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domingo, 29 de enero de 2023

EL GRAN SECRETO DE LAS MONARQUÍAS EUROPEAS: SUS RAÍCES JUDÍAS

Contraportada de mi nuevo libro

Unión Europea: de solución a problema

Es difícil encontrar en el panorama político español del último medio siglo algo que unifique más a la opinión pública española que la integración europea
Hace medio siglo era una aspiración muy común entre los españoles, la democracia y la pertenencia a la Unión Europea. Con la transición política resolvimos brillantemente el primer anhelo y enseguida –como consecuencia– el segundo. Algunas décadas después, dos significativas regiones de España andan huyendo de ambas conquistas: renegando de la democracia liberal para optar por su antítesis totalitaria, mientras queriendo huir de España también lo harían –obviamente– de la UE, para ser dos imposibles microestados parias. Allí se han hecho fuertes ideologías social-nacionalistas, cuyo norte político es el regreso a las tribus míticas de sus muy primitivos pasados. Por el camino están renunciando a hablar la segunda más comunicativa lengua del mundo, para reducirse a lenguajes tribales cuyo alcance social sería necesariamente limitado y por tanto aislante. Afortunadamente, todavía una gran mayoría de españoles se sitúan en las antípodas de estos primitivos comportamientos y confían en el cosmopolitismo que tantos éxitos nos ha proporcionado. Sin embargo, la Unión Europea, esa gran meta de la España contemporánea, está dejando de ser lo que debería para deslizarse progresivamente hacia destinos entre problemáticos y decadentes; está dejando de ser una solución para ser, cada vez más, un problema. La integración económica, política y monetaria de Europa tuvo un alcance histórico de extraordinaria importancia. Después de las dos guerras que asolaron Europa en la primera mitad del pasado siglo, con las terribles consecuencias de pérdidas de vidas humanas y los destrozos materiales acontecidos, el solo hecho de que tales recurrentes desgracias no puedan volver a suceder es por sí mismo suficiente para que nos felicitemos por todo lo conseguido. La paz europea occidental, a diferencia de la oriental, se basó en la libertad individual como razón de ser europeo. No obstante el evidente éxito de los procesos de integración europea, lo conseguido no deja de ser imperfecto y claramente mejorable. Además de la paz en libertad, la principal finalidad de la Unión Europea fue y sigue siendo la mejora de la prosperidad económica y social, lo que no ha acabado de llevarse a cabo plenamente debido a una seria, es decir, estructural, crisis de competitividad que ha venido a cuestionar la posibilidad de crecimientos sostenibles de la economía y el empleo a largo plazo. La distancia entre la renta per cápita de EU con la UE no ha dejado de agrandarse, mientras que el liderazgo tecnológico norteamericano nos ha empequeñecido hasta extremos cada vez más preocupantes No obstante el evidente éxito de los procesos de integración europea, lo conseguido no deja de ser imperfecto y claramente mejorable. Además de la paz en libertad, la principal finalidad de la Unión Europea fue y sigue siendo la mejora de la prosperidad económica y social, lo que no ha acabado de llevarse a cabo plenamente debido a una seria, es decir, estructural, crisis de competitividad que ha venido a cuestionar la posibilidad de crecimientos sostenibles de la economía y el empleo a largo plazo. En el último medio siglo, la distancia entre la renta per cápita de EE. UU. con la UE no ha dejado de agrandarse, mientras que el liderazgo tecnológico norteamericano nos ha empequeñecido hasta extremos cada vez más preocupantes. Con la excusa de agrandarse, la UE no solo no ha profundizado su supuesto mercado único, sino que dio pie a las únicas razones -que aún insuficientes- fueron las más serias y razonables que inspiraron el Brexit. Se va a cumplir este año una década del discurso del primer ministro británico, David Cameron, previo a que tuviera la fatal ocurrencia del referéndum del Brexit: "El principal objetivo de la UE es conseguir la máxima prosperidad, mediante la creación de riqueza y empleo. La UE debe vencer su crisis de competitividad completando el mercado único, eliminando trabas, sobre todo a las PYME, que debieran estar exentas de directivas europeas. La Comisión, que no deja de crecer, debe reducir su dimensión, al tiempo que debe rendir cuentas por responsabilidad democrática. Las normativas y directivas de la UE deben dejar de entrometerse en la vida doméstica". Lo dicho hasta ahora, se puede resumir en los dos factores que nos alejan cada vez más del liderazgo tecnológico y la prosperidad económica de EE. UU.: seguimos muy lejos de disfrutar de un verdadero mercado único -debido a las trampas nacionalistas de las principales naciones– y la innovación, que determina la competitividad y consecuentemente la riqueza de las naciones, es perseguida burocráticamente desde Bruselas. Una gran parte del estado de bienestar que disfrutamos lo financiamos con deuda que habrán de pagar las siguientes generaciones La UE, según nos recordó hace algún tiempo Merkel, con sólo el 7% de la población mundial, ostenta el 25% del PIB mientras realiza el 50% del gasto social. Es materialmente imposible, envueltos, como estamos en una economía abierta y global que ha posibilitado el mayor crecimiento de la riqueza mundial de la historia, que tal "estado del bienestar" pueda mantenerse y menos aún aumentarlo si la economía europea no se dinamiza, es decir, mejora su competitividad respecto al resto del mundo que no cesa de competir cada vez mejor. No olvidemos que una gran parte del estado de bienestar que disfrutamos lo financiamos con deuda que habrán de pagar las siguientes generaciones. Los países europeos no debemos ni podemos competir por costes de producción con las economías emergentes; nuestro desafío es emular con éxito a EE. UU. un gran país capaz de seguir creciendo –en PIB, población y renta per cápita– mientras domina persistentemente los cambios tecnológicos y goza de una envidiable calidad institucional que garantiza el círculo virtuoso de la creación de riqueza a través de la innovación tecnológica. Es evidente que la UE se ha extendido más de prisa que profundizado en su verdadera unión, mientras ha ido perdiendo competitividad y cuestionado, por tanto, su Estado del Bienestar, mientras ha abandonado por el camino sus responsabilidades en materia de defensa. Europa está mucho más cerca, geográfica, política y económicamente, de los más graves riesgos en materia de seguridad y defensa que hoy amenazan el mundo que EE.UU. a cuyos recursos y política hemos delegado tácita e irresponsablemente nuestra responsabilidad como si no fuera con nosotros. La guerra de Ucrania ha venido a recordarnos, en toda su crudeza, la pequeñez de la política de defensa de la UE; así, cuando un muy responsable comisario, Borrell dio un obvio paso adelante frente al grave desafío, se ha encontrado cada vez más desairado. La UE, sin medios suficientes de defensa, carece de política al respecto; porque la falta de ellos determina, necesariamente, la inacción. Sin un mercado europeo homogéneo, la innovación –palanca del crecimiento sostenible a largo plazo- no podrá desplegar todo su potencial ni podremos retener, atraer y desarrollar talento –consustancial con la nueva economía digital– si los marcos institucionales no son favorables. La UE necesita profundizar rauda y seriamente en su mercado interior, eliminar normativas que limitan la competitividad de sus empresas, prescindir de costosos programas de gasto –presupuesto agrícola, por ejemplo- que benefician a minorías en perjuicio de las mayorías y facilitar la vida de sus empresas con las menores restricciones posibles –el marco laboral es decisivo– para que puedan competir con éxito en una economía global. La democratización de nuestro país unificó a toda la opinión pública –con independencia de sus credos políticos- y en consecuencia a casi todas las fuerzas políticas, al menos hasta ahora Siendo discutibles tanto la legitimidad democrática de muchas decisiones europeas que afectan a los países integrados en sus instituciones como el intervencionismo de sus 'ordenanzas', para un país como España, que, nos guste o no, es muy propicio a desmesuras políticas, la pertenencia a la UE nos ancla en un espacio institucional que garantiza el desempeño libre de descarrilamientos políticos. Desde el punto de vista español, la integración europea –pese a todo lo dicho– aporta además otro factor aún más positivo: como consecuencia de nuestro aislamiento político que imposibilitó inicialmente nuestra incorporación a las nuevas instituciones comunitarias, la democratización de nuestro país unificó a toda la opinión pública –con independencia de sus credos políticos- y en consecuencia a casi todas las fuerzas políticas –al menos hasta ahora– a favor de la integración en todas las instancias europeas. De hecho, es difícil encontrar en el panorama político español del último medio siglo algo que unifique más a la opinión pública española que la integración europea. Frente a la crisis de identidad de la UE, la España de mañana -la del gobierno actual es imposible- puede y debe jugar un papel protagonista tratando de liderar junto a Alemania, Francia y quizás Italia los planteamientos reformistas que sienten las bases de una unión más verdadera, competitiva y solvente en la que las nuevas generaciones puedan sentirse integradas y orgullosas. Se trata de que la UE deje de ser un problema, para que regrese a ser una solución a nuestras limitaciones institucionales y económicas; que falta nos hace.
Artículo de JESÚS BANEGAS Vía VOZ PÓPULI

domingo, 15 de enero de 2023

El incierto futuro del Tribunal Constitucional

Lo que hasta ahora era un secreto de pasillo se convierte en público y notorio: hay un bloque "progresista" y uno "conservador" que votan de forma absolutamente previsible atendiendo a los intereses políticos de sus respectivos mandantes, es decir, los partidos políticos de turno.
El magistrado Cándido Conde-Pumpido, elegido presidente del Tribunal Constitucional.Chema MoyaEFE
Con el nombramiento de Cándido Conde-Pumpido como nuevo presidente culmina el proceso de politización del Tribunal Constitucional iniciado hace muchos años, y que había consagrado en la práctica (por parte de los partidos y de los medios de comunicación) la extraña noción de que el órgano de garantías constitucionales es una especie de tercera cámara en la que hay que reproducir las mayorías existentes en el Parlamento, a través del desastroso sistema de cuotas partidistas que está destruyendo todas y cada una de nuestras instituciones de contrapeso y que, conviene insistir, no es el que está establecido en la Constitución.
El problema es que lo que hasta ahora era un secreto de pasillo, nunca mejor dicho, se convierte en público y notorio: hay un bloque "progresista" y uno "conservador" (me niego a abandonar estas comillas) que votan de forma absolutamente previsible atendiendo a los intereses políticos de sus respectivos mandantes, es decir, los partidos políticos de turno. Ha ocurrido con el reciente auto del Tribunal Constitucional suspendiendo la tramitación de dos enmiendas en el Senado y, mucho me temo, va a ser el pan nuestro de cada día a partir de ahora. No es que no haya sido así muchas veces en el pasado; pero ha habido casos, algunos muy sonados, en que los magistrados del Tribunal Constitucional han llegado a acuerdos transversales o incluso han votado en contra de su "bloque" por razones estrictamente técnico-jurídicas. Creo que esa época ha quedado atrás y que veremos un Tribunal Constitucional impecablemente dividido en bloques y con un montón de votos particulares. Y, por tanto, un Tribunal Constitucional que no va a poder cumplir una función efectiva de contrapeso. Los motivos para vaticinar que esto va a ser así son varios, pero me limitaré a señalar tres, todos muy preocupantes: el primero, que sostener en el debate público que el Tribunal Constitucional tiene que atender a las mayorías parlamentarias ya no se considera algo descabellado o propio de populistas o/e ignorantes -que suelen coincidir, por cierto- sino que ahora se defiende con naturalidad y, como ahora toca que la mayoría sea progresista, hasta como una esencial garantía democrática por el Gobierno y sus socios. Unos por desconocimiento y otros por interés están defendiendo una idea radicalmente incompatible con la democracia liberal representativa que recoge nuestra Constitución. Porque con este razonamiento desaparece, precisamente, una de las principales garantías de una democracia: que un órgano contramayoritario y técnicamente especializado y neutral pueda declarar inconstitucionales las leyes que dicte la mayoría de turno, además de salvaguardar los derechos fundamentales de los ciudadanos frente a los poderes públicos. Es así en todos los países de nuestro entorno, en particular en los países con una tradición de Derecho Constitucional que es a la que pertenecemos. Por supuesto, nadie piensa que cuando haya una mayoría diferente un órgano de estas características pueda echarse de menos precisamente por los que hoy consideran fundamental ese alineamiento. La historia reciente de este país, después de lo ocurrido en Cataluña en 2017 aconsejaría ser mucho más prudente. El segundo motivo es el perfil de los magistrados del Tribunal Constitucional. Desde hace años se lleva produciendo un deterioro progresivo en la composición del Tribunal, en la medida en que los magistrados con prestigio profesional acreditado -que, no por casualidad, suelen coincidir con magistrados más independientes y menos sensibles a argumentarios y consignas partidistas- han ido siendo sustituidos por meros juristas de partido. Es importante subrayar que quien tiene prestigio profesional previo suele ser más reacio a poner en riesgo su reputación sosteniendo en un debate técnico que no deja de ser público posturas que técnicamente no son defendibles. Lógicamente quienes no lo tienen, y llegan a magistrados del Tribunal Constitucional como recompensa a los servicios previos prestados como juristas de partido no tienen una reputación que perder y pueden actuar con total desenvoltura como los políticos que son. De manera que puede suceder que el Derecho y las consideraciones técnicas sean lo de menos: como botón de muestra, las sorprendentes declaraciones de la magistrada Maria Luisa Balaguer (luego matizadas) en torno a la necesidad de que el Tribunal Constitucional pueda "superar la ley" o "ir más allá de la ley". Nada más lejos de la teoría y práctica de lo que debe de ser un Tribunal Constitucional, precisamente configurado como un "legislador negativo", es decir, como el órgano que debe de garantizar sencillamente que las leyes aprobadas por un Parlamento democrático sean conformes a la Constitución. Es decir, el fin justifica los medios. El tercer motivo se refiere al perfil del nuevo presidente, Cándido Conde Pumpido y en los amplísimos poderes que tiene el presidente del Tribunal Constitucional. Porque, otra deriva muy preocupante de nuestras instituciones, es la del caudillismo. Ocurrió con el CGPJ de Lesmes y es más que probable que suceda ahora también en una institución en la que el Presidente goza de amplios poderes discrecionales. Tiene que ver, inevitablemente, con el empeoramiento del nivel técnico y profesional de los otros magistrados: él, a diferencia de algunos otros, es un buen jurista. Pero no oculta, sino todo lo contrario, que es un jurista comprometido con una causa, de ahí su famosa frase sobre los jueces que se manchaban las togas con el polvo del camino. Falta por ver si esa causa es la de la de la Constitución española que el Tribunal que preside tiene que defender o es la del Gobierno o la mayoría "progresista". Porque puede suceder que no coincidan. Y para eso, justamente, está un Tribunal Constitucional digno de tal nombre.
Artículo de ELISA DE LA NUEZ Vía EL MUNDO* *Elisa de la Nuez es secretaria General Fundación Hay Derecho. Socia Derecho Público GC legal. Abogada del Estado en excedencia

viernes, 13 de enero de 2023

La nueva izquierda y la vieja nación

El acelerado tránsito hacia la insignificancia política de los partidos socialistas y socialdemócratas europeos se explica por una alergia casi instintiva hacia el concepto de Estado-nación
ULISES CULEBRO
La izquierda pensante contemporánea, o lo que queda aún de ella, tiende a mantener una relación ambivalente, próxima a lo esquizoide en el caso muy singular de la española, frente al concepto de nación. Así, por un lado, contempla a los Estados-nación reales, los que han alcanzado una materialización tangible y genuina a lo largo de las historia, los que existen en el plano fáctico, como herrumbrosas antiguallas destinadas todas ellas, más pronto o más tarde, al desván de los artefactos obsoletos. Pero por otro, en cambio, las naciones que no existen ni nunca han existido, verbigracia la catalana, constituyen incorpóreos entes espectrales que, salvo contadísimas excepciones, merecen a sus ojos el mayor aprecio y consideración teórica. Una de esas raras disidencias frente a la corriente de afinidad sentimental y romántica para con los microsecesionismos etnoculturales la encarna, por cierto, el economista más influyente en el espacio de la heterodoxia refractaria al canon académico dominante en Europa y EEUU, Thomas Piketty (Clichy, 1971). A diferencia de Varoufakis, Stiglitz y tantos otros popes de referencia para la izquierda occidental, Piketty no ha comprado nunca la mercancía ideológica del nacionalismo catalán. De ahí, por cierto, la discreta frialdad con que Capital e ideología, hasta ahora su obra más monumental y ambiciosa, fue acogida en los entornos mediáticos y culturales de la izquierda peninsular que se dice antisistema y se identifica con la causa de los irredentismos periféricos. No le perdonan a Piketty que haya alojado en los estantes de cientos de bibliotecas personales de los miembros del establishment mundial, y de modo muy especial en las de los del ámbito anglosajón -esa élite dentro de la élite que luego crea la opinión dominante en todas partes-, sentencias y reflexiones que no sorprenderían a ningún español medianamente informado, pero llamadas, sin duda, a suscitar algún asombro entre los observadores distantes de la querella catalana. Sentencias y reflexiones que aquí, acaso salvo para Pablo Iglesias y su círculo audiovisual de influencia, forman parte ya del saber colectivo. A diferencia de otros popes de la izquierda, Piketty no ha comprado la mercancía ideológica del nacionalismo catalán La más llamativa, al menos para un izquierdista recién salido del cascarón, tal vez sea la intensa correlación estadística que la totalidad de las catas demoscópicas certifican entre el entusiasmo separatista y el nivel socioeconómico de los distintos estratos de la población local de esas cuatro provincias. Un entusiasmo, el de la mitad de los catalanes por la independencia, que crece de modo tan exponencial como sospechoso a medida que lo hace también el dinero que guardan en sus cuentas bancarias y las cifras que reflejan su patrimonio mobiliario e inmobiliario. Algo que no suena siquiera un poquito revolucionario, ni un poquito. En un orden más amplio de perplejidades, la suprema paradoja de la izquierda en Occidente remite a que su instante de gloria histórica, el intervalo que fue desde el final de la Segunda Guerra Mundial -cuando la puesta en marcha de las economías mixtas de inspiración socialdemócrata y keynesiana- hasta la crisis energética de 1973, tuvo como marco de referencia la preeminencia de la soberanía en todos los ámbitos del Estado-nación, ese mismo Leviatán que ahora tiende a menospreciar por norma, frente al poder, entonces subordinado, de los mercados. LA TERCERA VÍA DE PIKETTY Y es que la gran contradicción de la izquierda -tanto la de raíz socialdemócrata como la que se pretende alternativa a su menguante reformismo- remite a la devoción internacionalista que comparten; un universalismo cuyas raíces últimas apelan a la filosofía de la Ilustración, el origen intelectual común del cosmopolitismo liberal y del socialista. La izquierda sólo ha sido capaz de concebir -y de plasmar luego en la realidad- propuestas que respondiesen a señas de identidad propias y diferenciadas de las de la derecha dentro del exclusivo marco del Estado-nación soberano; sin embargo, insiste una y otra vez en el afán de continuar desposeyéndolo de sus atributos esenciales como estrategia de acción para el futuro. La gran con-tradicción de la izquierda remite a su tradicional devoción por el interna- cionalismo socialista Incluso Piketty, el locuaz iconoclasta que asegura postular un paradigma radicalmente ajeno tanto a la autonomía desregulada de los mercados como a cualquier intento de rescatar del olvido la planificación estatal, incurre en la misma inconsistencia lógica. Así, su particular tercera vía, una vez desprovista de las múltiples capas de maquillaje retórico con que trata de embellecerla en los papeles, conduce en última instancia al mismo callejón sin salida donde el resto de los pensadores orgánicos de la izquierda permanecen paralizados y sin saber qué rumbo tomar. Porque lo que defiende Piketty no resulta ser mucho más que un oxímoron. A fin de cuentas, cuanto en esencia propone se resume, y lo diremos con sus propias palabras, en «crear un sistema universal de capital susceptible de ser transferido por el Estado a cada adulto joven». UNA DOTACIÓN 'UNIVERSAL' E incluso se atreve a cuantificar el volumen concreto de esa subvención pública en el caso francés: 120.000 euros por barba que saldrían, huelga decirlo, de un incremento superlativo de la carga fiscal que recae sobre las rentas, el patrimonio y las herencias de los ricos. Hasta ahí, todo parece claro. Pero, y justo en el instante en que aparecen en escena los límites físicos y jurídicos de la nación, la fluidez discursiva de Piketty comienza a eclipsarse para dar paso a un espeso y brumoso silencio. Al punto de que ni en una sola de las 1.248 páginas que contiene Capital e ideología se hace mención a si quienes no son miembros de pleno derecho de la nación, los inmigrantes extranjeros -un grupo potencialmente infinito en cuanto a su número de integrantes- también gozarían del derecho inalienable de cualquier nacional francés a percibir los 120.000 euros de la dotación universal de capital. Hasta en el marco del gozoso universo onírico de las fantasías quiméricas, la izquierda más audaz sigue chocando con los contrasentidos de su sesgo refractario frente al hecho nacional y su corolario, el nacionalismo de Estado. Un sesgo, ese, del que participan con mayor o menor intensidad todas las corrientes del progresismo en el tiempo presente. El acelerado tránsito rumbo a la definitiva insignificancia de la mayoría de los viejos partidos socialistas y socialdemócratas de Europa se explica por esa alergia instintiva tan suya frente a lo nacional. Una alergia que los nuevos conservadores soberanistas están aprovechando en todos los rincones para apropiarse de su electorado tradicional. Porque 1789 se está haciendo, y a pasos agigantados, de derechas.
Artículo de JOSÉ GARCÍA DOMÍNGUEZ Vía EL MUNDO

miércoles, 4 de enero de 2023

Los linajes davídicos que se unieron a los de la realeza europea configurándolos, según el gran genealogista David Hughes

El rey Carlos III de Inglaterra, tocado con una kipá. EFE
Recientemente se ha publicado en el diario La Vanguardia, de Barcelona, y en otros medios de comunicación un llamativo artículo cuyo subtítulo es el siguiente: "La tradición de circuncidar al futuro rey del Reino Unido fue iniciada en el siglo XIX por la reina Victoria, convencida de que la familia real descendía del Rey David". En ese artículo se dice, entre otras cosas, lo siguiente: "Al negarle la circuncisión a su hijo William, la princesa Diana de Gales rompió una tradición que viene de la reina Victoria. La princesa Diana de Gales rompió la tradición de circuncidar al futuro rey del Reino Unido que fue iniciada en el siglo XIX por la reina Victoria, convencida de que la familia real descendía del Rey David. Carlos III ha sido el último monarca circuncidado hasta ahora. Cuando nació Philip Arthur George, el primer hijo de la reina Isabel II y Philip Mountbatten, y actual rey Carlos III, el 14 de noviembre de 1948, su madre llamó al rabino Jacob Snowman, un conocido médico y mohel de Londres, para circuncidar a su hijo, revela Jewish Press, el semanario judío independiente de mayor difusión en los Estados Unidos. La tradición de la familia real de contratar mohels judíos para circuncidar a sus hijos se remonta a la reina Victoria pero fue interrumpida en 1982 con el nacimiento del príncipe William, porque su madre Diana, la fallecida princesa de Gales, no lo permitió." En realidad, "la tradición real británica de pedir a un mohel judío que circuncide a sus príncipes se remonta al rey Jorge I, quien nació en Hanover, Alemania, y reinó sobre Inglaterra desde 1714 a 1727. Jorge I llevó esa costumbre a Inglaterra. Años más tarde su tataranieta la reina Victoria contrató a mohalims judíos para circuncidar a todos su hijos, pues ella creía que su árbol familiar se remontaba directamente al rey David de la Biblia" Por mi parte, confirmo ahora que, efectivamente, tanto la reina Victoria de Gran Bretaña como los grandes reyes europeos son descendientes del rey David de Israel, excepto los monarcas de Suecia, cuyo origen está en Bernadotte, un mariscal de Napoleón, el emperador francés, como demostré en mi libro titulado El origen judío de las Monarquías europeas, ilustrado con 28 páginas de cuadros genealógicos que avalan esa tesis mía que nadie ha impugnado. Este libro mío lo publicó la editorial EDAF en Madrid el año 2000, y lo subtituló El mayor secreto de la Historia. Además, recientemente, Kálathos Ediciones ha publicado otro libro mío titulado El gran secreto de las monarquías europeas: sus raíces judías, en el que se confirma -incluso por genealogistas- dicha tesis mía y la historia de un tema tabú: las uniones entre príncipes cristianos y miembros de la realeza davídica, cuyos enlaces fraguarían gran parte del sustento sagrado de las monarquías. En este último libro también narro un recorrido por la Historia, desde el rey David de Israel hasta Felipe II de España, para conocer y decodificar las prácticas del ejercicio del "poder real". La realidad histórica de que los reyes europeos son descendientes biológicos del bíblico rey David es una verdadera historia que se ocultó desde hace muchos siglos cuando Francia y otros países, en la Edad Media, expulsaron a los judíos de los territorios de Europa. Esta historia se ocultó para que se olvidase un asunto tabú: a lo largo de los siglos, las fuentes documentales, especialmente aquellas genealogías en las que deberían aparecer mezclados judíos con cristianos, como ocurrió en la realidad, han sido manipuladas, destruidas o sustituidas, en nombre de la limpieza de sangre (para que apareciesen o solo judíos o solo cristianos, sin mezclarse) o de otros intereses particulares o doctrinarios. Se fue ocultando así la verdad histórica, sobre todo por los cronistas de los reyes y de los magnates quienes, en la Edad Media, eran frecuentemente clérigos inquisitoriales. Y, todavía hoy, los partidarios de "la limpieza de sangre" siguen queriendo ocultar que los reyes europeos son descendientes del rey David de Israel. ¡Claro!, hay que tener en cuenta que, en la memoria histórica, perdura todavía el terrible recuerdo del holocausto, pues en los años 40 del pasado siglo XX varios millones de judíos fueron exterminados en Europa, por la única razón de ser hebreos.
Rey David de Israel ********** En 1997 yo residía en Estados Unidos porque trabajaba como consejero de la embajada de España. Entonces, un día llegó a mis manos un libro de Historia cuya temática me pareció tan interesante como sorprendente, pues unos pocos años antes, cuando yo vivía en París durante el periodo 1989-1994, también como consejero de la embajada de España en Francia, había recogido muchísima documentación sobre los Carolingios; pues quería llevar a cabo, cuando mis ocupaciones profesionales me lo permitiesen, una biografía del emperador Carlomagno, una obra que por fin terminé y publiqué después de jubilarme, en el año 2013. En la infinidad de documentación que examiné entonces sobre los Carolingios jamás encontré ninguna referencia o algo donde se mencionara que en el siglo VIII hubiese un principado judío autónomo (cuasisoberano) en el sur de Francia. Ese sugestivo libro, descubierto por mí en América, se titulaba A Jews Princedom in Feudal France y su autor era un profesor universitario judío, llamado Arthur J. Zuckerman, quien lo había publicado en 1972, editado por la Columbian University Press. Antes de leer el libro me informé de su autor, para saber si era digno de confianza. Y averigüé que era profesor de Historia y director de la Hillel Foundation en el City College de Nueva York, así como profesor de Civilización Judía Medieval en el famoso Reconstructionist Rabbinical College. Además el profesor Zuckerman había sido premiado con el National Jewish Book Award de American Jewish History. Con tales credenciales positivas me adentré inmediatamente en la lectura de esa apasionante obra. Tras leer la presentación del libro, escrita por el prestigioso profesor de la Columbian University Salo W. Baron, quien decía que se trataba de "un libro audaz", me leí el prefacio del autor y fui directamente al final de las páginas para saborear, despacio y minuciosamente, sus principales conclusiones, que son las siguientes: "Esta obra describe el establecimiento de un Principado de los judíos de Francia en el año 768 cuya máxima autoridad ejercía el poder por derecho divino, porque era descendiente de la real Casa de David y por ello tenía legitimidad para existir autónomamente. La preocupación de la dinastía de los Pipínidos era controlar a los condes rebeldes del Sur y mantener a raya a los sarracenos Omeyas hasta que pudieran echarlos a España, así como adquirir el derecho divino a gobernar como sucesores de los bíblicos reyes de Israel. Su ambición imperial condujo a los reyes Pépin y Carlomagno a aliarse con el califa Abbasida y con sus fieles súbditos habitantes en el Reino de los francos. A cambio de la promesa de Pépin de conceder feudos y patrimonio territorial a un príncipe judío, los judíos rindieron la sitiada Narbonne a los francos en 759. Pépin cumplió pronto lo prometido cuando Natronai-Makhir, un exilarca davídico, fue obligado a exiliarse en el "Oeste" por una insurrección política en Bagdad. Él se convirtió en el primer nasi (patriarca) sujeto a los Carolingios por invitación suya."
Esas sorprendentes conclusiones me parecieron de lo más interesante, pues se referían a la creencia que había en el siglo VIII acerca de la existencia de un bíblico “derecho divino a gobernar” –hoy no aceptable– y a la unión familiar de los reyes carolingios con los descendientes del rey David de Israel, lo que dio lugar a una todopoderosa estirpe davídico-carolingia. Al estar en conocimiento de que de Carlomagno y sus hijos descienden las principales dinastías gobernantes de Europa, de las cuales todavía algunas perduran ejerciendo el poder, comprendí la enorme importancia histórica y política de las conclusiones de Arthur J. Zuckerman. Entonces tomé la decisión de investigar a fondo todo lo relativo a esta aparente "historia oculta". Durante mis investigaciones históricas me encontré en la necesidad de depurar, mediante el contraste continuo de diversas fuentes, los enlaces genealógicos que las fuentes más corrientes suelen ofrecer y las cuales, en algunos casos, por falta de rigor científico, se limitan a repetir únicamente informaciones seculares que, a veces, contienen errores y manipulaciones repetidas frecuentemente, pero sin dejar de ser falsas o, al menos, equívocas. En esas comprobaciones enfrenté y contrasté las fuentes cristianas con las judías o de otra ideología u orientación, en la medida de lo posible, gracias a las últimas técnicas informáticas y de comunicación. Mis investigaciones pacientes y concienzudas confirmaron que, en efecto, Pépin dio la bienvenida a Makhir admitiéndolo en la nobleza de los Francos y le concedió el distinguido nombre de Teodoric (en francés Thierry). Los dirigentes carolingios entregaron a Makhir-Teodoric un dominio libre, que incluía anteriores propiedades eclesiásticas, localizado en Septimania y en territorio tolosano, y que abarcaba también parte de la España dominada por los Francos. Por una encomienda Makhir-Teodoric se convirtió en vasallo de los Carolingios quienes, a su vez, asumieron ese señorío como ulterior evidencia de haber accedido a la legítima sucesión bíblica. Esta decisión de Pepin y sus hijos disgustó enormemente al papa Esteban III, pero tuvo que conformarse. Makhir recibió una princesa carolingia como esposa, Alda o Auda, la hermana del rey Pépin, cuyo hijo fue Guillermo conde de Toulouse, en quien confluyeron unidas los dos poderosos linajes dinásticos de David y de los Carolingiosos, creando una estirpe davídico-carolingia que constituyó las grandes monarquías europeas y monopolizó el poder real./>
Emperador Carlomagno. Todas estas conclusiones, con sus interesantes corolarios, los relaté en el número monográfico 275 de la revista HISTORIA16 desvelando así esa historia oculta y demostrando que los reyes europeos son descendientes del bíblico David, rey de Israel, y finalmente con todas mis datos e informaciones sobre este tema publiqué un libro titulado El origen judío de las monarquías europeas, en el que avalaba mi tesis con 28 hojas de cuadros genealógicos. La editorial EDAF publicó este libro mío en el año 2000, y lo subtituló El mayor secreto de la Historia, por sugerencia de don Juan Tomás de Salas, entonces director de la revista Historia16; y en el texto de presentación de mi obra, al final de la contraportada de mi libro, lo calificó escribiendo lo siguiente: "una obra fascinante que aporta una nueva luz a la lectura de la Historia europea y que, lógicamente, cuestiona planteamientos tales como el sionismo, el antisemitismo o "la limpieza de sangre". ********** Este libro mío se convirtió en un gran éxito editorial y, a pesar de tratar de un tema conflictivo, no ha sido impugnado hasta hoy por ningún historiador ni genealogista. Si ningún historiador ha impugnado mi tesis de que los reyes europeos descienden genealógicamente de David, rey de Israel, por lo que las monarquías europeas tienen origen judío, ello se debe a que yo he avalado contundentemente esa tesis con 28 páginas de cuadros genealógicos convincentes que no pueden rebatir. Además, si mis cuadros genealógicos fuesen incorrectos o tuviesen falsedades, los genealogistas lo hubiesen denunciado, y tampoco lo han hecho. Desde la aparición en el año 2000 de mi libro y hasta ahora, nunca ha impugnado mi obra ningún genealogista, ni siquiera un solo cuadro de los que incluyo en mi libro El origen judío de las monarquías europeas. Al contrario, poco a poco, algunos genealogistas, sobre todo los israelistas y algún americano, han ido incorporando a sus obras alguno de mis cuadros genealógicos. Es digno de subrayar ahora que un famoso genealogista, que vive en Estados Unidos, David Hughes, publicó el año 2012 un certero y extraordinario libro de 584 hojas, titulado DAVIDIC DYNASTY que, generosamente y para general conocimiento, ha insertado en Internet, pues está disponible en el siguiente enlace: https://prioratulromanobss.files.wordpress.com/2012/10/davidicdynasty.pdf Pues bien, David Hughes no solo confirma la veracidad de mis cuadros genealógicos sobre Makhir-Teodoric y sus descendientes del linaje davídico-carolingio integrantes de la realeza europea, sino que además incluye en su libro muchos linajes davídicos que se han de añadir a los que yo describí en mi libro El origen judío de las monarquías europeas los cuales confirman que también los príncipes davídicos enlazaron y se mezclaron con los de la realeza europea, como el linaje de los duques de Aquitania, que se inicia con Adalesme, un hijo de Makhir-Teodoric, y que confluye con el rey Hugo Capeto de Francia y sus reales descendientes de las principales dinastías europeas; pues en su libro David Hughes detalla el itinerario genealógico de varios linajes davídicos que, generación a generación, individualmente, partiendo de los parientes de Jesucristo llamados "desposynis" o de los exilarcas o de otros príncipes davídicos, acaban mezclándose con la realeza europea y subraya que ciertos miembros de la configurada dinastía davídico-carolingia o capeta o borbónica o británica resultante de la unión de ambos linajes llegó a ser rey o reina de alguna de las principales dinastías de Europa: francesas, inglesas, españolas, alemanas, italianas, etc.; con lo que demuestra sobradamente que los monarcas europeos de las grandes dinastías son, con toda certeza, descendientes del rey David de Israel. ********** A continuación reproduciré en este artículo algunos de esos linajes davídicos que, individualizados y por generación tras generación, David Hughes demuestra que terminan siendo reyes o príncipes europeos cristianos. Esos linajes davídicos se inician por los parientes de Jesucristo, los denominados 'desposynis', o por patriarcas o nasis tales como el exilarca Hillel "el Grande", que lo fue en los años 20 antes de Cristo hasta el 10 de era cristiana; o por exilarcas como Mar-Zutra II, que fue exilarca en 512-520; o por Makhir-Teodoric, príncipe davídico hacia el año 771; o por Solomon-Bernard, príncipe davídico hacia el año 850; o por Moisés "el Viejo" Kalonymos, nasi (patriarca) de Francia desde el año 918. En primer lugar, voy a reproducir, generación por generación, el gran linaje de los 'desposynis" o parientes cercanos de Jesucristo que se unieron con los Francos y configuraron una dinastía real "sagrada", la de los Merovingios; concretamente el de los descendientes de Santiago el Justo, obispo de Jerusalén, al que los evangelios denominan "hermano" de Jesús, aunque en realidad solamente era medio-hermano o primo de Jesucristo. Hay que tener en cuenta que Jesús de Nazaret, hijo y supremo heredero del rey David de Israel, como también es hijo de Dios vivirá eternamente, y ha heredado el davídico "derecho divino a gobernar" que Dios le concedió a David y a sus vástagos para siempre. Pero, tras la muerte, resurrección y ascensión a los Cielos de Jesucristo ¿quien tiene ese derecho divino a gobernar el trono de David?. Pues lo sigue teniendo Él, pero ahora no lo ejerce directa y personalmente, sino que lo concede a quien quiere y como quiere. Ahora, parece que lo ejerce mediante una delegación a ciertos líderes políticos que son elegidos "por voluntad popular", democráticamente. Los descendientes de los denominados "hermanos" de Jesús de Nazaret en la Biblia, son llamados colectivamente los "desposyni". En los primeros siglos de nuestra era cristiana existió la creencia de que el ejercicio personal del "derecho divino a gobernar" correspondía a los parientes cercanos de Jesucristo, sobre todo a los denominados "desposynis", razón por la cual los Francos hicieron todo lo posible para enlazar matrimonialmente con ellos en numerosas ocasiones hasta que consiguieron que los aristocráticos Merovingios fuesen unos reyes de los Francos pertenecientes a una dinastía franco-davídica "sagrada", que decía ser sucesora del linaje real davídico, con "derecho divino a gobernar" el reino de los Francos. En la Historia y en la literatura existen varios linajes que, partiendo de los davídicos desposynis terminan en los reyes merovingios, y algunos de tales linajes contienen incorrecciones o errores, pues junto a personajes ciertamente históricos insertan ciertas personas legendarias -algunas llamadas reyes-pescadores o miembros del real linaje del Grial-, y que no parecen totalmente verídicos. Ciertas ramas de los descendientes de los desposynis fueron ancestros de varias casas reales o nobles de Europa. ********** El itinerario genealógico de los desposynis a los Merovingios, que reproduzco a continuación, es obra fidedigna de David Hughes en su Davidic Dynasty, y me parece un linaje muy verosímil . Dice lo siguiente: "En la Biblia se menciona a los llamados "hermanos" o "hermanas" de Jesús de Nazaret, que son hijos de Ptolas (hermano de San José) y Escha. Los nombres de los cuatro "hermanos" son Santiago, denominado el Justo, Jose[ph] el "Ha-RamaTheo", Simon, y Judas "de Galilea". Ciertos vástagos de Santiago el Justo fueron Prefectos de provincia, como el príncipe judío Naashon o Nascien I. Existe un linaje de descendientes de Santiago el Justo que fueron líderes de una colonia judía en la región francesa de Provenza, y antepasados de Conan "Meriadoc", a quien le fue concedida la provincia romana de Armorica (más tarde llamada reino de Britania o Bretaña) por el emperador romano Maximus, para que la poseyera y defendiese militarmente en el año 383. Conan "Meriadoc" fue antepasado de los primeros reyes de Armorica, así como de la familia real de los Estuardos/Stewart/Stuart de Escocia e Inglaterra. Santiago, llamado "el Justo", para distinguirlo de otros con el mismo nombre, era el mayor medio-hermano (o primo) de Jesucristo (Matt 13:55; Marc 6:3; Gal 1:19). Fue el líder de la iglesia de Jerusalén (Acts 12:17; 15:13-21; Gal. 1:19) porque Jesús, tras su resurrección, lo designó como primer obispo de Su iglesia. El oficio de Papa de la iglesia de Jerusalén era electivo, dado que al candidato lo elegían en un cónclave los doce apóstoles; pero los candidatos tenían que ser desposynis, pues el cargo era hereditario solo en su estirpe. Este linaje continuó con San Judas (Judas Justus "Gaiso"), el hijo menor de Santiago. Judas fue padre de Koresh, Prefecto de provincia 138-145, el primero en un linaje de hereditarios prefectos de una romana provincia. Otro hijo de San Judas fue El-Kasai (Elzasus) (Elchasai), quien llegó a Roma en el año 135 con su esposa, Ariobia, y su hijo Nahshon. Sus descendientes fueron denominados los Elchasaites. La genealogía de la Sagrada familia de Santiago el Justo fue reconocida cuando Nahshon fue identificado como Nascien I, Prefecto de provincia, padre de dos hijos: Dolihane, Prefecto de provincia y Cyleddon (Celedoin), obispo de Alexandra, Egipto (en 150), que fue padre de Narpus (Warpus), Prefecto de provincia, padre a su vez de Nascien II, Prefecto de la provincia de Narbona (200/225), al servicio de Roma. Los descendientes de Nascien II fueron los siguientes: Gallienus Quiriacus (año 250), el padre de Helyas (Elijah) (275), el padre de Ysayes (Isaac) (300), el padre de Ionans (Johannes) (Jonaanz), Prefecto de provincia y padre de tres hijos, que fueron: (1) Geronticus, Prefect of Viennensis, padre de Agripanius, Prefecto de provincia, llamado "el desposyni" quien se casó con Thametes, una princesa británica con la que tuvo un hijo, Conan "Meriadoc", primer rey de Armorica (Britania; Bretaña); (2) Saracintus, Prefecto de provincia, padre de Achellus, Prefecto de provincia, padre de Nascien III, último Prefecto de provincia, quien no tuvo hijos y fue asesinado por los bárbaros Visigodos, y (3) Fridolinus, Prefecto de provincia, padre de Frotmund[us], Prefecto de provincia, quien se casó con Hatilde, una princesa franca, con la que tuvo un hijo llamado Faramund (Pharamond), primer rey de Francia (año 418), quien con su esposa Rosamunde de los Francos, hija de Genobald, rey de los Francos, tuvo una hija, Argotta Siegse, que se casó dos veces, primero con Quintus Tarus, Prefecto de Provenza, un príncipe desposyni al servicio de Roma, con quien tuvo un hijo, Meroveo; y segundo, con Clodion el Melenudo rey de Francia." />
Bautismo del rey de los Francos Clodoveo I ********** Otro de los grandes linajes davídicos que se unieron a linajes reales europeos, incluso del Imperio romano, configurando varias de los más importantes dinastías europeas es el que David Hughes menciona a continuación. Cuando Palestina estaba sometida a Roma como un territorio de su gran Imperio, gobernaba Judea el rey Herodes y los davídicos tenían como líder de los judíos al patriarca de Jerusalén. Cuando nació Jesús de Nazaret el patriarca de Jerusalén era Hillel "el Grande", fundador de una dinastía de nasis davídicos en Palestina, cuyos descendientes, que voy a detallar seguidamente, generación por generación, se unieron matrimonialmente con la realeza de la naciente Europa y llegaron a configurar linajes aristocráticos de descendientes del rey David de Israel que fueron monarcas de las principales naciones europeas. David Hughes, en su citado libro Davidic Dynasty reproduce el itinerario genealógico, uno a uno y generación por generación, de cada miembro del linaje que comienza con Hillel "el Grande" y que llega hasta el rey Jacobo I rey de Inglaterra y de Escocia (1603-1625). Además David Hughes también concreta e individualiza otra rama de ese linaje que llega hasta el rey de Francia y Navarra don Enrique IV de Borbón. Reproduzco literalmente lo que este gran genealogista dice sobre este principal linaje davídico-europeo, con sus dos ramas: ""Hillel "el Grande", Nasi de los palestinos, descendiente del rey David en la 40 generación. Es el 60 patriarca de Jerusalén. Fue fundador de una nueva dinastía de nasis palestinos: Hillel "El Grande", patriarca of Jerusalén (20 antes de Cristo-año 10), fundó una nueva dinastía [Hillelita Dinastía] de nasis palestinos, padre de (41) Simeón I nasi en 10-30, el padre de (42) Gamaliel I "El Viejo", cerca de 30/43-68, (43). Simeón II, 68-70, el padre de (44). Johanan, 70-90, nombrado por Roma (45). Gamaliel II, c 90-110 el padre de 46. Simeón III, c 135-165, el padre de (47). Judah I, llamado Juda El Nasi, 165-217, el padre de (48). Gamaliel III, 217-225 el padre de (49). Judah II, llamado Juda Nasi'eh, o Joullos, c 225-250, el padre de (50). Gamaliel IV, c 250-265, el padre de (51). Judah III, c 265-330, el padre de (52). Hillel II ["D"], c 330-365, el padre de (53). Gamaliel V, c 365-380, el padre de (54). Judah IV, c 380-400, el padre de (55). Gamaliel VI Nasi, Patriarca/Príncipe, c 400-415, (d426), el último de esta línea, depuesto por Teodosio II, el emperador bizantino, que abolió el patriarcado palestino. Continuación de (55) Gamaliel VI Nasi fue: 56A Ezra, antepasado de una noble familia europea: padre de (57). Hezron, engendró (58). Erza, engendró (59). Solomon, engendró (60). Abinadab, engendró (61). Daniel, engendró (62). Jacob, engendró (63). Joseph, engendró (64). Manasseh, engendró (65). Ebenezer, engendró (66). Jehoash, engendró (67). Moshe, engendró (68). Malachi, engendró (69). Isaac, engendró (70). Jonathan, engendró a Nabal (71A) quien engendró (72). Juan, apellidado Paleólogo, fue el ancestro de la familia Paleólogos de Bizancio, cuya familia enlazó matrimonialmente con la imperial casa de Constantinopla y eventual e irónicamente heredaron al verdadero Imperio que antaño habían conquistado el reino de sus antepasados. Juan engendró a (73). Andres, engendró (74). Miguel, engendró (75). Teodor, engendró (76). Constantino, engendró (77). Alejandro, engendró (78). Juan, engendró (79). Teodoro, engendró (80). Manuel, engendró (81). Michael, engendró (82). Alexis Paleologo engendró (83). Andronicus, engendró (84). MICHAEL VIII, Emperador bizantino 1261-1282, engendró (85). Andronicus II, Emperador 1282-1328, depuesto, murió 1332 pero estaba casado con Yolande, heredera de Montferrat, que fueron padres de (86) Teodoro Paleologo, marqués de Montferrat (murió 1338) quien con su esposa Argentina Spinola, engendraron (87) Yolande, esposa de Aimon, conde de Savoya (murió 1343), madre de (88) Amadeo VI, conde de Savoya (murió 1383), quien se casó con Bonnie [hija de Pedro I, duque de Borbón], y engendró (89) Amadeo VII, conde de Savoya (murió 1391), quien se casó con Bonnie [hija de Juan I, duque de Berri], y engendraron (90) Amadeo VIII, conde de Savoya que se casó con María, hija de Felipe II, duque de Borgoña, y engendraron (91) Luis, duque de Savoya (murió 1465), quien se casó con Anna de Lusignan, heredera de Chipre, Jerusalén [el reino de los cruzados], Armenia, etc., engendraron (92) Margarita, que fue segunda esposa de Pedro II, conde de San Paul (murió 1482), y fue madre de (93) Maria de Luxemburgo, esposa de Francisco de Borbón, conde de Vendôme (murió 1495), y madre de (94) Antoinette, esposa de Claudio de Lorena, duque de Guisa (murió 1550), y madre de (95) Marie, esposa de James V, rey de Escocia (murió 1542) y madre de (96) Mary (d1587), reina de los escoceses, quien se casó con su segundo marido, Henry Stuart, Lord Darnley (murió 1567)(descendiente directo por via masculina de un linaje que inició Santiago el Justo, el "hermano" de Jesucristo), y fue la madre de (97) James I, rey de Inglaterra 1603-1625, el ancestro de todos los siguientes monarcas británicos. />
Rey de Francia Enrique IV de Borbón. Este linaje tiene también otra importantísima rama, que es la siguiente: - María de Luxemburgo + Francisco de Borbón, c. de Vendôme, murió en 1495, padres de - Carlos, duque de Borbón y duque de Vendôme + Francisca de Alençon, padres de - Antonio de Borbón, dq. de Vendôme + Juana III de Albret, reina de Navarra, padres de - Enrique IV de Borbón, rey de Francia y de Navarra + María de Médicis"" ********** A continuación también voy a reproducir, generación por generación, el itinerario genealógico que ha especificado David Hughes en su libro Davidic Dynasty del importante linaje davídico-carolingio que comienza en el nasi Makhir-Teodoric y su esposa Auda Martel, con su hijo Adalesme . Es el siguiente:
LINAJE DE LOS DUQUES DE AQUITANIA* Príncipe Makhir-Teodoric de Narbona, nasi de Francia + Auda Martel | | Adalesme + Aldane | | Gérard I de Poitiers, c. de Auvergne y de Poitiers, fallece en 841 + Rotrude de Francia | | Ramnulf I de Poitiers, c. de Poitiers y duque de Aquitania, 820-866 + Bilhilde de Aquitania | | Ramnulf II de Aquitania, c. de Poitiers y duque de Aquitania, 848-890 + Ada (concubina) | | Ebles I Manzer de Aquitania, c. de Auvergne y de Poitiers ca 878-934 + Emilienne, ca 890-ca 938 | | Guillermo III Cabeza de Estopa, dq. de Aquitania y c. de Poitiers y Auvergne, 915-963 | | Guillermo IV Brazo de Hierro de Aquitania, dq. de Aquitania y c. de Poitiers, 937-994 + Emma de Blois, ca 950-1004 | | Guillermo V el Grande de Aquitania, dq. de Aquitania y c. de Poitiers, ca 969-1030 + Inés de Borgoña, 995-1067 | | Guy Geoffroi (Gullermo) VIII, dq. de Aquitania 1025-1086 + Hildegarde de Borgoña, 1050-1120 | | Guillermo IX el Trovador, dq. de Aquitania 1099-1137 + Leonor de Chatellerault, 1103-1130 | Leonor, dqsa. de Aquitania, 1127-1204 + Enrique II Plantagenet, rey de Inglaterra, 1133-1189 (*) Fuente: Davidic Dynasty. David Hughes. Página 233. https://prioratulromanobss.files.wordpress.com/2012/10/davidicdynasty.pdf ********** Por otra parte, hay que tener en cuenta que cuando el nasi de Francia Bernard de Septimania, descendiente directo de Makhir-Teodoric, fue asesinado, entonces el rey francés Carlos el Calvo, deseoso de mantener el exilarcato al máximo nivel, le solicitó al califa Harum-al-Rashid que enviase al país de los Francos a otro príncipe davídico de la casa del exilarca de Bagdad. Entonces el califa le envió a Solomón –que adoptó el nombre de Bernard– quien era hijo de Gershom, hermano del 18º exilarca David I, para que como nasi liderase a los judíos en Occidente en el periodo 820-840. En consecuencia, como ha afirmado el genealogista David Hughes , Solomón-Bernard "...se estableció en Francia porque fue nombrado marqués de la Marca Hispánica en el año 802, se casó con (la descendiente de Makhir-Teodoric) Liutgarde de Auvergne y fue el patriarca de un noble linaje: la Casa de "Plantevelue" (Plantapilosa), y enlazó con la realeza europea genealógicamente en muchas ocasiones", incluso con los Capetos, tanto cuando su descendiente Adelaida de Aquitania se casó con el rey de Francia Hugo Capeto, como cuando su descendiente Constance de Toulouse-Arles-Provenza se casó con el rey Roberto II, el Piadoso, hijo y sucesor del rey Hugo Capeto. Por lo tanto tienen sangre davídica no solo los numerosos reyes europeos descendientes del nasi (patriarca) Makhir-Teodoric de Narbona o de Autun, sino también los vástagos del nasi Solomon-Bernard por los Capetos. El genealogista David Hughes ha detallado en su libro Davidic Dynasty la descendencia del davídico Solomón-Bernard y su esposa Liutgarde de Auvergne, vástago de Makhir-Teodoric, comenzando por su hijo Bernard II Plantevelue (Plantapilosa) , también nasi de Francia, marqués de la Marca Hispánica, conde de Auvergne 868, de Toulouse 872, y de Narbonne 878 (muerto en 886); el patriarca de la Casa de Plantevelue, cuyos descendientes heredaron varios feudos en Francia, incluyendo: (a) la rama Albi-Carcassonne [línea masculina extinguida en 1270] (b) la rama Melgueil-Anduze-Versols [antecesores de los Rocafuls de España, los Roquefeuils de Francia y los Rockefellers de America] (c) la rama Lautrec [linea masculina extinguida en 1407]. Además, por su esposa, Ermengarde de Chalons, tuvo descendencia [cinco hijos y tres hijas] que fueron: (1) Aton, vizconde de Albi (murió en 900), quien, por su esposa, Aissene d'Ambialet, tuvo a Bernard I, vizconde de Albi y señor de Ambialet (muerto en 937/940) (2) Raculfe de Macon (m920), el padre de Etolane, esposa de Alberic [I] de Narbonne, y Atalane, esposa de Valcharic de Languedoc (3) Giraud [I] de La Tour (4) Guillaume [I] "el Piadoso", "Principe Nasi", marqués de la Marca Hispánica y de Septimania, conde de Toulouse, Limoges, y Auvergne (m918), quien, por su primera esposa, Engelburge, tuvo a: Boso, que murió joven.; y, por su segunda esposa, Ermengarde, tuvo a Aube "la Piadosa", esposa de Rotbold I, conde de Arles (m949), y a Emilienne, esposa de Ebles "Manzer", duque de Aquitania (5) Guerin, un conde (6) Eva, esposa de Geoffrey, conde de Nevers (7) Adalinde, esposa de Effroi [Acfred], conde de Carcassonne (murió 906) (8) Aida, esposa de Manasses de Chalons. Hasta aquí, todo lo que David Hughes relata sobre este linaje davídico. Por mi parte, añado que Guillermo I, nasi de Francia y duque de Aquitania, fue el patriarca de un fecundo linaje davídico que enlazó matrimonialmente con los reyes de Francia Hugo Capeto y su hijo Roberto II el Piadoso, como se observa en el siguiente cuadro :
De Guillermo I, nasi judío y duque de Aquitania, al rey de Francia Hugo Capeto Guillermo I el Piadoso 865-918 Dq.de Aquitania y c.de Auvergne Nasi de Francia + Engelberge de Provenza 877-917 + Ermengarde | | | | Rotbald I de Provenza + Ermengarde de Emilienne + Ebles Manzer c. de Provenza 907-950 | de Aquitania | dq.de Aquitania | ca. 898-... | c.de Poitiers |-----| | 890-934 | | Boson II de Provenza y Arles ca.928-96 Guillermo 'Cabeza de Estopa' + Constance de Provenza 931-1012 dq.de Aquitania 925-963 dq.de Narbona y Nasi de Francia | + | Adela (Gerloc) | de Normandia 917-962 | | Guillermo 'el Liberador' de Provenza Adelaida de Aquitania Príncipe de Provenza 955-993 ca. 945-1006 + + Adelaida Blanca de Anjou ca. 950-1026 Hugo Capeto | rey de Francia 941-996 | | | | Constance de Provenza-Arles + Roberto II el Piadoso, ca.986-1032 rey de Francia 972-1031
El rey de Francia Hugo Capeto ********** Finalmente voy a reproducir otro importantísimo linaje davídico que se une a un destacado linaje real español y cuyo itinerario acaba en la reina Victoria de Gran Bretaña. Efectivamente, el genealogista David Hughes también ha demostrado que del exilarca número 30, Mar-Zutra, que lo fue en el periodo de los años 512 a 520, desciende otro distinguido linaje que llega hasta la reina Victoria de Inglaterra, pero pasando por los reyes Austrias de España. Es el siguiente : - Mar Zutra, exilarca en 512-520, padre por su segunda esposa de - Sutra "Rav", príncipe de Israel, padre de - Saadia (Sa'adyah), príncipe de Israel. - Guriya, príncipe (600/625). - Sutra II, príncipe (650) - Yakov, príncipe. - Shemaiah, príncipe. - Haninai, príncipe (750). - Magis, (Magus) (Migas) (Misas), príncipe. - Nehemiah (Nekhemya) (Nechemia), príncipe. - Abdimi (Avidima) (Dimi), príncipe. - Abbai, príncipe. - Pinkhas (Phinehas) (Pinchus), príncipe. - Hazub (Khazuv) (Chatzuv), príncipe (950), depuesto por el califa fatimida Mu'ezz-II-Din-Allah, que conquistó Jerusalén en 969. - David, hijo de Hazub. - Nathan. - Avraham. - Zakkai. - David. - Hizkiya. - David. - [C]Hiyya Al-Daudi (murió en 1154) que fue un destacado rabbi, compositor y poeta que sirvió como consejero al rey de Portugal. - Yaish ibn Yahya. - Yahya Ha-Nasi o Yahya ibn Yaish o Don Yahya "El Negro", señor de Aldea de los Negros, en Portugal, que murió en 1222/7. Fue el patriarca de la familia "Ibn Yahya", residente en Lisboa. - Yosef (murió en 1264). - Shlomo Ha-Zaken (murió en 1299). - Gedaliah. - Paloma, esposa de Fadrique (murió en 1358), hermano del rey Enrique II de Castilla. - Alfonso, casado con Juana de Mendoza. - Fadrique, que murió en 1473, casado con Mariana de Córdoba. - Juana (Enriquez) casada con Juan II, rey de Aragón. - Fernando II de Aragón, casado con Isabel I reina de Castilla. - Juana la Loca, reina de España, casada con Felipe el Hermoso de Austria, padres de Carlos I de España y V emperador de Alemania; y de
Emperador Carlos V de Alemania y I de España. (continuación de este linaje real)
- Fernando I, (emperador en 1558-1564), casado con Ana de Bohemia y Hungría. - María, casada con Guillermo V de Cleves, Julich y Berg, que murió en 1592. - Ana, casada con Felipe Luis de Neuberg que murió en 1614. - Ana María, casada con Federico Guillermo de Sajonia-Altenburg, que murió en 1602. - Juan Felipe de Sajonia-Altenburg, que murió en 1639, casado con Isabel de Brunswick-Wolfenbuttel. - Isabel Sofía, casada con Ernesto I de Sajonia-Ghota y Altenburg, que murió en 1675. - Federico I de Sajonia-Ghota, que murió en 1691, casado con Magdalena Sibyla de Sajonia-Weissenfels. - Federico II de Sajonia-Ghota, que murió en 1732, casado con Magdalena Augusta de Anhalt-Zerbst. - Augusta, casada con Federico Luis, príncipe de Gales, que murió en 1751. - Jorge III, rey de Inglaterra, quien perdió los Estados Unidos de América, y que fue exactamente el descendiente de la generación número 100 del rey David de Israel, y también fue antepasado de los sucesivos monarcas británicos, incluso de su nieta la reina Victoria del Reino Unido de Gran Bretaña, que vivió en 1837-1901.
Reina Victoria de Gran Bretaña.
En conclusión, el gran genealogista americano David Hughes demuestra que, biológicamente, la inglesa reina Victoria y los grandes reyes europeos descienden del rey David de Israel; y también afirma, confirmando mi tesis, que el nasi y príncipe de Septimania Makhir-Teodoric de Narbona, hijo del exilarca Zakkai-Yehuda, fundó una casa real en Francia de la cual proviene casi toda la realeza europea; porque su linaje davídico, al unirse en una alianza de sangre con los Carolingios, dio origen a una estirpe davídico-carolingia que fue la célula germinal de las dinastías reales gobernantes de las naciones integrantes de la Europa política que configuró el emperador Carlomagno con un renacimiento cultural judeo-cristiano. En resumen, el genealogista David Hughes corrobora la veracidad de mi tesis del origen judío de las monarquías europeas, que ya he demostrado en mis citados dos libros, en los que se aporta una nueva luz a la interpretación del origen y de la Historia de Europa, confirmando así sus raíces culturales judeo-cristianas y cuestionando planteamientos tales como "la limpieza de sangre". Autor: JOAQUÍN JAVALOYS
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