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jueves, 21 de junio de 2018
Cataluña enciende un agrio debate entre 50 catedráticos
Los académicos no solo discrepan
sobre la solución de la crisis catalana sino también sobre su origen, en
una actitud que recuerda a la de los partidos políticos
Ilustración: RAÚL ARIAS
Las posturas sobre Cataluña y una posible reforma constitucional para
resolver su crisis de 'encaje' en España han provocado un agrio debate
entre medio centenar de catedráticos de distintas disciplinas y más de
70 profesores y personalidades públicas, que ha pasado desapercibido
pero que es un asunto de importancia. Los términos de la cuestión se han
sustanciado en dos manifiestos, breves y muy incisivos, el primero
titulado 'Renovar el pacto constitucional' (difundido en 'Público' el pasado día 11),
suscrito por 23 catedráticos que propugnan una reforma de la
Constitución de corte federal y en el que explican las graves
responsabilidades contraídas por el Tribunal Constitucional
por su sentencia sobre el Estatuto catalán de 2006, y el segundo, bajo
el rótulo de 'Renovar el pacto constitucional: ¿con qué fin?' ('El Mundo' del pasado día 14), firmado por otros 24 catedráticos y en el que se refutan las tesis del anterior.
El
primero de los manifiestos se queja de que el independentismo catalán
“ha encontrado el repliegue estatal como única respuesta” e insta a
hacer “autocrítica”. Tras asegurar que habría que modificar la Carta
Magna para federalizar España y así acomodar “las reivindicaciones de
carácter identitario”, sitúa el origen del conflicto catalán en la sentencia del TC 31/2010 que resolvió el recurso interpuesto por el PP. Sostienen los firmantes que la ciudadanía “se sintió engañada” y que el alto tribunal “impuso una visión unilateral del pacto constitucional”.
A partir de ello, dicen, el "Título VIII de la Constitución quedó
herido de muerte". Califican de “pésima” la gestión tanto de la crisis
catalana como de la económica, y acusan al Estado de prácticas de
recentralización, de tal manera “que todo camina hacia atrás”, y ponen
como ejemplo la sentencia del TS de Canadá sobre Quebec como referente
de una posible solución.
Este primer manifiesto está firmado por notables catedráticos adscritos a la izquierda (alguno,
al nacionalismo vasco y catalán), como Javier Pérez Royo, Julián
Casanova, Carmen Pena, Daniel Innerarity, José Luis Villacañas, Fernando
Vallespín, Victoria Camps y Joan Botella, entre otros, a los que
acompañan las firmas de 36 profesores y personalidades entre quienes se
encuentran algunos con proyección mediática como Antón Losada, Jordi
Amat, Francesc Arroyo y, sobre todo, Máriam Martínez Bascuñan,
recientemente nombrada directora de opinión del diario 'El País'. En
total, son 59 los firmantes.
Unos
cargan sobre la sentencia del TC acerca del Estatuto la
responsabilidad, y otros sobre la labor de nacionalización que se ha
registrado en Cataluña
El manifiesto de respuesta
lo firman 24 catedráticos y 36 profesores y personalidades, y contesta
rotundamente el texto del que discrepan “claramente en su diagnóstico”.
Niegan que los “territorios tengan identidad” y también la “humanización
de los territorios”, porque “oscurecen a una parte de la población”, la
que no comulga con las tesis nacionalistas. Aseguran que Cataluña
“asume competencias propias de los estados federados”. Pero, sobre todo, “discrepan abiertamente” sobre la responsabilidad del TC
en la crisis de Cataluña y añaden que acusar a este organismo “sería
borrar de un plumazo las décadas de lluvia fina nacionalista que se
evidencia en tantos documentos como el conocido `Programa 2000”. Por
fin, califican de “inaudito” que sus colegas discrepantes imputen al
Constitucional “actuar de manera involucionista”. En el final del
manifiesto, estos académicos piden también que se aborden los
“privilegios fiscales de las regiones más ricas o el derecho de los
castellanohablantes a vivir en su lengua en cualquier punto del Estado”.
Este
manifiesto de respuesta está suscrito por catedráticos como Javier
Arenas, Javier Fernández Sebastián, Carlos Fernández Casadevante, Juan
Francisco Fuentes, Juan Antonio García Amado, Araceli Mangas, Gustavo
Raúl de las Heras, Antonio Jiménez Blanco, Luis Miguez Macho, Carlos
Ruiz Miguel, Juan Santamaría Pastor y Mauricio Suárez, entre otros. Y es
secundado por personalidades de proyección mediática como Fernando
Savater, Félix de Azúa, Carlos Martínez Gorriarán, Félix Ovejero Lucas o
Andrés Trapiello, todos ellos especialmente críticos con la deriva que ha supuesto el 'procés' separatista en Cataluña.
Lo
que llama la atención es que ninguno de los dos manifiestos formula una
crítica certera sobre los comportamientos desleales de los
independentistas
Aunque el debate entre los académicos no ha quebrado en ningún momento la corrección y el respeto mutuo, lo cierto es que las posiciones son tan radicalmente encontradas
como las de los partidos políticos, lo que lanza, en opinión de algunos
de los firmantes consultados, “un mensaje muy preocupante”, porque la
discrepancia no es solo sobre las posibles soluciones a la crisis
catalana sino también sobre las causas que la originaron. Unos cargan
sobre la sentencia del TC acerca del Estatuto la principal
responsabilidad, y otros lo hacen sobre la labor de nacionalización que
se ha venido registrando en las últimas décadas en Cataluña.
Lo
que llama poderosamente la atención es que ninguno de los dos
manifiestos —en los que algunas fuentes perciben también una emulación
académica— formula una crítica certera sobre los comportamientos
desleales de los independentistas, que tuvieron su peor exponente en las
llamadas 'leyes de desconexión' del 6 y 7 de septiembre del pasado año.
Doble preocupación: por el enfrentamiento de tesis y por el olvido de los comportamientos radicales que
nos han llevado a la actual situación. Si el mundo académico está tan
dividido en el asunto de Cataluña, no es extraño que el político lo esté
aún más.
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