Ana Muñoz, vicepresidenta de la RFEF, llamó a Luis Rubiales a petición del director general del Real Madrid para frenar la destitución de Lopetegui: ¿violó los estatutos su presidente?
Luis Rubiales, presidente de la RFEF, justo antes de anunciar la destitución de Julen Lopetegui en Krasnodar. (EFE)
"A mí me hubiera gustado que Rubiales hiciera las cosas de otra manera", respondió Julen Lopetegui cuando durante su presentación como entrenador del Real Madrid le
preguntaron si, en vista de lo que había sucedido, nada menos que ser
destituido del cargo de seleccionador, hubiera hecho algo de otra forma.
Por más que su decisión de aceptar la oferta de un club a las tres
semanas de haber renovado su contrato con la Federación Española de Fútbol (RFEF), y no digamos ya hacerlo a tres días de que España debutara en el Mundial de Rusia, sea criticable, es evidente que, según se van atando cabos, la gran traición fue la de Luis Rubiales a Lopetegui.
Después de que su 'amigo' Florentino Pérez le telefoneara para informarle de que había llegado a un acuerdo con el seleccionador español para que entrenara al Madrid una vez terminada su participación en el Mundial, la RFEF emitió un comunicado en el que decía que había estado "en todo momento en contacto con el Real Madrid y al tanto de las negociaciones de nuestro entrenador con su futuro equipo", confirmaba "la rescisión del contrato del seleccionador nacional, una vez finalice la participación de España en el Mundial de Rusia" y deseaba a Julen "la mejor de las suertes en su nueva etapa". Por último, en esta primera nota oficial de la RFEF, que llegó media hora después de que el Real Madrid anunciara en otra la contratación del guipuzcoano, se pedía "el máximo respeto para mantener la normalidad en la concentración de la selección nacional a las puertas de nuestro debut en el Mundial ante Portugal".
Sin embargo, Rubiales dijo en la comparecencia de prensa del día después que "nos hemos visto obligados a prescindir del seleccionador nacional", con el argumento de que "me enteré cinco minutos antes. Hubo dos llamadas y sí que pedí que no se hiciera nada, que me cogía un avión y volvía de Moscú (...). Después intenté hablar, no fue posible, ya se estaba hablando con los jugadores y se estaban dando pasos que había pedido que no se dieran".
El expresidente de AFE, uno de los dos sindicatos de futbolistas que hay actualmente en España,
aseguró que daba prioridad a "los valores de la federación española"
antes que a la situación deportiva. Sinceramente, no sé a qué valores se
refería 'Rubi', como ha pedido a los empleados de la RFEF que le
llamen. La institución que ahora preside, pero de la que lleva años
formando parte como miembro de la junta directiva de Ángel María Villar, no ha sido precisamente un ejemplo de valores.
Como ya se ha contado desde el mismo día de autos, el propio capitán de la Selección y también del Real Madrid, Sergio Ramos, intentó frenar junto a otros compañeros la destitución de Lopetegui. Pero los intentos del club blanco por evitar que Rubiales fulminara a Julen no se quedaron ahí. "No hay ni un solo argumento que justifique que Julen no se siente en el banquillo de la Selección", dijo Florentino en la presentación de Lopetegui. Es por ello que su director general, José Ángel Sánchez, telefoneó a la Ciudad del Fútbol de Las Rozas en busca de ayuda. Concretamente, llamó a la recientemente nombrada vicepresidenta para asuntos de integridad.
Ana Muñoz, que hizo un gran labor al frente de la Agencia Española de Protección de la Salud en el Deporte (AEPSAD) y después brilló con luz propia como directora general del Consejo Superior de Deportes (CSD), es una de las tres mujeres que han entrado a formar parte de la nueva junta directiva de la RFEF —las otras dos son la árbitra María Dolores Martínez y la ex jefa de prensa de Cristina Cifuentes Marisa González—. El caso es que Muñoz telefoneó a Rubiales, pero no pudo hacerle cambiar de opinión, pues para entonces Rubi debía de estar demasiado contaminado por quienes opinaban que lo que había pasado no lo podía consentir, de ahí su brusco giro, y donde había dicho que adelante —de qué si no el primer comunicado oficial de la RFEF—, ahora todo era indignación y mano dura.
La elección a dedo de los seleccionadores es algo que Villar estuvo saltándose a la torera desde 1998, cuando destituyó a su amigo Javier Clemente, precisamente el único al que sí dio el visto bueno la junta directiva. A partir de entonces, tanto José Antonio Camacho como Iñaki Sáez, Luis Aragonés y Vicente del Bosque fueron nombrados por cuenta y riesgo del expresidente, lo mismo que sucedió cuando eligió a Julen Lopetegui, ahora destituido por Luis Rubiales, más que a dedo, de una patada que para algunos habrá sonado a puñetazo en la mesa y para a otros a pataleta.
"¡Que lo crucifiquen, que lo crucifiquen!", pidió el populacho a Poncio Pilatos después de que el gobernador de Judea sentenciara a muerte a Jesús. "Échalo, échalo", es lo que una voz, o voces, debió de decirle a Luis Rubiales para que el imberbe presidente de la RFEF cambiara drásticamente su opinión con respecto al fichaje de Julen Lopetegui por el Real Madrid y se cargara al seleccionador a dos días de empezar el Mundial de Rusia y en una esperpéntica rueda de prensa celebrada en la para siempre ya recordada Krasnodar.
KIKE MARÍN Vía EL CONFIDENCIAL
Después de que su 'amigo' Florentino Pérez le telefoneara para informarle de que había llegado a un acuerdo con el seleccionador español para que entrenara al Madrid una vez terminada su participación en el Mundial, la RFEF emitió un comunicado en el que decía que había estado "en todo momento en contacto con el Real Madrid y al tanto de las negociaciones de nuestro entrenador con su futuro equipo", confirmaba "la rescisión del contrato del seleccionador nacional, una vez finalice la participación de España en el Mundial de Rusia" y deseaba a Julen "la mejor de las suertes en su nueva etapa". Por último, en esta primera nota oficial de la RFEF, que llegó media hora después de que el Real Madrid anunciara en otra la contratación del guipuzcoano, se pedía "el máximo respeto para mantener la normalidad en la concentración de la selección nacional a las puertas de nuestro debut en el Mundial ante Portugal".
Julen Lopetegui, entre la soberbia de Florentino y las mentiras de Rubiales
Sin embargo, Rubiales dijo en la comparecencia de prensa del día después que "nos hemos visto obligados a prescindir del seleccionador nacional", con el argumento de que "me enteré cinco minutos antes. Hubo dos llamadas y sí que pedí que no se hiciera nada, que me cogía un avión y volvía de Moscú (...). Después intenté hablar, no fue posible, ya se estaba hablando con los jugadores y se estaban dando pasos que había pedido que no se dieran".
Como ya se ha contado desde el mismo día de autos, el propio capitán de la Selección y también del Real Madrid, Sergio Ramos, intentó frenar junto a otros compañeros la destitución de Lopetegui. Pero los intentos del club blanco por evitar que Rubiales fulminara a Julen no se quedaron ahí. "No hay ni un solo argumento que justifique que Julen no se siente en el banquillo de la Selección", dijo Florentino en la presentación de Lopetegui. Es por ello que su director general, José Ángel Sánchez, telefoneó a la Ciudad del Fútbol de Las Rozas en busca de ayuda. Concretamente, llamó a la recientemente nombrada vicepresidenta para asuntos de integridad.
La vicepresidenta... y de integridad
Ana Muñoz, que hizo un gran labor al frente de la Agencia Española de Protección de la Salud en el Deporte (AEPSAD) y después brilló con luz propia como directora general del Consejo Superior de Deportes (CSD), es una de las tres mujeres que han entrado a formar parte de la nueva junta directiva de la RFEF —las otras dos son la árbitra María Dolores Martínez y la ex jefa de prensa de Cristina Cifuentes Marisa González—. El caso es que Muñoz telefoneó a Rubiales, pero no pudo hacerle cambiar de opinión, pues para entonces Rubi debía de estar demasiado contaminado por quienes opinaban que lo que había pasado no lo podía consentir, de ahí su brusco giro, y donde había dicho que adelante —de qué si no el primer comunicado oficial de la RFEF—, ahora todo era indignación y mano dura.
La elección a dedo de los seleccionadores es algo que Villar estuvo saltándose a la torera desde 1998, cuando destituyó a su amigo Javier Clemente, precisamente el único al que sí dio el visto bueno la junta directiva. A partir de entonces, tanto José Antonio Camacho como Iñaki Sáez, Luis Aragonés y Vicente del Bosque fueron nombrados por cuenta y riesgo del expresidente, lo mismo que sucedió cuando eligió a Julen Lopetegui, ahora destituido por Luis Rubiales, más que a dedo, de una patada que para algunos habrá sonado a puñetazo en la mesa y para a otros a pataleta.
Clemente, el último seleccionador español que no fue elegido a dedo por Villar
"¡Que lo crucifiquen, que lo crucifiquen!", pidió el populacho a Poncio Pilatos después de que el gobernador de Judea sentenciara a muerte a Jesús. "Échalo, échalo", es lo que una voz, o voces, debió de decirle a Luis Rubiales para que el imberbe presidente de la RFEF cambiara drásticamente su opinión con respecto al fichaje de Julen Lopetegui por el Real Madrid y se cargara al seleccionador a dos días de empezar el Mundial de Rusia y en una esperpéntica rueda de prensa celebrada en la para siempre ya recordada Krasnodar.
KIKE MARÍN Vía EL CONFIDENCIAL
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