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jueves, 18 de mayo de 2017

EL INCREIBLE SOCIALISTA MENGUANTE

¿Qué ofrece el PSOE que no ofrezcan los demás? Ni siquiera puede presentarse como la verdadera izquierda porque ahí está Podemos, a quien ha regalado el poder local para, en palabras de Sánchez, tener un “mapa rojo” de España.

El increíble socialista menguante. EFE

El dilema de las primarias en el PSOE, entre tres candidatos de nivel bajo, demuestra varias cosas: el páramo que dejó Zapatero, la caducidad del partido socialista, lo destructivas que son las elecciones internas, la menguada condición intelectual de la clase política (en general), y el éxito del paradigma socialdemócrata. Hay más, claro, pero sería objeto de un texto más largo.
El páramo de ZP
Zapatero fue elegido en el Congreso socialista del año 2000 para impedir la glorificación de José Bono, quien, dado el espectáculo que ha dado recientemente con los papeles que se llevó del Ministerio de Defensa, hubiera hundido al PSOE igualmente. La renovación zapateresca se basó en asumir los postulados de la New Left -multiculturalismo, pacifismo, feminismo y tercermundismo- añadido a la exclusión del PP de la vida política y al reconocimiento más o menos velado del “derecho de autodeterminación”.
Ese alejamiento de la socialdemocracia europea no tuvo detrás una construcción ideológica o filosófica, sino una colección de eslóganes de los que cualquiera podía apropiarse
Triunfó, y dio una identidad distinta a la forjada por la generación de Suresnes; de hecho, es justamente lo que marca hoy al PSOE, y señaladamente a Pedro Sánchez. Ese alejamiento de la socialdemocracia europea, de la llamada Tercera Vía, no tuvo detrás una construcción ideológica o filosófica, sino una colección de eslóganes de los que cualquiera –léase “Podemos”- podía apropiarse, como así ha sido.
Al tiempo, Zapatero carecía de una visión organicista del partido y, tras descabezarlo allí donde fuera menester, no aupó a la dirección a personas capaces de liderar la renovación tras su marcha. La prueba es que del zapaterismo no quedan cuadros ni jefes o referentes más que el mismo ZP. De esta manera, sin ideas, identidad ni generación dirigente, entre el año 2000 y el 2008 el socialismo se convirtió en el páramo en el que hoy deambulan los tres candidatos.

La caducidad del PSOE

La clave de la política es lograr empatía y sensación de utilidad. Los socialistas han perdido las dos cosas. La elección de Pedro Sánchez en el Congreso de 2014 fue gracias a Susana Díaz, y para evitar que ganara Eduardo Madina, tan radical o más que el primero. La buena imagen y la creencia de los mandarines socialistas de que podían moldearlo hizo creer al PSOE que conseguiría remontar la derrota de Rubalcaba de 2011. Sin embargo, la empatía de la gente no se consigue cambiando continuamente de opinión y con una actitud y lenguaje agresivos por mucha camisa blanca que se obstine en vestir. El empecinamiento de Sánchez en el “No es no” no se granjeó la identificación los votantes, sino todo lo contrario: cansó. La prueba es que, en otro de esos cambios flagrantemente absurdos, ahora dice “Sí es sí”.
Susana Díaz tiene a media Andalucía en pie de guerra, mostrando la secular imposibilidad de los socialistas para sacar a esa región de los últimos puestos de la lista. Si el PSOE se mantiene allí es por demérito de los demás y la red de influencia subvencionada que ha montado durante más de treinta años.
La única utilidad posible del PSOE es un pacto de izquierdas, un Frente Popular, que es la baza de Pedro Sánchez
De Patxi López casi es mejor no decir nada, salvo que es la demostración de que el PSOE ha perdido el sentido de utilidad para el votante. ¿Para qué sirve votar a los socialistas? Todo su discurso de grandes palabras, tan huecas como manidas, ya lo pronuncian los demás. Allí donde gobiernan lo hacen gracias a otros. La única utilidad posible del PSOE es un pacto de izquierdas, un Frente Popular, que es la baza de Pedro Sánchez. Pero es un llamamiento que alimenta a Podemos, al que presentan como imprescindible para “el cambio”. Mala estrategia.

La destrucción interna

Seré breve en esto. La debilidad de la oligarquía dirigente hace que afloren las banderías que se destrozan para conseguir la hegemonía dentro de la organización. En esa guerra, la primera víctima es la imagen del partido, a lo que sigue la marcha de aquellos que estaban ahí por buena fe o servicio público, que se niegan al vasallaje o que huyen espantados.
Viendo el espectáculo y la inquina entre los candidatos, la distancia abismal entre unos y otros, la imposibilidad de maridar las ideas y los proyectos, es mejor un pacto a puerta cerrada entre banderías. Por eso, cuando los socialistas dicen que las elecciones internas son una demostración de democracia es para echarse a temblar. ¿Qué concepto tienen de democracia?

El nivel

La pregunta de Patxi López a Pedro Sánchez sobre qué entendía por nación deprimió a muchos, pero no sorprendió a casi nadie. La despreocupada alegría con la que los candidatos (y candidata, claro) utilizan los conceptos más básicos del derecho, la economía, la sociología y la ciencia política es directamente proporcional a su facilidad para usar el lenguaje políticamente correcto.
No es que los políticos tengan que ser eminencias, pero si advertir al menos que deben conocer algunos conceptos y procesos fundamentales
No es que los políticos tengan que ser eminencias, pero si advertir al menos que deben conocer algunos conceptos y procesos fundamentales, o bien rodearse de personas que los conozcan y se los pasen en el momento oportuno. No basta con declamar buenas intenciones y palabras grandilocuentes y universales, acompañando una actuación teatral ante las cámaras, hay que saber de qué se habla. Es la mejor manera de recobrar la confianza de la gente.

El PSOE busca casa

La socialdemocracia no está en crisis, sino instalada en todos los partidos, aquí y en el resto de Europa. Lo que está en crisis, como ya escribí, son las siglas de aquellos partidos que se identificaban con esa etiqueta. El zapaterismo convirtió la socialdemocracia en New Left, que ahora está en manos de Podemos, su verdadero heredero; mientras que los principios socialdemócratas los enarbolan el PP de Rajoy y Ciudadanos.
¿Cómo encontrar un hueco en este espacio electoral tan poblado de socialdemócratas? ¿Qué ofrece el PSOE que no ofrezcan los demás?
¿Cómo encontrar un hueco en este espacio electoral tan poblado de socialdemócratas? ¿Qué ofrece el PSOE que no ofrezcan los demás? Ni siquiera puede presentarse como la verdadera izquierda, o la mejor izquierda, porque ahí está Podemos, a quien ha regalado el poder local para, en palabras de Sánchez, tener un “mapa rojo” de España.

El final menguante

El PSOE lo tuvo todo para convertirse en el partido hegemónico, pilar del régimen, con vaivenes, pero inalterable, en este país de mentalidad estatista y socialdemócrata. Sin embargo, el páramo que dejó el zapaterismo, la incapacidad para generar empatía y sentimiento de utilidad, la autodestrucción por las primarias, y la realidad de un espacio político copado por otros, aventuran un futuro menguante para lo que quede de PSOE.

                                                                JORGE VILCHES      Vía VOZ PÓPULI
 

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