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miércoles, 31 de mayo de 2017

Díaz tuvo que garantizar a González que ganaba para que acudiera a su acto de Ifema

Susana Díaz, junto a Felipe González y Alfonso Guerra, en la presentación de su candidatura. EFE

Todos los cálculos resultaron fallidos. El triunfo que Susana Díaz vaticinaba para su candidatura de entre 5.000 y 12.000 votos de ventaja acabó en un trastazo electoral de los que dejan heridas. No sería la cosa tan grave si no fuera porque la presidenta de la Junta de Andalucía se vio obligada a darle al ex presidente del Gobierno Felipe González toda clase de garantías de que iba a ganar las primarias a Pedro Sánchez. Eran tantas las reticencias de González que la dirigente andaluza tuvo que coger el AVE en Santa Justa, presentarse en Madrid y reunirse con su ex jefe de filas para explicarle las cuentas que habían hecho los miembros de su equipo, según ha podido saber El Independiente.
Sólo así consiguió que éste se sumara el 26 de marzo al acto multitudinario de presentación de la candidatura de la andaluza junto al también ex presidente José Luis Rodríguez Zapatero; el que fue secretario general del PSOE Alfredo Pérez Rubalcaba; el ex vicepresidente Alfonso Guerra o los ex ministros José Bono y la fallecida Carme Chacón. Historia viva del PSOE, vieja guardia que hacía años que no se veía, capaz de olvidar sus rencillas por un momento para unirse en Ifema a cerca de 9.000 personas en apoyo de la andaluza. Un acto que se estudiará en las escuelas de estrategia y comunicación política como el Mestalla dos, o, lo que es lo mismo, cómo las demostraciones desmesuradas de fuerza sirven para movilizar al contrario.
La andaluza habló de su triunfo en todas las comunidades gobernadas por los barones que le apoyaban
Antes del batacazo, Díaz estaba convencida de que su candidatura resultaría vencedora en todas aquellas comunidades gobernadas por los barones territoriales que la apoyaban y así se lo hizo ver a González en su cita de finales de febrero y principios de marzo.
Valencia, Extremadura, Castilla-La Mancha y, por supuesto, Andalucía y Asturias le serían favorables. Además, en Cataluña, decían, “Susana tiene una barbaridad de voto oculto”. Por contra, tanto desde su candidatura como desde la del vasco Patxi López, se insistía en afirmar que los actos de Sánchez se nutrían de simpatizantes y de hasta podemitas pero de pocos militantes con derecho al voto en un intento por minusvalorar su demostrada capacidad de convocatoria.
A González, que en las primarias de 2014 votó a Eduardo Madina, no le apetecía esta vez significarse mucho para volver a perder. Tampoco vio claro durante meses el desembarco de Díaz a la secretaría general del PSOE. “Sería una desgracia para Susana y para mí que yo me pronunciara sobre eso”, afirmaba apenas cuatro meses antes de encaminarse a Ifema cuando le preguntaba la prensa sobre su apoyo a la presidenta de la Junta de Andalucía. Su falta de entusiasmo era evidente.
Rubalcaba también medió con González para que se sumara al apoyo a Díaz
Rubalcaba, al que muchas veces se ubicó en el sanchismo dado que la andaluza había apoyado a Chacón en el congreso donde resultó elegido por la pírrica diferencia de 22 votos, intentó disuadirle para que se sumara a las filas de Díaz so riesgo de desaparición del PSOE. También mantenía el ex presidente del Gobierno conversaciones más o menos frecuentes con el responsable de la comisión gestora, el asturiano Javier Fernández, quien, por cierto, no volverá a aspirar al liderazgo del partido en la región. Finalmente, se organizó el encuentro en Madrid con Susana Díaz para asegurarle que nada ni nadie impediría el triunfo de la andaluza.
No obstante, las reticencias y dudas de González regresaron tras la recogida de avales. El éxito del madrileño, que se quedó tan sólo a 6.200 apoyos de la andaluza, fueron todo un mazazo para el aparato. Los 59.390 avales de Díaz, con ser muchos, palidecieron ante los 53.117 de Sánchez, muy meritorios si se tiene en cuenta que su campaña transcurrió al margen de los órganos del partido, de las sedes, de las estructuras y hasta de los medios de comunicación.

Dudas del ex presidente

A partir de ese momento la candidatura de Díaz comenzó a barajar la nada halagüeña hipótesis de sacar “menos votos que avales”, lo que les convertiría, en palabras de un destacado dirigente socialista que apoyó a la presidenta de la Junta de Andalucía, en el “hazmerreír de todos”, pero, aun así, ganaban.
Esa convicción no la compartía ni de lejos Felipe González, que lo dejó claro al negarse a acudir al mitin de cierre que Díaz celebró en Sevilla el pasado día 19. Invitados tanto él como Guerra, excusó su ausencia alegando supuestos problemas de agenda.
Tras la celebración de las primarias, González se ha limitado a comentar que “estoy en minoría, pero hay que apoyar a la mayoría”, aunque es improbable que vuelva a decantarse por nadie en unas primarias.


                               CRISTINA DE LA HOZ  Vía EL INDEPENDIENTE


DESPUÉS DEL CHOQUE, ¿QUÉ?

Los empresarios catalanes avisan a Puigdemont en Sitges de que Cataluña no progresará sin respetar la legalidad

El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont (i), y el presidente del Círculo de Economía de Sitges, Juan José Bruguera. (EFE)

El fin de semana ha confirmado que —tal como escribí el jueves 24— tanto el Gobierno de la Generalitat como el de Madrid están haciendo los últimos movimientos ante lo que parece un inminente choque de trenes. Ninguna de las dos partes piensa ya en evitarlo o, como mínimo, diferirlo. Tras el verano, habrá choque.
El jueves, en la inauguración de las jornadas anuales de Sitges del Círculo de Economía, su nuevo presidente, Joan Josep Bruguera, le dijo con claridad al presidente Puigdemont que la Generalitat tiene que respetar la ley, que el solicitado referéndum no es lo más relevante y que entre la independencia y el 'statu quo' hay muchas fórmulas intermedias que tienen un amplio apoyo en la población según todas las encuestas. Pero Puigdemont reaccionó como si oyera llover. El Gobierno catalán está dispuesto a negociar la fecha y la pregunta del referéndum, así como los pasos legales para hacerlo posible, pero no puede haber negociación si —antes— no se reconoce el derecho a decidir, la autodeterminación.
Los empresarios del Círculo de Economía —entre los que CDC tuvo durante años bastante o mucha influencia— dedujeron rápidamente que no había negociación ni pacto a la vista. Y la frialdad ante Puigdemont subió varios grados.
Y el sábado, también en Sitges, escucharon la respuesta —meridianamente clara y algo más vehemente de lo habitual— de un presidente Rajoy contrariado: “Ni quiero ni puedo autorizar un referéndum de autodeterminación”. La posición era esperada, pero lo que sorprendió a una parte de los empresarios fue la determinación del presidente de no tomar en consideración cualquier otra fórmula. A una pregunta escrita sobre una solución tipo tercera vía —a la que Bruguera también aludió—, Rajoy respondió: “A quien me hace esa pregunta, le quiero decir que entiendo muy bien lo que piensa, pero yo me encuentro ante la petición de un referéndum de autodeterminación y la amenaza de una ley de desconexión que se quiere votar sin debate previo y en 24 horas”. Punto y final. ¿El presidente no puede tomar la iniciativa y mover el tablero?
El nuevo partido de Ada Colau —Els Comuns— se distancia del independentismo y se opone al referéndum unilateral
La respuesta de Puigdemont fue convocar este lunes una reunión de los partidos defensores del referéndum a la que acudieron los independentistas y Podemos (para escuchar), pero no Catalunya en Comú, la formación (en construcción) de Xavier Domènech y Ada Colau, que es partidaria del referéndum pero que exige que sea legal y pactado y que está muy dividida respecto a la independencia. La reunión no se sabe para qué sirvió —aparte de la fotografía— por la inasistencia de los 'comunes' y porque tampoco se avanzó nada en lo que la CUP viene exigiendo y Puigdemont ha prometido repetidamente: la pregunta y la fecha del referéndum.
Tal como escribí la semana pasada, el independentismo no afronta este choque en la mejor de las posiciones. En el empresariado —la actitud de los reunidos en Sitges es un relevante ejemplo— nunca han sido mayoría los separatistas, pero sí había simpatizantes y muchos partidarios del diálogo y la negociación, remisos además a adoptar una actitud contraria a la Generalitat y a ponerse del lado de Madrid. Ahora, cuando lo que se plantea con toda crudeza es un referéndum unilateral, la actitud es distinta. El empresariado cree mayoritariamente que salirse de la legalidad solo conduce a la inestabilidad y al fracaso.
Por otra parte, a la izquierda del PSC, muchos apoyaron la 'consulta participativa' de 2014. Joan Herrera, entonces líder de ICV, no es independentista pero no se quiso separar del movimiento porque sabía que recogía la simpatía de muchos catalanes que querían protestar contra el 'statu quo'. Ahora Catalunya en Comú, el partido de Ada Colau en el que se ha integrado la antigua Iniciativa de Herrera, parece más decidido a no acompañar al Gobierno de la Generalitat en un enfrentamiento ilegal con el Estado.
Además, el carácter excluyente con el que JxS aborda la ley de desconexión (secreta, urgente, sin debate y lectura única) la descalifica ante una parte de la opinión pública que creía que el referéndum era una exigencia democrática. El Gobierno de Rajoy se apoya en el imperio de la ley y el independentismo ha perdido legitimidad ante buena parte de la opinión pública. Entre el 'statu quo' o la exigencia de más autonomía, la mayoría de la opinión catalana —lo dicen todas las encuestas— está contra el Gobierno de Madrid. Pero otra cosa es creer que la legitimidad sea de los que quieren ignorar la legalidad y se niegan a negociar otra cosa que no sea un referéndum de autodeterminación.
Entre la Constitución, votada por todos los españoles (los catalanes con más mayoría), o el 47,8% del independentismo en 2015 (contando el 8% de la CUP que quiere irse de Europa y acabar con el capitalismo) de las elecciones plebiscitarias (que Mas decía que eran el referéndum), cuesta sostener que la legitimidad esté en el campo independentista. Por más simpatía que la demanda de más autogobierno —siempre desatendida por el PP— tenga un apoyo mayoritario.
El independentismo se ha radicalizado y ha perdido prestigio ante una parte de la población que suscribe el deseo de un mayor autogobierno
Entre los que piden mayor autogobierno y están en desacuerdo con la política del PP respecto a Cataluña, los independentistas han ido perdiendo fuerza progresivamente, en especial desde que gobiernan condicionados por el apoyo de la CUP.
En estas condiciones —distancia creciente con el empresariado, reservas de los partidos de izquierdas que piden un referéndum legal y pactado (el PSC ya abandonó hace años esta posición) y pérdida de prestigio ante muchos electores que desean más autogobierno—, el independentismo está ahora más radicalizado pero tiene menos capacidad de atracción que cuando la consulta participativa de 2014 y las 'plebiscitarias' de 2015. Así es difícil que salga victorioso del que parece inevitable choque con el tren del Estado.
Un agudo periodista de la órbita independentista, Marsal Sintes, lo venía a admitir este lunes —justo después de la reunión del Círculo de Economía— en su columna de 'El Periódico de Cataluña': “En términos ajedrecísticos, el Estado goza de una posición mejor, bastante mejor (…) sea como sea, las cosas se pondrán feas y en muchos sentidos realmente incómodas en Cataluña (…) el soberanismo que ha incurrido en no pocas equivocaciones —como dejarse arrastrar por la idea de que el proceso debía culminar rápidamente, el famoso 'tenim pressa' (tenemos prisa)— no tendría que olvidar qué es lo auténticamente importante (…) quedar en una posición más ventajosa tras el inminente choque”. O sea, que la independencia no es ya para el llamado tricentenario (el de 2014), ni para 18 meses después de las 'plebiscitarias' de 2015, como prometió el programa de JxS, sino para un poco concretado futuro.
El independentismo va a perder la batalla. Y lo más grave es quedesprecia los consejos del catalanismo sensato que —como Miquel Roca en su artículo de ayer de 'La Vanguardia'— le recomienda: “Hacer política. Hablar y negociar. Comprender al adversario y respetar sus limitaciones. Empezar de cero, sin apriorismos y condiciones previas. Hablen de lo que se quiere, sin ligarlo a una sola y única forma de conseguirlo (…) huyendo de demagogias, populismos baratos, socios interesados al servicio de otros objetivos muy diferentes [clara alusión a la CUP] (…) El final se acerca (…) se puede esperar a hacer política después del final o hacerla antes para evitar un mal final. Esta y no otra es la cuestión. ¿Evitar el fuego o esperar a las cenizas para empezar a trabajar?”.
Roca advierte al independentismo y a los partidos de Madrid, a los que también aconseja, de que hagan política. En 1965, 10 años antes de la muerte del dictador, Santiago Carrillo publicó un libro muy leído en la clandestinidad, 'Después de Franco, ¿qué?', en el que recomendaba la “reconciliación nacional”. Ahora la pregunta sería: después del choque, ¿qué? Porque todas las encuestas dicen que tras las elecciones —que la vicepresidenta Soraya reconoció el lunes que serían el próximo desafío— ERC será el primer partido. No sabemos qué mayoría insuficiente tendrá Junqueras ni qué alianzas podrá tejer, pero seguramente el primer partido de Cataluña será independentista. Y ello debería aconsejar a Madrid un cambio de actitud.
Si el independentismo es una forma de populismo —tesis Guindos—, ¿por qué el 47,8% de los catalanes ha identificado a España como el enemigo exterior?
El Gobierno del PP va a salir victorioso del choque porque en una democracia europea es suicida rebelarse contra el orden constitucional. Pero tiene responsabilidad en el conflicto. No quiero insistir —pongo nerviosos a algunos lectores— en la actitud poco inteligente ante el Estatut de 2006, pero sí resaltar dos cosas. La primera es el discurso del ministro Guindos —uno de los miembros más liberales del Gobierno— en Sitges el pasado jueves. Guindos acusó, con suavidad, al independentismo de ser una variante del populismo, al que caracterizó por dos posiciones de fondo: la atribución de todos los males a un enemigo exterior y la propuesta de soluciones fáciles.
El ministro de Economía, Luis de Guindos, antes de su intervención en el Círculo de Economía de Sitges.
El ministro de Economía, Luis de Guindos, antes de su intervención en el Círculo de Economía de Sitges.
Admitiendo la tesis Guindos, el PP (y parte del PSOE) debería preguntarse por qué el 47,8% de catalanes (bastante más que el 34% de franceses que votaron a Marine Le Pen en Francia) ha llegado a creer que el enemigo y además exterior es España.
El segundo dato es la encuesta de 'El País' del pasado domingo. No es ya que el 96% de los catalanes (una mayoría búlgara) crea que “el Gobierno del PP no ha sabido gestionar de forma adecuada la situación en Cataluña”, es que el 77% de los españoles (contra el 19%) cree exactamente lo mismo. Un porcentaje de desaprobación bastante cercano que demuestra que los catalanes ni son extraterrestres ni están zumbados.
El independentismo se ha equivocado gravemente. El PP también. Si el paisaje después de la batalla es el mismo —o similar—, porque ambos continúan en sus trece, la realidad solo puede empeorar. ¿Hasta dónde y hasta cuándo?.

                                                       JOAN TAPIA  Vía EL CONFIDENCIAL

 

ASÍ ENGAÑAN RAJOY Y MONTORO A LOS ESPAÑOLES

Esto, señor Rajoy, no es el camino a la recuperación, es el camino al abismo.

Mariano Rajoy y Cristóbal Montoro. EFE

El pasado lunes, el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, anunció en el Congreso de los Diputados, en el inicio del debate de los Presupuestos Generales de Estado, que “el déficit del Estado se redujo en abril un 42% con respecto a 2016, situándose en el 0,71% del PIB”. Además, los ingresos se incrementaron un 10%”.
Montoro, usó estos argumentos para justificar el apoyo de los 176 diputados necesarios, y añadió que “el proyecto de Presupuestos Generales del Estado para 2017 es justo y transparente. Reto a cualquiera a encontrar una mancha que ensombrezca este pacto. No la van a encontrar".
Si analizamos el contenido del informe, deducimos que las palabras del ministro son, nuevamente, ciencia ficción
Ayer martes, la Agencia Tributaria publicó el informe de recaudación a abril 2017. El informe dice que los ingresos acumulados hasta abril fueron de 67.164 millones de euros, un 9,6% más que en 2016, tal como había adelantado Montoro. Sin embargo, si analizamos el contenido del informe, deducimos que las palabras del ministro son, nuevamente, ciencia ficción, ya que este incremento, especialmente en el mes de abril, que fue del 17,3%, se debe a dos causas excepcionales que nada tienen que ver con el incremento de la actividad económica. Me refiero a los cambios normativos del Impuesto de Sociedades aprobados 2016 y por el cálculo sesgado del IVA, que el propio informe refleja.
Cambios Normativos del Impuesto de Sociedades: Fruto de los cambios normativos y de los pagos fraccionados, incluidos en los RDL 2/2016 y RDL 3/2016, el informe de la agencia tributaria estima que el impacto, según el cuadro 0 (página I-2) sería la suma de 3.197 millones de euros, y que deberíamos restar al total de recaudación para hacer homogeneizar el dato.
Impacto del sesgo en IVA: El informe dice (página I-5) “En abril se produjo de nuevo un fuerte crecimiento en el IVA. El crecimiento se observó tanto en los ingresos mensuales (12,3%) Las causas del incremento fueron, básicamente, dos: el aumento de los precios en general y el de los productos energéticos en particular, y el hecho de que los ingresos se correspondían con el devengo de marzo, afectado por la celebración de la Semana Santa (el año pasado se celebró en marzo y este año en abril). Hay que advertir, no obstante, que el elevado crecimiento hasta abril de los ingresos brutos en estos declarantes (un 8,5%) va acompañado de un aumento de las solicitudes de devolución (las exportaciones están creciendo por encima del 15%) cuyos efectos se notarán en los ingresos netos del impuesto en los próximos meses”.
Bien. Si los ingresos por IVA fueron 27.897 millones de euros, podemos aplicar las siguientes correcciones para llegar al dato estimado real de recaudación.
En primer lugar, debemos descontar el efecto de la subida de los precios. El IPC anual en abril se situó en el 2,6%. Esto supondría unos 725 millones de euros.
Esta cifra, está a años luz de la previsión del 8% que Montoro ha incluido en sus Presupuestos, y que, si un milagro no lo impide, aprobará hoy el Congreso
En segundo lugar, debemos descontar el efecto que tendrán en los siguientes meses las devoluciones. Este dato, no es posible calcularlo de forma objetiva hasta que la propia agencia tributaria lo esclarezca, sin embargo, podemos hacer una aproximación del impacto, si tomamos el acumulado de crecimiento de las exportaciones, el crecimiento de los demandantes y todo ello correlacionado con los datos de devoluciones de 2016 y 2017 (página II-7). Ello nos lleva a una estimación de unos 1.330 millones de euros, insisto, pendiente del dato que ofrezca la agencia tributaria en los próximos informes.
Por lo tanto, para llegar a una cifra más real de recaudación que refleje la situación de la actividad económica real del España, a los 67.164 millones debemos descontar 3.197 millones, más 725 millones más 1.330 millones, lo que dejaría la recaudación acumulada hasta abril en unos 61.912 millones de euros, lo que supondría aproximadamente un 1% de crecimiento acumulado sobre el 2016. Esta cifra, está a años luz de la previsión del 8% que Montoro ha incluido en sus Presupuestos, y que, si un milagro no lo impide, aprobará hoy el Congreso.
En cuanto a Rajoy, el pasado sábado, pronunció un discurso ante los miembros del Círculo de Economía, entiendo que para recabar su apoyo, dónde nuevamente volvió a faltar a la verdad y nadie de los presentes fue capaz, o tuvo el valor, de rebatirlo.
En primer lugar, se vanaglorió al preguntarse ¿De dónde venimos?,volviendo a presumir de que él nunca pidió el rescate. Falso. Rajoy pidió formalmente el rescate a la Unión Europea. El documento de “Memorando de Entendimiento” lo deja bien claro: On 25 June 2012, the Spanish Government requested external financial assistance in the context of the ongoing restructuring and recapitalisation of the Spanish banking sector. ¡Basta señor Rajoy!No nos puede tomar constantemente por estúpidos.
Rajoy pidió formalmente el rescate a la Unión Europea. El documento de “Memorando de Entendimiento” lo deja bien claro
Tras esto, cuándo entró en el “Cómo estamos” afirmó sin ningún pudor que “España lidera la creación de empleo y la reducción de paro en Europa generando el 25% del total del empleo en la zona euro”. Todo ello, a pesar de que la última EPA refleja una caída del empleo y de que el último boletín del Banco Central Europeo, publicado hace escasas semanas, establecía que el paro real en España es del 29,8% además de que somos los subcampeones de la eurozona. No quedó ahí la cosa. Prosiguió afirmando que “los datos del incremento de cotizantes a la Seguridad Social demuestran que son las empresas del sector industrial y de servicios las responsables de este ritmo de creación de empleo”, cuando lo cierto y verdad es que el empleo que más afiliaciones tiene, y con una gran diferencia con el segundo, es el de camarero, con todo el respeto a este gremio.
Sin ruborizarse lo más mínimo, presumió de que las exportaciones eran el motor de la economía, afirmando que “sólo Alemania nos supera en cuota de exportaciones como porcentaje del PIB. Exportamos más de un tercio de nuestro PIB, frente a un cuarto que exportábamos antes de la crisis, y estamos por encima de competidores como Italia, Francia o Reino Unido. Es un hecho insólito en nuestra historia económica reciente, debido al cambio sustancial del nuestro modelo de crecimiento”. No es cierto, que exportemos un tercio del PIB, tampoco que superemos en porcentaje a Italia, y no digamos si ya comparamos los euros netos, en los que nos supera Reino Unido en un 50% y Francia en un 78%. Lo que olvidó Rajoy, es decir al auditorio que la balanza comercial española, en lo que llevamos de 2017, presenta un saldo negativo de 7.200 millones de euros hasta marzo.
Sólo en el primer trimestre de 2017, la deuda pública ha aumentado en 22.426 millones de euros
Pero el momento sublime fue cuando dijo “Hoy la economía española crece sin necesidad de endeudarse”, cuando sólo en el primer trimestre de 2017, la deuda pública ha aumentado en 22.426 millones de euros, el Banco Central Europeo ha adquirido ya un total de 176.000 millones de euros de deuda española, siendo nuestro principal sustentador y la posición neta del Banco de España frente al Eurosistema ha crecido nuevamente en el trimestre hasta situarse en la friolera de 235.000 millones de euros.
Recuerde, señor Rajoy. Las razones del crecimiento al 3,2% del que usted presume ante el Círculo, y que en Europa hacen cómo que no quieren enterase, son dos. La primera, que proviene de una situación, que sabe usted muy bien, por la que el PIB real es un 17,5% menor al oficial, y de ahí las elevadas tasas de crecimiento tras la política de expansión monetaria puesta en marcha por el BCE. Y la segunda, que el crecimiento está basado en una burbuja de deuda, lo que se traduce en que por cada euro que generamos de riqueza nos endeudamos en 2,5 euros.
Esto, señor Rajoy, no es el camino a la recuperación, es el camino al abismo. Pero claro, para usted, lo mismo que para Montoro, “lo importante, de los Presupuestos es que se aprueben”.
A buen seguro que muchas de sus señorías leerán hoy este artículo en el debate de los Presupuestos en el Congreso. Espero que les sirva este texto para convencerles de que no deben apoyar unos Presupuestos de ciencia ficción que, una vez más, al igual que sus predecesores, no se cumplirán, acumulando ya un desfase de más de 86.000 millones de euros en diez años, tal y como informaron recientemente los técnicos de Hacienda.
PD: Hoy les dedico el tema “Angels” de Robbie Williams https://youtu.be/luwAMFcc2f8

                                                               JUAN CARLOS BERMEJO  Vía VOZ PÓPULI