Oposiciones a docente en junio de 2016 en la Comunidad Valenciana JOSÉ CUÉLLAR
El PP y Ciudadanos piensan casi igual en educación, pero, cuando se trata de vender algo a la opinión pública, emprenden una especie de carrera armamentística por decirlo antes o contarlo mejor. Ocurrió con el adoctrinamiento en las aulas catalanas y ha pasado ahora con el MIR educativo. Hace unos días, cuando arreciaban las críticas por la inacción del Gobierno, Íñigo Méndez de Vigodesempolvó una idea que, aunque estaba en el programa electoral de 2011, nadie había prestado la menor atención. La formación naranja reaccionó reivindicando que ésta era una exigencia suya para investir a Rajoy. Y este martes presentó por sorpresa su propia propuesta, su propio MIR, que, según los populares, "es una copia" del suyo.
En realidad, de este asunto se tenía que haber empezado a hablar dentro de un mes, porque es el punto cuarto de los 15 que conforman el guión de las negociaciones del pacto de Estado y los diputados aún están tratando de cerrar el primer epígrafe. Pero Méndez de Vigo abrió un melón que, en tiempos de sequía, se ha vuelto jugoso. Hoy el MIR educativo se materializará en el Congreso, porque Sandra Moneo, portavoz de Educación del Grupo Popular, va a preguntar al ministro sobre ello.
Mientras tanto, y como Albert Rivera quiere que "el Gobierno pase de las palabras a los hechos", le azuzó registrando una proposición no de ley que es bastante fiel a ese MIR que diseñaron Francisco López Rupérez y Eugenio Nasarre en 2008. El modelo denominado "Docente Interino Residente (DIR)" ofrece "la selección de los mejores aspirantes a docentes en base a la excelencia académica, actitudinal y motivacional necesaria para ejercer la labor docente".
FUENTE: John Hattie. Álvaro Undabarrena /EL MUNDO
Para ello, plantea que, al terminar la carrera universitaria, los aspirantes a profesores hagan un examen nacional, común en toda España, con "un alto estándar de exigencia" que escogería a los graduados "con los mejores resultados académicos" a partir de un sistema de numerus clausus como el de los médicos para que se habiliten las plazas en función de la demanda de docentes, tanto en centros públicos como privados.
A los que pasen la prueba se les ofrecería posteriormente una formación teórico-práctica de entre dos y tres años de duración (el Gobierno ha planteado que sean dos años).
A partir de ahí, habría tres itinerarios distintos (es la principal novedad): uno para maestros de Infantil y Primaria, que daría a los licenciados en Educación una formación teórica "de conocimientos concretos" combinada con prácticas en centros homologados por el Ministerio; otro para profesores de la ESO y Bachillerato, que ofrecería a los licenciados de cualquier carrera universitaria "formación pedagógica" y prácticas en centros, y un tercer camino para los especialistas de los servicios de orientación, pensado para psicólogos y psicopedagogos, quienes, después del examen, harían prácticas igualmente.
La formación sería remunerada desde el primer día, explican en Ciudadanos, con salarios "parecidos" a los que perciben los médicos residentes. Esto es muy importante porque las principales críticas que ha recibido el MIR tienen que ver con el dinero. Se dice, por un lado, que "es muy costoso" ponerlo en práctica, aunque nadie ha realizado aún un estudio riguroso sobre sus costes. También se objeta que "precariza el empleo" porque, durante los dos o tres años de formación, el sueldo es inferior al que perciben los docentes actualmente.
Unidos Podemos se opone, de hecho, por este motivo. El PSOE también está marcando distancias para no enfadar a los interinos, que temen que estos profesores en prácticas les desplacen. "Vemos muchas dificultades de encaje", dice la portavoz de Educación del Grupo Socialista, Mari Luz Martínez Seijo.
A pesar de que Alfredo Pérez Rubalcaba fue el padre del término MIR educativo, el PSOE tiene ahora un planteamiento distinto al del PP y Ciudadanos. Para empezar, no quiere un examen nacional que se haga de la misma forma en toda España. Además, los socialistas plantean una prueba que se realice antes de la formación universitaria, no después. Se haría, por tanto, antes de empezar el grado de Magisterio o antes del máster de Secundaria. Esta criba -que podría ser una entrevista- no evaluaría sobre conocimientos concretos, sino sobre "competencias y habilidades sociales" y su fin sería comprobar la "capacidad" que tiene el aspirante "de tratar con niños y tener vocación docente". Por último, plantea la formación dentro de la etapa universitaria y, por tanto, su año de prácticas tuteladas no estaría remunerado.
Todos los partidos coinciden, en cualquier caso, en que hay que mejorar la formación del profesorado y cambiar el actual sistema. Habrá que pulir las propuestas para llegar a un término medio. La de Ciudadanos da seis meses al Gobierno para que haga los cambios legales que permitan implementar un nuevo modelo. "España no puede esperar ni un minuto más para mejorar la formación de sus docentes", advierte su portavoz de Educación, Marta Martín. "Este sistema va a mejorar la calidad y la reputación de los profesores y, por extensión, del sistema educativo".
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