Sí, soy uno de tantos españoles que el pasado domingo no tenían motivación alguna para acercarse al colegio electoral. Verán, en primer lugar no me apetecía participar en una farsa en la que la libertad política ni está ni se la espera. Loque hubo el pasado domingo fueron unas elecciones administrativas para decidir quién dirigirá el consenso socialdemócrata, los próximos cuatro años; quién nos subirá los impuestos, porque es lo que va a suceder; quién cercenará aún más nuestras libertades individuales, que están en retroceso desde hace lustros. El domingo ni tan siquiera se elegía presidente de gobierno, que para eso hay listas cerradas y bloqueadas y una injusta Ley D’Hont. Serán los diputados, entre los que no estarán Maroto, Madina o el ex-JEMAD de ZP vendido a la extrema izquierda, los que decidan quién vivirá en La Moncloa. Tal vez no sea ni Rajoy ni Pedro Sánchez. De hecho, una Grosse Koalition es lo que interesa a la Unión Europea, que no se puede permitir otra Grecia, que es algo muy natural en sitios como Alemania para frenar el ascenso del totalitarismo. Pero eso es harina de otro costal. Vamos, que lo del domingo era, básicamente, una tomadura de pelo.
Pero luego está lo de los partidos estatales del Estado de Partidos, empeñados, por si aún me quedasen ganas, en mandarme a la abstención:
Votar a Rajoy, Soraya y Montoro, que iban en la infumable lista por Madrid del PP junto a “jóvenes promesas de regeneración” como Teresa de Lara, Teófilo de Luis o Carmen Alvarez-Arenas, décadas pastando en lo público, va contra mis principios más elementales. Cincuenta subidas de impuestos y la traición total y absoluta al gran proyecto liberal-conservador ilusionante que forjaron en los noventa Aznar, Cascos y Rodríguez es una renuncia a los principios que me impide votar. ¿Qué credibilidad tiene Rajoy cuando dice que va a bajar impuestos, después de lo que hemos vivido esta pasada legislatura?¿Qué credibilidad tiene cuando trata de hacerse fotos con representantes de víctimas del terrorismo en campaña, mientras su ministro del Interior se negó a recibirlos durante meses y sus interpelaciones las ha tenido que presentar el PSOE en el Congreso? No me extraña nada, y me importa un colín, el descalabro popular. Porque, sí, señores, ha sido un descalabro en toda regla.
No hay sector tradicional de votante popular al cual Mariano Rajoy no haya pegado un zasca con la mano abierta
No hay sector tradicional de votante popular al cual Mariano Rajoy no haya pegado un zasca con la mano abierta. De los abandonados autónomos a los católicos o a los pro-vida, pasando por los liberales, invitados a irse del partido. Pues ahí os quedáis, burócratas. Porque la política, que tú desprecias, sí importa, Soraya. Porque cuando se abandonan los principios y se sustituye la política por la tecnocracia y la mercadotecnia se fracasa. Javier Arenas salió, eso sí, ufano al balcón de la calle Génova para dejar claro que no piensan cambiar. De derrota en derrota, hasta la desaparición total. Y Mariano aún pretende formar un gobierno estable, después de haber dilapidado una mayoría absoluta. Deje paso a otros, Sr. Rajoy, que quizá consigan salvar no sólo a su formación, sino a los españoles de la tentación de Podemos.
Ciudadanos por su parte ha hecho una campaña tan mala que resultaba “invotable”. Y mira que lo siento, después de los lustros de resistencia en tierra hostil a la libertad; es decir, de combate de los naranjitos en Cataluña. Para votar a los Villacís, Garicano y Hervias, ya tenemos a Villalobos, Montoro y Margallo. Paso.
Además, la pésima campaña de sobreexposición mediática y vacuidad ideológica de Ciudadanos ha convertido a su líder, mira que me cae bien, en antipático.Ciudadanos dejó pasar el domingo su única oportunidad de convertirse en el gran partido de centro-izquierda, sustitutivo del PSOE y homologable a los partidos socialdemócratas europeos. No habrá otra. No se han enterado que sus votantes lo eran en gran parte provenientes del PP y que querían escuchar propuestas reales y, sobre todo, distintas. La “nueva política”, si es que en la batalla ente oligarquías cabe tal cosa, no pasa por caras nuevas ni por reivindicaciones de la Transición, que es la que ha fracasado. Compararse con el Secretario General del Movimiento, Adolfo Suárez, designado por el dedo real ya señalaba el despropósito que significaba votar a Ciudadanos. Reivindicarse nuevo alegando ser heredero de lo más antiguo es ridículo. Fernando Páramo, a casa. Ya.
Sánchez se ha presentado sin programa, sin ideas y con el patio revuelto desde la marcha del que ha liquidado el PSOE, que no es otro más que Rodríguez Zapatero
No, no me arrepiento ni un ápice de no votar. Imposible introducir la papeleta naranja en la urna. Ni se sabía lo que querían, ahí tienen a Marín y Aguado, ni se sospechaba nada bueno. Que para eso Villacís, tan buena gente como nulidad política, nos anda contando que tenemos mucha suerte en España por no tener partidos radicales como el de Marine Le Pen. ¿Esta chica en qué país vive? Lo mismo Bildu o Podemos son el colmo de la democracia.
Al PSOE, cuyo primer madrileño, la estupenda Ángeles Álvarez, iba en el número 8, le sucedía otro tanto. Pedro Sánchez se ha pegado un batacazo monumental, empeorando la ya de por sí pésima marca de Rubalcaba. Pero resistirá si juega a lo que el consenso llama ser “hombre de Estado”. Es decir, si se deja de tentaciones de pactar con Podemos, como se niegan Felipe González y Susana Díaz, y apoya, aún cuando sea con su abstención, una investidura en minoría de Rajoy. Para una legislatura muy corta. Sánchez se ha presentado sin programa, sin ideas y con el patio revuelto desde la marcha del que ha liquidado el PSOE, que no es otro más que Rodríguez Zapatero. Ya ha anunciado que se presenta a la reelección como Secretario General del PSOE. Las prisas son malas consejeras, Pedro.
Entre libertad y esclavitud, entre la democracia y la tiranía de la mayoría no existen matices
Podemos es totalitarismo. La liquidación de la sociedad abierta, de las libertades individuales, de la propiedad privada. En definitiva, el culmen de la socialdemocracia.Socialdemocracia que siempre deriva en socialismo real. Lean a Tocqueville. Entre libertad y esclavitud, entre la democracia y la tiranía de la mayoría no existen matices. Podemos fue el gran triunfador de la noche, para horror de mis amigos venezolanos, que ven demasiadas similitudes entre el camino recorrido por Acción Democrática y COPEI y el que siguen los grandes partidos españoles.
Y votar al resto de formaciones, qué quieren que les diga, era perder el tiempo. Tiempo que vale su peso en oro. Oro que está disparado de precio. Así que lo mejor, era irse al gimnasio. No, no me arrepiento.
ALMUDENA NEGRO Vía VOZ POPULI
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