Cómo reinventan la censura los dos gigantes de la tecnología: el criterio de sus algoritmos
El famoso buscador y la red social han decidido considerar a los usuarios
menores de edad “sin criterio”, y “protegerlos” estableciendo la
censura y la orientación sobre a que tienen que acceder. A los regímenes
que censuraban y orientaban la información y opinión de acuerdo con su
criterio ideológico ¿cómo los llamaban?.
Siempre han existido sospechas sobre la objetividad de los buscadores, especialmente de Google,
pero desde nuestro punto de vista eran más atribuibles a un sentido
confabulador de la historia que a una realidad evidente. Aunque lo que
sí es cierto es el poder de estos instrumentos de búsqueda, que condenan
a la nada o a la notoriedad, las noticias y sus medios, de acuerdo con el criterio de sus algoritmos.
En el pasado reciente, algunas WEBS comerciales han registrado
verdaderas hecatombes económicas porque en un momento dado Google ha
cambiado sus criterios de valoración, dando, por ejemplo, más
importancia al material gráfico o a los enlaces externos. Pero, hasta
ahora se presumía que eran criterios que al menos directamente nada
tenían que ver con los contenidos.
Ahora es diferente porque Google y Facebook han anunciado que darán mayor peso a las páginas consideradas fiables, y menos a los contenidos de baja credibilidad.
Utilizan tres ejemplos clásicos para ilustrarlo: el negacionismo nazi,
mensajes vejatorios contra las mujeres y bulos como que Obama prepara un
golpe de estado contra Trump. Aun así, se trata de identificar a los usuarios que comparten noticias no veraces y castigar a sus fuentes.
La primera consideración es que el relativismo liberal pasa a determinar lo que es “La Verdad”,
a pesar de sostener que tal pretensión es imposible, y no solo en
cuanto a grandes ideas, que por definición no pueden ser muchas, sino a
multitud de hechos cotidianos. ¿Cómo un algoritmo determina la fiabilidad de una página?
¿Es fiable una que postule que Dios es creador del mundo?¿ Es falsa la
que sostiene lo contrario? ¿Qué es un mensaje vejatorio? ¿Quién
determina que solo tienen que ser las mujeres las protegidas? ¿Qué es
un rumor? ¿Qué espacio le queda a la opinión en este marco de juego? Las
respuestas son siempre las mismas: quienes deciden qué es lo
“verdadero” son Google y Facebook. Peligroso, muy peligroso.
La Iglesia en particular ya se puede ir preparando, como sujeto católico que es, si esta forma de proceder no se ataja.
Un algoritmo, por definición, carece de capacidad para diferenciar la verdad de la falsedad,
declaraba Walter Quattrociocchi de la IMT italiano al País (28/04/17).
Es una cosa que no puede dejarse en manos de una “máquina” y tampoco de
una persona.
La respuesta a la falsedad hay que dejarla en manos de la propia comunidad. Los propietarios de las redes sociales y los buscadores tienen que ser
rigurosamente neutros. En caso contrario, como ya sucede, se exponen al
hecho de que su negocio se hunda con el paso de unos años porque seguirá
una competencia que ofrecerá esta neutralidad garantizada.
Este es un caso que amenaza sobre todo a Occidente,
porque otras áreas poseen buscadores propios. No puede aceptarse que
exista un régimen que dictamine la verdad, como 1984, la distopía de
George Orwell. Es necesario que sean públicos el conjunto de criterios
de búsqueda de los algoritmos, y no solamente cuatro ideas sobre ellos,
como hasta ahora han hecho. Tienen que ser públicos. Y se tiene que
prohibir todo intento de discriminar en función del criterio sobre la
verdad, del buscador o de la red. Más cuando ambos son, así mismo, activos agentes ideológicos
a favor de doctrinas determinadas, el liberalismo cosmopolita, la
perspectiva de género LGBTI, el Poshumanismo. El poder de estos
buscadores y estas redes es totalizador, y se ha permitido que creciera
hasta conseguir un poder excesivo que ahora será total si no se ataja.
La Comisión Europea y el Parlamento tienen que actuar inmediatamente
para garantizar la libertad y la igualdad de acceso a los contenidos con
independencia de lo que digan.
Y una sospecha más. Es atronador el silencio del mainstream liberal,
siempre tan sensible a la libertad de opinión, ante la amenaza que
plantea el establecimiento de la verdad a cargo de Google y Facebook.
Y una pregunta a dilucidar: ¿Las otras
redes sociales, Twitter, Instagram, etc., están siguiendo el mismo
camino? ¿Y los otros buscadores?.
RICARD MESTRES Vía FORUM LIBERTAS
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