Isabel Coixet exhibía un cartel en la
última entrega de los premios Goya, del 3 de febrero, que remendaba la
famosa proclama comunista sobre el proletariado. Decía: “women of the worl, unite”. La mujer, como nueva clase social,
que sustituía a la obsoleta clase trabajadora. El feminismo de clase,
el que postula esta visión, no es la continuidad del feminismo histórico
de corte liberal, más bien su contrario, y surge de los presupuestos de
la perspectiva de género, una ideología de pretensión
totalizante, de la misma manera que el marxismo desencadenó diversas
formulaciones políticas de la que el comunismo fue la principal. El
gender tiene como presupuesto necesario y antagónico, que justifica su
existencia, al hombre heterosexual, la mitad de la humanidad, de la
misma manera que el marxismo tiene a la burguesía y el ateísmo tiene a
Dios. No existen por sí mismos, solo son en función de
su opuesto. Este principio de su ontología explica la radicalidad de su
incompatibilidad con quien es su adversario y su demonización como
sujeto de todos los males. Los tres postulados por negativa, ateísmo,
marxismo y gender son reacciones a excesos, injusticias o
contradicciones de sus antagónicos, y señalan hiperbólicamente sus
causas. Y eso es útil. Lo peligroso radica en que, más allá de la
renuncia convertidos en alternativa social, es decir, política, son
terriblemente destructivos cuando alcanzan el poder. Sus diagnósticos
poseen, sobre todo el marxismo, aspectos de necesaria consideración, su
práctica ya sabemos a dónde conduce, a la liquidación de la libertad, a
la injusticia y a la represión
Es en este contexto que debe situarse la anunciada huelga política de las mujeres de 24 horas
de duración; al menos en la intención de sus convocantes. La
convocatoria va más allá de una huelga general y a la vez es menos que
ella. Va más allá porque atañe no solo al trabajo, sino a toda la
actividad femenina. Significa según sus convocantes no consumir (sic),
faltar a las clases, no cuidar a la familia (¿y a los
ancianos y dependientes?). También exigen más libertad para abortar en
el país que está en la cabecera de los países de Europa por el número de
casos, que también persigue abolir los conciertos escolares, excluir la
clase de religión en la escuela y que sea obligatoria la educación en el feminismo.
Es contra el patriarcado, la violencia machista y el neoliberalismo,
contra la brecha salarial, los recortes, por las pensiones justas. En
definitiva, un revuelto de cosas que solo tienen encaje en una huelga política y, por ello, ilegal.
Son muchas las cosas mezcladas, en parte, imposiciones ideológicas; en
otra buena medida, las hay que son deseables para todos, pero, y por ello es menos que una huelga,
solo son convocadas las mujeres y se excluye deliberadamente a los
hombres, como si el neoliberalismo, los recortes, las pensiones, las
injusticias salariales, no fueran algo que a todos afecta. Hay también
entre tanta reivindicación omisiones escandalosas referidas a las
mujeres. Concretamente estas: la discriminación laboral de las
embarazadas, el escándalo español del tráfico de mujeres y la
prostitución, la penosa situación de las pensiones de viudedad, y la
pornografía, escuela para jóvenes de cosificación de la mujer e
imaginario de la violencia contra ella.
Es un insulto a la capacidad de
razonar que las mismas que aplauden que el Museo de Manchester retirara
la obra de John William Waterhouse Hilas y Ninfetas (1896) que narra visualmente el poder de las ninfas, (no se pierda el cuadro aquí) con
el criterio tan mezquino de que los museos ya pueden prepararse para
cerrar, como muestra la próxima víctima en el punto de mira: Teresa Soñando (1938)
de Baltus en el Metropolitan Museum de Nueva York, o que consigan
eliminar a las azafatas de la línea de salida de la Fórmula 1, y que al
mismo tiempo callen como muertas ante la inundación de
la pornografía o el uso del exhibicionismo sexual que practican
cantantes y actrices que se declaran feministas.
Lo que postula la huelga de las feministas de género y de clase
es la lucha de clases aplicada contra el hombre. Sin matices, porque
ellos son los responsables de todos los males, y, sino que se lo
pregunten a Gloria Lomana que no siente ninguna vergüenza intelectual en
sostener la teoría política que Trump y Putin ganan gracias a los
hombres blancos que tienen en crisis su masculinidad, que por lo visto
son millones. O sea, que o se pasan y son machistas, o los que no llegan
votan a Trump y aplauden a Putin (aunque Lomana no explica porque
tantas mujeres lo votan; seguramente hay que añadir al cómputo decenas
de millones de mujeres alienadas). Y esta misma visión a caballo ante el
sectarismo y el oportunismo es la que hace que Margarita Robles, la
portavoz del PSOE en el Congreso, critique la candidatura De Guindos al
BCE porque “supone un desprecio para las mujeres”, y pretenda justificar algo tan contrario al Estado de derecho, como la editorial de El País
del 21 de enero, que justifica la iniciativa #Metoo de acudir a los
medios de comunicación social antes que a los juzgados porque así “por
la vía del oprobio y el repudio social logrará la sanción que ni los
tribunales ni los abusos fueron capaces de ofrecer en su momento”.
Ya ve, no se trata de buscar la justicia, sino de guerrear en la red, no
para reparar el daño, sino para conseguir el oprobio y el repudió;
tomar la justicia por la propia mano, liquidar masivamente un fundamento del Estado de derecho como es la presunción de inocencia. Y eso lo predica El País que lanza proclamas en nombre del estado liberal – sin derechos.
La huelga de mujeres y la ideología que la alimenta destruye la sociedad
y las instituciones más de lo que lo hizo el comunismo, porque aquí lo
que se destruye es todo lo que nos hace humanos, el arte y la
literatura, el amor romántico y el concupiscente, las relaciones entre
hombres y mujeres, la familia, la natalidad, el propio sentido de la
vida y los valores y virtudes, porque ya no se trata de procurar el
respeto mutuo, sino de destruir al otro, al hombre. Ninguna sociedad
puede soportar esta ideología demasiado tiempo sin hundirse.
JOSEP MIRÓ i ARDÈVOL Vía FORUM LIBERTAS
No hay comentarios:
Publicar un comentario