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lunes, 8 de mayo de 2017

Elecciones en Francia: Macron derrota al populismo y salva a Europa

Macron es un presidente sin diputados. Ha ganado la batalla contra Le Pen, pero la representante de los 'indignados' franceses toma un gran impulso para las legislativas de junio

El presidente electo de Francia, Emmanuel Macron, y su mujer, Brigitte Trogneux, celebran el resultado electoral en París. (Reuters)

Emmanuel Macron gana con holgura la batalla de la segunda vuelta a Marine Le Pen. Francia y, sobre todo, Europa respiran, pero la representante de los 'indignados' franceses toma un gran impulso para las legislativas de junio. La mayoría de las capitales europeas y las instituciones comunitarias durmieron anoche aliviadas. Las bolsas abrirán tranquilizadas, pero en Francia no se ha acabado el partido.
Macron se acostó como nuevo presidente electo de Francia y ya ha iniciado la jornada como jefe del partido que tiene que rematar su victoria dentro de un mes. El nuevo presidente no tendrá mucho tiempo para festejar su éxito. Tiene prohibida la resaca, porque deberá tener la mente clara para afrontar lo que se le viene encima. Ha obtenido la jefatura del Estado, pero sin un apoyo legislativo fuerte, su poder estará disminuido y sus proyectos dependerán de las eventuales alianzas con sus rivales de izquierdas o de derechas. Sabe, además, que en su 66,06% de votos hay mucho apoyo prestado, mucho gesto contra su rival.
Macron es un presidente sin diputados. Deberá convencer de nuevo a los franceses de otorgarle una mayoría en una Asamblea compuesta por 577 escaños. Y él no tiene dudas: "Desde 1958, nunca se ha visto que el pueblo francés diga en las legislativas lo contrario de lo manifestado en las presidenciales".
A partir de su toma de posesión, el próximo domingo, Macron tendrá un mes para convencer a la ciudadanía de la necesidad de contar con el apoyo necesario para defender su programa. Para él es una reválida; para la derecha será la hora de la revancha; para los socialistas, una tabla de salvación que les permita seguir existiendo; para Marine Le Pen y Jean-Luc Mélenchon, la oportunidad de reflejar en diputados la esperanza que sus propuestas han generado entre sus partidarios.
El nuevo mandatario ya sabía que no puede contar con los 100 días de confianza. Desde el primer momento se le exigirá que tome medidas. Para ello, nombrará enseguida su Gobierno y revelará el nombre de su primer ministro. El gabinete debería estar compuesto por una mezcla de representantes de la sociedad civil y de políticos expertos, de diferente procedencia.

Moralizar la vida política

Macron quiere también ser un ejemplo en las formas. Los futuros responsables de los ministerios deberán pasar un examen anual para ver si han cumplido los objetivos que se les impondrán. Si fracasan, a la calle. Se acabaron, según quiere el nuevo presidente, la sacralización y la institucionalización de los puestos.
El saneamiento de la vida política es otra de las premisas que Macron ha reiterado durante los siete meses de vida de En Marche! Así, pretende lanzar un proyecto de ley de "moralización de la vida pública", antes de las elecciones generales. En esa iniciativa quedará bien claro que los parlamentarios no podrán ya contratar a sus familiares, no podrán tener antecedentes penales, no podrán ejercer como consultores y su remuneración será fiscalizada. El régimen especial de jubilación del que gozan los legisladores será también abolido.
Se acabaron, según el nuevo presidente, la sacralización e institucionalización de los puestosUna manera de empezar fuerte para un primer dirigente que nunca ha sido elegido en otras elecciones hasta ayer. Unas medidas que van a doler entre los diputados y senadores que desde hace décadas disfrutan de beneficios aristocráticos gracias a la democracia. El dolor será más fuerte si se aprueba otro proyecto del nuevo presidente: reducir en un tercio el número de parlamentarios e introducir una dosis proporcional en el actual sistema electoral.
Para muchos serán solo medidas simbólicas, pero el 'Penelopegate' y otros escándalos menos publicitados, protagonizados por algunas señorías de distinta ideología, han propiciado la oportunidad de jugar con los símbolos y enterrar viejos hábitos adquiridos hace siglos.
Emmanuel Macron celebra el resultado electoral en la explanada del Louvre, en París. (Reuters)
Emmanuel Macron celebra el resultado electoral en la explanada del Louvre, en París. (Reuters)

Reforma laboral y flexiseguridad

La depresión que sufren los franceses, consecuencia de la crisis de sus sistema de protección social, ya insostenible, el aumento del paro que muchos pequeños y medianos empresarios no pueden remediar ante las rigideces burocráticas y la falta de flexibilidad, las diferencias entre las urbes conectadas al mundo global y un territorio rural abandonado por el Estado, entre otras razones, son prioridades que exigen soluciones a corto y medio plazo.
Macron había ya anunciado su intención de bajar las cargas sociales de las empresas (entre seis y 10 puntos) y la reducción del impuesto de sociedades, de un 33,3% a un 25%, para dejarlo a nivel europeo. Como contrapartida, las empresas serán sancionadas si abusan de los contratos temporales.
La confrontación con los sindicatos será inevitable. Una de las medidas más combatidas en la calle es la Ley de TrabajoLa confrontación con algunos sindicatos será inevitable. Una de las medidas más combatidas en la calle durante el mandato de François Hollande es la Ley de Trabajo, conocida como Ley el Khomry, por el nombre de la ministra que la defendió en las Cámaras y en la calle. Macron ha asegurado que será inflexible sobre el asunto y utilizará el artículo 38 de la Constitución para aprobar medidas sin pasar por el Parlamento. Así, dentro de la Ley el Khomry se recoge el fin de la obligación de acuerdos entre ramas. Cada empresa podrá negociar con los sindicatos sus acuerdos salariales, horas extra o tipo de contrato. El omnímodo poder de los sindicatos franceses, vacíos de afiliados pero poderosos en el bloqueo del país, se verá así mermado.
El nuevo presidente ya ha anunciado que se reunirá rápidamente con los líderes sindicales para iniciar el diálogo y explicar en concreto sus planes. Tiene la intención de simplificar las normas kafkianas impuestas a las empresas. El código de trabajo francés tenía 3.869 páginas en 2015. En Suiza, 500; en Dinamarca, solo 50. En estos dos países que han optado por la flexiseguridad, el paro no llega al 4%. Es el sueño de muchos 'macronianos'.

Parados: formación y exigencia

Macron quiere poner en marcha rápidamente su plan para facilitar el retorno de los desempleados a la actividad. Confía en su plan de formación (15.000 millones de euros), ahora inexistente. Exigirá, a cambio, que los parados que se les ofrezca un puesto similar al que perdieron no puedan rechazarlo más de dos veces si son "decentes", es decir, con un salario no más de un 25% inferior al anterior. Medidas que en otros países europeos han sido aplicadas sin gran revuelo, pero que en este país suponen para algunos una herejía.
Otra propuesta urgente para Macron es la generalización del seguro de paro para que puedan acogerse a él categorías laborales ahora excluidas, como los independientes, los agricultores o a los autónomos. Además, tendrán derecho a paro los trabajadores que dimitan de su empresa, mientras solo sea una vez cada cinco años.
No habrá anuncio de regalos fiscales ni aumento de impuestos en los primeros días de presidencia de Macron. Pero sí se pondrá en marcha una de sus medidas estrella, la eliminación del impuesto municipal sobre la vivienda para un 80% de los propietarios. Una medida popular, pero que mermará las arcas de muchos pueblos y ciudades (costará unos 10.000 millones). Una concesión también para frenar las críticas de los extremos. La aplicación de este programa dependerá del número de diputados que obtenga En Marche! el 11 y 18 de junio. En todo caso, son propuestas que el centro derecha y el grueso del PS podrían apoyar, dependiendo de sus resultados, pues las han defendido durante años, sin tener el coraje de ponerlas en práctica.

'Tour' por Europa

Esperando una mayoría presidencial en la Asamblea, Macron tendrá tiempo también para iniciar un 'tour' por Europa, donde será mejor recibido que en muchos lugares de su país. No quiere que le consideren un 'eurobeato' y ha manifestado su deseo de reformar también la UE y la eurozona. A la larga, Macron defiende un presupuesto común europeo. En Berlín le recibirán con alivio, pero será difícil que acepten esta medida y, en todo caso, Alemania espera que Francia haga sus deberes, inicie reformas y cumpla con los límites presupuestarios exigidos por Bruselas.
Macron, que en un principio apoyó la política inmigracionista de Angela Merkel, propone una mezcla de humanidad y dureza en este apartado. Acoger más inmigrantes, pero expulsar también a un mayor número de los que ahora no obtienen el permiso para residir o el estatus de refugiado.
Emmanuel Macron tendrá las puertas abiertas de las tres fuerzas políticas que dominan el escenario europeo: centroderecha, socialdemócratas y liberales. Es un consenso que soñaría con obtener también en su país. Pero antes, deberá pasar de nuevo por la prueba de las urnas y refrendar un éxito que le sirva para pasar un verano menos caliente del que muchos le vaticinan.
Marine Le Pen, en su discurso tras conocerse los resultados. (EFE)
Marine Le Pen, en su discurso tras conocerse los resultados. (EFE)

Marine, un éxito en la derrota

Marine Le Pen, con 10 millones de votos de respaldo, fue clara en su primera declaración anoche. Proyectándose en las elecciones generales, se erigió en el primer partido de oposición. El sistema proporcional francés ha impedido hasta ahora al FN contar con un número de diputados consecuente con los millones de adhesiones que obtiene en las urnas. Pero si repite el éxito de ayer, el centroderecha puede empezar a temblar.
Los Republicanos empezaron también anoche en los estudios de todas las televisiones su campaña para las legislativas y para intentar convertirse en una fuerza no de oposición, sino en el partido mayoritario en la Asamblea. Los que dan por muertos a los partidos tradicionales podrían verse así sorprendidos en pocas semanas.
Para quienes han leído su programa, el centro ha ganado, el populismo es rechazado y la inexperiencia política no es un hándicapEl primer mitin de Jean-Luc Mélenchon para las generales lo ofreció también ayer, aprovechando su declaración oficial pos-resultados. La Francia Insumisa espera robar al Partido Socialista su franja izquierdista y entrar en tromba en la principal Cámara legislativa.
Cada uno se consuela como puede. Pero ayer el único ganador fue Emmanuel Macron, y demostró que su apuesta ha sido exitosa, de momento. Llega a la más alta magistratura de Francia camuflado en la ambigüedad ideológica, pero para quienes han leído su programa, sus declaraciones y sus escritos, para sus votantes, para una buena parte de Francia, el centro ha ganado, el liberalismo no da miedo, el populismo es rechazado y la inexperiencia política no es un hándicap.
Emmanuel Macron hizo sonar anoche el 'Himno de la alegría' a su llegada a la explanada del Louvre. Sonó como una afirmación de europeísmo, pero también como una petición de apoyo exterior para hacer frente a la tarea que le espera.

                                                           LUIS RIVAS Vía EL CONFIDENCIAL


 


 

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