Soraya y Cospedal
EFE
Tras la operación “Entronizar al soldado Sánchez” en la
presidencia del Gobierno, indiscutible éxito de crítica y público, tan
coronada ella de fuegos artificiales y brindis al sol, llega a nuestras
pantallas, de la misma acreditada factoría “Generación del 78”, la
operación “Rescatar al PP de las tinieblas” con unas primarias muy
mediáticas, televisión a tope, dosieres, venenos, y ensangrentadas
cabezas purasangre entre inmaculadas sábanas blancas, película cuyo
papel estelar van a desempeñar dos señoras que durante años han puesto
su leal saber y entender al servicio de arruinar al partido, llevarlo al
borde del precipicio para despeñarlo cual modernas Thelma y Louise,
y que ahora, oh milagro, se presentan como salvadoras, milagreras
sacerdotisas dispuestas a rescatar el navío del fango después de haberlo
hundido, siempre a las órdenes, siempre de rodillas, obedientes hasta
ruptura de mandíbula, del gran chamán de la derecha conservadora, el
tipo que ha sido capaz de algo tan inédito en la moderna historia
europea como regalar el Gobierno de España a un intrépido don nadie de
la izquierda radical.
Y ahí están las dos amazonas anunciando lucha de titanes o
titanas, ahora que se lleva lo del género, dispuestas a despedazarse en
la arena para que del barro surja de entre las aguas la diosa de la
primavera, el nacimiento de Venus tal como lo imaginó Botticelli en los
Uffizi florentinos, la ninfa redentora dispuesta a rescatar del albañal
de la corrupción a un partido que hace apenas siete años recibió casi 11
millones de votos y al que la ineptitud, la falta de principios, la
cobardía congénita y una insoportable arrogancia han conducido a una
situación de muerte súbita o casi. Pero aquí están ellas, las
corresponsables del desastre, dispuestas a apuntarse para el boca a boca
al cadáver, y uno no sabe si admirar su osadía o denigrar su falta de
vergüenza, porque ambas dos, sobreactuadas Thelma y Louise, deberían
haber dimitido algo así como medio minuto después de que lo hiciera su
amo y señor, el tipo al que jamás levantaron la voz, el tipo cuyos
groseros errores, cuya falta de patriotismo, cuya voluntad de dolce far niente alentaron y apoyaron y anudaron con su fraternal abrazo estas sus hijas adoptivas enfrentadas a muerte.
Decidieron salir en tromba, para neutralizarse, dispuesta la una a morir abrazada a la otra con tal de que ninguna logre alcanzar la tierra prometida
Ambas dieron ayer el paso, después de que el candidato gallego, el Bratt Pit
de esta película, el chulo capaz de poner una floristería a Thelma y
Louise y retirarlas de la política, apearlas de esta guerra fratricida,
nos ofreciera otro de esos bochornosos espectáculos, llanto impostado al
canto, a los que tan acostumbrados estamos últimamente. Núñez Feijóo fue anteayer nuestro Pepe Isbert dispuesto a protagonizar la última reedición de “Bienvenido, Mister Marshall”,
y como alcalde vuestro que soy os debo una explicación, y esta
explicación que os debo… y traguito para superar el trance, porque
sabéis de mi compromiso con el PP, y agua va, y el gran partido que es
el PP, y agua viene, y la explicación que os debo que no acaba de
llegar, hasta que llegó la lágrima, de eso se trataba, porque eso
impresiona ahora mucho al gentío, hombres como castillos rompen a llorar
en televisión por cualquier futesa sin el menor recato, hasta que
nuestro Pepe Feijóo soltó la bomba, me quedo en
casa, que os den, que os metáis Génova por donde os quepa, es el “yo la
amaba. Sí. Mas con lo que habéis osado, imposible la hais dejado para
vos y para mí” que don Luis Mejía le dice al Tenorio, que es lo que Mariano les ha dicho a los afiliados del PP: os he dejado un partido tan guapo, tan alicatao hasta el techo, que no lo arregla ni la madre que lo parió.
Y
entonces decidieron ellas salir en tromba, para neutralizarse,
dispuesta la una a morir abrazada a la otra con tal de que ninguna logre
alcanzar la tierra prometida. Cospedal se
refugió en el PP de Castilla-La Mancha para soltar un dizque discurso en
el que hubo mucho jabón a Mariano, insólito, mucha recopilación de los
hechos y dichos, las obras completas de esta esforzada abogada del
Estado con serias dificultades para empatizar, y de postre, una buena
ración de autobombo de “responsabilidad, humildad, ilusión, confianza,
sentido del deber, llamada al servicio, experiencia” y un sinfín de
sedicentes virtudes en un parlamento falto del más elemental hilo
conductor ideológico, porque el PP, el de Mariano y el de sus “muñecas
asesinas”, es la “tecnocracia”, es decir, la nada con gaseosa, el
desierto de las ideas, la ausencia de cualquier pensamiento capaz de
elevar el discurso. Cero patatero. Pero, eso sí: “Estoy preparada”
(sic). Tan preparada está que el jueves 31 de mayo acompañó a Mariano en
la timba del Club 31, whisky va, whisky viene, sírveme uno con mucho
hielo, Carmen querida, en uno de los
episodios más vergonzosos que se recuerdan en la historia parlamentaria
española, mientras en el Congreso se discutía el destino de este país
para un buen montón de años. Y esta señora, María Cristina, nos quiere
gobernar.
Montoro y Nadal apoyan a Soraya
Una
hora después apareció doña Soraya, rodeada de una nube de alcachofas
que la tapaban en modo manta zamorana. Y allí soltó la señora, abogada
del Estado también, en realidad “abogados contra el Estado”, un breve
parlamento que llevaba aprendido, opositora que es una, ya se sabe, que
desde el punto de vista ideológico resultó más pobre aún, más romo, que
el de Cospedal, que ya sabemos que las obras completas de Sáenz de Santamaría
caben en un pañuelo lleno de mocos. Y ¿qué piensa esta mujer? ¿Qué idea
tiene del Estado? ¿Qué proyecto para el futuro de España? ¿Alguna idea
liberal en el magín? Nadie lo sabe, misterio, que lo suyo estos años ha
sido pastorear a los grandes grupos de comunicación, investida del mayor
poder que mujer alguna haya tenido en nuestra democracia. Como
ejecutiva, es de señalar, sin embargo, el extraordinario éxito cosechado
por su gestión en la crisis catalana, territorio donde ejerció de
virreina para que el golpista Junqueras le
masajeara la hombrera en señalada ocasión, y tanto ha sido el éxito que
ella sola ha conseguido acabar con el separatismo, hasta el punto de
haber convertido Cataluña en un remanso de paz donde los no
nacionalistas pueden, gracias señora, salir a la calle a cuerpo gentil y
sin miedo a ser insultados. De modo que doña Soraya tiene todas las
cartas en la mano. Como remate de fiesta, la doña cuenta con el apoyo de
Montoro y de Álvaro Nadal, de los Nadal de toda la vida, listísimos, lo que sin duda es un puntazo.
Dicen que Mariano si pudiera votaría a Soraya, no les digo más. Este es el panorama que el PP ofrece hoy desde la cubierta de esta España en riesgo de desguace. Dos señoras que han participado activamente en la demolición del proyecto político del centro derecha español, aspiran a empotrarse como solución al problema. Oír los parlamentos de ambas sin que ninguna haya tenido el rasgo de dignidad de empezar por pedir perdón, perdón a los españoles de centro derecha por haber consentido en silencio estos años la obra de demolición de un pusilánime capaz de colocar España en el foso de los leones, es de una radical inmoralidad. No sé lo que harán los militantes a corriente de pago –si es que hay alguno- del Partido Popular, pero resultaría un contrasentido inimaginable que eligieran para abordar el futuro a alguien que acompañó la tierra quemada del pasado. Esos militantes tienen una alternativa en Pablo Casado, si es que la secta de los hashashin que maneja los dosieres de Soraya desde la fortaleza del Alamut no se lo carga antes. Es el PP que ha dejado Mariano. La herencia Rajoy: “PP, Luci, Bom y otras chicas del montón”. Una surrealista casa de citas, donde van a volar hostias como panes. ¿Estamos asistiendo a los estertores del PP?Resultaría un contrasentido que los militantes del PP eligieran para el futuro a quien acompañó la tierra quemada del pasado
JESÚS CACHO Vía EL CONFIDENCIAL
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