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sábado, 3 de febrero de 2018
El hundimiento de la Seguridad Social ha sido premeditado y mentiroso
Por si el Gobierno se ha quedado corto en la dosis de miedo que debía inocular a los pensionistas, en los últimos días hemos asistido a un bombardeo nada inocente sobre la supuesta quiebra de la Seguridad Social y la urgente necesidad de recortar las pensiones para que sea sostenible, según Juan Carlos Escudare, de el público.es algo inaudito y engañoso impropio de un Gobierno democrático que debería gobernar para los que menos tienen, entre ellos, ⅔ de los pensionistas con menos del SMI.
Fedea, la fundación auspiciada por el Ibex 35, que viene inculcando en los grandes medios de comunicación grandes reportajes sobre las bondades(?) de las llamadas “cuentas nocionales”, un sistema impuesto en países como Suecia, Polonia y Letonia que vincula la pensión a lo cotizado y lo distribuye en función de la esperanza de vida a la manera de un fondo privado.
Según la misma fuente, “por si el mensaje no había calado o por si la crisis catalana había distraído a los pensionistas hemos conocido un informe de la OCDE que describe el Apocalipsis y le pone fecha: 2050. En ese año, según las predicciones del organismo, seremos el segundo país más envejecido del mundo desarrollado tras Japón con 77,5 pensionistas por cada 100 habitantes. El corolario es evidente: si no se reforma el sistema, al que se califica como uno de los más generosos del mundo en términos relativos pese a que 5 millones de personas reciben importes inferiores al salario mínimo, el naufragio será inevitable”.
Entre tanto, se produce un nuevo sablazo a la hucha de las pensiones, reducida ya a un cerdito de barro, aunque, para no pasar a la historia como el Gobierno que se fundió 67.000 millones del Fondo de Reserva de una tacada, Moncloa ha intenta demorar lo inevitable: así para pagar la extra de diciembre a los pensionistas utilizará sólo 3.500 millones de la manga y lo que falta con un crédito de Hacienda.
Produciendo un déficit estructural de 15.000 millones al año, pese a haber establecido en la última reforma un mecanismo que impide la revalorización de manera que los pensionistas financian parte del agujero a costa de perder poder adquisitivo.
Asimismo, “se han modificado las condiciones de los planes privados por si a alguien le da por picar en el tocomocho.
El desvalijamiento de la Seguridad Social ha sido premeditado, el resultado obvio de aminorar los ingresos y multiplicar los desembolsos. No ha sido un producto de la crisis ya que en los primeros años, durante su etapa más virulenta, el sistema escapó del déficit y no fue necesario recurrir a las reservas. Se ha hecho que el crimen parezca un accidente”, según el público.es.
El déficit de 15.000 millones no es sino el resultado de la combinación de varios factores: Como señala Juan Carlos Escudare, en público.es
“el primero, el vaciamiento de la hucha, que en su mejor momento ofrecía réditos de hasta 3.000 millones al año.
El segundo, el uso de la Seguridad Social como pagador de las regalías gubernamentales, hasta el punto que de su caja han salido las bonificaciones y tarifas planas con las que, supuestamente, se animaba a la contratación y que han supuesto hasta 4.000 millones al año.
Paralelamente, se ha trasladado a la Seguridad Social quebrantos que han permitido a otros organismos públicos cuadrar sus cuentas. El ejemplo obvio es del Servicio Público de Empleo, que en tiempos cotizaba por los parados mayores de 52 años y ahora sólo lo hace por los mayores de 55 años y con bases inferiores.
Finalmente, la devaluación salarial impulsada por la reforma laboral ha provocado que el incremento de afiliados al sistema no redunde en mayores ingresos”.
La apariencia es la de un minucioso plan que aboca a la tijera, a la ampliación de la edad de jubilación y a la promoción del ahorro privado en beneficio de la banca, la que promociona las “cuentas nocionales”.
Una reforma debería impulsar los salarios, fomentar la natalidad –que se consigue con ayudasⁿ públicas reales y no con 100 euros por niño- y que valore la aportación de los inmigrantes.
Hablar de quiebra cuando las pensiones públicas en España representan un 11% del PIB frente al 13% de la media de la UE es la coartada de un atraco.
En otros artículos señalé muchos de los problemas de España, que si se arreglaran se solucionarían no sólo el problema de las pensiones, sino otros tantos problemas tan graves como el señalado.
Que desaparezcan los consejos asesores, que no asesoran nada y cobran una millonada al mes y no sé cuántos ceros añadir al año.
Engaños, insidias, mala política gubernamental, reformas laborales y del Sistema Público de Pensiones, gobernar para la banca, los oligopolios, poner escusas de mal pagador, vaciar la “hucha de las pensiones” en beneficio de unos pocos, señalar a la “crisis” todos los males del país es engañar? a la ciudadanía.
Ante los engaños, la premeditación calculada, el desgobierno para la mayoría y gobierno para los millonarios, son motivos suficientes para que organizaciones no gubernamentales, Plataformas de Yayoflautas, grupos de pensionistas y la Coordinadora Estatal en la Defensa del Sistema Público de Pensiones luchen, se organicen, reivindiquen por sus derechos, organicen manifestaciones, protestas, entre otras acciones, para defender sus derechos a unas pensiones dignas y que les permitan sus últimos años vivir sin problemas económicos.
JOSÉ AMESTOY ALONSO Vía DIARIO 16
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