Hasta el 20 de Diciembre algunos hemos venido predicando que se
aproximaba un desierto político en España. Un desierto todavía más
fuerte del que estábamos padeciendo con Mariano Rajoy. Inútilmente
algunos hemos intentado luchar contra el voto del miedo y del mal menor,
porque a mi juicio esto solo nos ha conducido al mal absoluto.
Pero no pretendo reprocharle nada a nadie, pues cada cual tiene su
puesto de servicio y cada cual sabrá si ha actuado de forma correcta o
no.
Por lo que a mi respecta tengo que pedir perdón por no haber sido
capaz de convencer a la sociedad, por no haber llegado a más personas y
por no haber tocado sus corazones. Pido perdón por todo aquello que pude
hacer de más y no hice.
Ahora bien, soy español y no puedo evitar acordarme de aquellos
antepasados míos que me enseñaron a no rendirme jamás y a pelear hasta
vencer o morir, sin saber que significa aquello de rendición. Estoy
hablando de Don Pelayo, El Cid, los tercios españoles, Blas de Lezo…
Así que no pienso rendirme, ni tirar la toalla. Toca levantarse de nuevo y seguir trabajando, seguir luchando por construir una sociedad
mejor y más justa. Ahora más que nunca, con ilusión y esperanza sigo
¡Adelante!
Pero es necesario hacer autocrítica antes de seguir luchando. Tenemos
que saber en qué hemos fallado, en qué estamos siendo un tanto
hipócritas y preguntarnos por qué no hemos llegado a las personas.
Todo aquél que me conoce sabe que nunca me he declarado ni de
izquierdas ni de derechas. Ni liberal ni conservador. Porque no creo en
esas etiquetas que lo único que consiguen es dividir más a la sociedad y
porque no lucho por ninguna ideología política. Lucho por las personas,
por los valores y principios, por la dignidad humana y por construir
una España mejor de la que recibí.
Creo que es evidente que en la situación actual no podemos pedir que
se defienda la vida, la familia o la unidad de España de forma
primordial, cuando son millones de personas las que se encuentran sin
trabajo, miles de familias que no llegan a final de mes y no dejan de
tener problemas, ya no para pagar algo tan elemental como pueden ser los
libros de texto de sus hijos. Sino que tienen que levantarse con la preocupación de ¿Qué le voy a poder dar de comer a mis hijos hoy?
Creo que no se puede pedir la unidad de España si no luchamos para
que España de comer a sus hijos, no podemos defender la vida ni la
familia si no estamos con las familias más necesitadas. En definitiva,
estoy diciendo que la lucha por la defensa de principios y valores
fundamentales tiene que pasar necesariamente por la defensa de la
Justicia Social y de la Dignidad Humana. Hay que defender estas banderas
(olvidadas por el discurso liberal-conservador) a pie de calle con
acciones reales y no con conferencias de grandes ponentes y tertulias de
actualidad (el café, copa y puro al que acostumbra la derecha).
Es la hora de ganarse los votos de las personas y dejar de pedirlos.
Es la hora de ganarse la confianza de esas personas que no tienen nada
que perder porque los políticos y las injusticias sociales se lo han
robado todo. Estas personas que se ven en la encrucijada de elegir entre
el olvido y la demagogia de Podemos.
Hay que actuar y estar en la calle, hay que luchar por una Justicia Social de verdad, sin populismos ni demagogias, hay que tocar los corazones de las personas y ganarse los votos, no pedirlos.
España no deja de pedir a gritos Justicia Social y esto no es hacer
demagogia como hacía Colau con discursos populistas, sino denunciar de
verdad la cantidad de injusticias reales que padecemos con acciones y no
con palabras. Como por ejemplo que las Comunidades Autónomas
subvencionan operaciones de cambio de sexo cuando hay niños que no
pueden comprarse material escolar, que el Senado despilfarra dinero en
gastos innecesarios de traducción cuando tenemos los comedores sociales
de cáritas a reventar, etc… Vuelvo a repetir, no basta denunciarlo con
palabras, hay que hacerlo con hechos y acciones desde ya.
Estoy convencido de que si le devolvemos a España la justicia social y
la dignidad humana. El aborto y la crisis de valores irá cayendo por su
propio peso poco a poco.
No pienso volver a fallar, no quiero tener que volver a llevarme las
manos a la cabeza a la hora de votar. Quiero sacar a España del desierto
y seguir adelante como bien he dicho antes.
Es por esto que no pienso cruzarme de brazos ni pienso esperar a que
haya elecciones o llegue la campaña electoral, toca comprometerse más.
Toca hacer sacrificios y echarle tiempo y horas extra además del
trabajo/estudio para exigir a los políticos con acciones y a pie de
calle lo que España clama a gritos: ¡Justicia Social y Dignidad Humana!
¡Adelante!
JOSÉ MANUEL MENÉNDEZ En su blog JUNTOS MEJORAMOS
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