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sábado, 2 de junio de 2018

Optimista, crítica y 'asesora': Begoña, mucho más que la mujer del presidente

Se enfundó la americana roja para asistir al Congreso. Podría desempeñar un papel activo desde la Moncloa. Le interesa la vida pública. Siempre dijo que quedaba mucho camino


Pedro Sánchez y Begoña Gómez. (Gtres)


Acudió el viernes para ver a su marido, Pedro Sánchez, convertirse en el séptimo presidente de España de la democracia. Begoña Gómez nació en Bilbao aunque se crio en León y no es muy partidaria de hablar de la edad, siempre ha estado en los días importantes de la carrera política de su marido. Ocupó un asiento en la tribuna de invitados del Congreso junto a sus suegros, Magdalena y Pedro, y su cuñado, David. Siguió con atención cada movimiento dentro del hemiciclo, enfundada en una americana roja. El color de la suerte, el de los socialistas y el que ha usado en tantos días señalados.

Ya lo hizo en las elecciones generales de diciembre de 2015, las primeras a las que Sánchez se presentó, tanto de día para votar como de noche para celebrar. También lo llevó puesto en el arranque de aquella campaña tan decisiva en pleno auge de nuevos partidos, en un acto en el que el matrimonio se coronó oficialmente como los 'Obama españoles' tras aparecer juntos, de la mano, con una bandera nacional a su espalda. Sonrientes, decididos. A Begoña Gómez le interesa la política, la vida pública y, probablemente, podría desempeñar un papel activo y de cierta relevancia desde el Palacio de la Moncloa, a diferencia de sus antecesoras, sobre todo, Elvira Fernández, que siempre ha peleado por mantenerse en un segundo plano y alejarse de la esfera mediática.


Es cierto que durante los últimos meses ha estado en la sombra, especialmente en el periodo de convulsión interna en el Partido Socialista, cuando a su marido le daban por muerto políticamente... y terminó por renacer de sus propias cenizas. Ese segundo plano ha formado parte de una estrategia medida y calculada por el círculo más cercano a Sánchez, desde el partido. La sobreexposición que tuvo en un principio Begoña, antes de las elecciones de 2015, recibió críticas de adversarios y propios. Un ejemplo fue el debate de los cuatro candidatos días antes del 21-D, cuando ella le acompañó al plató de televisión. Su aparición en mítines y otros actos también sorprendieron.


La mujer del secretario general del PSOE Pedro Sánchez, Begoña Gómez. (EFE)
La mujer del secretario general del PSOE Pedro Sánchez, Begoña Gómez. (EFE)

Muchos asociaron aquellos comentarios a la falta de costumbre de que las mujeres de los presidentes —porque, de momento, ninguna ha alcanzado la presidencia ni tampoco la ha disputado— tengan un papel destacado por esa condición, como ocurre en Estados Unidos, por ejemplo. En España, efectivamente, la "primera dama" es la Reina y la familia de los presidentes del Gobierno no juegan un rol destacado.

Aun así, las apariciones públicas que ha hecho hasta el momento dejan claro que ella constituye el gran pilar de Pedro Sánchez a todos los niveles. En lo personal —como puede parecer más obvio— y en lo profesional. Le asesora y aconseja sobre cualquier asunto y siempre se ha ocupado de recordarle que aún quedaba mucho camino. Desde este 1 de junio, se lo repetirá cada día que vea dudas. Y lo hará con hechos en la mano y el resultado de una moción de censura histórica. Ella no necesita desvincularse de ese término que molesta a cualquier feminista como ella, "mujer florero". No le hace falta. Cualquiera que la conozca sabe que está muy lejos de cualquier concepto similar.
Su optimismo y espíritu crítico son, probablemente, las facetas que más la definen. Lo dijo el propio Sánchez en una entrevista de televisión con Bertín Osborne, al reconocer que a menudo enfrentaba duras críticas por su parte. "Me da mucha caña", dijo. El nuevo presidente del Gobierno reconoció que "una cosa que le gusta mucho" de ella es que no se dedique a la política. Pero la vive igualmente. Critica los enfoques de las propuestas que su marido defiende si cree que son incorrectos, le comenta los puntos más flojos de las entrevistas que concede y le reprocha la ausencia de corbata si lo cree oportuno.


Begoña Gómez y Pedro Sánchez. (Gtres)
Begoña Gómez y Pedro Sánchez. (Gtres)

Además de asesora y madre, la mujer del presidente del Gobierno es alta directiva en Inmark Europa, compañía en la que lleva más de diez años. Estudió Marketing y está especializada en estrategias comerciales. Trabaja fundamentalmente con distintas ONG y grandes empresas. Precisamente, en las elecciones de 2015, Sánchez aseguró que ella seguiría trabajando en su misma empresa aunque ganara las elecciones. "En su empresa están preocupados porque no quieren que se vaya", explicaba en la misma entrevista. Entonces los Sánchez Gómez no llegaron a la Moncloa. Ahora sí lo han hecho y se abre una nueva etapa.

En el plano más personal, Sánchez y Gómez han tenido un firme objetivo: alejar a sus dos hijas Ainhoa, de trece años y Carlota, de once— de cualquier foco mediático. Las niñas son anónimas. Van a un colegio público en Pozuelo de Alarcón, municipio en el que residen desde hace años, y eso es lo único que se sabe. De lo que nunca ha dudado es de hablar sin tapujos sobre los inicios de su relación con su marido. "Fui con unas amigas a una fiesta y allí coincidimos con un grupo de amigos que me presentaron a Pedro. Fue un flechazo", explicó al periodista Jesús Calleja en una entrevista.
En eso, sin embargo, su marido discrepa. "Tuve que empeñarme muchísimo", relató el ahora presidente del Gobierno en su charla con Osborne hace días. Al final acabó mudándose al piso que ella tenía en La Latina. Se casaron poco tiempo después en una ceremonia civil en el Ayuntamiento de Madrid. Entonces eran más jóvenes y bailaban mucho, una de las grandes pasiones de Begoña.
La familia es para ambos el pilar de su vida. Sánchez reconocía también que "lo importante está en casa, aunque lo otro también lo es". El momento más duro para ella fue la pérdida de su madre, a la que estaba completamente unida. El titular podrá ser la mujer del presidente. Pero en la vida del presidente es mucho más. En casa, "Bego" y "mamá". En la Moncloa, aún está por ver.


                                                                            P. ESTEBAN   Vía EL CONFIDENCIAL

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