“Esto se ha terminado. Los nuestros nos han sacrificado, al menos a mí”. La frase que ha venido a certificar la defunción de Carles Puigdemont
como mariscal tocapelotas del cuarto Estado más importante de la UE no
ha sido conseguida por el CNI, esa legión de agentes secretos españoles
que según el ministro del Interior Zoido, medalla de oro en la olimpiada de los torpes, sigue en Bruselas los pasos del líder independentista las 24 horas del día.
Ha sido un fotógrafo listo quien, durante un acto en Lovaina en el que iba a participar el gran Puchimón, presenció como el expresidente se desahogaba en el móvil del exconseller Comín
y cantaba la gallina. El fotógrafo, situado a sus espaldas mientras
recibía los mensajes, se dio un festín: “El plan de Moncloa triunfa,
solo espero que sea verdad y que gracias a esto puedan salir todos de la
cárcel porque si no el ridículo histórico, es histórico", escribe el de
Gerona, que admite estar viviendo “los últimos días de la Cataluña
republicana”.
El universo indepe es hoy un volcán a punto de entrar en erupción y queda cuarto de hora para que empiecen a volar hostias como panes entre Puchimón y ERC
¿Los últimos de Filipinas de la República Independiente
de Tractoria? Menos lobos. Lo que el bocas gerundense ha venido a poner
de manifiesto en su desahogo emocional (“Sóc humà i hi ha moments que també jo dubto”)
es algo sabido por casi todos, pero que nadie con autoridad bastante en
la nazionalpolitik catalana se había atrevido a manifestar: que el
universo indepe es hoy un volcán a punto de entrar en erupción, y que
queda cuarto de hora para que empiecen a volar hostias como panes entre Puchimón
y una ERC que no puede seguir soportando el ninguneo al que, con
Junqueras entre rejas, le tiene sometido el aventurero de Flandes, y
entre éste y la cúpula de la antigua Convergencia que ha visto como
aquél ha sido capaz de edificar su propio y personal partido fagocitando
al PDECat, sobre las ruinas del propio PDECat.
El resultado es que JxCat (el partido del carismático líder) y la CUP
forman hoy una minoría dentro del bloque indepe que no está en
condiciones de imponerle como presidente, pero sí de impedir cualquier
iniciativa que pretenda, por ejemplo, elevar a los altares a Elsa
Artadi, la Evita Perón del independentismo. ERC estaba pidiendo a gritos
que el Estado le hiciera el trabajo sucio de acabar con la carrera
política del cantamañanas gerundense, y el Estado, que no este Gobierno
cobardón e inepto que padecemos, o una de sus instituciones más
representativas, el Tribunal Constitucional, ha terminado haciéndoselo
con la resolución del sábado noche. Pero, ¿realmente esto se ha
terminado? Ni hablar.
Confundir los avatares personales del fabulador de
Flandes con la suerte o el destino del Movimiento Nacional catalán sería
un grosero error cuyas consecuencias podrían ser graves. Los llamados
creadores de opinión se afanaban ayer en dilucidar cuándo y en qué
condiciones empieza a correr el reloj de los plazos exigibles para, en
caso de que no llegara a formarse Govern, acudir a
la celebración de nuevas autonómicas, y a quien esto suscribe esa le
parece una discusión inútil. Básicamente porque, no sin marear la perdiz
hasta volverla loca, no sin apurar los plazos, el independentismo se
unirá en el último minuto para investir un president y recuperar el
gobierno de la Generalidad.
Reforzar la base social del independentismo
El
separatismo no puede correr el riesgo de acudir a unas nuevas
elecciones en un entorno de cansancio generalizado del electorado, pero
sobre todo no puede permitirse el lujo de renunciar a ocupar la
Generalidad y volver a pactar sobre un Presupuesto del que probablemente
viven, directa o indirectamente, más de cien mil familias (la primera
gran empresa catalana); no puede renunciar al Poder, porque al final es
el Poder, más incluso que la independencia, lo que está en juego en esta
aventura enloquecida en la que se han embarcado los herederos del padre
padrone Pujol.
Hacerse con el poder y librarse cuanto antes del 155, algo que Mariano Rajoy
estaría encantado de otorgar mañana mismo con tal de que los “malos”
prometieran dejarle tranquilo para poder seguir con su secular sesteo.
¿Y para qué necesita el separatismo recuperar el Poder y liberarse del
155? Para dedicarse en cuerpo y alma a lo único que saben hacer: seguir
ampliando su base social mediante la utilización partidaria de la
educación y los medios de comunicación y propaganda.
El independentismo, clavado elección tras elección en torno al 47% del voto, no tiene mayoría suficiente para imponer la independencia de Cataluña
Lo confesó Artur Mas en
noviembre pasado, en la única ocasión en mucho tiempo en que este
irresponsable, uno de los grandes culpables del desastre, dijo la
verdad: el independentismo, clavado elección tras elección en torno al
47% del voto, no tiene mayoría suficiente para imponer la independencia
de Cataluña. “Yo siempre he sido partidario de mayorías reforzadas,
porque de lo contrario no se tendrá la eficacia suficiente (…) “no es lo
mismo tener la fuerza para declararse independiente que tener la fuerza
para actuar como independiente”, entre otras cosas porque “lograr esa
mayoría social es requisito para lograr apoyos internacionales”. Y el 8
de enero pasado, en la ejecutiva del PDECat, volvió a insistir: “los
independentistas no tenemos una mayoría suficiente para imponer nada”,
de modo que es imprescindible “un Govern estable
que permita una legislatura larga, para ensanchar nuestra base social de
forma que permita alcanzar objetivos más ambiciosos”. Verde y en
botella.
El “Esto se ha terminado” del loco de Flandes es una simple anécdota. Aquí no ha terminado nada
Necesitan volver a gobernar para recuperar el control de
las instituciones, y sobre todo de ese Presupuesto capaz de permitirles,
con nuestro dinero, con vuestro irresponsable silencio, Mariano, Soraya,
seguir ampliando la nómina de fieles cruzados dispuestos a hacer
realidad la ínsula Barataria de los ricos golfos de la Convergencia de
siempre. De modo que el “Esto se ha terminado” del loco de Flandes es
una simple anécdota. Aquí no ha terminado nada, Mariano, Soraya. Puede
que hayáis ganado una batalla, tal vez incluso una simple escaramuza: el
independentismo cree que, contando con vuestra criminal indolencia,
terminará ganando dentro de unos años la batalla definitiva de la
perseverancia y el tiempo. ¿Vais a hacer algo para evitarlo? ¿Vais a
tomar alguna medida para devolver el Estado a Cataluña, para recuperar
Cataluña para el Estado? ¿Tenéis alguna idea sobre cómo revertir aquel
Programa 2000 que Pujol implantó para, sobre el control de la Educación y
los medios de comunicación, llegar un día a romper definitivamente
España?
Somos todo oídos, Mariano, Soraya.
JESÚS CACHO Vía VOZ PÓPULI
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