- Bruselas pondrá en marcha centros de retención de migrantes tanto dentro de la UE como en países de África.
- Pedro Sánchez asegura que España y Marruecos recibirán más ayudas de Bruselas para afrontar la presión migratoria.
Han sido trece horas y media de negociaciones maratonianas, a menudo caóticas y tensas. Los jefes de Estado y de Gobierno han discutido personalmente hasta los puntos y las comas de tres borradores diferentes de acuerdo. Ha habido vetos sucesivos de Italia y Hungría. Finalmente, a las 4:34 de la madrugada, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, anunciaba en Twitter la fumata blanca.
La UE ha alcanzado este viernes un acuerdo de
mínimos para hacer frente a la presión migratoria, pero sobre todo
para salvar los problemas políticos que han vivido en las últimas semanas Italia por un lado y Alemania por el otro. Pero el precario compromiso logrado se basa en una solidaridad a la carta: cada
país miembro podrá elegir si acepta o no acoger a refugiados y
demandantes de asilo, si ayuda o no a los países fronterizos más
afectados por la presión migratoria.
"No es el mejor de los acuerdos,
pero es un acuerdo importante que camina en la dirección de dar una
perspectiva europea a un desafío que es europeo como el de la
inmigración", admitía el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez,
al término de la reunión. En todo caso, Sánchez se da por satisfecho
porque sale de la cumbre con el compromiso del resto de socios, escrito
en las conclusiones, de proporcionar más ayuda financiera a España y Marruecos para frenar la presión migratoria en el Mediterráneo Occidental. No obstante, no se concretan cifras.
Los líderes europeos han pactado en primer lugar
blindar las fronteras exteriores de la UE y redoblar los esfuerzos
para reducir la llegada de migrantes. Se impone la política de mano dura contra la inmigración que propugnan los países del Este y el nuevo Gobierno populista de Italia. "Tenemos la voluntad de proteger mejor nuestras fronteras", ha dicho el presidente francés, Emmanuel Macron.
También hay consenso en la necesidad de reforzar la
cooperación con los países de origen y de tránsito para impedir las
salidas. Pero la principal novedad que sale de la cumbre es la voluntad de crear campos de retención de migrantes tanto dentro de la UE como en los países de África. El objetivo es hacer imposible que lleguen a la Europa Central.
Campos de refugiados en la UE y en África
Los centros en África se pondrán en marcha en colaboración con ACNUR y la Organización Internacional para las Migraciones.
Los líderes europeos pretenden eliminar así los incentivos para
embarcarse en viajes peligrosos y prevenir las muertes en el
Mediterráneo, destruyendo al mismo tiempo el modelo de negocio de los
traficantes. Estas denominadas "plataformas de desembarque"
deben distinguir las diferentes "situaciones individuales" respetando el
derecho internacional y "no crear un efecto llamada", dicen las
conclusiones. No se nombra a ningún país, aunque en Bruselas se habla de
Marruecos, Argelia, Túnez, Egipto y Libia.
Los líderes europeos han respaldado además la
propuesta de Macron y Sánchez de crear campos "controlados" de
migrantes dentro de la UE, que estarían gestionados y financiados por
Bruselas. Allí se internaría a las personas que consigan llegar
de forma irregular a territorio comunitario. De lo que se trata es de
separar a los refugiados de los inmigrantes económicos. Los segundos
serán repatriados a sus países de origen también con dinero europeo,
mientras que los demandantes de asilo se repartirán entre los Estados
miembros.
Pero las conclusiones dejan muy claro que el establecimiento de estos campos de internamiento debe ser una iniciativa voluntaria
de los Estados miembros afectados. Ni España ni Grecia quieren hacerlo,
mientras que el Gobierno populista italiano lo debatirá en las próximas
semanas, según ha dicho su primer ministro, Giuseppe Conte. También
será voluntario el reparto de los demandantes de asilo. De hecho, el significado del concepto de voluntariedad ha centrado buena parte de los debates del Consejo Europeo.
Italia y Polonia, satisfechas
Este compromiso de mínimos ha permitido que todas
las partes enfrentadas clamen victoria. En primer lugar, los países del
Este. El primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, ha asegurado que su país ha logrado sus principales objetivos. Por un lado, dejar claro que la reubicación de migrantes desde los centros en la UE será siempre "voluntaria".
Por otro lado, poner negro sobre blanco que cualquier acuerdo para
crear un sistema permanente de cuotas debe aprobarse por unanimidad y no
por mayoría cualificada. Polonia y el resto de países del grupo de
Visegrado -Hungría, República Checa y Eslovaquia- mantienen su rechazo
frontal al reparto obligatorio que propugnaba Alemania y la Comisión.
También ha celebrado el acuerdo el primer ministro italiano. "Ha sido una negociación larga, pero desde hoy Italia ya no está sola",
ha proclamado Conte. A su juicio, las conclusiones reconocen el
principio de que cualquier persona que desembarca en Italia, desembarca
en Europa. El Gobierno de Roma ve además positivo el llamamiento que
hace la UE a los buques de rescate de las ONGs que operan en el Mediterráneo para que no obstruyan las operaciones de la guardia costera libia.
Finalmente, al primer ministro italiano le satisface que se mantenga
vivo el debate sobre las cuotas, aunque las conclusiones no fijan ningún
plazo para cerrar un acuerdo.
Por su parte, la canciller Angela Merkel ha
considerado "positivo" el compromiso, aunque ha admitido que todavía
persisten divisiones en el seno de la UE en materia de política
migratoria. "Aún tenemos mucho trabajo que hacer para acercar los
diferentes puntos de vista", asegura. Merkel es la líder con problemas que obtiene menos resultados tangibles del Consejo Europeo,
más allá de un compromiso vago para frenar los "movimientos
secundarios" de demandantes de asilo entre Estados miembros. No
obstante, el primer ministro griego, Alexis Tsipras, ya le ha prometido
su colaboración y otros países podrían sumarse en acuerdos bilaterales.
Vetos cruzados de Roma y Budapest
La reunión comenzaba a primera hora de la tarde del jueves con una sacudida por el veto inesperado y temprano de Roma a las conclusiones de la cumbre. "Italia
ya no necesita palabras y declaraciones de solidaridad, necesitamos
hechos concretos", reclamaba Conte al resto de líderes europeos. La
maniobra de Italia obligó a alterar la agenda del Consejo Europeo y a
suspender la rueda de prensa prevista de los presidentes de la Comisión,
Jean-Claude Juncker, y del Consejo, Donald Tusk.
A primera hora de la noche, el equilibrio de fuerzas en la cumbre dio un vuelco gracias al pacto entre el primer ministro italiano y el presidente francés.
El acuerdo entre París y Roma se basaba en los campos de migrantes
cerrados en la UE y en el reparto de los refugiados entre una coalición
de países voluntarios. Hasta una docena de Estados miembros se sumaron a
esta iniciativa. Conte se mostraba dispuesto a desbloquear la cumbre.
Pero en ese momento saltaba el veto de los países de Visegrado y en particular del primer ministro húngaro Viktor Orbán.
Hungría no quiere centros de migrantes en la UE, por considerar que
provocan un efecto llamada. Y cualquier intento de reparto de
demandantes de asilo le parece anatema. Así que las siguientes horas de
la madrugada se dedicaron a ofrecer a los países del Este garantías reforzadas sobre el carácter voluntario de estas medidas, hasta que pudo cerrarse el acuerdo.
"Ha triunfado la cooperación europea frente
al no acuerdo o las decisiones nacionales, que no habrían sido ni
eficaces ni sostenibles", se ha felicitado Macron. "Muchos
pronosticaban que el acuerdo sería imposible, que se impondrían las
soluciones nacionales. Pero hemos logrado una solución europea", resalta
el presidente francés.
JUAN SANHERMELANDO Vía EL ESPAÑOL
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