno de los aspectos más importantes de la Web3 es precisamente la blockchain, las transacciones económicas. En el metaverso, las transacciones no son rastreables, no remiten a bancos ni a sitios institucionales, lo que permite a cualquiera realizar transacciones económicas sin costos, intermediarios ni impuestos, garantizando el anonimato total. Por eso muchos hackers, cuando bloquean un sitio importante (como ocurrió en Italia con la Agenzia delle entrate o la Regione Lazio) piden un rescate en moneda virtual. Las monedas son digitales, pero tienen poder adquisitivo real en comercios de distintas ciudades, como Lugano y Singapur. Bitcoin y Ethereum son las más conocidas, pero cientos de ellas circulan por la red, y al parecer un 20% de la población de EE.UU. las utiliza, con un importe total que ronda los 2 billones de dólares[9]. Los videojuegos son otro sector en expansión del metaverso, hasta el punto de considerarse, junto con la economía, el campo por excelencia de la Web3, frecuentado también por niños. Uno de los más populares es Roblox, en el que los participantes entran en el espacio de otras personas e invitan a otros amigos a participar. Algunos videojuegos permiten a pacientes ancianos o supervivientes de accidentes una terapia de rehabilitación más eficaz: gracias a ellos, uno puede ser seguido paso a paso por un asistente-avatar amable y competente, que siempre está disponible para realizar los ejercicios requeridos. Inscríbete a la newsletter Cada viernes recibirás nuestros artículos gratuitamente en tu correo electrónico. Incluso la psicoterapia, aún vista con reticencia por muchos, permitirá un acceso más fácil a ella, pues se superan las inhibiciones de la relación física, lo que permite hablar de los propios problemas con mayor comodidad (un aspecto, también este, señalado desde hace tiempo)[10]. Al ofrecer experiencias de inmersión total, el metaverso podría presentar oportunidades aún más eficaces para el tratamiento de trastornos psicológicos. Piénsese, por ejemplo, en las fobias. En terapia, se puede hablar de ellas, elaborar un programa en el que uno se comprometa a recorrer poco a poco los temidos espacios abiertos, o cerrados, pero para algunos incluso estos pasos graduales siguen siendo demasiado arduos. El metaverso permite pasar del plano de la sugestión a su inmersión operativa, recreando entornos apropiados, situaciones por las que transitar con la ayuda de un terapeuta avatar amable. De ahí su aspecto correctivo y, por supuesto, también su posible implicación manipuladora. Los juegos y la economía están tan entrelazados que son una llamativa fuente de ingresos, hasta el punto de que en algunos países, como Filipinas o Corea del Sur, se han convertido en una ocupación a tiempo completo. ¿Es realmente factible el metaverso? Aunque mucho permanece en un nivel hipotético, las posibilidades que ofrece el metaverso son ya inmensas, sobre todo en materia de educación y trabajo, como hemos visto durante el confinamiento. Sin embargo, su plena factibilidad está ligada a ciertos parámetros «físicos» que no pueden ignorarse. Uno de ellos es la energía. La implantación de ambientes virtuales supone un gasto energético muy elevado: una sola transacción económica equivale a lo que consume una familia estadounidense en tres días. El uso de la criptomoneda Ethereum requiere la cantidad de electricidad de toda Libia. Según el Cambridge Centre for Alternative Finance (CCAF), las transacciones de Bitcoin consumen 121 teravatios de energía al año, lo que equivale a la cantidad de naciones enteras como Polonia o Argentina, y supera a Países Bajos (108,8 TWh), Emiratos Árabes Unidos (113,20 TWh) y casi a Noruega (122,20 TWh). Para hacerse una idea de su magnitud, con 121 teravatios se podría alimentar a todas las calderas del Reino Unido durante 27 años[11]. La grave crisis energética actual hace aún más problemático ese consumo exponencial, con graves repercusiones políticas. De hecho, la continua demanda de energía ha llevado a la «criptocomunidad» a invertir en países que la revenden a precios más bajos, provocando el colapso del sistema. Esto es lo que ocurrió en Kazajstán a principios de 2022: al no poder satisfacer la creciente demanda de energía necesaria para calcular las criptomonedas, y no haber obtenido los beneficios económicos deseados, el Gobierno se vio obligado a subir el precio considerablemente, con repercusiones en los bienes de consumo, la inflación y la incapacidad de un segmento cada vez mayor de la población para hacer frente a la nueva situación. Como consecuencia, las crecientes protestas y el malestar en todo el país provocaron la dimisión del ministro de Innovación, Askar Zhumagaliyev, y la rápida migración de los mineros de bitcoin a otras costas más hospitalarias, donde, sin embargo, pronto se recreó la misma situación de crisis[12]. El otro punto incierto es precisamente el mundo blockchain. Si, como se supone, es un aspecto esencial del metaverso, su viabilidad será muy difícil, no sólo por los costes energéticos, sino sobre todo por la ausencia de un control estructural. Es precisamente la falta de órganos de control lo que podría provocar crisis que se desencadenan con facilidad y que son muy difíciles de gestionar. El Gobierno de Estados Unidos decidió tomar medidas contra el sistema mixto Tornado Cash (que alcanza un valor estimado de 75.000 dólares cripto), prohibiéndolo el 8 de agosto de 2022, y en Holanda uno de sus operadores fue detenido acusado de blanqueo de capitales para financiar acciones delictivas. Y lo que es más importante, el mercado de criptomonedas no tiene – ¿pero podrá tenerlo alguna vez? – su propia regulación codificada y reconocida internacionalmente, poniendo de manifiesto una peligrosa inestabilidad: Bitcoin y Ether experimentaron en mayo de 2022 un dramático desplome, perdiendo el 57 y el 70% de su valor. Otro punto crítico es la contaminación. Las energías renovables no son una política compartida, y varios países – como China y Kazajstán – prefieren el carbón y el petróleo (o la energía nuclear). Las compras en línea son cómodas, pero tienen un precio muy alto en términos ecológicos. En el año 2020, las emisiones de dióxido de carbono de los grandes minoristas alcanzaron picos preocupantes: 60 millones de toneladas (Amazon), 38 millones (UPS), 29 millones (DHL), 19 millones (FedEx), 18 millones (Walmart). Aunque el metaverso sigue siendo hipotético, muchos de sus problemas son realidades. Los costos en términos humanos Otro debate se refiere a las consecuencias en términos de calidad de vida. Ya nos encontramos cada vez más ocupados en «actividades paralelas», que discurren al margen de lo que deberían ser las verdaderas prioridades, pero que ocupan la mayor parte de nuestro tiempo: «Somos como el rey Sísifo empujando su piedra colina arriba: leemos, contestamos, borramos, reenviamos, sólo para descubrir que han llegado otros mensajes mientras estamos escribiendo el mismo correo electrónico. Un estudio del Wall Street Journal sobre 15.000 personas demostró que los profesionales pasan más de la mitad de la semana laboral estándar en reuniones: veintiuna horas y media»[13]. La cantidad de reuniones al día en los últimos dos años ha aumentado un 250%, por lo que las tareas laborales (correos electrónicos, informes, investigación, etc.) quedan relegadas al final de la jornada, restando tiempo al descanso. Además, la inflación de reuniones y actividades realizadas únicamente para preparar el trabajo que debemos realizar disminuye el rendimiento efectivo, afectando a la producción real de riqueza. La web corre el riesgo de reducirse a transacciones que consumen tiempo y energía sin afectar al producto final. Pero, sobre todo, al confundir lo virtual y lo real, todo se convierte en trabajo y cada vez es más difícil desconectarse, porque incluso los descansos, el ocio, los intereses y las relaciones están impregnados de lo digital. Por otro lado, la peculiar característica de la web es que nos incita a estar conectados lo máximo posible para conocer las últimas notificaciones, posts, mantener o superar el número de seguidores y el nivel de engagement, aprovechando las ventajas que otorga el algoritmo de turno, y esto no sólo a nivel personal, sino también a nivel corporativo[14]. Con consecuencias para la salud y la capacidad de ser eficiente, registrando niveles preocupantes de estrés y ansiedad que afectan la calidad del sueño, acortan las pausas para realizar actividades físicas esenciales y son perjudiciales no sólo para la salud, sino también para el bienestar, el rendimiento intelectual, la creatividad y el equilibrio psicológico[15]. En 2014, tres neurocientíficos – John O’Keefe, May-Britt y Edvard Moser – ganaron el Nobel de Medicina con el descubrimiento de las neuronas Gps, cuyo nombre no es casual: facilitan la localización personal y ayudan a configurar la memoria autobiográfica y la identidad social. Estas neuronas se activan cuando se asiste a lugares físicos bien definidos: se es alumno o profesor al entrar en un aula, o administrativo en la oficina, atleta en el campo de deportes, etc.; también se memorizan personas y acontecimientos en función del encuentro en la vida física[16]. Son precisamente las neuronas Gps las que parecen ser la causa del malestar que a menudo sienten quienes se someten a sesiones de inmersión total (full immersion): náuseas, sensación de vómito, problemas de visión son algunos de los síntomas provocados por la falta de localización física. Una situación similar a la de quienes realizan actividades en el coche – leer, escribir, consultar el iPhone – olvidándose de mirar por la ventanilla: se pierden los puntos de referencia y uno se empieza a sentir mal. La nueva tendencia del metaverso muestra que las relaciones físicas se están convirtiendo en un bien cada vez más escaso, sustituido por un número creciente de entornos virtuales, pero con un alto costo en términos de salud, especialmente para los niños pequeños: «Los niños que pasaban más de dos horas al día mirando una pantalla obtuvieron peores resultados en las pruebas de inteligencia emocional e intelectual. Lo más inquietante es que, durante los diversos estudios, se descubrió que los cerebros de los niños que pasan mucho tiempo frente a las pantallas son diferentes. En algunos, se observó un adelgazamiento prematuro de la corteza cerebral. Otro estudio encontró una asociación entre el tiempo pasado frente a una pantalla y la depresión»[17]. Relaciones virtuales Las relaciones también están experimentando cambios significativos. Desde hace tiempo, existen aplicaciones que permiten hablar con un asistente de voz, siempre cortés e informado de lo que se le pide: recuerda plazos, citas, pone la canción favorita, indica las tiendas más cercanas, la previsión meteorológica, acciona aparatos domésticos (luces, coche, aire acondicionado, puerta de casa). Actualmente hay muchos disponibles: Alexa, Google Assistant, Siri, Cortana, producidos por numerosas empresas multinacionales (Apple Inc., Amazon Inc., Alibaba Group, Bose Corporation, Samsung Electronics, Xiaomi, Alphabet Inc.) El asistente de voz también puede convertirse en un eficaz influencer: otro gran campo de inversión en el ámbito del marketing virtual, que pronto podría sustituir a los influencers de carne y hueso, ya que no envejecen, pueden funcionar continuamente, son mucho más baratos y son capaces de causar un impacto significativo en los compradores potenciales. Parece haberse hecho realidad lo que pudimos ver hace 20 años en la película S1m0ne, del director Andrew Niccol, donde el holograma de un avatar informático (Simone) provoca un éxito sin precedentes en términos de popularidad, exposición mediática y mensajes de amor de los espectadores que se enamoran de un personaje tan fascinante como misterioso. Una vez más, esto ya no es simple ciencia ficción, pues existe una inversión de unos 15.000 millones de dólares para desarrollar los influencers virtuales. En Italia, Zaira, una influencer que se describe a sí misma como genderless, hizo su aparición el 20 de marzo de 2022 y ya cuenta con 100.000 seguidores: el 45% son mujeres de entre 18 y 34 años, y el 15% muy jóvenes. Basándose en una enorme cantidad de información, Zaira da consejos, información, oportunidades de inversión y opciones de orientación en un tono suave y cautivador. Y pronto competirá con otros avatares que intentan captar clientes o cuotas de mercado en los malls del comercio electrónico. Este es otro aspecto del metaverso que también está creciendo rápidamente: se estima que el volumen de negocio pasará de 2.800 a 30.000 millones en menos de 10 años[18]. Pero los niños también crecen con estos nuevos inquilinos: ¿qué influencias pueden tener en su psique y su capacidad relacional? Los humanos tendemos a humanizar las máquinas, a atribuirles sentimientos, dando importancia y significado emocional a simples frases estereotipadas como «buenos días», «hola», «¿cómo estás hoy?»[19]. La ascendencia que pueden tener en un niño es enorme. Dona APOYA A LACIVILTACATTOLICA.ES Queremos garantizar información de calidad incluso online. Con tu contribución podremos mantener el sitio de La Civiltà Cattolica libre y accesible para todos. Un vídeo publicado por una madre en Tik Tok, que alcanzó rápidamente casi 4 millones de visualizaciones, muestra a un niño que no puede dormir y que recurre a la única presencia que siente a su lado, la asistente de voz Alexa. El niño le dice que quiere un papá. Alexa introduce el pedido en la lista de cosas a comprar, preguntando si quiere algo más. Pero el niño no pide nada más, sólo quiere un papá. El estudio de televisión que emitió el vídeo comentó la escena riéndose, sin sentir el dramatismo de aquella petición[20]. La búsqueda de una figura humana que pueda tranquilizar y, sobre todo, abrazar con calidez y ternura sigue siendo irreprimible en un niño. Al mismo tiempo, el niño no puede entender lo que los dispositivos electrónicos no pueden hacer por él. Esto también tiene graves consecuencias cognitivas: «Algunas investigaciones científicas nos dicen que, a los cuatro años, los niños aprenden más intentando leer junto a uno de sus padres que solos. Además del desarrollo del calor, la excitación fisiológica y las emociones, en ese preciso momento se crea el vínculo especial entre el niño y sus padres: de humano a humano»[21]. Un peligro que no hay que subestimar es la posibilidad de que los asistentes de voz sean pirateados por hackers sin escrúpulos, que podrían enviar mensajes destructivos a los niños que se quedan solos con este aséptico compañero. Con consecuencias dramáticas. Esa fue la razón por la que en Alemania se prohibió en 2017 la venta de una muñeca electrónica, Cayla, pues era especialmente vulnerable a la manipulación informática por parte de hackers malintencionados. La invasión de lo virtual en todos los ámbitos de la vida también registra una curiosa inversión de tendencia. Significativamente, las clases altas, incluidos los inventores y diseñadores del metaverso, prefieren la dimensión offline para ellos y sus seres queridos. Los creadores de redes sociales, iPhones y smarthpones, y los ejecutivos de los gigantes de Silicon Valley (eBay, Google, Apple, Yahoo, Hewlett-Packard, etc.) ponen límites precisos a sus hijos, sin preocuparse de ser impopulares o, como dice Chris Anderson (ex director de Wired y CEO de 3D Robotics), «fascistas». El hecho es que ninguno de ellos accede a iPhones y smartphones antes de una edad mínima establecida (normalmente 14 años), y pueden utilizarlos durante un tiempo determinado al día (normalmente 30 minutos). El ordenador se utiliza para fines estrictamente escolares: no se permite ninguna pantalla en el dormitorio, y en la mesa de comedor todo se apaga estrictamente para poder conversar. Se produce así una nueva inversión de la escala social: los más ricos huyen de la red y sus artilugios. Precisamente porque la dirigen, pueden permitirse el lujo de no responder a correos electrónicos, convocatorias de reuniones y llamadas telefónicas, para gestionar su tiempo en función de sus propios intereses[22]. En una época en que la mayoría tiende a vivir en la red, la minoría más adinerada se desmarca y aprovecha bienes que ahora se consideran lujos, como el contacto con la naturaleza y las actividades físicas, indispensables para el crecimiento intelectual y humano. ¿Una nueva «gobernanza»? La web, como cualquier invento, da con una mano y quita con la otra. El encanto de las nuevas y cada vez más atractivas oportunidades que ofrece la red corre el peligro de ocultar la segunda mano, que, sin embargo, hay que reconocer para seguir utilizando estos importantes inventos con libertad y no ser utilizados por ellos, generando nuevas formas de dominación. El creciente número de apps que regulan múltiples aspectos de la vida (salud, inversiones, ocio, relaciones afectivas, entrevistas de trabajo) están dirigidas por algoritmos que calculan el nivel óptimo a alcanzar. En este sentido, se habla de «algocracia» (término ya presente en el Cambridge Dictionary de 2019) para referirse a la gobernanza del futuro: hace tiempo que se ha confiado a los algoritmos el poder de tomar un gran número de decisiones delicadas, con consecuencias incluso graves para el futuro de millones de personas desprevenidas[23]. Al igual que la blockchain, el sistema algocrático tampoco conoce el control de un organismo central: en la práctica, goza de un poder absoluto, porque no responde ante nadie. Es comprensible el carácter problemático de esta tendencia, que evoca la pregunta de la República de Platón: ¿quién supervisa al supervisor? ¿Quién controla los algoritmos? A diferencia de los gobiernos democráticos, no es posible rastrear sus nombres, pero el poder que tienen es inmenso y cada vez más invasivo. Además, no hay posibilidad de intervenir en ellos ni de conocer el uso real del aluvión de información del que hacen uso cada vez que se accede a Internet. Si la democracia es la posibilidad de controlar a quién gobierna (Popper), o una forma de poder público (Bobbio), cabe imaginar escenarios inquietantes, combinados con dudas sobre la capacidad real de los algoritmos para resolver problemas complejos[24]. ¿Qué hacer entonces para evitar ser «colonizados» por el metaverso? El punto central no es si debemos utilizarlo o no (de hecho lo hacemos, y en varios casos simplifica muchas actividades), sino introducir normas precisas que establezcan su control, fiabilidad y límites. Por tanto, la cuestión es esencialmente ética: ¿es posible enseñar valores a las máquinas y a los motores de búsqueda? Algunos dicen que sí, y han introducido un neologismo al respecto, «algor-ética»[25]. Un valor importante es, por ejemplo, la transparencia. Si para entrar en un sitio se está obligado de hecho a aceptar cookies, un planteamiento ético exigiría saber a quién se enviará la información personal y qué uso se hará de ella. Cuando se llega al meollo de la cuestión, resulta que ni siquiera las aplicaciones de salud utilizan con celo los datos del usuario. Un estudio de 24 aplicaciones de mHealth (salud móvil) mostró que sus datos se compartían con otros 216 «proveedores de servicios», de los cuales sólo tres operaban en el ámbito de la salud[26]. Intentar una reflexión crítica y competente es un elemento indispensable para la libertad y la protección del bien común. Pero para que la ética entre en el mundo de los algoritmos (y sobre todo de sus operadores), es importante que sea actual. Aquí es donde entran en juego las instituciones. La Unión Europea promulgó en 2018 el GDPR (General Data Protection Regulation) para la protección de datos personales, que, sin embargo, hasta ahora no ha resultado muy eficaz. De hecho, en muchos casos se ha incumplido impunemente[27]. Una de las razones de este fracaso, señala Veronica Barassi, es que en la base de la protección se encuentra un concepto de privacidad demasiado ligado a la concepción individualista liberal, en detrimento de la dimensión global, sobre todo en un horizonte como el previsto por el metaverso. Esto constituye una grave aporía de la legislación actual, «que traslada gran parte de la responsabilidad a los padres, cuando éstos rara vez pueden elegir». Por eso, añade Barassi, hay que cambiar la perspectiva con la que se aborda el problema: «En lugar de preguntar a los padres qué pensaban de la privacidad de sus hijos, debí preguntarles cómo habían vivido los años de la gran transformación tecnológica, y si se habían dado cuenta de que cada vez se extraían más datos de sus hogares y de la vida de sus hijos»[28]. Estas nuevas cuestiones obligan a replantearse los dogmas del individualismo y el libre mercado – que vuelven a proponer en el ámbito digital el escenario mostrado por el capitalismo salvaje del siglo XIX – y a lanzar un debate público en el que participen instituciones y gobiernos. No en vano, una de las diferencias decisivas entre Internet y el metaverso es que nadie es dueño de Internet, aunque existan múltiples buscadores: cada uno de ellos simplemente permite entrar en él. Y es que el correo electrónico y la Web fueron introducidos y acompañados por instituciones públicas, gobiernos, universidades, centros de investigación, organizaciones sin ánimo de lucro. Si hubieran sido obra de particulares, quizá el resultado habría sido muy distinto. Hoy, por desgracia, son precisamente las instituciones públicas las grandes ausentes en este nuevo gran proceso. Y, conociendo a los directivos de las grandes empresas, es probable que el futuro no sea muy diferente de cómo lo han descrito los novelistas. Se trata de garantizar la democracia y la libertad en el complejo y fascinante, pero también inquietante, mundo del metaverso.
Artículo de GIOVANNI CUCCI publicado el 3 de febrero de 2023 en LA CIVILTÀ CATTOLICA Copyright © La Civiltà Cattolica 2023
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