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miércoles, 28 de febrero de 2018

¿QUÉ ESTÁN HACIENDO CON BARCELONA?

Ada Colau ha hecho todo lo posible para que la inversión se esfume de la ciudad mediante la persecución implacable a los empresarios y el abuso de una retórica hosca y dañina

La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, durante su discurso en la cena de bienvenida al Mobile World Congress (MWC) EFE


El lunes pasado tuvo que meterse a bombero el presidente de Telefónica para aplacar las llamas de un incendio que se declaró hace ya dos años y que no amaina. El Mobile World Congress (MWC), en lugar de ser motivo de orgullo y celebración, se ha convertido desde la llegada de Ada Colau a la alcaldía en ocasión privilegiada para airear conflictos y disputas políticas.


El congreso, que aúna feria de muestras tradicional con lanzamiento de nuevos productos y conferencias de expertos internacionales, tardó muchos años en recalar en Barcelona. Antes había pasado por Cannes, por Berlín y por Lisboa. En 2007, veinte años después de su creación, aterrizó en Barcelona convirtiendo así a la Ciudad Condal en la capital mundial de la telefonía móvil.
En estos dos años de funambulismo Barcelona ha entrado en un letargo profundo, provocado, curiosamente, por los que dicen quererla más"
Muchos de los teléfonos que han marcado los diez últimos años fueron presentados en Barcelona. Terminales míticos como el Motorola RAZR, el Sony Xperia X10 o varias generaciones de la celebrada gama Samsung Galaxy vieron su primera luz junto a las Ramblas. Quiso además el destino que la irrupción de los hoy omnipresentes Smartphones coincidiese en el tiempo con el MWC ya establecido en Barcelona. Una casualidad que hizo crecer el valor de esta feria hasta convertirla en una de las más famosas y deseadas del mundo.

Pero eso no es todo. El MWC necesita cien mil metros cuadrados de exposición para dar cabida a las más de dos mil empresas que exponen sus novedades. Muchas ferias tienen ese espacio, pero sólo unas pocas son las elegidas para albergar eventos como este, cubiertos en directo por cuatro mil periodistas llegados de todo el mundo, y unos cien mil visitantes cada edición que llenan aviones, hoteles y restaurantes. El impacto del MWC se calcula en unos 500 millones de euros anuales. Un regalo caído del cielo que lo mismo que vino se puede marchar.

Esto lo sabían en Barcelona desde el primer momento. Para que GSMA, la patronal mundial de esta industria, se sintiese a gusto en Barcelona tanto el ayuntamiento como la Generalidad y el Gobierno ofrecieron todo tipo de facilidades. La ciudad se viste de gala para la ocasión y el rey de España se desplaza en persona y ofrece una cena de bienvenida a los expositores. Cada uno compite con lo que tiene. Nosotros lo hacemos con una ciudad excepcional, experimentada en organizar eventos internacionales y con nada menos que un monarca, especie esta muy escasa en nuestro mundo.

Pues bien, desde la llegada de Ada Colau y su Gobierno del cambio esas facilidades se han tornado en dificultades. En la edición de 2016 la feria vivió bajo la amenaza de una macrohuelga de los transportes públicos. La de 2017 ya vino marcada por el conflicto independentista. Carme Forcadell, a la sazón presidenta del parlamento autonómico, no se presentó en la cena de bienvenida y aparecieron protestas de grupos minoritarios contra el congreso, seguramente los mismos que meses después orquestaron aquella campaña infame contra el turismo.
"Colau ni ha traído la estabilidad al ayuntamiento -y ahí están los no presupuestos de este año como muestra-, ni ha evitado la estampida de empresas de la ciudad"
Desde que Colau empuñó el bastón de mando ha conseguido que los problemas se multipliquen a su paso. Ni ha traído estabilidad al ayuntamiento -y ahí están los presupuestos de este año como muestra-, ni ha evitado la estampida de empresas de la ciudad. Al contrario, ha hecho todo lo posible para que la inversión se esfume mediante una moratoria turística, la persecución implacable a los empresarios y el abuso de una retórica hosca, desfasada y necesariamente dañina para una urbe global como Barcelona. 

El MWC se celebra allí a pesar de su voluntad. Si de ella dependiese jamás se reunirían los fabricantes de móviles en la ciudad. Su visión de Barcelona es otra: una ciudad provinciana, entregada al nacionalismo de aromas caraqueños que no sólo no necesita empresas, sino que las que hay las espanta y las que se quedan sueña con expropiarlas.

El resultado de estos dos años de funambulismo los tenemos delante de nuestras narices. Barcelona ha entrado en un letargo profundo. Los que lo han provocado han sido, curiosamente, los que dicen quererla más: los activistas como la propia Colau y los nacionalistas catalanes. La concomitancia temporal de nacionalismo y nueva izquierda con su cortejo de ideas fundamentadas sobre la aversión al mundo moderno y el decrecimiento, está siendo letal para Barcelona.

Las empresas se van y apenas llegan nuevas. Nadie en su sano juicio se plantea emprender en un lugar tan hostil. Más aún habiendo otros lugares más amigables donde hacerlo. El emprendedor, recordemos, se juega su propio dinero, quizá el único que tenga. Es por ello que si los problemas persisten es más que probable que la GSMA termine llevándose el congreso a cualquier otra ciudad de Europa o directamente a Dubai. No serían los primeros. Centenares de empresas ya han tomado el camino de la puerta. Otras nunca la abrirán para entrar, pues saben lo que les espera.

En nuestro mundo la competencia entre grandes ciudades es feroz. Barcelona hace tiempo que perdió el pulso. El politiqueo está acabando con ella. Ada Colau, una activista profesional que jamás tuvo que vérselas en el mercado, lo representa mejor que nadie, es su santa patrona.



                                                  FERNANDO DÍAZ VILLANUEVA  Vía VOZ PÓPULI

ESPAÑOLIZAR ESPAÑA

Javier Rupérez


«El viajero no comprende que el Gobierno español se preocupe de la expansión de la lengua en el exterior cuando, por lo bajines y sin que nadie le escuche, se dice: “¿no sería más oportuno empezar por la expansión del español en el interior?”. A lo mejor, si ocasión tuviera, propondría a sus vecinos y amigos lo hasta ahora impensable: que todos los niños españoles recibieran una Constitución y un mapa de España al comenzar sus estudios»

EL viajero poco avisado y que piense llegar a San Sebastián en avión a través del aeropuerto de Fuenterrabía, se encontrará con la sorpresa de que dicha localidad ha dejado de existir para denominarse Hondarribia. Ninguna cartela en el entorno le avisará del cambio o tendrá la amabilidad de mostrárselo en formato bilingüe español-vascuence. Si el mismo viajero deseara realizar el mismo trayecto en tren desde Madrid, por ejemplo, aventura placentera que le puede deparar entre cinco y siete horas de plácida lectura gracias a la sangrienta eficacia con la que ETA se opuso a la construcción de la llamada Y vasca para las comunicaciones férreas, descubrirá con cierto asombro no sólo que al llegar al País Vasco los sistemas de comunicación del tren suman el vascuence a las ya bilingües explicaciones de los hitos recorridos en español y en inglés sino que, además, al informar de los nombres de los lugares por los que el convoy se detiene, una serie de topónimos perfectamente desconocidos y de complicada ortografía confunden al viajero sobre el lugar en el que se encuentra. Si una vez en San Sebastián el viajero quisiera acceder a la página electrónica de la ciudad para conocer sus innumerables encantos, bien hará en teclear San Sebastián-Donostia, porque si sólo incluye las primeras dos palabras se verá automáticamente referido a la industriosa localidad madrileña de San Sebastián de los Reyes. Si ya en la ciudad busca el Paseo de la Concha bien hará en rastrearlo por «Kontxa Pasealekua» si desea ver cumplidos sus deseos de contemplar el mar desde la bellísima bahía en forma de… concha. Si una vez terminada su estancia en la capital guipuzcoana desea seguir camino y adentrarse en Francia por el Puente Internacional de Santiago en Irún sepa, para no confundirse, que aunque la cartela diga «Lapurdi», está entrando en el país vecino. Y que si por alguna razón desea volver por el mismo camino hacia España, encontrará hacia el lado sur del puente una indicación que escuetamente incluye solo la palabra «Gipuzkoa». En algún rincón se debe haber perdido el nombre de nuestro país. Y el del otro.

Nuestro viajero, interesado en establecer contactos de cooperación con un ayuntamiento guipuzcoano del que le habían alabado su buena disposición al respecto, y buscando para ello el acompañamiento de amigos vascos, se encontró con alguna perplejidad con que la alcaldesa del lugar se dirigía a él en vascuence y que ninguno de sus conmilitones entendía lo que decía. Apenas uno de ellos logró mascullar unas palabras banales en el batúa local para luego recurrir al español cuando se trataba de explicar en detalle los aspectos de la oferta. Y cuando tuvo una leve indisposición y fue llevado con cierta prisa al hospital de la ciudad, tuvo que aclarar al médico que le atendió en vascuence que él no conocía el idioma. Tiempo le faltó al doctor para cambiar a un español sin mácula, tras explicarle al paciente eventual que ellos, los vasco parlantes, como los catalano parlantes en Cataluña, Valencia y Baleares, y como los gallegos en su región, tenían mucha ventaja con el resto de los médicos españoles: sus conocimientos de las lenguas cooficiales les aseguraban calificaciones superiores para la entrada en el servicio por encima incluso de los conocimientos profesionales de personas cualificadas procedentes de otras partes de España.

El viajero en cuestión, que bien podría ser un americano afincado en Gran Bretaña y que por aquello del Brexit estaba buscando sitio en un país razonable en la orilla Oeste del Atlántico que no hubiera pensado abandonar la Unión Europea, anotó con preocupación la exclusividad con la que lo que él llama «las clases extractivas y tribales» de regiones bilingües daban prioridad a cualquier forma de expresión que no fuera la que la Constitución describe como común, el español. Y bien que su decisión de radicarse en España fuera razonablemente firme, y una vez escogido para el acomodo familiar un paraje idílico del soleado levante hispano, se vió forzado a cuentas económicas complicadas al comprobar que en las escuelas públicas del lugar no le garantizaban a sus cuatro jóvenes descendientes el adecuado conocimiento del español. Sus amigos locales le aconsejaron buscar una escuela privada, porque de otra manera sería trabajoso, si no imposible, satisfacer sus lógicas preocupaciones culturales y lingüísticas. Y como casos de la peculiar perversión del sistema, le mencionaron el de Clara Ponsati, consejera de Educación que fue en el Gobierno de la Generalitat catalana bajo Puigdemont, tras haberse desempeñado como titular de la cátedra Príncipe de Asturias en la Universidad americana de Georgetown, cátedra que patrocina el Gobierno de España y financia una importante corporación española, quien tuvo que reconocer a su vuelta a España que no dominaba el español. Y añadían además, con cierto regocijo, el de la política catalana Marta Rovira, claramente derrotada en sus confrontaciones electorales con Inés Arrimadas tanto por su incontenible tendencia al lloriqueo nacionalista como por su manifiesta incapacidad para manejar el idioma del país del que ostenta la nacionalidad.

El viajero, que tiene de España la visión positiva que observa en sus amigos locales, esos que presumen pertenecer a la «sociedad civil» sin más aditamentos, comparte con ellos el optimismo constitucional con los que el país ha sabido vivir durante las últimas décadas y se muestra decidido, en la medida en que sus orígenes se lo permitan, a cooperar en una tarea que le aparece imprescindible: la de «españolizar España». Quizás por ello no comprende bien que el Gobierno español se preocupe de la expansión de la lengua en el exterior cuando, por lo bajines y sin que nadie le escuche, se dice: «¿no sería más oportuno empezar por la expansión del español en el interior?». A lo mejor, si ocasión tuviera, propondría a sus vecinos y amigos lo hasta ahora impensable: que todos los niños españoles recibieran una Constitución y un mapa de España al comenzar sus estudios. No es mala idea. «La patria común e indivisible de todos los españoles..."


                                                                                           JAVIER RUPÉREZ
                                                                                           Publicado en ABC el 26 de febrero de 2018

Ciudadanos deja solo al Gobierno: pide que las pensiones suban como el IPC

Rajoy está acorralado por todos los flancos: UGT ha recurrido ante los tribunales el real decreto que eleva las pensiones un 0,25% y el PSOE ha presentado una proposición de ley para que suban un 1,6%


El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, junto al responsable económico, Luis Garicano, en una foto de archivo. (EFE)


La preocupación de la sociedad por las pensiones públicas tenía que acabar estallando en las calles tarde o temprano. El sistema lleva años soportado por el proceso deflacionista que ha vivido la economía, pero ahora que ha vuelto a subir el IPC, los mayores han estallado contra la reforma del sistema de 2013 que introdujo el índice de revalorización (IRP). Las pensiones han pasado a ser 'trending topic' en Twitter y los distintos partidos de la oposición están intentando capitalizar el descontento de los mayores con el Gobierno.

Hasta Ciudadanos, que había evitado pronunciarse sobre el tema, ha decidido tomar partido. La formación liderada por Albert Rivera ha decidido decantarse del lado de los manifestantes y pide que los pensionistas dejen de perder capacidad de compra, lo que significa recuperar el IPC para la revalorización anual de las prestaciones. “Los pensionistas tienen que mantener el poder adquisitivo”, asegura Toni Roldán, portavoz de Economía de Ciudadanos en el Congreso.




De esta forma, el Gobierno se ha quedado solo en la defensa de su reforma de 2013 y el índice de revalorización, que obligará a que la subida de las pensiones sea la mínima legal (0,25%) mientras el sistema siga en déficit. Sin cambios estructurales, este desfase presupuestario durará décadas, por lo que las prestaciones están condenadas a seguir casi congeladas durante años.


Ciudadanos no quiere resignarse a aceptar este escenario, que amenaza a los pensionistas de más edad (ya que la pérdida de poder adquisitivo sería acumulativa en el tiempo). Por este motivo, está dispuesto a defender, ya sin ocultarse, la necesidad de garantizar una subida de las pensiones equivalente al coste de la vida. La formación considera que son prioritarias otras medidas de racionalización del gasto de la Seguridad Social y de ingresos del sistema antes que condenar a los mayores a perder capacidad de compra.

Ciudadanos considera que hay opciones alternativas a condenar a los pensionistas a perder poder adquisitivo cada año

Esta salida inesperada de Ciudadanos deja al Gobierno en una posición muy delicada, ya que está acorralado por todos los flancos. El PSOE presentó el martes una proposición de ley en el Congreso de los Diputados para subir las pensiones un 1,6% este año. Ahora que Ciudadanos ha decidido desmarcarse del Gobierno para pedir una subida de las pensiones con el IPC, el Partido Popular se quedará en minoría total para defender el sistema actual.



La única opción que le queda a Rajoy para mantener su reforma de 2013, ahora que se ha quedado en minoría, es vetar esta proposición en el Congreso por implicar un aumento del gasto público. Una decisión que podría tener un coste político muy elevado para el partido. Mientras tanto, los sindicatos siguen convocando movilizaciones para agitar más la calle. Tal es el nivel de presión contra el Partido Popular al que se está llegando que la oposición considera, tras las últimas reuniones con el Ejecutivo, que tendrá que aceptar una subida de las pensiones este mismo año. El coste de revalorizar las prestaciones con el IPC se sitúa en el entorno de los 1.500 millones de euros anuales, una cuantía que el Gobierno podría aceptar para comprar la calma social.

Por si fuera poco, UGT ha recurrido ante los tribunales el real decreto del Gobierno con el que ha subido las pensiones un 0,25% este año

Por si fuera poco, UGT ha recurrido ante los tribunales el real decreto del Gobierno con el que ha subido las pensiones un 0,25% este año. El sindicato quiere forzar al Ejecutivo a que lo tramite como real decreto-ley para que así tenga que someterlo a trámite parlamentario. UGT argumenta que la decisión del Gobierno vulnera la ley, ya que la subida de las pensiones tiene que incluirse en los Presupuestos Generales del Estado o tramitarse a través de un real decreto legislativo, esto es, someterse a la aprobación del Congreso. “El Ejecutivo parece tener miedo al control parlamentario”, denuncia el sindicato, ya que “sabe que está en minoría”. Y más ahora, que cuenta también con la oposición de Ciudadanos.


Para el Gobierno, esta actitud de la oposición, incendiando las calles y buscando la confrontación, es “desleal”. Para la ministra de Empleo y Seguridad Social, Fátima Báñez, el debate para decidir el futuro de las pensiones debe limitarse al seno del Pacto de Toledo. “Algunos hacen del debate de las pensiones un debate desleal”, denunció el martes Báñez, porque en el año 1995 se acordó “sacar este tema del debate político”.




La ministra pide a la oposición que deje a un lado las soflamas que tanto preocupan a la sociedad y se centre en buscar acuerdos en el Congreso. La comisión del Pacto de Toledo lleva casi un año y medio de reuniones sin que haya conseguido un acuerdo para actualizar las recomendaciones. Báñez ofrece a los partidos la posibilidad de mejorar las pensiones, pero para ello es necesario que se cierre un acuerdo en el Congreso.

El control del gasto


Esta postura de Ciudadanos respecto a la revalorización anual de las pensiones no significa que el partido haya comprado las tesis de la izquierda. Al contrario, la formación considera que es necesario controlar el gasto en pensiones para garantizar que el sistema sea sostenible (algo de lo que no han hablado ni el PSOE ni Podemos). Para Ciudadanos, es tan importante la sostenibilidad como la solvencia, ya que es la única forma de garantizar la supervivencia de la Seguridad Social. Por ese motivo, considera que hay que adoptar medidas que contengan el aumento del gasto como consecuencia del envejecimiento demográfico.




En este sentido, la formación considera que el sistema ha de tener algún método de ajuste de la cuantía mensual de la pensión en función de la esperanza de vida de las diferentes generaciones. Cuanto más vivan los jubilados, más tiempo cobrarán la prestación y, por tanto, exigirán un mayor esfuerzo a la Seguridad Social.



Para atajar este problema, el Gobierno introdujo en su reforma de 2013 el factor de sostenibilidad, un ajuste que introduce una corrección en las nuevas pensiones (no para quienes ya están jubilados) en función del incremento de la esperanza de vida. Para Ciudadanos, es necesario mantener el factor de sostenibilidad o algún otro mecanismo de ajuste automático para evitar que el gasto se dispare con el envejecimiento de la población. “No podemos taparnos los ojos a la realidad demográfica”, explica Roldán.

No podemos taparnos los ojos a la realidad demográfica que vamos a vivir en las próximas décadas

Para Ciudadanos, uno de los problemas más graves del sistema público de pensiones es su opacidad, lo que provoca los niveles de incertidumbre que viven hoy los jubilados y los cotizantes. La formación pide avanzar en la transparencia: “O sabemos lo que vamos a cobrar o no podremos tomar decisiones fundadas en la información”, señala el responsable económico de la formación.


En el sistema español, que es de reparto, los trabajadores son quienes pagan las pensiones con sus cotizaciones. Además del esfuerzo que realizan para aportar a la Seguridad Social, los ocupados también tienen que ahorrar para su retiro, lo que supone una carga muy elevada para unas rentas salariales muy deterioradas durante la crisis. Para Ciudadanos, la prioridad para mantener unas pensiones dignas es mejorar el mercado laboral español. “Es el eje en el que hay que trabajar”, señala Roldán, empleo de calidad, competitivo y con una buena remuneración, para lo que son necesarias reformas estructurales que aumenten la productividad del país. Si se consigue, será posible financiar mejores pensiones.



                                                                           JAVIER G. JORRIN  Vía EL CONFIDENCIAL 

martes, 27 de febrero de 2018

EL CINISMO DE RAJOY CON LAS PENSIONES

Todos los problemas relevantes que afectan a España, deuda, salarios, productividad, vivienda, empleo o pensiones, tienen que ver con un modelo productivo ineficaz

 El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, conversa con la canciller alemana, Angela Merkel. EFE



De nuevo lo ha vuelto a hacer. Mariano Rajoy, con la verborrea que le caracteriza, nos avisa de que no hay dinero para las pensiones. No es la primera vez que el actual ínclito monclovita hace afirmaciones de carácter económico trufadas de mentiras y/o ignorancia. En plena genuflexión ante HerrAngela Merkel defendió la austeridad fiscal afirmando que el gobierno es como una familia que no puede gastar lo que no ingresa. Por eso, bajo su mandato la deuda soberana ha crecido casi 700.000 millones de euros. Si no sabe el porqué, mal, refleja incompetencia; y si lo sabe, todavía peor, refleja cinismo mezclado con ciertas dosis de psicopatía.
El problema es que se trata de chascarrillos que han ido calando, ya no sólo en el imaginario de la gente, sino también en las propuestas y medidas sugeridas por la ortodoxia. La visión de la economía ortodoxa sobre el papel de la deuda, la naturaleza del dinero, o la Ley de Say responden a esos maravillosos y estúpidos "inobservables" que parecen dominar el pensamiento económico, y que de manera machacona nos repite una y otra vez la prensa patria. Como decía Joseph Pultizer, “una prensa cínica, mercenaria y demagógica producirá un pueblo cínico, mercenario y demagógico”. En esas estamos.

¿No hay dinero?

Pero volvamos a lo nuestro, al tema de las pensiones. Permítame dirigirme directamente a usted, señor Rajoy. Le sugiero que concierte una entrevista con los señores Mario Draghi o Ben Bernanke para que le expliquen a usted y a sus muchachos cómo se crea dinero de la nada. Es muy sencillo, basta con apretar una tecla de ordenador. De esa manera el Banco Central Europeo o la Reserva Federal han multiplicado por cinco el tamaño de sus balances durante la Gran Recesión, sin que ello suponga la generación de inflación alguna. Una vez que haya entendido los conceptos prácticos que seguro amablemente le detallarán tanto el señor Draghi como el otrora presidente de la Reserva Federal, permítame otra sugerencia: coja un vuelo para Londres y reúnase con el responsable del servicio de estudios del Banco de Inglaterra, el economista Andy Haldane. Seguro que le explica mucho mejor que yo qué es eso de la naturaleza endógena del dinero y cómo son los créditos los que generan los depósitos.
"El cambio de modelo, en favor de la industria, permitiría aumentar la población ocupada, remediar el estancamiento de los salarios e incrementar la productividad"
Sus afirmaciones, señor Rajoy, sobre cómo se crea el dinero, o aquellas en las que defendía a capa y espada la austeridad, son las dos caras de una misma moneda. Desde estas líneas ya se lo hemos explicado hasta la saciedad. El consenso sobre la austeridad no se basa en ninguna comprensión lógica del sistema monetario moderno e ignora deliberadamente muchas de las opciones reales que están a disposición de los gobiernos emisores de moneda “fiat”. Bajo un tipo de cambio flotante, los gobiernos que emiten sus propias monedas ya no tienen que financiar su gasto, ya que los gobiernos emisores de moneda nunca pueden quedarse sin dinero. ¿Lo entiende? Si no es así, por favor solicite ya la visita con Haldane. Y le ruego encarecidamente, por favor, que no diga más bobadas en público. Sí, es cierto, la prensa patria no se entera, pero ya muchos no nos chupamos los dedos.

Es el modelo productivo señor Rajoy

Permítame introducir, señor Rajoy, uno de esos elementos donde la visión dominante vuelve a engañar a la ciudadanía sin ningún complejo, bajo la mirada depravada de unas élites financieras profundamente corrompedoras y corrompidas, y con la aquiescencia de ustedes, los políticos. Me refiero al intento de reducir paulatinamente los sistemas de pensiones públicos de reparto en favor de sistemas pre-financiados, total o parcialmente, que incluso lleve a una privatización de parte o de la totalidad del sistema.
Los esquemas de pensiones públicas basados en el sistema de reparto han funcionado bien en el pasado. Sin embargo en la actualidad presentan una serie de graves problemas de financiación como consecuencia del envejecimiento de la población, el estancamiento del crecimiento salarial, la caída de la productividad, y los cambios en la distribución de la renta. Todo ello por obra y gracia de la puesta en práctica de las recetas neoclásicas. En el caso de España, señor Rajoy, todos y cada uno de esos problemas se derivan del modelo productivo patrio por el que ustedes, las élites políticas -no sólo su partido-, y las élites económicas apostaron. En nuestro país los buscadores de rentas campan a sus anchas. Por encima de todos, destacan aquellos que se apropian de las rentas de la tierra y demás recursos naturales -espacioradioeléctrico, yacimientos mineros, aguas…-. Porque nuestro modelo productivo, especialmente en las últimas cinco décadas, ha primado en exceso la especulación con el suelo, con su traslado a los precios de los pisos y locales comerciales, generando una de las mayores burbujas inmobiliarias de la historia. Mientras tanto, distintos monopolios y oligopolios se frotaban las manos bajo la connivencia de las autoridades políticas.
"El futuro de las pensiones sólo estará garantizado cuando se arbitren políticas que  corrijan el problema demográfico"
Y de aquellos barros estos lodos. Porque en realidad señor Rajoy todos los problemas relevantes que afectan a España (deuda, salarios, productividad, vivienda, empleo, pensiones…) tienen que ver con nuestro modelo productivo, y la única forma de mejorar la situación de los que viven de su trabajo es modificando este sistema. El cambio de modelo productivo, en favor de la industria, permitiría aumentar la población ocupada, remediar el estancamiento de los salarios y la desigualdad salarial, e incrementar la productividad. Si eso ocurriese, el problema demográfico empezaría a corregirse, y de una vez por todas se solucionarían los problemas de las pensiones públicas bajo el sistema de reparto, sin necesidad de acudir a sistemas financiados y a sus efectos perversos. Y eso que no he comentado nada sobre las opciones reales que están a disposición de los gobiernos emisores de moneda “fiat” y que se encuentran detrás de la Teoría Monetaria Moderna. Sería brutal, nos aproximaríamos al pleno empleo. Pero no lo van a permitir. Por eso, señor Rajoy, déjese de populismos y demagogias, exactamente de lo que ustedes están plenamente impregnados, aderezados con ciertas dosis de cinismo.

                                                                        JUAN LABORDA  Vía VOZ PÓPULI



LA NUEVA INQUISICIÓN DEL PSOE

¿Y quién decide qué tipo de “situaciones” son merecedoras de una llamada al orden?

En el centro de la imagen, Pedro Sánchez, durante la reunión del Consejo Asesor para las Políticas de Igualdad del PSOE de la semana pasada. (EFE)

  La nueva inquisición de nuestros días es la mas difícil de combatir, porque nace de principios intachables y bienintencionados, ahí radica el problema. Si las prohibiciones, el control o la censura se realizan en nombre del puritanismo religioso, por ejemplo, es fácil que cualquiera se apunte a combatirlo porque no hay dudas en la condena del fin que se persigue, pero si esas mismas limitaciones en la libertad individual se ejecutan en nombre de la igualdad o la transparencia, la cosa se complica extraordinariamente porque denunciarlas supone, implícitamente, estar en contra de los grandes ideales de progreso. Esa es la trampa diabólica en la que se sustenta la nueva inquisición y, por eso, es más difícil de combatir, porque ni siquiera encontraremos a quien esté dispuesto a denunciarla, ya que no solo se expone a recibir una condena pública, sino que de forma inmediata pasa a ser considerado un sospechoso faccioso que se opone al progreso.

Es lo que ocurre, por ejemplo, en todo lo concerniente a la libertad sexual y a la mujer. En nombre de un objetivo compartido y necesario, como es combatir el machismo y el acoso sexual, se construye un esquema mental de presunción de culpabilidad asfixiante y terrorífico: ser señalado equivale a la condena y al escarnio público. Lo describía muy bien hace unas semanas Antonio Muñoz Molina, uno de los pocos intelectuales españoles que se atreven a decirlo sin que, en absoluto, les afecte su condición de gente de izquierda. “Hay sospechosos a los que no se les concede la presunción de inocencia. La culpa automática del acusado infecta de inmediato a su obra. Lo que ha hecho o no ha hecho, la sombra que cae sobre él, extiende un maleficio tóxico que debe ser suprimido. No basta la afrenta pública”. La última incorporación a esa dinámica es que la mera duda sobre los hechos se convierte en una nueva afrenta a la supuesta víctima o al ideal en nombre del cual se realiza la cacería.
La igualdad se confundió con el igualitarismo, y ha tenido como consecuencia la degradación del mérito, de la misma forma que la transparencia se ha confundido en la política española con la desnudez, y tiene como consecuencia la invasión grosera en la intimidad de cada persona. Bajo la excusa falaz de luchar contra la corrupción política —otra vez un motivo intachable en el origen—, se imponen una normas de transparencia que lo que consiguen es cerrar más el estrecho círculo de la clase política y alejarla de la sociedad. La nueva inquisición del PSOE está en el reglamento que acaban de aprobar y se condensa en un artículo, el 114. (En la transcripción literal del artículo se ha respetado la odiosa corrección de género que convierte cualquier texto en ilegible).
Dice así: “La Comisión Federal de Ética y Garantías podrá requerir de cualquier afiliado/a que tenga un papel políticamente relevante en el Partido o en la sociedad, aun cuando no desempeñe un cargo público o representativo, la presentación de declaraciones sobre su situación patrimonial y actividades económicas, cuando se den situaciones que lo hagan necesario para garantizar ante la sociedad la honorabilidad de sus afiliados/as. El/la militante o afiliado/a directo/a estará obligado a aportar la documentación que le requiera la Comisión”.
Obsérvese que con el uso de conceptos absolutamente genéricos, se autoriza a la dirección del partido a llamar a un militante y exigirle que presente toda su situación patrimonial y sus actividades económicas. ¿Quién determina qué es “un papel políticamente relevante”? ¿Y quién decide qué tipo de “situaciones” son merecedoras de una llamada al orden? Lo que está claro, porque se especifica más adelante, es que si el militante se niega, aunque sea porque lo considera una vulneración de su intimidad, protegida en el artículo 18 de la Constitución, puede ser expulsado del partido y la mera expulsión ya será motivo de sospecha. "Algo querrá ocultar", se pensará al instante, en cuanto se haga pública la solicitud de la dirección del partido, que automáticamente se convierte en sospecha, y la negación del militante afectado, que eleva lo sucedido a condena. De nuevo la trampa diabólica de antes, con la mera decisión de señalar a una persona con el dedo, aunque cuando no tenga ningún cargo político ni orgánico, se le convierte en un apestado.
La igualdad se confundió con el igualitarismo de la misma forma que la transparencia se ha confundido en la política española con la desnudez
“Este artículo tiene nombres y apellidos”, sostiene convencido un destacado dirigente socialista de otras épocas, versado como todos en purgas y sectarismo interno. Según su versión, que no parece muy desatinada, se trata de eso: se ha introducido el más sutil y bienintencionado mecanismo de purga interna. Pensemos en una antigua ministra, ya sin vinculación con la política ni con presencia activa en el partido, que todavía sigue militando en el partido pero que se muestra muy crítica con la dirección de turno; o en un antiguo dirigente regional, de los antiguos barones socialistas, que hace años que se dedica a la actividad privada y, de cuando en cuando, irrumpe en los diarios con alguna declaración que desagrada a la dirección federal. Qué fácil será apartarlos, a partir de ahora, y, de paso, coserlos para siempre a una sombra de sospecha. En sentido contrario, si no quieren tener problemas, ya saben lo que tienen que hacer…
La nueva inquisición se impone, además, en el grueso de un reglamento, inmenso y hasta impropio para una organización política (¡558 artículos!), que dice pretender abrir el partido a la sociedad y a los militantes, “un PSOE cercano a sus militantes, es un PSOE cercano a sus votantes", como reza el eslogan oficial. Es evidente que la apariencia de apertura a la sociedad es ficticia porque, con regulaciones restrictivas e invasoras como las de la falsa transparencia, lo único que se consigue es espantar a cualquier ciudadano de izquierda, alejarlo por completo de la tentación de militar en un partido que, en cuanto lo desee, puede convertirlo en un peligroso sospechoso. ¿Quién, que no se dedique por completo a la política y no tenga más profesión que esa, va a querer involucrarse activamente en la política con estas condiciones arrolladoras de toda individualidad, de toda intimidad? Absténganse intelectuales y profesionales liberales, manténganse debidamente callados los antiguos dirigentes del Partido Socialista, que esta nueva inquisición ya tiene ganada la batalla de lo políticamente correcto.
                                             JAVIER CARABALLO  Vía EL CONFIDENCIAL

HERRAMIENTAS CULTURALES

La psicológica cultural estudia cómo las diferentes culturas influyen en el funcionamiento de la inteligencia. Es decir, ¿por qué occidentales y orientales piensan distinto?

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  Esta semana he participado en dos iniciativas que demuestran que la escuela trabaja y busca mejorar: el Congreso Mundial de Educación Educa 2018, celebrado en La Coruña, y las Jornadas de Escuelas que aprenden, organizado por la Fundación Trilema en Madrid. Me gustaría que los lectores de El Confidencial conocieran lo que estamos intentando hacer desde la escuela. En primer lugar, aprender de todo el mundo. Por supuesto, de la neurociencia, pero también de la tecnología, o del mundo de la empresa. En La Coruña, coincidí con Francisco Mora, uno de nuestros más notables neurólogos, y en las Jornadas de Trilema, con Juan Carlos Cubeiro, una de las personas que más saben en España de cómo gestionar el cambio en las empresas. Me pareció una acertada invitación, porque si queremos cambiar el sistema educativo, debemos saber cómo gestionar la transformación. Y las empresas han estudiado profundamente este asunto, porque les iba en ello la supervivencia.

Hoy quisiera hablarles de lo que puede enseñarnos —a todos— una sugestiva rama de la ciencia: la psicológica cultural. Estudia la forma en que las diferentes culturas influyen en el funcionamiento de la inteligencia. Simplificando: ¿por qué occidentales y orientales perciben, piensan y razonan de distinta manera? Ha habido psicólogos que han influido poderosamente en la escuela. Tradicionalmente, Skinner y Piaget han ocupado los primeros puestos del 'ranking', pero en los últimos años, en especial desde que su obra se tradujo al inglés y se conoció en Estados Unidos, se ha abierto la era Vigotski. Lev Vigotski(1896-1934) fue un psicólogo ruso especializado en el desarrollo infantil, que mostró que las funciones intelectuales de nivel superior son productos culturales y no biológicos. La secuencia no es 'una inteligencia que aprende', sino un 'aprendizaje que construye la inteligencia'.
El investigador Robert Flynn mostró que en la mayor parte del mundo había una subida continua de las puntuaciones en los test de cociente intelectual
El aprendizaje —es decir, la memoria— es lo que hace posible el gran desarrollo de la inteligencia, porque permite a cada niño aprovechar las potentes herramientas intelectuales que le proporciona la cultura. La principal es el lenguaje, después la escritura, el lenguaje matemático, los sistemas conceptuales, la notación musical, etc. Las herramientas, sean mentales o físicas, se caracterizan por que amplían nuestras posibilidades. Una grúa nos permite mover grandes pesos. Las matemáticas nos permiten realizar grandes cálculos. El cerebro se amplía con esas ayudas, de la misma manera que un teléfono móvil aumenta sus capacidades con las 'aplicaciones' que le introducimos. En este momento, un estudiante de bachillerato puede resolver problemas matemáticos inabordables para un matemático profesional en la Edad Media. Esto es, a mi juicio, lo que explica el 'efecto Flynn'. El investigador neozelandés Robert Flynn mostró que en la mayor parte del mundo había una subida continua, año por año, de las puntuaciones en los test de cociente intelectual. Es decir, la inteligencia mejoraba continuamente, aunque a distintas velocidades. En Estados Unidos mejoraba tres puntos de cociente intelectual por década, y en Holanda, 10.

Vivir en sociedades inteligentes

Cada cultura proporciona herramientas intelectuales más o menos inteligentes. Por ejemplo, una sociedad dogmática y fanatizada ofrece un repertorio muy pobre. Es como si en el plano físico, la única herramienta que ofreciera fuera un martillo. Sin contar con un buen utillaje mental, el pensamiento humano se hace tosco, elemental y, con frecuencia, violento. Por eso nos conviene vivir en sociedades inteligentes. Ya he hablado aquí de que la cultura española sufre en este momento una enfermedad: el síndrome de inmunodeficiencia social adquirida. Es decir, no produce los anticuerpos mentales necesarios para resistir la invasión de la corrupción, la violencia, la insensibilidad, los nacionalismos excluyentes, el desprecio a las humanidades. Se trata de una enfermedad social, para la cual solo existe un remedio: el pensamiento crítico bien informado. Una 'aplicación' del cerebro que hay que aprender.
Nosotros somos los 'cuidadores del futuro' y tenemos que conocer las herramientas que debemos poner a disposición de nuestros alumnos
Otro de los descubrimientos de Vigotski es que la cultura también ha inventado herramientas mentales que permiten dirigir la propia conducta, y que son el fundamento de la autonomía. Uno de los principales hallazgos educativos de los últimos años es la constatación de que el desarrollo de las 'funciones ejecutivas' del cerebro, es decir, de la capacidad de autocontrol, es más importante incluso que los resultados de los test de inteligencia tradicionales para el éxito vital y profesional.
En este momento, la escuela se enfrenta a la aparición de una nueva 'herramienta mental'. Posiblemente la más potente que se haya inventado desde la aparición de la escritura: la tecnología informática, internet y la inteligencia artificial. De la misma manera que las otras grandes herramientas cambiaron la manera de trabajar de nuestro cerebro, esta también lo hará. Pero tenemos que saber cómo lo hace y cómo puede hacerlo. Siempre que aparece una nueva tecnología, surgen los apocalípticos y los utópicos. Sócrates pensaba que la escritura había sido un invento peligroso, porque la gente, pensando que el saber estaba en un libro, dejaría de aprender. Se equivocó. Las nuevas tecnologías no pueden suplantar la inteligencia humana. Esto lo dice todo el mundo, pero a los únicos a los que nos afecta directamente la cuestión es a los profesionales de la educación.
Nosotros somos los 'cuidadores del futuro', en nombre de la sociedad, y tenemos que conocer las herramientas que debemos poner a disposición de nuestros alumnos. Esta semana está abierta la inscripción de un curso sobre las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías a los niños y niñas en edad escolar. Pueden verlo en www.universidaddepadres.es. No podemos competir con los ordenadores en el manejo de información, porque tenemos un techo de lectura de 600 palabras por minuto, y los ordenadores pueden leer 600 millones de páginas por segundo. Lo que debemos proteger como exclusiva humana es la 'toma de decisiones', si queremos que se haga con arreglo a valores y no solo con arreglo a la información disponible. Esto nos obliga a estudiar qué es lo que hay que aprender para tomar buenas decisiones. Es evidente que incluye manejar adecuadamente la información, pero también disponer de recursos emocionales, éticos y ejecutivos que hagan posible tan difícil y necesaria tarea.
Como homenaje a mi querido amigo Forges, voy a terminar este artículo con una frase en su estilo: “En poco tiempo van a presenciar una profunda revolución pedagógica, proclamo".


                                                                   
                                            JOSÉ ANTONIO MARINA  Vía EL CONFIDENCIAL