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sábado, 30 de junio de 2018

LA AMENAZADORA EUTANASIA



Por iniciativa del nuevo gobierno socialista, el Congreso de los Diputados ha tomado en consideración, por una amplia mayoría, la tramitación de una ley sobre la eutanasia y el suicidio asistido. Solo se opusieron el Partido Popular y Unión del Pueblo Navarro (UPN). Sorprendentemente, Ciudadanos, que había presentado una iniciativa propia basada en los cuidados paliativos y que había anunciado su abstención, también votó a favor. Es evidente que en las cuestiones de orden moral y antropológico no existen diferencias apreciables entre este grupo y el PSOE. Acordada la toma en consideración, ahora se iniciará la tramitación de la ley que se resolverá a lo largo del otoño. Sin entrar aquí en más detalles, sí hay que decir al menos dos cosas: primera, los supuestos que define de entrada el proyecto son muy genéricos y en este sentido son una eutanasia y un suicidio asistido mucho más “generosos” que los de Holanda. La segunda consideración es que nuestra sociedad tiene una especial tendencia a incumplir la ley en beneficio propio. Solo hay que recordar el abuso que se hacía de la primera ley sobre el aborto, a pesar de que estaba basada en una perspectiva restrictiva, otorgando derechos al no nacido y estableciendo supuestos de excepción para estos derechos. A pesar de ello, en la práctica, España se convirtió en un paraíso del aborto libre en Europa. Solo el hecho de que la querella de e- Cristians y las pruebas aportadas consiguieran llevar al Dr. Morín a los tribunales, les impulsó a cambiar la legislación para acoger las prácticas tan libres que se llevaban a cabo. Tenemos el riesgo de que con la eutanasia suceda un hecho similar. Más cuando la definición de los supuestos deja un amplio campo a la interpretación, es decir, a la oportunidad.

Todo ello conlleva una consideración necesaria. Las personas no decidimos nunca solas, aisladas del contexto. La presión cultural y mediática ensalzando la eutanasia como la “gran solución”, impulsará la presión familiar u hospitalaria sobre el ser humano descartado.

Al mismo tiempo, su vigencia a cargo de la sanidad pública situará en un segundo plano a los cuidados paliativos, como ya ha sucedido en los países en los que está aprobada. Y este es un anuncio terrible para todos.

Por otra parte, el derecho a la objeción de conciencia, que reconoce la ley basada en el registro previo, es un instrumento de presión para que esta no se ejerza, dado que muchos facultativos de la Sanidad Pública tendrán temor a las consecuencias de oponerse a lo que la dirección de la Sanidad Pública hospitalaria desea.

La respuesta de las personas que defienden la dignidad de la vida, y en particular la de los cristianos, es muy importante. ¿Servirá esta iniciativa para despertar las conciencias adormecidas, que se camuflan en el día a día, para no asumir las afrentas que plantean al plan de Dios unas instituciones y una cultura hegemónica acristiana? ¿Seremos capaces de afrontar con un testimonió colectivo los nuevos ídolos? ¿O acaso, ya solo somos capaces de manifestarnos por lo políticamente correcto?

La eutanasia enmascara numerosos peligros y grandes discriminaciones sociales. El más obvio, el pensar que la muerte programada garantiza la ausencia de sufrimiento. Sobre la discriminación social basta con recordar como en Portugal, con una iniciativa más garantista que la española, no prosperó la ley en parte por el voto en contra del partido comunista, que consideraba que su aplicación, sin tener desplegado al 100% los cuidados paliativos, lo que hacía era presionar para que emprendieran el camino de la muerte las personas con menores ingresos.


                                                                                  EDITORIAL de FORUM LIBERTAS

Y SIN EMBARGO, SE MUEVE

Qué no hará España cuando deje de jugar andando...


Luis Ventoso


Discrepo del pesimismo y las lamentaciones. Los resultados de España en este Mundial son sensacionales (y disculparán que no incurra en el ridículo eufemismo, inventado en su día por nuestras televisiones italianas, de denominar La Roja a la selección, un indicio más de nuestra carencia de patriotismo, que lleva al mal llamado «progresismo» hasta a evitar el nombre del país). El éxito de España es en realidad memorable... tratándose de un equipo que juega andando, que cuenta con un míster párvulo, que solo había entrenado una vez en su vida (al Oviedo, y lo pinzaron), y tratándose de una selección que ha llegado con sus divos abrasados tras una extenuante temporada.

El parte de agujeros negros del equipo de Hierro ronda la media docena. Al guardameta titular ya solo lo defiende la cantante Edurne (de oficio, por ser su novia). El formidable mago Iniesta, que tiene ya 34 años, está molido y lo refleja en la cancha porque ha optado por prejubilarse en Japón. El laborioso Busquets se ha alistado en el club de los paseantes, porque va menguado de fuerzas y el tiki-taka todo lo tapa. Silva resulta, como siempre, un caso para Íker Jiménez: ¿Qué le verán a este jugador los sucesivos seleccionadores? ¿Qué aporta exactamente al equipo? Sergio Ramos, aunque esté prohibido decirlo, lleva tiempo cantando a gusto en defensa, pero la crítica lo encubre por sus méritos pasados, porque es patrimonio nacional y porque sus gallardos alardes de testosterona camuflan sus habituales pifias. Carvajal acaba de salir de una lesión y no da todavía las vueltas que demanda un Mundial. Por último, el equipo carece de un auténtico matador de área (Costa es lento para la misión).

Sin embargo, ahí estamos: primeros de grupo, y si echamos a los rusos podríamos llegar lejos, porque los demás también están de resaca, y a veces dolorosa (véase la rocosa Alemania). España puede con todo. Somos el único país del mundo donde un gobierno regional reconocido por el Estado proclama a las claras que pronto vulnerará la ley para romper la nación (y no pasa nada, al revés, hay que dialogar con los golpistas, porque un ególatra que no ha ganado las elecciones quiere mantener a toda costa su poltrona). Lideramos el abandono escolar en la UE, solo superados por Malta. Tenemos una tasa de paro del 16%, frente al 7% de la media comunitaria. Nuestro tercer partido más votado es ¡comunista!, una de las dos ideologías más criminales del siglo XX. Nuestro presidente ocupa el poder habiendo sido barrido en dos elecciones consecutivas. Los salarios crecieron el año pasado cinco veces menos que la media de la zona euro. Las universidades no rascan pelota en los ránkings internacionales, aunque ningún rector o catedrático admitirá jamás que se puede trabajar más. Nuestras televisiones oscilan entre la jungla rosa y la salsa roja. Y sin embargo... España crece al 3%, se vive estupendamente y semeja oasis de alegría en una Europa avinagrada. Un misterio. Y que dure, como la travesía en el Mundial de la nave de plomo, digo, de Hierro.


                                                                                                         LUIS VENTOSO   Vía ABC

SÁNCHEZ, EL PRESIDENTE DEL SÍ POR ANTICIPADO


/ULISES CULEBRO


Con su dadivoso proceder con aquellos a los que debe el cargo, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez -"Este es el nuevo chico", como le recibió un paternalista Juncker en la cumbre de la UE de esta semana-, recuerda, incluso en su comicidad, al protagonista de una película de Jim Carrey titulada Yes man y cuya versión española se rotuló Dile que sí.

Basada en una novela autobiográfica, la cinta narra la historia de un ejecutivo de banca habituado por sistema a decir que no hasta forjar su carácter y que resuelve dar un giro radical a su modo de ser y actuar. Así, tras apuntarse a un original programa de autoayuda que gravita sobre la idea de aceptar cualquier cosa que le propongan, el personaje del no es no se transfigura en el hombre del sí por adelantado. Ello le produce una felicidad inmediata, sin apercibirse de los riesgos, hasta que cae atrapado en una red cuyos retículos le aprietan lenta e imperceptiblemente.

Después de ganarle la moción de censura a un Mariano Rajoy que se cayó con todo el equipo, nuestro Yes man Sánchez vive instalado en un estado de júbilo rayano en el éxtasis. Ello le ha llevado a exhibirse como una especie de Barack Obama blanco en la cuenta oficial en Twitter de La Moncloa. Ora corriendo por los jardines del Palacio, ora haciendo caricias a su mascota, ora volando en el avión presidencial, ora presumiendo de gafas de sol, ora mostrando un primer plano de esas manos suyas que, según sus apologistas, "marcan la determinación del Gobierno"... Y así hasta desatar un aluvión de críticas que le ha debido hacer sentirse ese mismo imbécil arrogante que Barack Obama cuando, según admite en el libro La audacia de la esperanza, se equiparó, sin haber llegado aún a la Casa Blanca, con Abraham Lincoln.

En uno de sus días más duros como político, según confiesa, tuvo que tragarse el sapo de una ácida columna de una conocida analista de The Wall Street Journal que lo puso literalmente a caldo por compararse con Abraham Lincoln a la hora de escapar de la pobreza, así como por su determinación en las derrotas.

"El currículo de Barack Obama no está mal -remarcó la periodista-, pero no hay cabañas de madera en él. Y, hasta ahora, tampoco hay grandeza. Si sigue hablando de sí mismo de este modo, nunca la habrá". El ex presidente norteamericano, quien esta semana llega a España en viaje de vacaciones, sacó una lección que no ha olvidado: "En política, improvisaciones, pocas. Todo debe ser medido y mesurado".

Mucho más, desde luego, un presidente en precario como Pedro Sánchez, que no puede tomar decisiones de calado sin el concurso de una legión de grupos parlamentarios de carácter antisistema e independentista, por lo que presumir de determinación en esas condiciones tan onerosas no deja de resultar un sarcasmo.

Aunque existan -como sentenció Freud, no sin retintín- dos maneras de ser feliz en esta vida -una es hacerse el idiota y otra serlo-, Pedro Sánchez no puede olvidar su situación de extrema debilidad que ya se encarga de recordárselo jesuitamente el PNV, ásperamente los independentistas catalanes o biliosamente Podemos.

De hecho, Sánchez no deja de girar cheques en blanco y ver si le llegan los fondos para afrontar unas elecciones generales anticipadas que le refuercen en el Gobierno.

Cuando en el debate de la moción de censura le afeó el PP que concurriera con un programa en blanco, no repararon sus portavoces en que la blancura era de los cheques que habría de firmar si alcanzaba el poder, como corrobora a marchas forzadas.

Así está siendo, en efecto, con anuncios como el acercamiento/excarcelación de presos etarras y de los golpistas del pasado 1 de octubre a presidios del País Vasco y Cataluña, facilitando la progresión de grado a los primeros y propiciando tratos de favor a los segundos en centros penitenciarios dirigidos por subordinados de los reclusos, inclinados a la menor ocasión -ni qué decir tiene- a darles una copia de las llaves de la trena.

Ello revela su circunstancia de presidente atado de pies y manos a quienes no ocultan su voluntad de destruir España y que ahora, además, pueden operar cómodamente, no ya desde las estructuras periféricas del Estado, sino desde su sala de máquinas al tener a su merced al timonel de la nave.

Agigantados, están resueltos a poner incluso en jaque al Rey ante la pasividad de un Gobierno que, si permite el desguace de la nación, poco le ha de importar entregar la Corona de un monarca sin presidente del Gobierno. Todos los aliados parlamentarios de Pedro Sánchez hacen causa contra la Monarquía y hacen de ella diana de sus venablos.

No ayuda a corregir esta apreciación la actitud evasiva de Sánchez incluso ante tentativas por desacreditar la democracia española por parte del presidente de la Generalitat de Cataluña, Quim Torra, con el dinero de todos, como esta misma semana en un festival folclórico en Washington, y su falta de respaldo público al embajador, Pedro Morenés, ex ministro de Defensa, quien desmontó educadamente las mentiras que los secesionistas repiten en su demagógica campaña propagandística por todo el mundo, avivando una nueva leyenda negra contra España.

Si un representante diplomático no puede mantenerse impasible cuando se insulta y descalifica de ese modo a los españoles, como aseveró el ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, mucho menos debiera hacerlo el presidente, aunque le mueva su interés por no perjudicar el encuentro anunciado con Torra para la segunda semana de julio.

Frente a un independentismo que se reafirma en sus posiciones, la distensión perseguida por Pedro Sánchez es, en realidad, allanamiento a quienes supeditan cualquier diálogo a la celebración de un referéndum vinculante de autodeterminación, por mucho que crea poder desinflamar un conflicto que endosa en el debe de Rajoy, cuya falta de criterio y de estrategia habría favorecido la ruptura de Cataluña.

Algo sorprendente en un presidente que no sólo apoyó la aplicación del 155 y que no está en condiciones de descartar que tenga que reactivarlo, circunstancia de la que ya debería estar advertida la actual delegada del Gobierno en Cataluña, Teresa Cunillera, quien rompió en su día la disciplina de voto socialista para dar su sí al derecho a decidir, eufemismo de la autodeterminación.

Para hacer frente a quienes se alzan contra el Estado de derecho, no parece que sea cosa fingir ceguera y no darse nunca por agraviado. Si Sánchez cree que, de ese modo, gana tiempo hasta el día D electoral, aviado va. Se engaña porque lo que realmente hace es perderlo lastimosamente y permitir que el independentismo consolide posiciones en su larga marcha hacia su objetivo último. Sánchez debiera atender la advertencia del viejo proverbio indio que avisa de que quien monta un tigre no puede descabalgar cuando se le antoja.

Las mayores catástrofes se anuncian a menudo paso a paso, y el separatismo -como certifica fehacientemente el juez Pablo Llarena en su instrucción del golpe de Estado del 1-O- viene dando serios aldabonazos como para hacerse el dormido detrás de la puerta.

Si el mejor truco que el diablo pudo inventar -como dice el protagonista de Sospechosos habituales, la película de Bryan Singer- es convencer al mundo de que no existía, podría decirse que el nacionalismo ha logrado el ardid de que muchos no quieran ver su verdadera faz, pese a mostrarla bien a las claras al originar las dos últimas guerras mundiales.

Queriendo hacer comulgar con ruedas de molino a tirios y troyanos, el Gobierno, con el líder de Podemos, Pablo Iglesias, como correveidile de los intereses soberanistas, se empecina en querer notar un cambio de actitud del secesionismo -incluso deliran con un retorno al autonomismo- cuando lo que realmente se está produciendo es un giro copernicano del Gobierno, aprovechando que el PP está enredado en sus primarias para escoger el sucesor de Rajoy y Ciudadanos anda desaparecido digiriendo el entripado de su errada estrategia en el derrocamiento del ex presidente.

Olvida el PSOE que hace muy pocas semanas pensaba llevar al Congreso una iniciativa legislativa para regular mejor las tomas de posesión con el objeto de que estuvieran obligados a decir que acataban la Constitución y respetaban al jefe del Estado. Lo hizo a raíz de que Quim Torra, en su toma de posesión, esquivara su lealtad a la Ley fundamental, como antes Puigdemont. No se quedó ahí, sino que propuso actualizar el delito de rebelión contra aquellos representantes que subviertan el orden constitucional.

En este Gobierno-pizza cuatro estaciones, en el que cada ciudadano puede quedarse con la parte que más le guste, al haber sabores para todos los paladares, ocurre lo que en el hotel de la película Una noche en Casablanca regentado por el genial Groucho Marx. Entre sus primeras medidas como director del establecimiento, ordena alterar los números de las habitaciones. "Pero los clientes se van a equivocar de cuarto, piense en la confusión que crearíamos", alerta uno de sus subalternos. "Y usted piense en la diversión", respondía Groucho. Es lo que debe discurrir nuestro Yes man, el presidente del sí por anticipado.


                                                                         FRANCISCO ROSELL    Vía EL MUNDO

LA LITERATURA Y LAS ESTRELLAS

Los astrónomos son seres extraños, que duermen de día y trabajan de noche y que, como los vampiros, operan en las sombras y la luz que los guía no es de este mundo


/ FERNANDO VICENTE


El punto más alto en La Palma (Islas Canarias) está a unos 2.400 metros, en el Roque de los Muchachos, unos roquedales que a la distancia y con algo de imaginación parecen figuras humanas. Aquí se respira un aire tan puro como el de Arequipa, la tierra en que nací, y es muy hermoso contemplar, allá abajo, a nuestros pies, una alfombra de nubes que se extiende como un mar en todas direcciones hasta el remoto horizonte. Pero lo más pintoresco del lugar acaso sean unos cuervos sociables que posan con coquetería para las fotografías de los turistas a cambio de un puñado de comida.

Al parecer este pedazo de tierra tiene la atmósfera más diáfana de Europa y acaso del mundo y eso explica la existencia del Observatorio, compuesto de enormes telescopios nocturnos y solares construidos en esta cumbre por diversos países, y que, desde mediados de los años ochenta del siglo pasado, atraen aquí astrónomos de todo el planeta. Son seres extraños, que duermen de día y trabajan de noche, y que, como los vampiros, operan en las sombras y la luz que los guía no es de este mundo sino la de allá arriba, muy arriba, quiero decir la que emiten o emitieron hace millones de años los astros que navegan (o navegaron antes de desaparecer) por el infinito universo.

Si la belleza de esta isla, una de las más pequeñas de las Canarias, con sus bosques, playas, cerros y parques naturales es grande durante el día, el verdadero milagro se produce al caer la oscuridad, cuando el cielo se va poblando de una miríada infinita de estrellas, constelaciones, planetas, luces que chisporrotean y se apagan y se prenden y, como en el Aleph borgiano, uno toma la tremenda conciencia de que allí, encima de su cabeza, tiene al infinito universo. La cosa es todavía más espectacular cuando, con ayuda de las lentes de los telescopios, se empieza a navegar por los espacios siderales y a acercarse a aquellos bólidos y, por ejemplo, se tiene la sensación de ser un astronauta que se pasea por el cielo rugoso de la Luna, entre cráteres gigantescos, obra de los aerolitos que la han ido bombardeando a lo largo de los millones de años de existencia que tiene aquella aglomeración de planetas.

¿No es abrumador y paralizante trabajar en un dominio que abarca el desmesurado infinito?

Creo que en los dos días apenas que pasé allí he aprendido más cosas que en todos los otros viajes que he hecho en mi vida. Por ejemplo, que nada se parece tanto a la literatura como la astronomía porque en ambas la imaginación es tan importante como el conocimiento y que, sin aquella, éste no progresaría en absoluto. Los astrónomos que hay en el Observatorio y, en especial, su director, el profesor Rafael Rebolo López, armados de paciencia y sabiduría, dan elocuentes respuestas a todas mis preguntas, que siempre me suscitan nuevas preguntas y, de este modo, la conversación salta la débil frontera que en esta disciplina separa (y a menudo confunde) la física de la metafísica.

¿No es abrumador y paralizante trabajar en un dominio que abarca el desmesurado infinito, el tiempo sin tiempo que es la eternidad? Sí, tal vez. Pero, para evitar aquella parálisis, ha surgido la teoría del Big Bang, que pone un punto de partida —una explosión de la materia ocurrida hace más de trece mil millones de años y que prosigue su eterna expansión por el espacio sin término— a esa eternidad y, aunque ambos conceptos sean incompatibles, permite a los científicos trabajar con menos incertidumbre. ¿Y si la teoría del Big Bang es popperianamente “falseada” en un momento dado? Surgirá otra que rectificará lo alcanzado hasta el momento y permitirá progresar por una vía distinta. ¿No es esa la historia de todas las ciencias, sin excepción?

¿Han llegado los astrónomos a encontrar vida, o síntomas de vida, en algún otro astro del universo? No, en ninguno. Pero esto no permite afirmar de manera definitiva que sólo la Tierra tiene semejante privilegio, entre otras razones porque los científicos sí han encontrado en astros diseminados en distintos puntos del espacio casi todos aquellos constituyentes necesarios para la vida. De modo que semejante descubrimiento —tener parientes en algún rincón perdido del universo— podría ocurrir en algún momento del futuro. ¡Y a ver si esos humanoides venusinos o marcianos se parecen a los de la ciencia ficción o son más originales que los inventados por la fantasía literaria!

¿Qué posibilidades hay de que el pequeño planeta Tierra desaparezca por el impacto de un gigantesco aerolito que sería miles de veces más grande que el que cayó por Siberia hace más o menos un siglo devastando un enorme territorio? Muchas, si se tiene en cuenta que muy a menudo se registran en el espacio sideral accidentes, es decir, hecatombes gigantescas que resultan de desvíos de sus órbitas, o de falta de órbitas, en las trayectorias de ciertas formaciones díscolas; y pocas si se considera que no ha ocurrido todavía en la larguísima historia registrada del astro terráqueo. Pero, desde luego que, como hipótesis, podría ocurrir mañana y devolver todo lo que existe en nuestro entorno a la nada de la que salió hace algunos milloncitos de años. Vistas desde la perspectiva de las estrellas, qué estúpidas y mínimas parecen las guerras y todas las violencias de que está impregnada la historia de la humanidad.

Qué estúpidas parecen las guerras y las violencias que impregnan la historia de la humanidad

Pregunto al grupo que me rodea qué porcentaje de astrónomos es creyente y, luego de cambiar pareceres, me dicen que probablemente un veinte por ciento; los demás son agnósticos o ateos. Uno de estos amigos se apresura a marcar la diferencia: “Yo soy creyente”. Y añade: “Y me siento perfectamente cómodo compatibilizando mi religión con todo lo que descubre o descarta la ciencia”.

Es cierto lo que dice, sin duda, y debe serlo también para esa quinta parte de astrónomos cuya fe resiste a ese cotejo cotidiano a que están sometidas sus creencias religiosas con las revelaciones —no sé si llamarlas estupendas o terribles— que les hacen las estrellas. Pero yo entiendo mejor a las otras cuatro quintas partes de científicos a los que su diario trabajo sumerge en dudas y vacilaciones respecto a las ideas propagadas por las religiones sobre el ser supremo que habría creado todas aquellas constelaciones y todo lo que existe. Porque qué pequeñitos resultan los dioses que los seres humanos adoran o han adorado enfrentados a este abrumador espectáculo milyunanochesco de billones de billones de estrellas sembradas a lo largo de un espacio sin fronteras, gravitando y sosteniéndose mutuamente, arrojando luz o recibiéndola, y qué pobres las explicaciones de las religiones inventadas para estas inexplicables preguntas: ¿cómo fue posible todo esto? ¿Pudo ser puro azar, conjunciones y constituciones misteriosas como casualidades, las que, de pronto, en ese universo helado hicieron brotar la vida, aquí, en ese planetita sin luz propia que es el nuestro? ¿Es más o menos convincente que fuera no el azar sino un ser superior, dotado de infinita sabiduría, el que, tal vez aburrido de su eterna soledad, creara esta maravilla tenebrosa que es la historia humana? Las mejores respuestas —las más bellas e imaginativas— a estas preguntas, posiblemente no estén en las estrellas ni en la religión, sino en la literatura.


                                                                                        MARIO VARGAS LLOSA  Vía EL PAÍS


Derechos mundiales de prensa en todas las lenguas reservados a Ediciones EL PAÍS, SL, 2018.

NATALIDAD E INMIGRACIÓN EN EUROPA





El comentario de hoy puede parecer que se dedica a un asunto local, pero creo que tiene una importancia que afecta a toda la Iglesia. Me refiero a los datos publicados esta semana sobre la natalidad en España. 

Es la más baja desde 1996 y, como consecuencia, por tercer año consecutivo España sigue perdiendo habitantes, a pesar del continuo flujo inmigratorio y del aporte que a la natalidad hacen las extranjeras (el 20 por 100). 

La edad media en que una española tiene su primer hijo es de 32,6 años y la edad media de las que se casan es de 35 años para las mujeres y 37,8 años para los hombres. La tasa bruta de nupcialidad es de 3,6 matrimonios al año por cada mil habitantes; en Alemania esa tasa es bastante superior: 5% (igual que en Suiza), lo mismo que en Austria (5,1%), Dinamarca (5,4%) e incluso México, que también está a la baja, se mantiene por encima (4,9%).

Junto a esto, en España y en toda Europa, se experimenta un aumento creciente del flujo emigratorio procedente sobre todo de África, una vez controlado ya el que podía considerarse de tipo político debido a la guerra en Siria y que arrojó a las playas europeas a un ingente número de verdaderos refugiados, los cuales han de ser distinguidos siempre de los propiamente llamados emigrantes. 

Los casos más visibles, como el del barco Aquarius rechazado por Italia y aceptado por España, no son más que la punta del iceberg. Muchas han sido las críticas que ha recibido el nuevo gobierno italiano por su decisión, pero se suele olvidar que tan sólo en 2016 llegaron a puertos italianos 181.000 embarcaciones con emigrantes procedentes de Libia y es imposible calcular cuál fue el número total de los que iban en ellas, pero con toda certeza superaron el millón de personas. Hoy, el gobierno italiano cuenta con más del 80% de apoyo por parte de la población para parar este incesante flujo.

La población originaria, por lo tanto, decae, mientras que los inmigrantes aumentan. Esto último podría no ser tan grave e incluso hasta cierto punto podría ser positivo para países como España e Italia que envejecen rápidamente. Pero hay un factor añadido: el tipo de emigrantes que llega a Europa. La mayoría de ellos son musulmanes. 

Es injusto identificar musulmán con terrorismo, pero no cabe duda de que una pequeña minoría de los que han sido acogidos como refugiados o bien han sido directamente terroristas o bien han sido protagonistas de delitos, sobre todo de tipo sexual contra las mujeres. Si a esto se le añade la crisis económica que han padecido y aún padecen los países del sur de Europa, se tienen los ingredientes de una mezcla explosiva. El racismo y la xenofobia se están disparando en Europa, dando alas a los partidos políticos más populistas y radicales.

Por parte de la Iglesia, el apoyo a la inmigración ha sido pleno. El Papa Francisco ha sido el gran adalid de la apertura a los inmigrantes, tanto a los refugiados de guerras y catástrofes, como a los propiamente dichos emigrantes que salían de sus países por motivos económicos. Esta actitud del Papa, aunque ha sido más prudente en sus últimas declaraciones, está generando cada vez más rechazo. En países como Italia, los comentarios contra el Pontífice son cada vez más frecuentes y carentes de respeto. Una consecuencia es la caída del apoyo económico de los fieles y otra la deserción de la práctica religiosa, que se ha acentuado notablemente durante estos últimos años.

No es fácil encontrar una solución a un problema que se vuelve cada vez más insoluble. Los gobiernos en general siguen practicando una política pro abortista y anti familia, con lo que se prevé que la tasa de natalidad siga bajando. A la vez, la presión popular va en la línea de restringir la llegada de extranjeros, sobre todo de musulmanes, por la nula voluntad de muchos de ellos de integrarse en la sociedad que los acoge. Parece el escenario de una tormenta perfecta que puede dejar arrasado al cada vez más viejo continente. 

La única solución viable sería revertir las políticas familiares, para favorecer todo lo que sea bueno para la familia y la natalidad, y a la vez practicar una política inmigratoria inteligente que establezca cupos de entrada y exija a los que llegan unos niveles de integración que no genere rechazo en los que los acogen. Mientras, la Iglesia puede quedar desbordada por las fuertes reacciones que genera su postura de acogida generosa a los inmigrantes, de forma que este tema sea la puntilla que aleje de ella a muchos de los que todavía siguen practicando.


                                             SANTIAGO MARTÍN  Vía  Católicos ON LINE

MEMORIA HISTÓRICA

La Ley de Amnistía (1977) y la Constitución (1978) significaron la "reconciliación nacional", y el olvido de la guerra, pues en la guerra los dos bandos se dedicaron a la "limpieza del enemigo", aunque ahora se pretenda santificar a uno de los bandos.




Parece mentira que el nuevo PSOE quiera reescribir la Historia con una nueva Ley de Memoria Histórica para prohibir que se cuenten cosas como las que voy a narrar a continuación. Dos historias terribles en las que estuvieron involucrados socialistas con carnet.

El 2 de julio de 1936 unos pistoleros de las JSU (Juventudes Socialistas Unificadas) entraron en un bar frecuentado por jóvenes y mataron a dos estudiantes falangistas. Poco después, pistoleros de derechas asesinaron a José del Castillo, teniente de la Guardia de Asalto y conocido socialista. 

El 12 de julio de 1936 un capitán de la Guardia Civil llamado Fernando Condés (un izquierdista que había participado en Madrid en la asonada contra el Gobierno de Lerroux en 1934), vestido de paisano y acompañado por cuatro pistoleros socialistas de la Motorizada, tras presentar sus credenciales a los policías que protegían al parlamentario José Calvo Sotelo, subieron al domicilio de éste y se lo llevaron en una camioneta de la Guardia de Asalto. El prietista Luis Cuenca le pegó dos tiros en la nuca. 

Después fueron al cementerio de la Almudena y tiraron el cadáver a la entrada del tanatorio. Condés fue a esconderse a casa de la diputada socialista Margarita Nelken. Luego estalló la guerra y en la retaguardia republicana fueron asesinadas unas 40.000 personas, entre ellas 7.000 sacerdotes, monjas, seminaristas, incluyendo doce obispos.

Se ha dicho que en Madrid llegaron a funcionar más de 60 checas, por usar esa terminología rusa. Mediante estos procedimientos de detención ilegal solo en la retaguardia madrileña se asesinó a más de 10.000 personas.

La más famosa checa se llamó La brigada del amanecer, que dirigió el que fuera secretario general del Arte de Imprimir (UGT) Agapito García Atadell. Estos desalmados entraban en las casas, las saqueaban y daban el paseo a quien allí les resultara sospechoso. 

Cuando, en noviembre de 1936, las tropas franquistas amenazaban con tomar Madrid, el valiente luchador García Atadell arrambló con buena parte de lo robado y junto con dos cómplices y sus respectivas esposas se fue a Marsella. 


En el puerto francés tomaron un barco hacia América, haciendo escala en Las Palmas donde fue detenido (se dijo que gente de Prieto había dado el chivatazo). Fue trasladado a la cárcel de Sevilla, donde coincidió con el escritor Arthur Koestler, y allí le dieron garrote. ¿Fue Atadell otra víctima del franquismo?

La gente de mi generación, y menos la de generaciones posteriores, no tenemos responsabilidad alguna en hechos como los aquí narrados, pero el PSOE como persona jurídica haría bien en echar al olvido todas las atrocidades de la guerra, las de uno y otro bando.



                                                   JOAQUÍN LEGUINA  Vía EL ECONOMISTA

SÁNCHEZ Y LA "COALICIÓN DEL RECHAZO"

La aceleración del presidente quizás tenga que ver con su primera y más grave contradicción: ha pasado de prometer elecciones "cuanto antes" a proponerse acabar la legislatura en 2020


El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez. (EFE)


El próximo lunes se cumplirá el mes desde que Pedro Sánchez ganase a Rajoy la moción de censura. Entre aquella fecha y el día 18 de junio, el nuevo presidente se aplicó discretamente a formar su heterogéneo gobierno, gestionar la crisis sobrevenida con el primer titular de Cultura y Deportes, Màxim Huerta, y preparar lo que están siendo estas dos pasadas semanas de auténtico vértigo. Ahora, el presidente ha entrado en una arriesgada espiral de hiperactividad y de urgencias. Y quizás esta sobreactuación acelerada tenga que ver con su primera y más grave contradicción: ha pasado de prometer elecciones "cuanto antes" a proponerse acabar la legislatura en junio de 2020. Para lograr esa permanencia en el poder Sánchez está abriendo expectativas favorables a unos y a otros sin reparar, quizás, que tendrá que gestionarlas con grandes dificultades para evitar sonadas decepciones.

Sánchez lanza mensajes de conciliación hacia el independentismo que rebotan sobre la mediocridad política y el radicalismo ideológico de Torra

Además de abordar la crisis del Aquarius —tan razonablemente humanitaria como políticamente arriesgada—, Sánchez, sin solución de continuidad se ha comprometido a trasladar a los políticos presos preventivos en la causa del 'procés' a cárceles catalanas bajo la titularidad de la Generalitat y quiere hacer lo propio con los presos de ETA, habiendo iniciado en ambos casos los trámites para ello. Sánchez, simultáneamente, lanza mensajes de conciliación hacia el independentismo catalán que rebotan como en un frontón sobre la mediocridad política y el radicalismo ideológico de Joaquim Torra.

Tanto es el afán dialoguista del presidente del Gobierno que hasta se ha abstenido de advertir al presidente de la Generalitat sobre la naturaleza intolerable de la hostilidad al Rey que ya tuvo que soportar comportamientos algo peor que impertinentes tanto en la inauguración de los Juegos Mediterráneos como el jueves con motivo de la entrega de los premios de la Fundación Princesa de Girona. Aunque sí lo hizo Josep Borrell, Sánchez tampoco respaldó expresamente a nuestro embajador en Washington que contestó con serenidad a un Torra activista y mitinero que denigró en la capital de EEUU a la democracia española. Sánchez debería saber hasta dónde llega la prudencia y cuándo empieza la inútil condescendencia.

Mientras el presidente trata de allanar su entrevista con Torra el próximo 9 de julio, el PNV da por hecho que obtendrá nuevas transferencias, manteniendo un doble discurso: el del lendakari en Madrid —moderado— y el que los nacionalistas lanzan en Euskadi —radical— en donde cada día tienen que pactar más temas con la izquierda 'abertzale'. Todo este pisto político es también compatible con la promesa de una inminente exhumación de los restos de Franco y la conversión del megalómano Valle de los Caídos en una suerte de monumento a la Memoria Histórica. Sánchez quiere complacer a todos sus socios en la censura a Rajoy y desea hacerlo rápido para consolidar el bloque que le aupó y con el que confía llegar a 2020.


El Valle de los Caídos.
El Valle de los Caídos.

La sustitución de la presidencia de RTVE quiere Sánchez proveerla provisionalmente y también por un procedimiento de urgencia: mediante un decreto ley (el 4/2018 de 22 de junio) que va a plantear muy serios problemas de aplicación. Parece que se impondrá el candidato de Podemos. El Gobierno ha anunciado igualmente otro decreto ley para revertir las limitaciones establecidas en 2012 en la sanidad universal, un asunto que ha de discutir con todas las comunidades autónomas entre las que se registran ya algunas discrepancias. Esperemos a ver si la ley de la eutanasia, otra iniciativa urgente, prospera y cómo lo hace, porque se trata de una expectativa que requiere de una ejecución normativa muy técnica y unas dotaciones sanitarias de alto coste tanto material como personal. El presidente corre el riesgo de generalizar la urgencia diluyendo las prioridades. No pueden pasarse por alto en esta precipitada sucesión de hitos políticos —más gestuales que materiales— los excesos propagandísticos de la Moncloa. Sánchez haciendo 'running'; Sánchez con su perrita; Sánchez en el helicóptero Superpuma; Sánchez con gafas Ray-ban en la cabina del avión; las manos de Sánchez como expresión de "determinación"... en definitiva, una pretensión un tanto banal de estereotipar en su liderazgo al personaje.




No vendría mal un poco de sosiego, de mayor reflexión, de orden, de plantear las iniciativas una detrás de otra, de establecer una hoja de ruta sometida a una cronología sensata. El presidente parece víctima de lo que los anglosajones denominan "yes problem", es decir, de la resistencia a decir no. Y es de suponer que pronto tendrá que empezar a plantear negativas a los integrantes de la "coalición del rechazo" (a Rajoy) sobre la que escribió ('El País' de 4 de junio) el historiador Santos Juliá y que le encumbró a la presidencia del Gobierno para restablecer la estabilidad del país y no para concluir una legislatura para la que no había —y sigue sin haber— un programa definido. Ahí está el quid de la cuestión, la razón de una toma de decisiones a una velocidad temeraria, que ya se está interpretando como un "un pago en diferido". Y es que 85 escaños dan para lo que dan.



                                                           JOSÉ ANTONIO ZARZALEJOS  Vía EL CONFIDENCIAL

Amigos mediáticos para despolitizar RTVE (claro, claro...)


Arsenio Escolar  EFE


La historia es de sobra conocida, pero no por su reiteración resulta menos indignante. Es la de un cambio de cromos en la Corte. Los tuyos por los míos. Los que sirvieron en tus filas por los que a mí me convienen. La política, utilizada como arma contra los enemigos y antidepresivo para los aliados. Que nadie de mi entorno pase hambre si yo estoy en el Gobierno. Resulta bochornoso lo que ha ocurrido en los últimos días con RTVE, un altavoz con mucha menos potencia que hace una década, pero al que ninguno de los grandes partidos está dispuesto a renunciar. Tampoco las empresas mediáticas, que han vuelto a demostrar una alarmante escasez de escrúpulos en sus maniobras para ganar influencia en la corporación.

El PSOE y Podemos mantienen abierta una negociación desde hace unos días para situar a periodistas de su confianza en la cúpula de TVE. El Gobierno no quiso esperar a que se resolviera el concurso público que se va a celebrar para cambiar a sus consejeros porque iba a demorarse durante varios meses y le convenía tener el control de la televisión pública cuanto antes. Por eso, aprobó un Real Decreto, que apoyará Podemos.

El caso es que el texto normativo ha tenido el efecto de una droga amnésica en los dos partidos progresistas, dado que les ha hecho olvidar que hasta hace dos días defendían la “despolitización” de los telediarios, pero ahora buscan situar al frente a un amigo. O, al menos, a un amigo de sus amigos.
Los socialistas pensaron en Arsenio Escolar para hacerse cargo de la televisión después de recibir el rechazo de periodistas como José Miguel Contreras o Fran Llorente. Ojo, previamente, el PSOE y Podemos habían llegado a un acuerdo para que fuera la formación morada la que eligiera al candidato a presidente. El problema es que Podemos quería a Ana Pardo de Vera, directora de Público y persona de la máxima confianza de Jaume Roures, siempre ojo al parche.

La informadora fue asesora del Gobierno de Rodríguez Zapatero, pero mantiene diferencias con el jefe de Gabinete de Pedro Sánchez, Iván Redondo, con quien tuvo sus más y sus menos cuando el asesor era consejero áulico de José Antonio Monago. Por eso, se acusa a Redondo de filtrar a El País el nombre de Arsenio Escolar para 'reventar' la candidatura de Pardo de Vera. Y por eso el jueves saltaron chispas entre los dos partidos progresistas, hasta el punto de que Podemos amenazó con desmarcarse del proceso de renovación de la cúpula de RTVE.

El asunto lo zanjó finalmente Sánchez, que dijo que la directora de Público no podía alcanzar la presidencia de RTVE porque, unas horas antes, había situado a su hermana de jefa de ADIF. Y, claro, podía parecer que la familia acaparaba demasiados cargos. Tiene bemoles la cosa.

Un candidato con perfil bajo


Como no se ponían de acuerdo, comenzaron a sopesar la idea de impulsar la candidatura de Andrés Gil, jefe de Política de eldiario.es y sobre cuya capacidad profesional no soy quién para dudar, pero quien no tiene experiencia en la gestión en televisión. Pertenece a un medio que, junto con el de Pardo de Vera (Público) y el que dirigía Arsenio Escolar hasta hace pocos meses (20 Minutos), han denunciado por activa y por pasiva la manipulación partidista de la televisión pública en su anterior etapa. Y con razón. Pero, llegado el momento, parece que sus responsables no han dudado en participar en el siniestro juego que han puesto en marcha PSOE y Podemos: el de “quítate tú para ponerme yo”.

Las opciones de Gil menguaron el viernes por la mañana ante la negativa del PNV a apoyar su candidatura y ante el cabreo monumental que se agarró Sánchez porque Iglesias filtrara en Espejo Público que este periodista era el elegido. El líder de la formación morada tiene el colmillo especialmente retorcido y decidió emplear la misma estrategia a la que el PSOE recurrió un día antes, cuando contó a El País que Arsenio Escolar iba a ser el próximo presidente de RTVE. No parece que la relación del Ejecutivo con sus socios vaya a ser fácil.

La portavoz del Consejo de Ministros, Isabel Celaá, después del lamentable espectáculo ofrecido por el PSOE y por Podemos durante casi dos días, decía este viernes en rueda de prensa que el proceso sigue abierto y que, pese a las rencillas entre los partidos, espera que el próximo lunes el Parlamento inicie la criba de candidatos. Mientras tanto, Rafael Hernando decía que ¡y una porra!, que el PP también va a presentar los suyos. Que faltaría más. Estos son los políticos que hoy llevan el timón de este país.
PSOE y Podemos no han dudado en participar en el siniestro juego del “quítate tú para ponerme yo”.
Algunos periodistas de Radiotelevisión Española han llamado la atención sobre un hecho: ¿por qué no se elige como presidente a alguien de entre los 6.300 trabajadores de la corporación, si la intención es que ejerza su puesto tan sólo durante unos meses, hasta que se resuelva el concurso público que se convocará para tal fin? La respuesta es sencilla: porque el Gobierno consideró que con esta tarea podría completar la enésima acción de 'marketing desde que llegó al Palacio de la Moncloa. Prefirió a alguien de fuera, con buena imagen entre el electorado progresista, que a un buen gestor de dentro de la casa. Que los hay.

Sánchez e Iglesias recurrieron a varios cabezas de cartel de la izquierda mediática para copar ese puesto. A la gauche divine del periodismo español, tan experta en criticar los desmanes de la derecha como en hacer justamente lo contrario cuando se trata de sí mismos. Su execrable actitud la resumió Juan Luis Cebrián en una frase cuando le preguntaron por los muchos millones que se metió en el bolsillo mientras su grupo despedía a decenas de trabajadores y solicitaba el auxilio de la banca acreedora: “yo soy yo y mis contradicciones”.

Sánchez ha patinado


El asunto de Radiotelevisión Española supone el primer gran patinazo del Ejecutivo de Sánchez. Primero, porque se ha promocionado como un presidente regenerador que llegó al poder ante el hartazgo de la mayoría de la ciudadana con la corrupción de los populares, pero, a la primera de cambio, ha querido aplicar el dedazo con alguien afín al partido. Y, segundo, porque se ha evidenciado que está excesivamente expuesto a los vaivenes de Podemos y de los partidos nacionalistas, que con el tema de la televisión pública han demostrado su disposición a desmarcarse del Ejecutivo y batallar para imponer sus deseos cuando consideren oportuno. Podemos no apoyó a Arsenio Escolar porque tenía a su candidata, la de Roures. ERC ha salido por la tangente porque Sánchez se ha negado a hablar con ellos de independencia y autodeterminación. Pedro, con estos bueyes tienes que arar.
Mientras los partidos alargan las negociaciones y dan una nueva lección de inoperancia y oportunismo, la televisión pública se encuentra en el peor momento de su historia después de unos años negros.
Mientras los partidos alargan las negociaciones y dan una nueva lección de inoperancia y oportunismo, la televisión pública se encuentra en el peor momento de su historia después de unos años negros, caracterizados por las dificultades presupuestarias, la ausencia de voluntad del Ejecutivo de Mariano Rajoy para solucionar sus problemas estructurales y la lamentable labor de su último presidente, José Antonio Sánchez, un hombre de Génova durante cuya gestión recurrió a los Frade, Cerezo, Cárdenas y algún que otro comisario político de dudosa reputación. Un periodista cuyo nombre aparecía en los Papeles de Bárcenas y que no dudó en afirmar en sede parlamentaria que es votante del PP, mientras ejercía su labor al frente de la corporación. Un hombre imparcial, vaya. Humilde servidor de lo público.

Por todo esto, hoy son menos que nunca quienes confían y se creen a RTVE. La situación empeorará en el futuro si Sánchez y sus socios parlamentarios deciden mantenerla politizada y no renuncia a situar en sus altas esferas a sus amigotes. Y a los amigos de sus amigos. Algunos son vacas sagradas de la prensa, donde predican cada día transparencia y buen hacer. Así está el tema.


                                                                                          RUBÉN ARRANZ   Vía VOZ PÓPULI

AHORA LE TOCA A LA LENGUA ESPAÑOLA



No me había dado cuenta hasta que hace unos días, mientras lamentaba las incorrecciones ortográficas de una cuenta oficial en Twitter de un ministerio, leí un mensaje que acababan de enviarme y que me causó el efecto de un rayo. 

De pronto, con un fogonazo de lucidez aterradora, fui consciente de algo en lo que no había reparado hasta ese momento. El mensaje decía, literalmente: «Las reglas ortográficas son un recurso elitista para mantener al pueblo a distancia, llamarlo inculto y situarse por encima de él».

No fue la estupidez del concepto lo que me asombró –todos somos estúpidos de vez en cuando, o con cierta frecuencia–, sino la perfecta formulación, por escrito, de algo que hasta entonces me había pasado inadvertido: un fenómeno inquietante y muy peligroso que se produce en España en los últimos tiempos. 

En determinados medios, sobre todo redes sociales, empieza a identificarse el correcto uso de la lengua española con un pensamiento reaccionario; con una ideología próxima a lo que aquí llamamos derecha. A cambio, cada vez más, se alaba la incorrección ortográfica y gramatical como actividad libre, progresista, supuestamente propia de la izquierda. 

Según esta perversa idea, escribir mal, incluso expresarse mal, ya no es algo de lo que haya que avergonzarse. Al contrario: se disfraza de acto insumiso frente a unas reglas ortográficas o gramaticales que, al ser reglas, sólo pueden ser defendidas por el inmovilismo reaccionario para salvaguardar sus privilegios, sean éstos los que sean. 

Ello es, figúrense, muy conveniente para determinados sectores; pues cualquier desharrapado de la lengua puede así justificar sus carencias, su desidia, su rechazo a aprender; de forma que no es extraño que tantos –y de forma preocupante, muchos jóvenes– se apunten a esa coartada o pretexto. No escribo mal porque no sepa, es el argumento. Lo hago porque es más rompedor y práctico. Más moderno.

Todo eso, que ya por sí es inquietante, se agrava con la utilización interesada que de ello hacen algunos sectores políticos, en esta España tan propensa secularmente a demolerse a sí misma. Jugando con la incultura, la falta de ganas de aprender y la demagogia de fácil calado, no pocos trileros del cuento chino se apuntan a esa moda, denigrando por activa o pasiva cualquier referencia de autoridad lingüística; a la que, si no se ajusta a sus objetivos políticos inmediatos, no dudan, como digo, en calificar de reaccionaria, derechista e incluso fascista, términos que en España hemos convertido en sinónimos. 

Con el añadido de que a menudo son esos mismos actores políticos los que también son incultos, y de este modo pretenden enmascarar sus propias deficiencias, mediocridad y falta de conocimientos. Otras veces, aunque los interesados saben perfectamente cuáles son las reglas, las vulneran con toda deliberación para ajustar el habla a sus intereses específicos, sin importarles el daño causado.

Tampoco el sector más irresponsable o demagógico del feminismo militante es ajeno al problema. Resulta de lo más comprensible que el feminismo necesario, inteligente, admirable –el disparatado, analfabeto y folklórico es otra cosa–, se sienta a menudo encorsetado por las limitaciones de una lengua que, como todas las del mundo, ha mantenido a la mujer relegada a segundo plano durante siglos. 

Aunque es conveniente recordar que el habla es un mecanismo social vivo y cambiante, pero también forjado a lo largo de esos siglos; y que las academias lo que hacen es registrar el uso que en cada época hacen los hablantes y orientar sobre las reglas necesarias para comunicarse con exactitud y limpieza, así como para entender lo que se lee y se dice, tanto si ha sido dicho o escrito ahora como hace trescientos o quinientos años. 

Por eso los diccionarios son una especie de registros notariales de los idiomas y sus usos. Forzar esos delicados mecanismos, pretender cambiar de golpe lo que a veces lleva centurias sedimentándose en la lengua, no es posible de un día para otro, haciéndolo por simple decreto como algunos pretenden. Y a veces, incluso con la mejor voluntad, hasta resulta imposible. 

Si Cervantes escribió una novela ejemplar llamada La ilustre fregona, ninguna feminista del mundo, culta o inculta, ministra o simple ciudadana, conseguirá que esa palabra cervantina, fregona, pierda su sentido original en los diccionarios. Se puede aspirar, de acuerdo con las academias, a que quede claro que es un término despectivo y poco usado –cosa que la RAE, en este caso, hace años detalla–, pero jamás podrá conseguir nadie que se modifique el sentido de lo que en su momento, con profunda ironía y de acuerdo con el habla de su tiempo, escribió Cervantes. Del mismo modo que, yéndonos a Lope de Vega, cualquier hablante debe poder encontrar en un diccionario el sentido de títulos como La dama boba o La villana de Getafe.

Se está llegando así a una situación extremadamente crítica. Del mismo modo que se ha logrado que partidarios o defensores sinceros del feminismo sean tachados de machistas cuando no se pliegan a los disparates extremos del feminismo folklórico, a los defensores de la lengua española, de sus reglas ortográficas y gramaticales, de sus diccionarios y de su correcto uso, se les está colgando también la etiqueta de reaccionarios y derechistas –lo sean o no– por oposición a cierta presunta o discutible izquierda que, ajena a complejos lingüísticos, convierte la mala redacción y la mala expresión en argumentos de lucha contra el encorsetamiento reaccionario de una casta intelectual que –aquí está el principal y más dañino argumento– mantiene reglas elitistas para distanciarse del pueblo que no ha tenido, como ella, el privilegio de acceder a una educación (como si ésta no fuera gratuita y obligatoria en España hasta los dieciséis años). 

Del mismo modo que, según marca esta tendencia, quien no se pliega al chantaje del feminismo folklórico es machista y todo machista es inevitablemente de derechas, quien respeta las reglas del idioma es reaccionario, está contra la libertad del pueblo, y por consecuencia es también de derechas. 

Pues, como todo el mundo sabe, no existen machistas de izquierdas, ni maltratadores de izquierdas, ni taurinos de izquierdas, ni acosadores de izquierdas, ni tampoco cumplidores de las reglas del idioma que lo sean. Resumiendo: como toda norma es imposición reaccionaria y todo acto de libertad es propio de la izquierda, quien defiende las normas básicas de la lengua es un fascista. En conclusión, todo buen y honrado antifascista debe escribir y hablar como le salga de los cojones. O de los ovarios.

No sé si los españoles somos conscientes –y me temo que no– de la gravedad de lo que está ocurriendo con nuestro idioma común. Del desprestigio social de la norma y el jalear del disparate, alentados por dos factores básicos: la dejadez e incompetencia de numerosos maestros (algunos ejercicios escolares que me remiten, con preguntas llenas de faltas ortográficas y gramaticales, de atroz sintaxis, son para expulsar de la docencia a sus perpetradores), que tienen a los jóvenes sumidos en el mayor de los desconciertos, y el infame oportunismo de la clase política, que siempre encuentra en la demagogia barata oportunidad de afianzar posiciones. 

Pero no pueden tampoco eludir su responsabilidad los medios informativos; sobre todo las televisiones, donde hace tiempo desapareció la indispensable figura del corrector de estilo –un sueldo menos–, y que con tan contumaz descaro difunden y asientan aberraciones lingüísticas que desorientan a los espectadores y destrozan el habla razonablemente culta. Y más, teniendo en cuenta que el Diccionario de la Lengua Española no lo hace sólo la RAE, sino también las academias de 22 países de habla hispana (de ahí tantas palabras que llaman la atención o indignan a quienes ignoran ese hecho), abarcando el habla no sólo de 50 millones de españoles que nos creemos dueños y árbitros de la lengua, sino de 550 millones de hispanohablantes, muchos de los cuales ven con estupor nuestro disparate suicida y perpetuo.

Tampoco la Real Academia Española, todo hay que decirlo, es ajena a los daños causados y por causar. En vez de afirmar públicamente su magisterio, explicando con detalle el porqué de la norma y su necesidad, exponiendo cómo se hacen los diccionarios, las gramáticas y las ortografías, dando referencias útiles y denunciando los malos usos como hace la Academia Francesa, en los últimos tiempos la Española vacila, duda y a menudo se contradice a sí misma, desdiciéndose según los titulares de prensa y las coacciones de la opinión pública y las redes sociales, intentando congraciarse y no meterse en problemas. 

Esa pusilanimidad académica que algunos miembros de la institución llevamos denunciando casi una década ante la timorata pasividad de otros compañeros, ese abandono de responsabilidades y competencias, esa renuncia a defender el uso correcto –y a veces hasta el simple uso a secas– de la lengua española, ese no atreverse a ejercer la autoridad indiscutible que la Academia posee, envalentonan a los aventureros de la lengua. 

Y crecidas ante esa pasividad y esos complejos, cada día surgen nuevas iniciativas absurdas, a cuál más disparatada, para que la RAE elimine tal acepción de una palabra, modifique otra y se pliegue, en suma, a los intereses particulares y, lo que es peor, a la ignorancia y estupidez de quienes en creciente número, con la osadía de la ignorancia o la mala fe del interés político, se atreven a enmendarle la plana. 

Por eso, en el contexto actual, pese a que de las nueve mujeres académicas admitidas en tres siglos seis han ingresado en los últimos ocho años, pese a su formidable e indispensable labor para quienes hablan la lengua española, la Academia es considerada por muchos despistados –basta asomarse a Twitter– una institución reaccionaria, machista, apolillada y autoritaria. Cuando en realidad, gracias a algunos de sus académicos, sólo es una institución acomplejada, indecisa y cobarde.

Y ojo. Aquí no se trata de banderitas y pasiones más o menos nacionales. Aquí estamos hablando de un patrimonio lingüístico de extraordinaria importancia; un tesoro inmenso de siglos de perfección y cultura. De algo que además nos da prestigio internacional, negocio, trabajo y dinero. 


Hablamos de una lengua, la española, que es utilizada por cientos de millones de hispanohablantes que hasta hoy, gracias precisamente a la Real Academia Española y a sus academias hermanas, manejan la misma Ortografía, la misma Gramática y el mismo Diccionario; cosa que no ocurre con ninguna otra lengua del mundo. Constituyendo así entre todos, a una y otra orilla del Atlántico, un asombroso milagro panhispánico. Un espléndido territorio sin fronteras. Una verdadera patria común, cuya auténtica y noble bandera es El Quijote.



                                                   ARTURO PÉREZ-REVERTE  XL Semanal

viernes, 29 de junio de 2018

¿EL FINAL DE LA HISTORIA?


            No faltan agoreros, profetas de calamidades, que ante los desmanes de nosotros los humanos gritan indignados: - ¡Esto es el fin de una humanidad decadente! Tienen razón al calificar de decadente a una sociedad que ha perdido el norte, que los valores se arrojan al contenedor de la basura, que parece que hemos dimitido de nuestra condición humana. Y nos da envidia contemplar a unos animalitos que se abrazan, se defienden, y nos defienden. Y nos preguntamos irritados si no será este el fin de nuestra historia, de nuestra aventura aquí en el planeta tierra.

            José Luis Comellas, en su libro “Panorama del siglo XX”, cita a Francis Fukullama que publicó un libro titulado El fin de la Historia, que causó  gran sensación en su momento. Considera este autor que con la caída del telón de acero ya se habían acabado las grandes fronteras ideológicas, los enfrentamientos de los mundos diferentes, y entonces ya no había argumentos para narrar más historias. Si el mundo se ha movido siempre por tensiones, al acabar estas el mundo pierde vida, pierde interés. Piensa que a partir de ese momento ya no hay progreso, todo queda en calma, y la historia pierde los motivos que la alimentaban. La globalización nos hace más iguales y, según esta teoría, todo parecerá más aburrido al desaparecer las luchas ideológicas y los intereses creados. Esta teoría vio su luz en el año 1992.

             Pero en el año 1996 P. Huntington publica un libro titulado El Choque de las Civilizaciones, que es como una respuesta a la anterior teoría. Lo que provoca choques, según él, no son las ideologías, sino las civilizaciones. José Luis Comellas prefiere hablar de “culturas” más que de civilizaciones. Huntington destaca ocho civilizaciones, o culturas, en el mundo: Europa y Norteamérica; Europa oriental eslava; Islámica; Confuciana (China y otros); Budista (India y otros); Japonesa; Latinoamericana; y Africana (Comellas, o.c., pág. 287).


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Pero no parece que esa polarización de culturas en torno a lugares concretos del mapamundi pueda dar lugar a un enfrentamiento. Si acaso, y esto se está dando, a una infiltración silenciosa, una colonización un tanto taimada, como el agua que se filtra por las rendijas y va dejando un rastro de humedad, que puede quedar para siempre, deteriorando lo que fue un superficie impoluta. Las culturas tienden a hacer prosélitos incondicionales. Y utilizan para ello todos los medios a su alcance: centros de enseñanza, medios de comunicación, literatura, publicidad… En un clima de cierta amabilidad, de falso respeto, la cultura se va adueñando de las mentes débiles, del pensamiento líquido, y pone en tela juicio todo lo que considere contrario a sus programas. Dice Unamuno: No proclaméis la libertad de volar, sino dad alas; no la de pensar, sino del pensamiento. La libertad que hay que dar al pueblo es la cultura. Pero cuando la cultura  es tendenciosa, empapada de ideología, la libertad que se ofrece es ficticia, manipulable.

            No se da entre culturas un abierto choque sangriento, afortunadamente, pero cuando las ideologías hacen acto de presencia pasa como las bacterias que invaden el organismo, pueden provocar la muerte. José Luis Comellas afirma : Pretende (Fukuyama) que conviene conceder preferencia al contraste de civilizaciones por encima del contraste de ideologías: no es simple capricho suponer que las concepciones más profundas de los pueblos, las ideas religiosas, el concepto de la familia o el papel de la mujer, la visión fundamental de la razón de der hombre en la vida, generadas por siglos o milenios de historia, pueden separarnos más que la economía o la política, sin pretender que hayan de llevarnos a una hostilidad cerrada (o.c.pág. 288).

             En definitiva, la historia no se ha acabado, no se terminará mientras el hombre piense y pretenda ofrecer, o imponer, su modo de enfocar el mundo, sus ideales, sus programas de acción. Está en su derecho. Eso sí, respetando escrupulosamente la libertad. Una libertad culta, que sea capaz de dialogar más que imponer. La Historia continúa. Es la Historia interminable, como diría Michael Ende.


                                                                   JUAN GARCÍA INZA  Vía RELIGIÓN en LIBERTAD

Solidaridad a la carta: la UE logra un acuerdo de mínimos sobre inmigración

  • Bruselas pondrá en marcha centros de retención de migrantes tanto dentro de la UE como en países de África.

  • Pedro Sánchez asegura que España y Marruecos recibirán más ayudas de Bruselas para afrontar la presión migratoria.

Han sido trece horas y media de negociaciones maratonianas, a menudo caóticas y tensas. Los jefes de Estado y de Gobierno han discutido personalmente hasta los puntos y las comas de tres borradores diferentes de acuerdo. Ha habido vetos sucesivos de Italia y Hungría. Finalmente, a las 4:34 de la madrugada, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, anunciaba en Twitter la fumata blanca.

La UE ha alcanzado este viernes un acuerdo de mínimos para hacer frente a la presión migratoria, pero sobre todo para salvar los problemas políticos que han vivido en las últimas semanas Italia por un lado y Alemania por el otro. Pero el precario compromiso logrado se basa en una solidaridad a la carta: cada país miembro podrá elegir si acepta o no acoger a refugiados y demandantes de asilo, si ayuda o no a los países fronterizos más afectados por la presión migratoria.

"No es el mejor de los acuerdos, pero es un acuerdo importante que camina en la dirección de dar una perspectiva europea a un desafío que es europeo como el de la inmigración", admitía el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, al término de la reunión. En todo caso, Sánchez se da por satisfecho porque sale de la cumbre con el compromiso del resto de socios, escrito en las conclusiones, de proporcionar más ayuda  financiera a España y Marruecos para frenar la presión migratoria en el Mediterráneo Occidental. No obstante, no se concretan cifras.

Los líderes europeos han pactado en primer lugar blindar las fronteras exteriores de la UE y redoblar los esfuerzos para reducir la llegada de migrantes. Se impone la política de mano dura contra la inmigración que propugnan los países del Este y el nuevo Gobierno populista de Italia. "Tenemos la voluntad de proteger mejor nuestras fronteras", ha dicho el presidente francés, Emmanuel Macron.

También hay consenso en la necesidad de reforzar la cooperación con los países de origen y de tránsito para impedir las salidas. Pero la principal novedad que sale de la cumbre es la voluntad de crear campos de retención de migrantes tanto dentro de la UE como en los países de África. El objetivo es hacer imposible que lleguen a la Europa Central.

Campos de refugiados en la UE y en África


Los centros en África se pondrán en marcha en colaboración con ACNUR y la Organización Internacional para las Migraciones. Los líderes europeos pretenden eliminar así los incentivos para embarcarse en viajes peligrosos y prevenir las muertes en el Mediterráneo, destruyendo al mismo tiempo el modelo de negocio de los traficantes. Estas denominadas "plataformas de desembarque" deben distinguir las diferentes "situaciones individuales" respetando el derecho internacional y "no crear un efecto llamada", dicen las conclusiones. No se nombra a ningún país, aunque en Bruselas se habla de Marruecos, Argelia, Túnez, Egipto y Libia.

Los líderes europeos han respaldado además la propuesta de Macron y Sánchez de crear campos "controlados" de migrantes dentro de la UE, que estarían gestionados y financiados por Bruselas. Allí se internaría a las personas que consigan llegar de forma irregular a territorio comunitario. De lo que se trata es de separar a los refugiados de los inmigrantes económicos. Los segundos serán repatriados a sus países de origen también con dinero europeo, mientras que los demandantes de asilo se repartirán entre los Estados miembros.

Pero las conclusiones dejan muy claro que el establecimiento de estos campos de internamiento debe ser una iniciativa voluntaria de los Estados miembros afectados. Ni España ni Grecia quieren hacerlo, mientras que el Gobierno populista italiano lo debatirá en las próximas semanas, según ha dicho su primer ministro, Giuseppe Conte. También será voluntario el reparto de los demandantes de asilo. De hecho, el significado del concepto de voluntariedad ha centrado buena parte de los debates del Consejo Europeo.

Italia y Polonia, satisfechas


Este compromiso de mínimos ha permitido que todas las partes enfrentadas clamen victoria. En primer lugar, los países del Este. El primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, ha asegurado que su país ha logrado sus principales objetivos. Por un lado, dejar claro que la reubicación de migrantes desde los centros en la UE será siempre "voluntaria". Por otro lado, poner negro sobre blanco que cualquier acuerdo para crear un sistema permanente de cuotas debe aprobarse por unanimidad y no por mayoría cualificada. Polonia y el resto de países del grupo de Visegrado -Hungría, República Checa y Eslovaquia- mantienen su rechazo frontal al reparto obligatorio que propugnaba Alemania y la Comisión. 

También ha celebrado el acuerdo el primer ministro italiano. "Ha sido una negociación larga, pero desde hoy Italia ya no está sola", ha proclamado Conte. A su juicio, las conclusiones reconocen el principio de que cualquier persona que desembarca en Italia, desembarca en Europa. El Gobierno de Roma ve además positivo el llamamiento que hace la UE a los buques de rescate de las ONGs que operan en el Mediterráneo para que no obstruyan las operaciones de la guardia costera libia. Finalmente, al primer ministro italiano le satisface que se mantenga vivo el debate sobre las cuotas, aunque las conclusiones no fijan ningún plazo para cerrar un acuerdo.

Por su parte, la canciller Angela Merkel ha considerado "positivo" el compromiso, aunque ha admitido que todavía persisten divisiones en el seno de la UE en materia de política migratoria. "Aún tenemos mucho trabajo que hacer para acercar los diferentes puntos de vista", asegura. Merkel es la líder con problemas que obtiene menos resultados tangibles del Consejo Europeo, más allá de un compromiso vago para frenar los "movimientos secundarios" de demandantes de asilo entre Estados miembros. No obstante, el primer ministro griego, Alexis Tsipras, ya le ha prometido su colaboración y otros países podrían sumarse en acuerdos bilaterales.

Vetos cruzados de Roma y Budapest


La reunión comenzaba a primera hora de la tarde del jueves con una sacudida por el veto inesperado y temprano de Roma a las conclusiones de la cumbre. "Italia ya no necesita palabras y declaraciones de solidaridad, necesitamos hechos concretos", reclamaba Conte al resto de líderes europeos. La maniobra de Italia obligó a alterar la agenda del Consejo Europeo y a suspender la rueda de prensa prevista de los presidentes de la Comisión, Jean-Claude Juncker, y del Consejo, Donald Tusk.

A primera hora de la noche, el equilibrio de fuerzas en la cumbre dio un vuelco gracias al pacto entre el primer ministro italiano y el presidente francés. El acuerdo entre París y Roma se basaba en los campos de migrantes cerrados en la UE y en el reparto de los refugiados entre una coalición de países voluntarios. Hasta una docena de Estados miembros se sumaron a esta iniciativa. Conte se mostraba dispuesto a desbloquear la cumbre.

Pero en ese momento saltaba el veto de los países de Visegrado y en particular del primer ministro húngaro Viktor Orbán. Hungría no quiere centros de migrantes en la UE, por considerar que provocan un efecto llamada. Y cualquier intento de reparto de demandantes de asilo le parece anatema. Así que las siguientes horas de la madrugada se dedicaron a ofrecer a los países del Este garantías reforzadas sobre el carácter voluntario de estas medidas, hasta que pudo cerrarse el acuerdo.

"Ha triunfado la cooperación europea frente al no acuerdo o las decisiones nacionales, que no habrían sido ni eficaces ni sostenibles", se ha felicitado Macron. "Muchos pronosticaban que el acuerdo sería imposible, que se impondrían las soluciones nacionales. Pero hemos logrado una solución europea", resalta el presidente francés.


                                                                            JUAN SANHERMELANDO  Vía EL ESPAÑOL


La plataforma europea de Macron y Rivera quiere incorporar a populares y socialistas

Los responsables para Europa de los partidos de Macron y Renzi hablan en la escuela de verano de Ciudadanos sobre su alianza electoral para las elecciones europeas del 2019

Arrimadas, Gozi y Anglade, durante la escuela de verano de Ciudadanos. EFE


"Hay conversaciones". Inés Arrimadas no quería desvelar más detalles sobre la plataforma electoral en la que trabajan Emmanuel Macron, Albert Rivera y Matteo Renzi. Dos responsables de los movimientos políticos de Renzi y Macron han asegurado este viernes que la alianza de fuerzas liberales y progresistas para las elecciones europeas del mayo del 2019 debe ser lo más amplia posible, incorporando también a conservadores y socialistas.


Sandro Gozi, responsable de asuntos europeos del Partido Democrático de Renzi; y Pieyre-Alexandre Anglade, diputado a cargo de Europa de La Republique en Marche! de Macron, han participado junto a Arrimadas en una mesa redonda sobre el futuro de Europa en la escuela de verano de Ciudadanos, que se está celebrando en Madrid. Los tres han coincidido en que es un deber de las fuerzas de centro reformista articular una alternativa política ganadora que evite un Parlamento europeo fragmentado entre partidos conservadores y movimientos populistas antieuropeas de ultra izquierda y ultra derecha.

"Estamos cerca de encontrar la mejor fórmula para que liberales y progresistas pueden sumar fuerzas y tener una alternativa ganadora en las próximas elecciones", ha dicho Arrimadas, la líder de Ciudadanos en Cataluña. "Hay colaboraciones evidentes entre todos los partidos que estamos ubicados en ese espacio ideológico de liberales y progresistas. Somos partidos que tenemos un deber que es mantener viva y refundar la UE".

Objetivos para 2024


Anglade ha asegurado que están trabajando en reunir esta plataforma, que en cierto modo quiere imitar al movimiento de Macron en Francia. El diputado francés ha dicho que la alianza no puede renunciar a incorporar a socialistas y conservadores con sensibilidad progresista, tanto de sus respectivos partidos como de la sociedad civil. "La plataforma puede reunir a todos los progresistas, de centro y a los que también están en el socialismo o los partidos conservadores. También los que están en la sociedad civil", ha dicho Anglade. "Queremos trabajar con objetivos concretos y que los ciudadanos puedan ver en 2024 -cuando se produzcan las siguientes elecciones europeas- que su voto del 2019 marcó verdaderamente la diferencia", ha añadido.

En la misma línea, Gozi  ha señalado que si las fuerzas "demócratas, liberales, socialistas y los liberales progresistas" no se ponen de acuerdo, la Eurocámara "quedará en manos de los conservadores y los extremistas". "Saber de dónde venimos no me interesa, lo que nos debe interesar es las propuestas que hacemos", ha asegurado Gozi. "Estamos en un momento decisivo. Tenemos el deber, el derecho y la responsabilidad de dar un futuro y esperanza a millones de ciudadanos europeos".

Dudas en ALDE


Macron, Rivera y Renzi han acelerado la creación de esta plataforma en los últimos días. La alianza pretende sumar toda una serie de partidos emergentes de centro que han surgido en varios países europeos. Son formaciones con buenas perspectivas electorales, pero sin representación institucional. La duda es si la familia liberal más tradicional, que agrupa a decenas de partidos del norte de Europa, aceptará integrarse en una candidatura tan marcada por el liderazgo de Macron.

La Alianza de Liberales y Demócratas Europeos (ALDE) es un grupo muy heterogéneo, en el que por ejemplo conviven dos formaciones antagónicas en España como son Ciudadanos y el PDeCAT. Los equilibrios en la familia liberal son complicados. 


                                                                                  JORGE SÁINZ   Vía VOZ PÓPULI