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domingo, 26 de septiembre de 2021

El INE y la dimensión política de Nadia Calviño

El INE y la dimensión política de Nadia Calviño 

La ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño. EUROPA PRESS

El mundo económico todavía no se ha repuesto. El martes 21 Nadia Calviño presentó con gran pompa el cuadro macroeconómico que acompaña los Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2022, y dos días después el Instituto Nacional de Estadística (INE) provocó una erupción volcánica similar a la que aflige a La Palma al hacer público el dato corregido del PIB del segundo trimestre del año, que para sorpresa de todos era apenas del 1,1% frente al 2,8% adelantado por el propio INE el pasado julio. Nada menos que un 1,7% de diferencia. Un escándalo sin paliativos. Porque la credibilidad del aparato estadístico del INE nunca ha estado en cuestión, con ningún Gobierno, todo el mundo se fiaba, palabra de Dios, de unas predicciones que sirven de base para elaborar estimaciones, cálculos y presupuestos varios. Y de repente, ¡zas…! Una sensación de perplejidad se adueñó esa mañana de todos los servicios de estudios, en particular, y del mundo económico, en general. ¿Está el INE siendo víctima del mismo virus sectario que ha convertido al CIS de José Félix Tezanos en un juguete roto sin la menor credibilidad?

La primera conclusión que cabe extraer del zarpazo al PIB trimestral es que el crecimiento es menos boyante de lo que se pensaba, el león no es tan fiero, por desgracia, como lo pintan, y que los desequilibrios básicos de nuestra economía siguen gravitando sobre un crecimiento que, dadas las circunstancias, teniendo en cuenta el viaje a los infiernos que experimentó la actividad en 2020 a consecuencia de la pandemia, estaba llamado a registrar, por un simple efecto rebote, guarismos nunca vistos por estos pagos ("La economía francesa crecerá este año un 6,25%, según el INSEE, su mejor guarismo desde 1973, lo que permitirá que la actividad vuelva al nivel de 2019 a finales de año", podía leerse esta semana en Le Figaro). El jarro de agua fría aportado por el INE permite asegurar que el crecimiento del PIB anual basculará a final de año entre un 5% y un 5,5%, lejos de las estimaciones que se habían efectuado (6,5% la propia Calviño, después de haberse contraído casi un 11% en 2020), y que el nivel de actividad de 2019 no se recuperará en España hasta finales de 2022 o principios de 2023.

La primera conclusión que cabe extraer del zarpazo al PIB trimestral es que el crecimiento es menos boyante de lo que se pensaba, el león no es tan fiero, por desgracia, como lo pintan

La segunda conclusión es que el Gobierno ya puede ir metiéndose donde le quepa el cuadro macro que soportaba el proyecto de PGE para 2022, obligada como está Marisú Montero y sus expertos a reelaborar unas estimaciones, básicamente ingresos y gastos, que dependen de la variable clave del comportamiento del PIB. Doña Nadia ha quedado en evidencia, arrollada por el tren expreso que el INE ha hecho descarrilar contra unas expectativas de crecimiento que el bello Sánchez pensaba utilizar a conciencia para afianzar su condición de experto salvador del mundo ("la democracia está en peligro"). Curioso lo de esta mujer en quien el mundo económico ha querido ver siempre, a la fuerza ahorcan, una especie de rompeolas del rigor contra el que debían estrellarse las "ideíllas" iliberales del único partido socialista que en la UE gobierna en coalición con los comunistas. El mundo financiero ha pensado eso, y el listo de Sánchez ha imaginado en ella a la embajadora afable, el obligado trampantojo para mantener embebido en el engaño de una falsa ortodoxia al aparato estadístico de Bruselas y en particular a esa Comisión encargada de velar por la armonización de las políticas en la Unión.       

Y de justicia es reconocer el carácter amable y dialogante de una mujer que en nada se parece a las agraces Lastras y a algunos/as de los ministros/as, particularmente de Podemos, que hoy se sientan en el banco azul. Dicho lo cual, poco más que añadir en su haber. En opinión de expertos que se han batido el cobre a su lado, Calviño se defiende mal que bien en materia macroeconómica y/o financiera, con su área de especialización centrada en las políticas de competencia. La señora se ha sacado de la manga estos días un término ("el PIB diario") del que nadie había oído hablar nunca, un concepto inexistente, imposible de calcular y/o contrastar. Para el caníbal Sánchez, su papel continúa centrado en seguir actuando como pararrayos ante las autoridades comunitarias y poco más. Nada cabe esperar de ella, ningún gesto de autoridad, para, en caso preciso, plantarse ante su patrón y enmendar el rumbo presupuestario de este Ejecutivo.

Cada día que pasa su carrera adquiere un creciente parecido con la de aquel Pedro Solbes cobardón que, sabiéndose la asignatura, porque este sí la sabía, fue incapaz de decirle al mendaz Zapatero que las medidas de gasto público adoptadas tras la crisis de 2008 solo iban a ahondar la dimensión del déficit público en lugar de contribuir a un crecimiento sostenido. Y una sospecha recorre estos días los cenáculos madrileños: ¿Tiene Nadia Calviño agenda propia? Su posición se antoja complicada. A la señora se le han cerrado las puertas de esa Bruselas a la que pensaba regresar con honores. Las comisarías están todas cubiertas, y otro tanto ocurre con los puestos clave en los organismos internacionales de relumbrón. ¿Conformarse con una dirección general en la capital belga quien ha sido vicepresidenta y ministra de Economía del Gobierno de España? ¿Una dirección general de la Competencia a estas alturas? Quiere ello decir que Calviño, para quien propios y extraños preveían un futuro venturoso en el Gobierno de la Unión, no tiene más arbotante en que apoyar su figura que su condición de vicepresidenta primera del Gobierno de Sánchez, ni más futuro que seguir apalancada en el banco azul que él preside, prisionera del cepo tendido por un personaje capaz de destruir todo lo que le rodea.

Cada día que pasa la carrera de Calviño adquiere un creciente parecido con la de aquel Pedro Solbes cobardón que fue incapaz de decirle al mendaz Zapatero que las medidas de gasto público adoptadas tras la crisis de 2008 solo iban a ahondar la dimensión del déficit público

¿Proyecta Calviño jugar fuerte en la política española? Sería la dimensión política de una Nadia desconocida, cuya trayectoria habrá que seguir con interés de cara a futuras contiendas electorales porque hoy no es diputada. De lo que caben pocas dudas es del riesgo que corre al vincular su futuro al de su patrón, su credibilidad contaminada por lo que con él ocurra, y a fe que no puede ocurrir nada bueno a medio plazo, porque lo contrario sería dar ya por muerto a este gran país nuestro. "Nadia hará lo que le digan que haga, avalará lo que Sánchez le diga que avale, y quien espere algo distinto se equivoca", asegura un alto cargo de su ministerio. De momento, las cosas no pintan nada bien para ella ni para la economía española.

"La recuperación se retrasa", aseguraba Antonio Maqueda este viernes en El País. "La economía llegó a perder un 22% de actividad y se sitúa ahora a 8,4 puntos porcentuales del nivel prepandemia. En cambio, Alemania y Francia están a casi tres puntos de restablecer la actividad previa al coronavirus. Italia, a cuatro. Y Portugal, a cinco". Mientras el PIB de la zona euro cayó un 0,3% en el primer trimestre y subió un 2,2% en el segundo, en España se desplomó un 0,6% en el primero y remontó apenas un 1,1% en el segundo. Es decir, en el primer trimestre la economía española cayó el doble y en el segundo creció la mitad. Una recuperación débil, cuando cabía esperar un rebote vigoroso a tenor de la contracción experimentada. La inversión empresarial no tira, como ha demostrado el INE, dicen que porque las empresas están esperando a ver qué pasa con los fondos de la UE que Sánchez quiere repartir a su conveniencia, corruptelas por docenas, y el consumo privado se retrae, temerosas las familias de gastar hoy lo que podrían llegar a necesitar mañana en un entorno político tan oscuro como el que sintetiza el inquilino de Moncloa.

Para disgusto de Sánchez, dispuesto a utilizar el rebote del PIB por palanca con la que fortalecer su deteriorada imagen, la recuperación ni puede ser franca ni duradera a tenor de las debilidades estructurales que arrastra. Una economía que sale muy debilitada de la pandemia, con un crecimiento menor del esperado, unas cifras de paro escandalosas, y un endeudamiento, público y privado, insostenible en el largo plazo. Un crecimiento financiado con deuda. Casi una década sin acometer una sola reforma de cierta importancia, a lo que se une el caldo de cultivo de un Gobierno que recela de la actividad empresarial y, en consecuencia, se dedica a poner palos en la rueda del crecimiento con la camisa de fuerza regulatoria y fiscal. Los Gobiernos no crean riqueza ni empleo. Ni los de derechas ni los de izquierdas. Los buenos Gobiernos deben centrarse en establecer las condiciones "medioambientales", tanto en términos legislativos como fiscales, sin olvidar los sociales, imprescindibles para que la actividad privada pueda emplearse a fondo en la consecución de ambos objetivos. Y este es un Gobierno enemigo de la libre empresa y la iniciativa privada.

Doña Nadia sigue erre que erre inyectando optimismo. Que esto va de maravilla, dice. ¿Está la señora dispuesta a jugar fuerte en la política española?

Por eso la recuperación puede ser apenas un fogonazo de varios trimestres propulsado por el gasto público, que a mayor abundamiento financia gasto corriente y no inversión, que rápidamente decaiga en un horizonte de estancamiento prolongado si no se hacen reformas. Y Sánchez no las va a hacer. Con el riesgo añadido de una crisis financiera que podría presentarse más allá del verano de 2023, en un país con el mayor déficit de la zona euro y las mayores tasas de paro, y con el caldo de cultivo de un endurecimiento de las políticas monetarias por parte del BCE y un aumento de los tipos de interés. Pero doña Nadia sigue erre que erre inyectando optimismo. Que esto va de maravilla, dice. Y que si en el segundo trimestre hemos crecido poco, que nos esperemos al tercero para ver cómo se dispara la cosa. Es la hasta ahora desconocida dimensión política de doña Nadia. ¿Está la señora dispuesta a jugar fuerte en la política española? ¿Sueña incluso con reemplazar un día no lejano y con el apoyo de Bruselas (atención a lo que ocurra hoy en Alemania) al propio Sánchez al frente del Gobierno, como una versión menos agraz de este PSOE echado al monte de la radicalidad que hoy conocemos? .


                                                                         JESÚS CACHO  Vía VOZ PÓPULI

España: la nueva ley que persigue a los provida y cercena las libertades de todos

provida 

 Se ha aprobado la toma en consideración de una ley de largo título, escueto contenido y malévola intención: Proposición de Ley Orgánica por la que se modifica la Ley Orgánica 10/1995, de 23 de noviembre, del Código Penal, para penalizar el acoso en las mujeres que acuden a clínicas para la interrupción voluntaria del embarazo. Presentada por el Grupo Parlamentario Socialista.

Han votado en contra PP, VOX, Navarra Suma…. Ahora debe tramitarse, lo harán de forma rápida, porque a ACAI les urge para su negocio, pero todavía no está claro que se apruebe, dado que, al tratarse de una ley orgánica, se requiere de una mayoría cualificada, mientras que para la toma en consideración basta con la simple.

Pero el hecho de por si es suficientemente grave para denunciarlo y llamar a la actuación necesaria para frenar la degradación del estado de derecho que estamos sufriendo.

Esta ley pretende penalizar a quienes “promoviendo, favoreciendo, o participando en concentraciones en las proximidades de lugares habilitados para interrumpir embarazos”, porque consideran que vulneran su “intimidad” (sic), será “castigado con la pena de prisión de tres meses a un año… Atendidas la gravedad, las circunstancias personales del autor y las concurrentes en la realización del hecho, el tribunal podrá imponer, además, la prohibición de acudir a determinados lugares por tiempo de seis meses a tres años”. La indeterminación de los conceptos es total y los absurdos también ¿Cómo se vulnera la intimidad de una persona que va por la calle? ¿Desde cuándo es coacción facilitar a nadie una información, un folleto, rezar en grupo?

Todo esto sucede cuando meses atrás han suprimido de toda sanción penal a los piquetes de huelga que pudieran excederse en su misión informativa, practicando la coacción de empresas y trabajadores, alegando que la legislación general ya es suficiente. Si vas con un piquete obligando a cerrar las tiendas no pasa nada, y si impides la entrada de otros trabajadores tampoco, pero si das un folleto provida te puede caer un año de cárcel. Pero ¿qué democracia es esta?

Los derechos de las personas a no ser coaccionadas se encuentran garantizados en la legislación general y no hay que acudir a “leyes especiales” como la que ahora se proponen aprobar, porque tales leyes dañan el ejercicio de nuestros derechos.

En lo que les interesa convierten un insulto -que no debe darse, pero que es lo que es- en un delito de odio gravemente penado, y en una agresión a la libertad de culto, a un acto a favor de la libertad de expresión. Esta inversión malévola aplicada con carácter sistemático ha degradado el estado de derecho hasta que lo destruirá, cabalgando sobre el poder del ejecutivo, de la fiscalía en manos del gobierno, y aprovechando la endeblez de los contrapesos

En una sucesión acelerada, que empezó con la ley Celaà contra la enseñanza concertada, el derecho de los padres a la educación moral y religiosa de sus hijos, y siguió con la legalización de la eutanasia y el suicidio asistido en pleno estado de alarma, han continuado una serie de leyes de ruptura antropológica y de menoscabo de los derechos y libertades de los ciudadanos, de manera que nuestro estado de derecho se está convirtiendo en un estado de leyes, en el que los derechos son aplicados, condicionados, restringidos o ampliados sin más razón que los intereses del poder político y sus afinidades ideológicas. Es lo que sucede con la desaparición de la presunción de inocencia y la aplicación de la inversión de la carga de la prueba si el denunciante dice pertenecer al grupo LGBTIT.

Estas leyes, además, acostumbran a tramitarse eludiendo el debate parlamentario pleno, sin consultas a expertos y grupos concernidos, ni a instancia de consulta necesaria como el Consejo de Estado, mediante la treta de no ser presentados como proyectos de ley, sino como proposición de ley por parte de uno de los dos partidos del poder, generalmente el PSOE, como ahora se ha vuelto a hacer con la ley que modifica el Código Penal. España se está convirtiendo en un “estado policial rosa con características liberales”. No vamos a aceptarlo.

Ahora, dando un paso más se quiere perseguir a los grupos de oración que se instalan en las inmediaciones de los negocios abortistas o a quienes reparten folletos informativos a quien quiera cogerlo, como si dar a conocer la naturaleza del feto humano fueran un delito. Y eso lo hacen quienes han hecho del aborto y la eugenesia un lucrativo negocio.

El gobierno del estado policial rosa pretende perseguir la libertad de expresión, información y de reunión de quienes defienden la vida. Por esta razón hay que decir y explicar a todo el mundo bien claro, que esta ley viola los derechos de los ciudadanos de este país, y los partidos que la apoyan son cómplices de ello.

Es necesario que nos sintamos llamados a defender los derechos de todos a la libertad de expresión y de manifestación. Específicamente hay que apoyar y ser solidarios con todas las asociaciones que tan benéficamente vienen defendiendo el derecho a la vida de los niños concebidos, y también debemos comenzar una denuncia internacional de la deriva de este estado, así como presentar a todas las asociaciones de la sociedad civil y, en particular, las vinculadas al ámbito del derecho, que manifiesten su opinión sobre esta ley.

La institución eclesial no puede permanecer inactiva ante esta continuada vulneración de los derechos y libertades, que afectan a todos y de una manera especial a los católicos. Necesitamos sentir su solidaridad y acción efectiva.

 

                                                                     EDITORIAL de FORUM LIBERTAS

 

sábado, 25 de septiembre de 2021

EL GRAN ENGAÑO DE LAS BIOIDEOLOGÍAS

Una amalgama de ideas, avances tecnológicos, oleadas activistas y políticas públicas está creando un escenario social en el que se pretende modificar la naturaleza humana y la cultura de occidente. Aunque parezcan movimientos dispersos o paranoias conspirativas, existe un patrón común: es la era de las bioideologías.

  

Es ateo declarado y enseña Filosofía en la Universidad de la Sorbona, como el célebre filósofo existencialista Jean Paul Sartre, quien, por cierto, fue “pareja abierta” –sin casarse y con amantes por ambas partes– de la ideóloga del feminismo contemporáneo y del abortismo radical, Simone de Beauvoir. Sin embargo, el marsellés Jean-François Braunstein dista mucho de compartir el discurso que Sartre y Beauvoir alumbraron, y que hoy se asume sin cortapisas en medios de comunicación, teatros, universidades y parlamentos.

Su último ensayo, La filosofía se ha vuelto loca (Ariel, 2019), le ha valido, de hecho, numerosas descalificaciones y orillamientos por atreverse a cuestionar los postulados de las teorías de género, del especismo animalista, y de la eutanasia. Y todo, sin recurrir a argumentos confesionales ni políticos: solo mostrando las contradicciones de sus discursos, los datos objetivos, y los desvaríos, delitos y hasta psicopatologías de los padres de estas tres corrientes (género, animalismo y eutanasia), que hoy se presentan como intocables en el discurso políticamente correcto.

Brausntein no está solo en su denuncia. Cada vez más intelectuales como el canadiense Jordan Peterson, el norteamericano Charles Murray, los británicos sir Roger Scruton, Niall Ferguson y Tom Holland, o los franceses Michel Houellebecq y Phillipe Muray –todos, autores de éxito en sus disciplinas, y todos, agnósticos o ateos– levantan la voz frente a una amalgama de ideas, propuestas pseudocientíficas, oleadas de activismo y políticas públicas hipersubvencionadas que dibujan ante nuestros ojos un futuro cada vez más alejado de la civilización occidental que conocemos. La pregunta es: ¿de verdad son delirios filosóficos, como dice Braunstein, o estas corrientes responden a un patrón común?

El sustituto de las ideologías


“La teoría de género, el transhumanismo, el ecologismo, el animalismo, el antiespecismo, la ideología de la salud, la eugenesia y la eutanasia, el cientifismo, el feminismo, el abortismo, el darwinismo social… Cada una de las corrientes que están transformando nuestra forma de ver el mundo y al ser humano tiene sus particularidades, pero comparten algo: son bioideologías”

Así lo explica para Misión el catedrático Dalmacio Negro, miembro de la Real Academia de las Ciencias Morales y Políticas y autor de El mito del hombre nuevo (Encuentro, 2008).

“Las bioideologías –argumenta Negro– son el sustituto de las ideologías. Esas buscaban transformar la sociedad con la política y la economía; las bioideologías tratan de cambiar la naturaleza humana, que consideran defectuosa y modificable, a través de la tecnología y de la ciencia. Y como la tecnología no va al ritmo que desean, aceleran los cambios a través de leyes coercitivas que transforman la moral, el pensamiento y la actuación de las masas”.

Un ADN nazi

Negro señala que “las bioideologías están obsesionadas por liberarse de lo humano y por deconstruir la cultura. Su cientificismo es un sustituto de la religión, y el enemigo a batir es la naturaleza entendida como creación divina. Aunque algunas se digan de izquierdas, solo crecen en un entorno hipercapitalista y su origen es el nacionalsocialismo, porque el nazismo llevó a la máxima expresión el intento de mejorar la biología –la raza– a través de la ciencia, descartando a los individuos que suponían un lastre para su progreso”.

Este origen, según Negro, permanece en su ADN, pues “bajo una apariencia pacífica y humanitaria, tienen carácter totalitario: se imponen como incuestionables y, más que buscar la transformación del mundo exterior, son obra de oligarquías que persiguen hacer al hombre como a su juicio debe ser. Por eso, sus medios preferidos son la reivindicación de derechos, la ingeniería educativa y la propaganda, apoyados por la ingeniería médica y genética”. 

El caso del atleta neozelandés Gavin Hubbard, que tras un proceso de cambio de sexo ahora se llama Laurel Hubbard y ha participado en los Juegos Olímpicos de Tokio en la categoría femenina de levantamiento de peso, demuestra hasta qué punto bioideologías como la de género se han asentado de forma impositiva. 

A pesar de las protestas de sus compañeras mujeres, gracias a la presión de los grupos protransexualidad, Hubbard ha pasado de ser un levantador mediocre en la categoría masculina a desplegar una racha de triunfos en la categoría femenina: una plata y un oro en los Mundiales de Halterofilia, aunque al final en Tokio no haya corrido con la misma suerte.

El doctor en Biología y experto en Biomedicina de la Universidad Pompeu Fabra Miquel-Ángel Serra, que intervino en el Congreso sobre Transhumanismo que celebró en junio la Universidad Francisco de Vitoria, señala para Misión que “las bioideologías avanzan rápido porque hacen propuestas que miran hacia delante y suenan bien: ¿quién no quiere un futuro mejor, beneficiarse de la tecnología y respetar los derechos de las personas?”.

Individualistas y selectivas

El problema, señala, es que “consideran que mejorar es sinónimo de que se cumplan nuestros deseos subjetivos, aunque eso implique alterar o negar las leyes de la naturaleza. Su individualismo es radical, sostienen que los sentimientos son fuente de ley, y no les importa dejar atrás a una parte de la Humanidad, ni descartar a las personas que no cumplan sus estándares, lo cual es deleznable. Porque negar la naturaleza humana, entre otros muchos efectos, también implica alterar todo lo relativo a los derechos humanos y civiles”.

Este retorcer la naturaleza a golpe de ciencia y de derechos subjetivos, como denuncia Braunstein en su libro, abre la puerta no solo a que se acepte (o imponga) que nos implantemos miembros biónicos o microchips conectados a internet, sino también a mutilarnos miembros sanos; a cambiar de género varias veces a lo largo de la vida (con las consecuencias familiares y sociales que implica); a que se nos reconozca una edad distinta; a humanizar a los animales y a animalizar a ciertos humanos privándoles de sus derechos; a permitir nacer y vivir “por compasión” solo a los sanos y a eliminar a los defectuosos, o a tener relaciones sexuales con otras especies o con menores.

Como concluye Negro, “las bio­ideologías tienen aire pueril, son más confusas que las ideologías clásicas y ofrecen menos resistencia al análisis intelectual. Pero, por eso, son más destructivas, y es alarmante lo rápido que se asientan. Son una contracultura que ha dado lugar a la biopolítica: una política integral que da poder sobre los cuerpos y sobre la vida humana. No son paranoias: el siglo xx nos enseñó que tenemos que denunciar los peligros reales de esta tiranía del pensamiento, antes de que sea demasiado tarde”.

Bioideologías: 3 grandes bloques

Según Dalmacio Negro, las bioideologías podrían aglutinarse en tres bloques:

De género: la más extendida y financiada. Afirma que el sexo fisiológico y el propio cuerpo no nos constituye, y puede ser elegido, modificado y vivido al margen o en contra de la naturaleza. Creen que la naturaleza humana, y el sexo en especial, es una construcción social, origen de un mal que se debe erradicar. Promueven la liberación sexual, que rompe los lazos humanos primarios y fomenta el individualismo hedonista, para ganarse a los jóvenes y a las voluntades débiles. Ej.: Feminismo, ideología de género, homosexualismo y transexualidad.

Ecologistas: nace frente a excesos condenables, pero se pervierte al idealizar la naturaleza. Frente a la ecología de los agricultores, impone el ambientalismo de los urbanitas. Proclama que el ser humano es el mayor enemigo de la naturaleza, y que si desapareciese total o parcialmente, o fuese sustituido por otras especies, sería mejor para el planeta. Antepone el bienestar de la naturaleza al de la humanidad. Humaniza a los animales y animaliza a los humanos. Propone el control de la natalidad humana y considera que lo único antinatural es la natural acción del hombre. Ej.: Veganismo, animalismo, ecologismo, ambientalismo, antiespecismo o transespecismo.

Sanitarias: busca la salvación en este mundo a través de la ciencia y la tecnología. Sustituye la salvación del alma por la salud del cuerpo, medicaliza la sociedad, aumenta el control social, idealiza la condición física y oculta la muerte. Estigmatiza al enfermo, promueve eliminar a los no aptos y propone crear una raza de seres humanos física, mental y moralmente superiores al resto. Ej.: Eugenesia, eutanasia, abortismo y transhumanismo

Cómo crear alternativas

Tras intervenir en el Congreso sobre Transhumanismo que organizó, en junio, la Universidad Francisco de Vitoria, Alfredo Marcos, catedrático de Filosofía de la Ciencia en la Universidad de Valladolid, explicó para Misión que “tan importante, o más, que denunciar los excesos y errores de las bioideologías es que seamos capaces de crear alternativas. A muchas personas nos parecen extravagantes y terribles algunas de sus propuestas y acciones, porque la mayoría somos aún capaces de reconocer el camino a la felicidad que esconde una visión natural de la vida”.

Dada la velocidad a la que se desarrollan los cambios impulsados por la contracultura bioideológica, Marcos reclama “aprovechar mejor nuestro tiempo para hacer propuestas positivas, que tengan una visión más constructiva, verdadera y hermosa del ser humano y del mundo, y poner el foco en tradiciones venerables, como las de la antigua Grecia y Roma y el judeocristianismo”. Además, propone “prácticas de desapego tecnológico, el contacto con la naturaleza, comunicarnos en persona, y crear comunidades y lazos afectivos fuertes”.

Sus planteamientos coinciden con los del filósofo francés Fabrice Hadjadj, una de las voces más críticas y brillantes contra los desvaríos de la nueva contracultura bioideológica. En ¿Por qué dar la vida a un mortal? (Rialp, 2020), reclama recuperar en nuestro día a día la actividad manual, el ritmo de vida natural y la libertad de frenar ciertos avances porque “el verdadero progreso es libre y exige, más que en el pasado y principalmente, no solo la mejora, sino la salvaguardia de la condición humana”.

Además, hace una llamada de atención a los católicos para que no se dejen seducir por el ídolo del progreso bioideológico: “Sea cual sea el progreso posible, siempre sabremos que el hombre perfecto es Jesucristo, trabajador manual, nacido en una familia, que ha muerto a los 33 años por el más terrible de los suplicios, ha recorrido los caminos rodeado de sus discípulos y de algunas mujeres piadosas, ha hablado de su Padre como de un viñador, ha comido pan y bebido vino alrededor del fuego, ha conversado con sus amigos acerca de los ángeles y de los lirios del campo hasta el punto de que también Resucitado, hace fuego, asa el pez, corta el pan y comenta las Escrituras”. Y remata: “Siempre sabremos que un progreso que nos aleje de estas cosas ordinarias no es un progreso humano”.
 
 
                                       JOSÉ ANTONIO MÉNDEZ 
                                       Vía Revista Misión


 

domingo, 19 de septiembre de 2021

¿POR QUÉ CASADO TEME A DÍAZ AYUSO?

Casado debiera poner los pies en el suelo y ser consciente de que o es presidente en las próximas elecciones o no lo será nunca, porque su partido -o el electorado- se volcará hacia otro líder u otra opción

¿Por qué Casado teme a Díaz Ayuso? 

ULISES CULEBRO

 Desde su credo luterano, a Goethe, el intelectual por excelencia de Alemania, se lo llevaban los demonios que los católicos siempre hicieran piña, aunque anduvieran a la greña, a la hora de enfrentarse a un país protestante. "Son -bramaba- como una jauría que se muerden entre sí; pero que, en cuanto aparece un ciervo, se ponen enseguida de acuerdo y salen a su caza". Esta apreciación del gran escritor y filósofo viene como anillo al dedo para interpretar cómo, ante la perspectiva demoscópica que consolida un vuelco electoral en España que desaloje a Sánchez y a su alianza Frankenstein del poder, el inquilino de La Moncloa, con la condescendencia de sus socios neocomunistas y de sus aliados soberanistas, cierra filas con ellos buscando sellar las vías de agua del consorcio que derribó a Rajoy y capear el temporal para completar una singladura que sea coronada como presidente de turno de la UE en el último semestre de 2023. Y así, alzado sobre ese pedestal que no le sirvió a Zapatero, acudir en las mejores condiciones a una cita con las urnas que, estrujando la Constitución como una bayeta, proyecta retrasar a inicios de 2024 cuando su mandato expira el 10-N de 2023.

Para que la hipoteca contraída para llegar y mantenerse en La Moncloa no le hunda por debajo de los cien escaños, como vaticinan las encuestas, salvo las del mendaz Tezanos, persuade a sus socios de que hay que bajar el pistón e hibernar la agenda soberanista en lo que hace a la celebración de consultas en Cataluña y, por ende, en el País Vasco, para no favorecer la victoria del centro derecha y luego, conjurado el peligro, reemprenderla. Ahí se resume el "sin prisas y sin plazos" de Sánchez tras su reencuentro con Aragonès, pero también sin luz ni taquígrafos ("reuniones periódicas y discretas", lo bautizan), a espaldas de las Cortes.

Apremiado Sánchez por los sondeos y Aragonès por sus "enemigos íntimos" de Puigdemont, en su pelea por la primogenitura independentista, ambos suscribieron un pacto de socorro mutuo en una estrategia que, a medio plazo, como han verbalizado estos meses los líderes del PSC, Miguel Iceta, y de ERC, Oriol Junqueras, franquee una consulta semiconstituyente en Cataluña por la puerta falsa del artículo 150.2 de la Carta Magna que permite acceder a competencias exclusivas del Estado, si bien no para trocear la soberanía nacional, aunque se la endulce como una mona de Pascua. En este bienio, mediante, se procurará que los españoles -como la rana a la que se sumerge en agua templada hasta fenecer dormida- rumien mal que bien el proceso catalán con concesiones llevaderas una a una, pero cuya suma proporcione, sin alboroto, sus codiciadas pretensiones.

En el entreacto de esta ópera bufa, los artífices del golpe de Estado de 2017 se aplicarán en sustraer a los españolitos los medios que sufraguen su independentismo y sacar al Estado de Cataluña. Como el ujier de Aragonès retiró la bandera nacional tras doblar Sánchez la cerviz 45º ante la señera en el Palacio donde reside, paradójicamente, la primera autoridad de un Estado al que repudia leyes y símbolos. A la par, el separatismo aprovecha para ampliar su base electoral para que fructifique la ruptura territorial. Sea dicho en los términos expresados por el ministro Iceta, en 2019, al periódico vasco Berria: "Si un 65% quiere la independencia, la democracia debe encontrar un mecanismo". Allí concretó que, en 10 o 15 años, se operaría el cambio de mentalidad que forjara un sólido bloque secesionista.

No es que el procés haya muerto, como coligen los biempensantes, sino que cambia de envoltorio como las aves de plumaje sin trocar su naturaleza. Con la apariencia de «dejar reposar el suflé catalán», el preparado sigue en el horno para que no se contraiga su volumen. Valga el símil del president Maragall para sofocar la crisis que originó en 2005 al romper la omertá sobre el cobro de comisiones de los gobiernos de CiU y que pronto catalogó de "accidente" porque "no es bueno para nadie y nos haremos daño", al poner en riesgo la reforma estatuaria emprendida después de Zapatero se comprometería a aprobar cualquier cosa que dispusiera Cataluña y que desembocó en la carta maximalista de los hermanos Maragall. Desde entonces, no ha dejado de crecer el suflé que hornearon los mismos partidos que ahora gobiernan en La Moncloa y en la Generalitat.

De esta guisa, Sánchez justificará sus aquiescencias erigiéndose en pacificador como Godoy y los soberanistas cebaran su victimismo congénito con fingidos agravios que no son tales. No en vano son determinantes en la gobernación de España y atesoran "el voto de oro" de los Presupuestos del Estado, así como impusieron el actual sistema de financiación autonómica a pachas con Zapatero. Tras el fiasco de la tentativa golpista del 1-O, el separatismo sigue a lo suyo, con la complicidad de Sánchez, más allá de la retórica del "lo volveremos a hacer". Como viene reprobándole el Tribunal Constitucional, éste no deja de menoscabar el Estado de Derecho y de desintegrarlo hasta la hora en que la estructura se venga súbitamente a tierra, como si fuera una catástrofe de la naturaleza, cuando se deberá a la mano de un gobernante sin escrúpulos que contrajo una hipoteca gravosa para habitar La Moncloa y prorrogar su estancia.

En esa encrucijada, la estupidez ajena ha acudido en auxilio de Sánchez. Éste observa -y con él la opinión pública- cómo el jefe de la oposición, Pablo Casado, a través de sus edecanes, se enreda en una ofensiva contra uno de los principales activos del PP, la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, cuyo éxito electoral de mayo produjo una onda expansiva que puso patas arriba la tendencia de voto en toda España y disparó las expectativas de arribar a La Moncloa de quien venía de recoger un duro varapalo en Cataluña. Luego de una campaña errática en la que fue desbordado por Abascal, sin cosechar voto alguno del desplome de Arrimadas, a diferencia de quien sí frenó a Vox, arrampló con el electorado de Cs y se aprovisionó además con sufragios del PSOE.

De pronto, como si Casado tuviera más miedo que Sánchez a quien pasa por ser la bestia negra del jefe del Ejecutivo al que dobló el brazo tras imbricarse éste en la contienda madrileña, así como a su vicepresidente Iglesias, al que retiró de la política, se vuelve contra ésta para que, a diferencia de sus homólogos de toda España, no encabece la dirección del partido como reclama con merecimiento y sentido. Un trágala que oscila entre la arbitrariedad y capricho de quienes, tras no ser profetas en su tierra perdiendo primero la Alcaldía de Murcia y luego la de Granada a manos de PSOE y Cs, se oponían a que Ayuso anticipase las elecciones para conjurar la tentación de su vicepresidente Aguado de confabular con la izquierda una moción de censura contra ella para cumplir su ambición de reemplazarla en el despacho principal de la Puerta del Sol emulando la maniobra de Sánchez contra Rajoy. Amén de eternizar a Sánchez en La Moncloa, salvo que piensen que tampoco se vive mal en el Ministerio de la Oposición, ahora pueden comprometer la reelección de Ayuso en 2023, pues lo ganado un día no se puede conservar invariable en salmuera.

En vez de felicitarse de tener hombros en los que apoyarse para catapultarse a La Moncloa, Casado llama a voces a los fantasmas que quiere espantar y obtendrá que estos se corporicen. Como ya se percibió en Andalucía, donde el presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno Bonilla, se plantó contra la tentativa del secretario general del PP, Teodoro García Egea, con el refuerzo de soldados de fortuna provenientes de Cs, de arrebatarle el control del partido hasta negarse a clausurar el cónclave de Sevilla, Génova maniobra ahora en Madrid. En todos los lares, ha tratado de desestabilizar a los barones autonómicos, salvo al presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, quien hace de su capa un sayo, como en la campaña en la que refrendó su hegemonía electoral, oponiéndose a los trajines de Génova.

Mientras Feijóo tiene cerrado todo el calendario congresual, Génova retarda el de Madrid en manos de una gestora desde la dimisión de Cifuentes y arma una guerra de cien días que hará que la organización llegue hecha unos zorros a esas auténticas primarias que serán las elecciones autonómicas y locales de 2023. A lo que se ve, ni estando dispuesta a suscribir un documento negando cualquier apetencia nacional, como esgrimió Moreno Bonilla para que no comprometieran su reelección en 2022 después de tomar el Palacio de San Telmo tras cuarenta años de gobiernos socialistas merced a una conjunción estelar, le va a bastar a Ayuso para que dejen de removerle el patio para no comprometer su Presidencia dentro de dos años.

Logrado ese punto de torpeza o idiotez por quienes repiten como ametralladoras lo de "presidente Casado", como si precisara escucharlo para creérselo, el líder del PP corre serio riesgo de que sus electores le lancen aquello que el gran Alfredo Di Stéfano, como entrenador valencianista, le soltó a un portero manazas que tenía en el plantel: "¡Che, por lo menos, no metas las que van fuera!". Siguiendo con las lecciones de la Saeta rubia, tan rápido con los pies como con la cabeza, quien les recordaba a sus jugadores que "el balón está hecho de cuero, el cuero viene de la vaca, la vaca come pasto, así que hay que echar el balón al pasto", Casado debiera poner los pies en el suelo y ser consciente de que o es presidente en las próximas elecciones o no lo será nunca. Si no aprovechan la oportunidad que puede malbaratar estúpidamente, no tendrá otra porque su partido -o el electorado- se volcará hacia otro líder u otra opción por culpa de quien sería uno de esos "talentos forzados" que aspiran a algo que queda más allá de sus fuerzas.

Por eso, si no quiere ser uno de esos fracasados que cometen el error de no ser capaz de convertir estos yerros en experiencia y no entrar en bancarrota, primero gradualmente y luego de repente, debiera hacer oídos sordos a quienes le van con las insidias de si Feijóo esto, Bonilla lo otro y Ayuso lo siguiente, con la especie de que el simpar Miguel Ángel Rodríguez trata de llevarla a La Moncloa como hizo con Aznar siendo presidente de Castilla y León, mientras deja en baldío fértiles campos electorales de antaño como Valencia o Baleares. En política, las oportunidades no vuelven, y menos si uno es el causante de echarlas a perder.

No tendrá mañana arruinando el presente de la manera en que se guía en vísperas de una convención nacional que puede derivar en una trifulca de fulanismos al por menor tras encizañar su relación bien amigada con Ayuso y desatar pasiones destructivas como en esa obra cumbre del teatro norteamericano: ¿Quién teme a Virginia Woolf?, y de la que la mayoría recuerda la versión cinematográfica en la que Elizabeth Taylor y Richard Burton se despedazaban mutuamente. Como Casado y Ayuso con el alcohol de la política, mientras Sánchez disfruta del espectáculo con un paquete de palomitas.

 

                                                                         FRANCISCO ROSELL   Vía EL MUNDO

Siete siglos de discordia por la memoria de Dante

Los frailes franciscanos se iban pasando de generación en generación el secreto de los restos de Dante: ellos sabían dónde estaban


Auténtico retrato de Dante (de rojo y con un libro) en el Palacio del Bargello de Florencia, ideado por Giotto y completado por sus discípulos

 Ocho años después de la muerte de Dante intentaron quemarlo como hereje. El legado del Papa, el cardenal Du Pouget, quiso exhumar sus restos para hacer un auto de fe. Dante había sido partidario del Emperador en la querella que a lo largo de la Edad Media enfrentó al Imperio y al Papado, y se lo hicieron pagar. Su ciudad natal, Florencia, dominada por los partidarios del Papa, lo mandó al exilio de por vida, con pena de muerte si se le ocurría volver.

“Aquí estoy enterrado yo, Dante, exiliado de mi patria, nacido en Florencia, madre con poco amor”, dice una lápida en su sepultura en la ciudad de Rávena. Es parte de un poema compuesto por un antiguo discípulo de Dante, Bernardo Canaccio. Porque si en aquella Italia de su época muchos le odiaban, también era amado por muchos más. Desde su fallecimiento el 14 de septiembre de 1321 Rávena, donde falleció, Venecia o Verona se ocuparon de dignificar su sepultura. Y los frailes franciscanos, en cuyo claustro se encontraba la tumba, se tomaron en serio proteger los restos de Dante.

Tumba de Dante en Rávena

Florencia se arrepintió pronto de haber sido “madre con poco amor” para Dante. Ya en 1373 fundó una cátedra en su Universidad para el estudio de la Divina Comedia, contratando como profesor al literato más famoso de la época, Bocaccio. En 1519 un Papa florentino, León X Medici, hijo de Lorenzo el Magnífico, barriendo para su casa, ordenó trasladar los restos de Dante de Rávena a Florencia. Pero cuando procedieron a la exhumación se encontraron el sarcófago vacío. Los franciscanos los habían escondido para impedir que el Papa se llevase a Dante.

Durante siglos se creyeron perdidos los restos del autor de la Comedia, pero los frailes del convento de San Francisco se iban pasando de generación en generación el secreto: ellos sabían dónde estaban. El misterio no se desveló hasta 1780, cuando un legado papal de carácter ilustrado, el cardenal Gonzaga, encargó al arquitecto Camillo Morigia un monumento funerario digno del padre de la lengua italiana. Era como un gesto de reparación por parte de la Iglesia de Roma, que tanto había perseguido a Dante.

En 1865 los obreros derribaron el muro y apareció una caja con una significativa leyenda: Ossa Dantis, los huesos de Dante en latín

Morigia levantó junto al claustro de los franciscanos un elegante templete neoclásico de mármol y estuco para albergar un auténtico sarcófago romano, como se merecía quien fue un precursor del Renacimiento, y los frailes depositaron allí los despojos mortales que habían escondido durante dos siglos y medio.

No gozó Dante del reposo en su magnífica tumba durante mucho tiempo. Tras la Revolución Francesa los franceses invadieron Italia, de modo que los franciscanos volvieron a sacar los huesos de Dante del sarcófago romano, los metieron en un cajón de madera y lo emparedaron en un muro. Esta vez se perdió la memoria de dónde estaba, pero en 1865, durante unos trabajos de restauración con motivo del VI Centenario del nacimiento de Dante, los obreros derribaron el muro y apareció una caja con una significativa leyenda: Ossa Dantis, los huesos de Dante en latín.

Templete de Morigia para honrar a Dante

Dante y Florencia, "madre con poco amor"


Tras ser exhibidos al público en una urna de cristal para conmemorar el Centenario, los Bones Dantis regresaron al templete de Morigia. Antes de la pandemia el monumento funerario era visitado por 400.000 personas cada año, pese a que Ravena no suele estar en los circuitos turísticos. Sin embargo la “tumba de Dante” más popular, por la que pasan millones de turistas cada año, está vacía, esperándole en Florencia desde 1830. Se encuentra en la Basílica de la Santa Croce, considerada el panteón de las glorias nacionales de Italia, donde tienen también sus mausoleos Miguel Ángel, Maquiavelo y Galileo Galilei.

Las cenizas se guardaron en un cajón porque Italia alterna el entusiasmo por el creador de su idioma con la desidia

Como premio de consolación, Rávena entregó a los florentinos en 1865 lo que llamaron “cenizas de Dante”, aunque otros dijeron que eran simples raspaduras de la caja donde estaban los huesos. Italia vivía la efervescencia nacionalista del Risorgimento, y el Estado italiano se enfrentaba a la Iglesia, cuyos Estados Pontificios serían el último objetivo a conquistar, de modo que en vez de llevar las cenizas al imponente cenotafio de Santa Croce, las llevaron a la Biblioteca Nacional de Florencia, templo laico donde pensaron construir un monumento para albergarlas.

Las cenizas se guardaron en unos sobres, en un cajón de la mesa del director, y ahí se olvidaron, porque Italia alterna el entusiasmo por el creador de su idioma con la desidia. Reaparecieron en un congreso internacional en 1929 y volvieron al olvido, pero en 1987 unos funcionarios denunciaron su desaparición. No se supo si sería durante la Segunda Guerra Mundial, cuando se combatió en Florencia casa por casa, o en las catastróficas inundaciones de 1966, en las que se perdieron innumerables tesoros artísticos florentinos. O si algún espabilado las robó para sacar algún provecho, el caso es que el escándalo fue mayúsculo, y la campaña de recuperación de los restos de Dante, iniciada por Florencia en el siglo XVI, recibió un torpedo en la línea de flotación.

Pero súbitamente, en 1999, la directora de la Biblioteca anunció que habían aparecido. Supuestamente unos bibliotecarios que clasificaban documentos hallaron por casualidad un sobre con una bolsa de cenizas y un escrito que decía que eran de Dante. Nadie sabrá que había pasado en realidad con las cenizas de Dante, pero Italia es así.

En realidad Dante regresó a Florencia, “madre con poco amor”, de forma clandestina y cuando aún estaba proscrito. Diez años después de su muerte en el exilio, un buen amigo de Dante recibió el encargo de decorar una capilla de Florencia. Se trataba de Giotto, el inventor de la pintura moderna, y los frescos eran para la capilla del Palacio del Bargello o Capitán del Pueblo, el magistrado que había perseguido a Dante. Giotto tenía que pintar en las paredes de la capilla el Juicio Final, y allí, en el cortejo de los bienaventurados, los buenos que van al Cielo, metió a su amigo Dante, con un libro en la mano representando la Divina Comedia.

Era una burla a la autoridad de Florencia, pero de momento pasó desapercibida. A finales del siglo XVI el Palacio de Bargello se convirtió en cárcel, y la capilla en el lugar donde los condenados a muerte pasaban sus últimas horas, cubriéndose de cal las pinturas de Giotto. Sin embargo el historiador del arte Vasari, que vivió en el XVI, las había visto y lo reseñó en su obra Vidas. Así a mitad del siglo XIX, cuando Florencia pugnaba por recuperar la memoria de Dante, se pudo rescatar el fresco de Giotto.

Lo extraordinario de este retrato no es ya que lo pintase un contemporáneo que conocía a Dante, sino que Giotto fue quien, superando la Edad Media, reintrodujo el realismo en la pintura, haciendo retratos del natural, por lo que el Dante del Bargello es su vera imagen, la única que existe. Bien puede decirse que de la mano de las Artes, como corresponde a un gran artista, Dante volvió a Florencia.


LUIS REYES  Vía VOZ PÓPULI