Desde las pasadas elecciones catalanas, en los cuarteles generales de los dos grandes partidos se venía acariciando la idea de una gran coalición de Gobierno PP/PSOE después de las generales, como mal menor para conducir una legislatura inestable que puede acabar en un devastador tornado si la recuperación económica se tuerce. Los resultados conocidos este domingo pueden acabar abonando esta posibilidad, con un mayor margen de prosperar si Mariano Rajoy y Pedro Sánchez dejan sitio a otros protagonistas. El cara a cara entre ambos dejó huella y haría el entendimiento imposible. Con Soraya Sáenz de Santamaría y Susana Díaz, quizás otro gallo cantaría.
Ciertas voces del PSOE recordaban recientemente fuera del ruido de la campaña algunas de las reflexiones que el expresidente Felipe Gonzálezhizo en mayo apeándose de la iniciativa de esta gran coalición, en buena parte presionado por el mal ambiente que creaba dentro de su partido. La tesis de González era que si hubiera un pacto de Gobierno entre el PP y el PSOE, los socialistas cederían toda la alternativa de oposición a Podemos. Y en el caso de que fuera el PP el menos votado y abriera paso a un entendimiento con el PSOE, sería Mariano Rajoy quien estaría cediendo el camino de la hegemonía del centro derecha a Ciudadanos.Pero en privado, González opina otra cosa bien distinta, sobre todo si los dos principales partidos son capaces de pactar una legislatura con reformas básicas muy aquilatadas, entre ellas la constitucional.
El nuevo mapa parlamentario de la XI legislatura entierra, en parte, muchas de estas precauciones. Es verdad que Pablo Iglesias le ha pisado los talones a Pedro Sánchez, pero el partido de Albert Rivera ha irrumpido en la escena parlamentaria con mucha menos fuerza de la esperada.
Más actualidad tiene el pronóstico que hizo hace menos de seis meses el exvicepresidente Alfonso Guerra: “Si el PSOE pacta con el PP, desaparece como partido y si lo hace con Podemos, arruina a España”. Esta es, en parte, la difícil encrucijada a la que abocan ahora las urnas, alimentada por una secuencia en la que el bipartidismo ha quedado profundamente debilitado: PP y PSOE suman poco más del 50% del voto, frente al 73% de hace cuatro años y el 84% de 2008. Veremos.
FEDERICO CASTAÑO Vía VOZ POPULI
FEDERICO CASTAÑO
No hay comentarios:
Publicar un comentario