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jueves, 31 de diciembre de 2015

PIDO PERDÓN

Hasta el 20 de Diciembre algunos hemos venido predicando que se aproximaba un desierto político en España. Un desierto todavía más fuerte del que estábamos padeciendo con Mariano Rajoy. Inútilmente algunos hemos intentado luchar contra el voto del miedo y del mal menor, porque a mi juicio esto solo nos ha conducido al mal absoluto.
Pero no pretendo reprocharle nada a nadie, pues cada cual tiene su puesto de servicio y cada cual sabrá si ha actuado de forma correcta o no.
Por lo que a mi respecta tengo que pedir perdón por no haber sido capaz de convencer a la sociedad, por no haber llegado a más personas y por no haber tocado sus corazones. Pido perdón por todo aquello que pude hacer de más y no hice.
Ahora bien, soy español y no puedo evitar acordarme de aquellos antepasados míos que me enseñaron a no rendirme jamás y a pelear hasta vencer o morir, sin saber que significa aquello de rendición. Estoy hablando de Don Pelayo, El Cid, los tercios españoles, Blas de Lezo…
Así que no pienso rendirme, ni tirar la toalla. Toca levantarse de nuevo y seguir trabajando, seguir luchando por construir una sociedad mejor y más justa. Ahora más que nunca, con ilusión y esperanza sigo ¡Adelante! Pero es necesario hacer autocrítica antes de seguir luchando. Tenemos que saber en qué hemos fallado, en qué estamos siendo un tanto hipócritas y preguntarnos por qué no hemos llegado a las personas.
Todo aquél que me conoce sabe que nunca me he declarado ni de izquierdas ni de derechas. Ni liberal ni conservador. Porque no creo en esas etiquetas que lo único que consiguen es dividir más a la sociedad y porque no lucho por ninguna ideología política. Lucho por las personas, por los valores y principios, por la dignidad humana y por construir una España mejor de la que recibí.
Creo que es evidente que en la situación actual no podemos pedir que se defienda la vida, la familia o la unidad de España de forma primordial, cuando son millones de personas las que se encuentran sin trabajo, miles de familias que no llegan a final de mes y no dejan de tener problemas, ya no para pagar algo tan elemental como pueden ser los libros de texto de sus hijos. Sino que tienen que levantarse con la preocupación de ¿Qué le voy a poder dar de comer a mis hijos hoy? Creo que no se puede pedir la unidad de España si no luchamos para que España de comer a sus hijos, no podemos defender la vida ni la familia si no estamos con las familias más necesitadas. En definitiva, estoy diciendo que la lucha por la defensa de principios y valores fundamentales tiene que pasar necesariamente por la defensa de la Justicia Social y de la Dignidad Humana. Hay que defender estas banderas (olvidadas por el discurso liberal-conservador) a pie de calle con acciones reales y no con conferencias de grandes ponentes y tertulias de actualidad (el café, copa y puro al que acostumbra la derecha).
Es la hora de ganarse los votos de las personas y dejar de pedirlos. Es la hora de ganarse la confianza de esas personas que no tienen nada que perder porque los políticos y las injusticias sociales se lo han robado todo. Estas personas que se ven en la encrucijada de elegir entre el olvido y la demagogia de Podemos.
Hay que actuar y estar en la calle, hay que luchar por una Justicia Social de verdad, sin populismos ni demagogias, hay que tocar los corazones de las personas y ganarse los votos, no pedirlos. España no deja de pedir a gritos Justicia Social y esto no es hacer demagogia como hacía Colau con discursos populistas, sino denunciar de verdad la cantidad de injusticias reales que padecemos con acciones y no con palabras. Como por ejemplo que las Comunidades Autónomas subvencionan operaciones de cambio de sexo cuando hay niños que no pueden comprarse material escolar, que el Senado despilfarra dinero en gastos innecesarios de traducción cuando tenemos los comedores sociales de cáritas a reventar, etc… Vuelvo a repetir, no basta denunciarlo con palabras, hay que hacerlo con hechos y acciones desde ya.
Estoy convencido de que si le devolvemos a España la justicia social y la dignidad humana. El aborto y la crisis de valores irá cayendo por su propio peso poco a poco.
No pienso volver a fallar, no quiero tener que volver a llevarme las manos a la cabeza a la hora de votar. Quiero sacar a España del desierto y seguir adelante como bien he dicho antes.
Es por esto que no pienso cruzarme de brazos ni pienso esperar a que haya elecciones o llegue la campaña electoral, toca comprometerse más. Toca hacer sacrificios y echarle tiempo y horas extra además del trabajo/estudio para exigir a los políticos con acciones y a pie de calle lo que España clama a gritos: ¡Justicia Social y Dignidad Humana!
¡Adelante!

                                                 JOSÉ MANUEL MENÉNDEZ  En su blog JUNTOS MEJORAMOS

miércoles, 30 de diciembre de 2015

LA DESTRUCCIÓN DE LA CLASE MEDIA EN ESPAÑA

Paro y estancamiento de los salarios, una realidad que conduce a la pobreza

El impacto de la crisis económica en España ha sido devastador para muchos de los hogares, hasta el punto de que 1.572.900 de ellos tienen a todos sus miembros en paro, según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) correspondientes al tercer trimestre de 2015.
Precisamente, el desempleo, que afecta tanto a asalariados como a autónomos, y que se situaba a finales de ese tercer trimestre en 4.850.800 personas, con una tasa del 21,18%, es una de las principales causas durante la crisis de un fenómeno preocupante: la destrucción de la clase media en España.
Una segunda causa del debilitamiento de la clase media, sobre todo a partir de 2008, es el estancamiento o incluso ligero descenso de los salarios de los mandos intermedios, mientras crecen los de los directivos, de forma más significativa a partir de 2011, según el estudio ‘Informe España 2014, una interpretación de su realidad social’, elaborado por el Centro de Estudios del Cambio Social (CECS), de la Fundación Encuentro.
En ese estudio se concluye que “estamos asistiendo a la disminución y el debilitamiento de la clase media en un proceso menguante en el que no se puede predecir aún su desaparición, pero sí su erosión”.
“Este debilitamiento tiene que ver con una mayor situación de vulnerabilidad socioeconómica, un empeoramiento de las condiciones de vida de los hogares, un aumento de la desigualdad social acompañado de mayor pobreza y riesgo de exclusión, la exposición al desempleo y a la ruptura con el mundo del trabajo acompañado de un proceso de desaparición de los mecanismos correctores, de protección y de construcción de la equidad”, añade el informe de la Fundación encuentro en sus conclusiones.

Mejora de salarios, solo para los directivos

Volviendo a la significación de los salarios como factor clave del mantenimiento de la clase media, en el siguiente gráfico, reproducido a partir del estudio, se puede observar cómo, durante el periodo de crisis, los únicos salarios que han experimentado una considerable crecida son los de los cargos directivos.
En la evolución de los salarios durante la crisis solo los directivos ganan

En el gráfico se ve cómo “el salario medio de los directivos no ha parado de subir: en 2007 era de 68.705 euros brutos anuales, ascendiendo hasta los 80.330 en 2013”, con tan solo un ligero descenso entre 2009 y 2010, para volver a una curva ascendente aún más significativa.
“Sin embargo, el de los empleados y mandos experimentaron una subida en 2008 y 2009 para bajar a partir de entonces. En el período 2007-2013, las retribuciones de los directivos aumentaron un 9,2%, las de los mandos intermedios cayeron un –4,8% y las del grueso de los empleados un –6,3%”, destaca el estudio.
“La prensa calificó estos datos como una constatación más de la disolución de la clase media”, advierte el estudio.
En su informe, la Fundación Encuentro también subraya que “la evolución de la remuneración del estudio de EADA-ICSA muestra que el mayor aumento se produce en 2013, justo el año en que disminuye más el salario de los mandos intermedios y en el que empieza a tocar suelo la caída del PIB. El deterioro económico lo sufren más las clases medias y las trabajadoras, mientras que la mejora de la economía no repercute en ellas, sino en un incremento salarial de los directivos”.

Evolución de los ingresos en los hogares

Por otra parte, el estudio también muestra la evolución entre 2007 y 2013 de los hogares según los ingresos mensuales netos regulares, en porcentaje, como se ve en este otro gráfico. Es otra forma de ver cómo la clase media se ha visto más afectada por la crisis.
La clase media, la más perjudicada en la evolución de los salarios

“En la tabla 5 se observa el desplazamiento de los ingresos a las franjas inferiores y el aumento del porcentaje de hogares con ingresos reducidos. En 2013, los ingresos en casi el 26% de los hogares españoles tenían una cuantía inferior a los 1.000 euros netos mensuales, y en casi la mitad, una cifra inferior a los 1.500 euros. En 2008, año en el que hay un cambio de tendencia, el porcentaje de hogares con ingresos inferiores a los 1.000 euros no llegaba al 21%. En el apartado de los hogares que percibían 5.000 euros o más se ve cómo el porcentaje ha disminuido, pero solo en 0,3 puntos porcentuales, pasando del 2,8% de los hogares al 2,5%”, aclara el estudio.
Los hogares que ingresaron menos de 500 euros mensuales pasaron del 3,1% en 2008 al 5,5% en 2013

Además, “los hogares que ingresaban menos de 500 euros mensuales han pasado del 3,1% en 2008 al 5,5% en 2013. Hay que tener en cuenta que esta estadística sólo incluye a los hogares con ingresos, por lo que se deberían sumar los hogares sin ningún ingreso”, añade.
En ese sentido, el estudio recuerda que, según la EPA, “en el cuarto trimestre de 2013, había 773.200 hogares sin ingresos, cuando en 2008 eran 470.600.
Al mismo tiempo, en el apartado de los hogares que percibían 5.000 euros o más se ve cómo el porcentaje ha disminuido, pero solo en 0,3 puntos porcentuales, pasando del 2,8% de los hogares al 2,5%.
En cuanto a las franjas intermedias, si observamos la banda entre los 1.500 y los 1.999 euros, han pasado del 17,3% en 2007 al 16,5% en 2013; entre los 2.000 y los 2.499, el descenso es del 15,2% al 12,3%; entre los 2.500 y los 2.999 ha habido un ligero aumento, del 9,8% al 10,1%; y entre los 3.000 y los 4.999 euros ha bajado del 12,2% al 10,8%.
En cualquier caso, “estos datos dan idea del nivel de pauperización de la sociedad española, ya que la crisis la sufren especialmente los sectores más vulnerables y las capas medias afrontan un proceso de reducción de ingresos”, sentencia el informe.
Ante estos datos, el estudio advierte de que “el Estado parece haber ido defendiendo más los intereses del sector económico-financiero y de determinadas élites, correspondientes a las clases denominadas altas y a la clase corporativa global, de la que salen beneficiados, además, los grupos sociales en los que apoyan su gestión, situados en las franjas directivas y técnicas de alto nivel, […] convirtiendo el interés privado de las clases dominantes en interés público y general de toda la ciudadanía”.

Hay que dinamizar el papel de la sociedad civil, actualmente más bien controlada y subordinada

Propuestas de mejora
Por otra parte, la Fundación Encuentro propone en su estudio algunas iniciativas para revertir una situación que, a día de hoy, no es nada halagüeña.
“El reto al que nos enfrentamos no es sólo la mejora de las condiciones de vida de las clases media y trabajadora, sino el de la lucha contra la desigualdad y la construcción democrática del Estado, la política y la sociedad, dinamizando el papel de la sociedad civil, actualmente más bien controlada y subordinada, para que adquiera una capacidad de acción real y efectiva y una mayor participación en la gestión del poder público”, plantea.
Además, “la materialización de los derechos y el ejercicio de la ciudadanía requieren instrumentos: políticas públicas eficaces, recursos fiscales y mecanismos de deliberación y participación ciudadana”, señala.
“Es preciso redefinir modelos alternativos de gobernabilidad y de democracia. Así, se puede profundizar en el rol político de la sociedad civil y del Estado, dando poder a los más débiles para que les permita alzar su voz, influir en las tomas de decisiones del poder público y orientar su acción.
Asimismo, “una parte de la lucha democrática supone, por un lado, repensar la idea y la práctica de la democracia vinculada a la justicia, los derechos, la solidaridad y la paz y revisarlas en el contexto de la globalización; y, por otro, la lucha contra la pobreza y exclusión de las clases bajas, la mejora de las oportunidades, el empleo y la protección social frente a la desigualdad y la vulnerabilidad mejorando las condiciones de vida, el poder de acción y decisión y el prestigio y valor simbólico de las clases media y trabajadora, concluye.

                                                                                    ISABEL ORDÓÑEZ  Vía FORUM LIBERTAS






VÁYASE, SEÑOR RAJOY

El “Váyase, señor González” se convirtió en uno de los más famosos latiguillos parlamentarios de los años noventa, cuando el fogoso José María Aznar por quien nadie apostaba un ochavo como candidato a La Moncloa pugnaba por desgastar a un Felipe González cercado por la corrupción. Aznar ganó por fin unas elecciones y ocupó la presidencia del Gobierno durante ocho años. Seis meses antes de despedirse con la marcha fúnebre de los atentados del 11-M, su dedazo plenipotenciario invistió como sucesor a Mariano Rajoy, otra lumbrera obligada a perseverar dos legislaturas en la oposición para llegar a ocupar un poder que le había birlado uno de esos tipos, otro más, por el que ni el más osado se hubiera jugado jamás una perra gorda, el gran José Luis Rodríguez Zapatero.
Es la historia en trazo grueso de los “cerebros” que han ocupado una presidencia del Gobierno de España progresivamente devaluada por una clase política que mengua –en talento y capacidad de liderazgo- sin cesar desde los tiempos del ahora añorado por tantos Adolfo Suárez. Es el divorcio radical entre las clases medias ilustradas españolas, plagadas de valiosos profesionales liberales, y una clase política tan anémica como vilipendiada, rechazada de plano como opción de futuro para sus hijos/as por cualquier padre responsable. La política como sucedáneo de la traición, la sumisión y el miedo. Camino de perdición hacia la nada. Lo dijeron Stuart Mill y Tocqueville: el hombre sabio y popperiano jamás aceptaría someterse al juicio del electorado, de lo que resulta que los criterios de selección de la democracia tienden a expulsar del juego a los mejores. La “selección negativa” de Sartori. Por increíble que parezca, Rajoy hizo ayer un relato triunfalista de los resultados electorales cosechados por el PP el pasado día 20, olvidando que perdió 63 escaños y más de 3,6 millones de votos respecto a noviembre de 2011. Ya había recibido severas advertencias en las europeas de 2014 y en las municipales y autonómicas de mayo de este año. Como el que ve llover. De victoria en victoria hasta la debacle final. Váyase, señor Rajoy.
Por increíble que parezca, Rajoy hizo ayer un relato triunfalista, olvidando que perdió 63 escaños y más de 3,6 millones de votos respecto a 2011
Pero nuestro hombre sigue impertérrito tras del atril del poder en Moncloa, sin nadie que se atreva a susurrarle al oído que tal vez la culpa no sea de Pedro Sánchez, ni de Pablo Iglesias, ni de Albert Rivera, ni siquiera deArtur Mas; sin nadie que ose sugerirle que quizá la culpa sea suya, suyo el pecado de haber dilapidado la mayoría absoluta más amplia de la que Gobierno alguno haya dispuesto en la España democrática, esa mayoría que el buen pueblo español le sirvió en bandeja para que abriera al enfermo en canal y operara sin titubeos la triple crisis económica, política y moral que atenaza a España. Con cara de cemento armado, el sujeto pidió ayer un Gobierno, naturalmente presidido por él, “de amplio apoyo parlamentario” para “hacer por amplios consensos las reformas que necesita España” (sic). Manda rosas a Sandra. O manda cojones, con perdón. ¿Ahora se acuerda usted de las reformas que necesita España, ahora, cuando se acaba de despertar de la siesta cuatrienal que se ha echado sobre la mullida alfombra de esa mayoría vertida por el albañal del inmovilismo más absoluto? Váyase, señor Rajoy. 
Mariano quiere formar Gobierno “como sea”
Pero, ¿es que acaso ha pedido perdón a sus votantes? ¿Se ha disculpado ante la militancia del PP? ¿Ha exhibido argumento alguno capaz de servir de atenuante para el desastre de legislatura que acaba de terminar? No señor. Con un par. Au-dessus de la mêlée. Cero autocrítica a caballo de la radical determinación de seguir en el machito, mantenerse en el puente de mando aunque la nave colectiva amenace naufragio. Porque a ese señor que ocupa La Moncloa con el aire circunspecto de quien pasaba por allí, alguien a quien el país ha pedido un duro sacrificio personal cuando podía estar forrándose en su despacho de registrador, resulta que le gusta el poder más que a un tonto un bolígrafo. Tiene el partido descoyuntado, sin proyecto político ni ideario alguno más allá de seguir en la poltrona a cualquier precio, pero eso no parece preocuparle. Su camino se bifurca ahora en dos direcciones: lograr la investidura para ser elegido presidente de un Gobierno en precaria minoría y, en caso de no lograrlo como parece probable, presentarse de nuevo en mayo, fresco cual rosa, como candidato de la derecha a la presidencia del Gobierno. Yo sigo y aquí no ha pasado nada. Váyase, señor Rajoy.
Uno no se imagina cómo un señor de la derecha conservadora puede empeñarse en gobernar en tan escuálida minoría, haciéndole el trabajo sucio al populismo
Fuentes del partido sostienen que Mariano está empeñado en formar Gobierno como sea. “Como sea”, repiten. Y uno, que ha visto ya muchas cosas, no se imagina cómo un señor de la derecha conservadora puede empeñarse en gobernar en tan escuálida minoría, que es tanto como estar dispuesto a hacerle el trabajo sucio al populismo rampante, porque con 123 diputados, que serán 122 si finalmente se atreven a mandar a paseo al golfo segoviano, el PP no va a poder acometer, entre otras muchas cosas, un ajuste fiscal del orden de 15.000 millones necesario para dejar el déficit público en el 2,8% del PIB comprometido, ajuste que debería abordarse, un suponer, vía recorte del gasto y no mediante nuevo aumento de impuestos como ocurrió en 2012; y no va a poder efectuar las reformas estructurales que sigue necesitando el país, y no va a poder refinanciar los 250.000 millones de deuda pública vencida que hay que negociar este año, y a ver qué pasa con eso, Mariano, qué pasa con España cuando los ejecutivos que manejan las mesas de contratación en Londres y Wall Street vuelvan de vacaciones el 11 de enero y decidan dedicar dos minutos a echar un vistazo a lo ocurrido en España el 20D. Váyase, señor Rajoy.
¿Va usted a pactar más gasto social con la izquierda para poder seguir en el machito? ¿Está usted dispuesto a arruinar las cuentas públicas? Por vergüenza torera o por patriotismo constitucional, usted tiene que irse, no puede seguir siendo el tapón que mantiene bloqueado un país entero, que impide la regeneración del PP y el surgimiento de una nueva derecha liberal, laica, reñida con la corrupción, cumplidora de la ley y comprometida con las reformas. Usted es el problema, nunca la solución. Es verdad que nadie se atreve a decirle algo parecido en su partido, un espacio donde reina el silencio porque manda el miedo, pero debe saber que el 95% del mismo está convencido de que con otro candidato en las generales del pasado día 20, sus resultados hubieran sido notablemente mejores, porque están seguros de que es usted una máquina de dar votos a la izquierda populista, y de que si insiste en ser cabeza de cartel en mayo acabará por hundir una organización presta a estallar en banderías en cuanto pierda las sinecuras del poder. Váyase, señor Rajoy, porque “nunca ha de morir todo un pueblo por un hombre solo”, que dijo el poeta Espriu.
Un monumento frente a la Peregrina
Usted tiene que irse. Irse ya, irse cuanto antes. ¿Para ser sustituido por quién? No lo sé; no es mi trabajo. Usted es el pasado. Un pasado de inmovilismo que ha situado a España en uno de los momentos más inquietantes de su reciente historia. Es verdad que no nos ha dado los sustos con que Zapatero y sus ocurrencias amenazaban a diario a los españoles, pero nos ha encofrado de inmovilismo y corrupción hasta las cejas, ha parado al país en seco. Tenga usted un gesto de gallardía y váyase. Estamos dispuestos a hacerle un monumento en su Pontevedra natal frente a la iglesia de la Peregrina. Dispuestos a lo que sea. España no puede seguir parada. El futuro no puede esperar. Pretender ir a nuevas elecciones con Mariano Rajoy como candidato es un suicidio para la derecha y una desgracia para millones de españoles necesitados de ese partido capaz de representar los valores de esa “sociedad abierta” sobre la que teorizó Popper y en la que los individuos se sienten responsables de sus actos, sociedad capaz de crear riqueza, primero, y repartirla, después, capaz de perfilar un proyecto de futuro en el que quepan todos los españoles. Una derecha moderna que pueda presentarse en mayo ante el país dispuesta a pedir con humildad un nuevo mandato reformista frente a la izquierda desnortada de Pedrito y la colectivista de Pablito. Váyase, señor Rajoy. Lárguese cuanto antes. Háganos ese favor.

                                                                 JESÚS CACHO  Vía VOZ POPULI

martes, 29 de diciembre de 2015

GIRO A LA IZQUIERDA (ROTA POR LOS PERSONALISMOS)

Las elecciones del 20-D han dejado un giro claro del país a la izquierda. La suma de partidos de derecha ha perdido 784.799 votos frente a la suma de los grupos de izquierda que reúnen 2.898.803 sufragios más que en 2011. En escaños, el trasvase ha sido casi de uno a uno: entre 37 y 39 escaños han cambiado de signo político en el Parlamento de la nueva legislatura. El saldo es que las formaciones progresistas aventajan a las conservadoras en 866.466 papeletas. Sin embargo, la izquierda está volviendo a demostrar su incapacidad para entenderse, envuelta en guerras internas y ansias de poder que amenazan con cortocircuitar el cambio que tanto ha propugnado en campaña electoral. 
El 20D deja una subida de 2,8 millones de votos a la izquierda
El análisis desde el ángulo derecho del espectro político deja una sangría tal del Partido Popular que supera los 3,6 millones de votos. El calibre de su debacle ni siquiera permite a Rajoy sostener un gobierno estable sumando los 3,5 millones de votos de Ciudadanos. El PP ha sangrado en tres direcciones: la derecha, con Ciudadanos, la izquierda, donde sorprendentemente algunos de sus votos han ido al PSOE y la abstención. Pero para el Partido Popular lo peor no es su escaso apoyo en la calle sino su falta de respaldo en la cámara:el PP no puede contar con el sostén de los 8 escaños de Democràcia i Llibertat (la antigua CiU de Artur Mas) con la que el proceso soberanista ha hecho imposible el diálogo. Tampoco puede contar con una Coalición Canaria que, aunque ha sido su aliada en el pasado, mantiene un pacto de Gobierno con el PSOE que hace difícilmente factible su alianza con los populares. Así pues, tras una legislatura en la que los populares han gobernado por decreto y sin diálogo, sus 123 escaños sumados a los 42 de Ciudadanos y a los 7 de PNV y Foro Asturias dejan a Rajoy fuera del Palacio de la Moncloa.
Pero la mayoría de izquierdas está empezando a demostrar que tampoco es capaz de dialogar ni de gobernar porque es incapaz de gobernarse. Ni el viraje del voto, ni la ventaja de más de 866.000 sufragios, ni los 37 escaños adicionales sirven para articular un gobierno de izquierda en el que hay ocho partidos y hasta 11 grupos parlamentarios. El cortoplacismo y el personalismo está pudiendo a quienes hasta ahora han pronunciado el discurso del cambio.
  • DENTRO DEL PSOE, las ansias de poder de Susana Díaz están impidiendo incluso explorar la vía de una alianza de izquierda y llevando a barones como Ximo Puig o García Page a incurrir en la contradicción de prohibir el diálogo con Podemos desde regiones donde se gobierna gracias al apoyo de la formación morada. Baste como recuerdo que en la Comunitat Valenciana, Compromís –ahora Podemos-Compromís—ostenta la vicepresidencia del Consell y que en Castilla-La Mancha los dos diputados de Podemos permitieron a Page imponerse frente a Cospedal. Lo mismo ocurre enExtremadura –donde Fernández-Vara sumó 6 votos de Podemos a los 30 del PSOE frente a la abstención de los 28 votos de PP y uno más de Ciudadanos—o en Asturias –donde Javier Fernández firmó con IU un acuerdo de legislatura con 19 escaños ante los que los 9 diputados de Podemos se abstuvieron, en una cámara con 45 miembros-. Sin embargo, la guerra de personalismos en el PSOE hace que lo que es común fuera de Madrid sea implanteable desde Ferraz.
  • FUERA DEL PSOE, PODEMOS también parece haber apostado por repetir las elecciones. Podemos plantea condiciones que hacen imposible el entendimiento y que parecen apuntalar la idea de Pablo Iglesias de que sólo le había “faltado una semana y un debate más” para convertirse en presidente. Si la nueva política era la del diálogo y la concordia, Podemos acaba de convertirse en vieja política antes incluso de recoger el acta de diputado, anteponiendo la urgencia del referéndum en Cataluña a la de la emergencia social y a las medidas que pudieran paliarla.
El personalismo de la izquierda y sus ansias de mando están impidiendo el cambio que han predicado
El resultado particular a ese lado del espectro político es el de una mayoría de izquierdas incapaz de convertirse en mayoría parlamentaria y de articular el cambio que dictaron las urnas.
El resultado general en el Parlamento es el de una clase política incapaz de acatar el mandato que la ciudadanía le acaba de dar. La orden de los españoles fue clara: se pedía diálogo y entendimiento para poner fin a una legislatura de mayoría absoluta y de absolutos abusos del poder legislativo. Pero los responsables políticos parecen estar más preocupados en sus posiciones personales que en acatar ese mandato de las urnas, en las políticas de partido que en las de Estado.
Si nada cambia, estos líderes políticos movidos por sus intereses particulares serán los que, dentro de unos meses, convoquen al interés general y apelen desde su sentido de partido a nuestro sentido de Estado en otra cita con las urnas.
                                                               
                                                                             JAVIER RUIZ   Vía VOZ POPULI













PODEMOS YA HABÍA GANADO

                                                               El líder de Podemos, Pablo Iglesias, junto a su padre

No toca análisis profundo. La situación ni lo necesita ni tampoco lo merece. El panorama es simple. Pedro Sánchez está muerto políticamente, sin posibilidad de resucitación. Y Susana Díaz es el único recambio; se veía venir hace tiempo. Sin embargo, esta certeza no ahorrará a los españoles horas, días y meses de infaustas negociaciones, en las que se sondeará la posibilidad de un gran pacto de izquierda o una coalición PP, PSOE y Ciudadanos, quizá en este orden: PSOE, PP y Ciudadanos, por aquello de proporcionarle al difunto Sánchez el incentivo de una presidencia como mortaja. Entretanto estas alternativas cristalizan o no, y los pequeños intereses encuentran acomodo o no –porque de eso se trata–, Podemos seguirá en campaña: la decisión de forzar una “segunda vuelta” la tienen tomada. Ellos pueden aguantar otros cuatro meses de imposturas como si nada. Al fin y al cabo, de entrenamiento van sobrados: llevan toda la vida en campaña.
No siempre la incertidumbre es la peor alternativa. De hecho, en Cataluña, sólo la incertidumbre encarnada en la CUP es lo que evita que Ada Colau termine investida presidenta de la Generalitat
Para muchos analistas, lo peor es que permanezcamos demasiado tiempo en el terreno de la incertidumbre, y hasta cierto punto tienen razón. Ocurre, sin embargo, que no siempre la incertidumbre es la peor alternativa. De hecho, en Cataluña, que sigue siendo la vanguardia de España (también para lo peor, por supuesto), sólo la incertidumbre encarnada en la CUP, con sus votaciones y empates imposibles, es lo que evita por ahora queAda Colau termine investida presidenta de la Generalitat. De igual modo, el impasse de la ingobernabilidad a nivel nacional es lo que podría estar retrasando un gobierno central en manos de la izquierda radical. Tiempo al tiempo.
Como hemos podido comprobar a lo largo de estos últimos años, cuanto más se ha resistido el régimen del 78 a transformarse en algo mejor, en un sistema de verdad abierto, en lo político y en lo económico, más han avanzado las mareas, los círculos y los “en común”. De igual modo, cuanto más se resistan hoy los Rajoy, Sánchez y Mas a desaparecer por el sumidero de una historia menor y dar paso a la catarsis, más progresarán las Colau, los Iglesias y las Carmena. Por puro contraste.
La subversión ficticia es el horizonte de este sistema basado en los privilegios, donde el capitalismo se trasladó de la calle al BOE hace ya tiempo. Un sistema de reparto donde un hombre solo no vale nada y lo que manda son las relaciones y, claro está, la burocracia y el presupuesto. Y como en este estado de cosas todo es sinónimo de privilegio, el lógico siguiente paso es colectivizar esos privilegios y extenderlos. Así, habiendo sido imposible liberar a la sociedad, lo lógico es que ésta termine aceptando el distributismo y la “justicia social” que propone Iglesias, que no es otra cosa que aquello que desde estas páginas hemos venido llamando la apoteosis del Régimen del 78; es decir, la explosión del actual sistema de privilegios y su expansión horizontal que, como todos sabemos, llevará la economía al colapso. A fin de cuentas, la regeneración consiste en eliminar los privilegios, no en extenderlos a todo hijo de vecino. Pero a quién le importa. 
La “justicia social” se ha instalado en la mente del consumidor. Y quiere comprarla
El régimen ha sido incapaz de regenerarse desde dentro, porque quienes podían pilotar o influir en ese proceso, han carecido de incentivos para hacerlo. Desde fuera era imposible, porque la sociedad civil ha sido sistemáticamente arrasada por la vía de las subvenciones. La España real se ha politizado, partidizado, burocratizado, grupalizado, hasta el punto de que hoy, quien más, quien menos, piensa en clave colectivista y se asimila a algún grupo con la vista puesta en un privilegio, en una exención o ventaja, siquiera en algún reconocimiento. Aun cuando, por un extraño azar, surgiera una coalición que propusiera reformas y las llevara a cabo, me temo que sería demasiado tarde. La “justicia social” se ha instalado en la mente del consumidor. Y quiere comprarla.
De vuelta al principio, lo que suceda los próximos meses servirá para que corran ríos de tinta, generar titulares como si no hubiera mañana y animar las tertulias televisivas y radiofónicas, y poco más. Si acaso, las negociaciones mantendrán en vilo a quienes viven en estrecha simbiosis con el viejo modelo político. Salvo milagro, el colectivismo no sólo ha venido para quedarse, sino que apunta a cotas más altas. Y no debería extrañarnos. En España, la libertad ha estado siempre sobrevalorada: todos han especulado con ella, pero nadie la ha comprado. De ahí que Podemos ya hubierna ganado antes de empezar la pasada campaña. Ahora, si acaso, trabaja para ampliar su ventaja.
                                                            JAVIER BENEGAS  Vía VOZ POPULI


domingo, 27 de diciembre de 2015

LA TRAMPA PARA ELEFANTES: POR QUÉ SE DESINFLÓ CIUDADANOS

Nunca fue verosímil que la intención de voto a Ciudadanos se disparara sin haber mediado sucesos extraordinarios. Y, sin embargo, Rivera y los suyos jamás contemplaron la opción de que las encuestas estuviesen manipuladas. Menos aún que pudieran ser víctimas del juego de las falsas expectativas.
No se puede explicar el fenómeno Ciudadanos, ni tampoco el de Podemos, utilizando argumentos sencillos. En la España política, la espontaneidad sólo se da en cantidades medidas: todo suele estar diseñado de antemano aunque los planes rara vez salen conforme a lo previamente establecido. Lo cual no quiere decir que toda alternativa que supere el “corte” del establishment* sea un fraude o que, en un momento dado, no pueda escapar al control de quienes manejan los hilos; o al menos intentarlo. Sin embargo, toda formación con posibles nace con dos almas: una que cree que se puede hacer cualquier política y otra consciente de que existen determinadas líneas rojas que es mejor no cruzar. Quizá Rosa Díez, que combinó como nadie la transgresión con la metedura de pata, podría corroborarlo.
¿Cómo puede explicarse que tanto PP como PSOE atacaran con saña a la formación naranja, mientras dejaban a Podemos hacer de su campaña un paseo militar?
¿Por qué los medios se empeñaron en instalar en la mente del votante la idea de que Albert Rivera se había vuelto soberbio y displicente?, ¿que era él, y noMariano Rajoy o Pedro Sánchez, quien se la jugaba el 20D? ¿Cómo puede explicarse que tanto PP como PSOE atacaran con saña a la formación naranja, mientras dejaban a Podemos hacer de su campaña un paseo militar? ¿Qué sucedió para que la imagen de Albert Rivera pasara súbitamente de ser la de un ganador a la de un perdedor?
Se ha aludido a los errores cometidos por Ciudadanos para explicar que se deshinchara como un globo al llegar a las urnas. Pero el análisis formal no es suficiente: el nuestro no es un país previsible y mucho menos transparente. Hace falta un enfoque más informal o, si se prefiere, expeditivo; un análisis menos apegado al manual y más acorde con la picaresca y, por qué no decirlo, las trampas de la España política.
Del señuelo de las expectativas…
Las campañas electorales no deben ser decisivas para ganar las elecciones, porque se supone que el pescado ya fue vendido con anterioridad. En todo caso pueden serlo en sentido negativo; es decir, si se cometen errores. Es como si todos los candidatos recibieran en la línea de salida una cesta con el número de huevos que en realidad les corresponde, y el juego consistiera en trotar montaña abajo hasta llegar a la meta habiendo roto el menor número posible. Mantener la cesta a buen recaudo, esto es, conservar los votos, sólo requiere disciplina y una estrategia bien definida.
Quienes movían los hilos conocían muy bien la predisposición del elector a orientarse hacia el voto útil
Hay diversas razones que explicarían por qué Ciudadanos no cumplió unas reglas tan sencillas, por qué se olvidaron del guion, tropezaron en demasiadas ocasiones y muchos de los huevos de su cesta se estrellaron contra el suelo. Sin embargo, sean cuales sean estas razones, todas parten de una causa inicial: la manipulación de las encuestas. El imparable ascenso de la intención de voto a Ciudadanos en los últimos 12 meses no fue espontáneo; fue producto de un premeditado cocinado de encuestas que le concedía una intención de voto muy superior a la real. Los "mass media” se prestaron a una táctica dirigida a desplazar a UPyD, y a una desgastada Rosa Díez, para colocar en ese espacio reformista al partido naranja. Quienes movían los hilos conocían muy bien la predisposición del elector a orientarse hacia el voto útil, hacia el caballo ganador.
Los dirigentes de Ciudadanos, lejos de ser cautos, de atender a la duda razonable, creyeron las encuestas adulteradas y caminaron en dirección a una trampa para elefantes: la de la euforia y el exceso de confianza… Y cruzaron las líneas rojas. Sucumbieron a una suerte de pensamiento mágico, a la creencia de que su líder era invencible, que podía salir airoso de cualquier desafío gracias a sus superpoderes. Daba igual que fuera propositivo en entornos que no se prestan a ello, como los debates televisivos. Ningún obstáculo era insalvable. No importaba que la televisión pública contemplara sendas entrevistas hechas por el inefable Bertín a mayor gloria de Rajoy y Sánchez, pero no de Rivera e Iglesias. O que la privada consintiera que en el debate a cuatro Rajoy delegara en su gregaria preferida, en vez de castigarle dejando vacío su atril, como hubiera sucedido en cualquier televisión de un país con más tradición democrática que el nuestro.
La posibilidad delsorpasso al PP transformó el autobús electoral de la formación naranja en una hermética burbuja
Nunca fue verosímil que la intención de voto a Ciudadanos se disparara sin haber mediado sucesos extraordinarios. Y, sin embargo, Rivera y los suyos jamás contemplaron la opción de que las encuestas estuviesen manipuladas. Menos aún que pudieran ser víctimas del juego de las falsas expectativas. Sucede que las personas aceptamos con gusto las noticias beneficiosas, por muy increíbles que sean, pero tendemos a rehusar las desfavorables, aunque resulten infinitamente más verosímiles. De ahí que los exultantes estrategas atribuyeran el desproporcionado éxito al encanto arrollador de su líder y al buen hacer del partido. Cierto es que, a priori, no había razones para discutir a Rivera como principal activo de Ciudadanos, y que su debate televisivo con Pablo Iglesias en la barra del bar le había proporcionado enteros adicionales. Pero de ahí a pensar que podrían enfrentarse frontalmente al PP, en cualquier terreno y en cualquier circunstancia, mediaba un abismo. Es evidente que fueron las encuestas trucadas el factor clave que llevó a Ciudadanos a sobrevalorarse y perder la iniciativa.
… a la burbuja del autocar electoral
La posibilidad del sorpasso al PP transformó el autobús electoral de la formación naranja en una hermética burbuja. La euforia narcotizó al círculo de asesores y edecanes, convirtiendo a muchos de ellos en aduladores de un líder encumbrado, y olvidaron las críticas y las llamadas a la prudencia. Ciudadanos renunció a sus fortalezas, descuidó la contestación al sistema y sus ambiciosos proyectos de reforma, y se dejó arrastrar al farragoso terreno de la política ordinaria, al menudeo de los políticamente correcto, donde sus adversarios se sintieron como pez en el agua.
En contra de la creencia general, Rivera no fue presa del nerviosismo, sino que comenzó a mostrarse tal cual es: un tipo inquieto, gesticulante y parlanchín
El perfil que ofreció Rivera en el debate a cuatro, agitado, gesticulante y lenguaraz, ratifica todo lo anterior. En contra de la creencia general, no fue presa del nerviosismo, sino que comenzó a mostrarse tal cual es: un tipo muy inquieto, gesticulante y parlanchín al que hasta entonces sus asesores “sujetaban”. Pero habían dejado de hacerlo. Si bien resulta fácil guiar a un aspirante bisoño, no lo es tanto cuando empieza a creerse el "rey del mambo". Tal fue el despropósito que en Ciudadanos llegaron a pensar que su presa natural era el PP, y que estaba a tiro, cuando en realidad su consolidación pasaba por desenmascarar a Podemos y convertirse en la marca de la “nueva política”. Fue entonces cuando el partido naranja dejó se ser un incómodo aliado del PP y pasó a ser su principal enemigo. Por añadidura, al colocar en su punto de mira al PP y postularse como su alternativa “natural”, se desplazaron definitivamente a la derecha y abocaron al establishment a un dilema irresoluble. Una cosa era que en Génova aceptaran la irrupción en el Parlamento de un nuevo partido que ejerciera de punto de apoyo, de bisagra, y otra muy distinta era un caballo de Troya. Con las cosas de comer no se juega.
Errores en cadena
Perdido el Norte, desdibujada la estrategia y olvidada la disciplina, que se cometan errores en cadena es algo inevitable. Por ejemplo, primar a los “paracaidistas”, sobre todo si saltaban desde algún órgano clave de la Administración, en detrimento de quienes llevaban tiempo batallando en el partido. Un atajo que desconectó al Ciudadanos de la política a pie de calle, pues son los esforzados políticos de base, los veteranos, quienes están en contacto con el votante, los que ya han aprendido a hablar en público o ante un micrófono o una cámara, a no pisar todos los charcos y, desde luego, a no quedarse en blanco en un directo o a no decir inconveniencias difíciles de explicar.
Tampoco se intentó amortiguar esa imagen monocroma de “gente bien” que impregna a la formación naranja. O evitar que Luis Garicano, independiente o no, pero siempre postulándose para ministro... aunque sea de Marina, se empeñara en cruzar por su cuenta todos los puentes aun antes de que Ciudadanos hubiera llegado a ellos. Capítulo aparte merece el enconamiento existente entre el “think tank” naranja y cuadros importantes del PP, lo que para gente principal es motivo de preocupación de cara a un necesario entendimiento. Pero esa es otra historia.
Demasiados trazos gruesos como para no tener la convicción de que unestablishment cada vez más torpe y descoordinado intentó influir en el dibujo del mapa político
En resumen, demasiados trazos gruesos como para no tener la convicción de que, al final, un establishmentcada vez más torpe y descoordinado intentó influir en el dibujo del mapa político. Una pretendida modulación que, por culpa del estado de nervios, ha acumulado errores lacerantes, vacíos de comunicación, contradicciones y saltos de “raccord”. Nada más difícil para un periodista, un director de periódico, o un magnate de la televisión, que interpretar correctamente ambiguas e intermitentes instrucciones que, de forma un tanto enigmática, llegan desde arriba.
Lamentablemente, esta comedia tiene sus costes. De hecho, no sólo ha arruinado el discurso reformista, desembocado en la ingobernabilidad y facilitado la irrupción triunfal del populismo; también ha colocado al partido de Iglesias en ventaja de cara a unas posibles elecciones anticipadas, pues son los únicos que podrían concurrir –injustamente– libres de sospecha, con la coherencia intacta; esa consistencia revolucionaria, granítica y puritana de los que se creen ungidos para mandar. Sólo resta, pues, hacer una última pregunta: ¿hasta cuando continuará la farsa?
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 (*) Lo que vulgarmente se entiende por establishment, un ente todopoderoso, uniforme y coordinado, es irreal. Sucede que tendemos a la simplificación, a imaginar a un grupo resuelto, bien avenido y monolítico, compuesto por un puñado de prohombres, que al modo de las antiguas organizaciones secretas se reúne en privado para tomar decisiones y que determina nuestro destino. Y no es así. El establishment es algo bastante más heterogéneo, voluble y, sobre todo, mucho menos coordinado de lo que pudiera parecer. Lo cierto es que sería más correcto emplear el término acuñado por Douglas North, coalición gobernante, que el deestablishment, pues, según la idea de North, la diferente naturaleza de los integrantes de esa coalición (que además pueden ser individuos o grupos), la divergencia de sus intereses, los desacuerdos permantentes y la complejidad de sus relaciones se corresponde mucho más con la realidad. Si el establishment fuera como normalmente lo imaginamos, monolítico, todopoderoso y resuelto, hoy no estaríamos instalados en la ingobernabilidad. Obviamente, la realidad es bastante más compleja. No obedece a las teorías conspirativas propias de un telefilme. Y menos aún se compadece con la visión infantil de un mundo controlado por "Spectre".

                                                            JAVIER BENEGAS  Vía VOZ POPULI