Al historiador Niall Ferguson desde que publicó The War of the World, en 2006,un intento de analizar la barbarie del siglo XX, al que denomina la “Edad de Odio de la Historia”. Intenta explicar la inhumanidad de los humanos, asunto en el que he trabajado durante muchos años. Cinco años después, publicó Civilización. Occidente y el resto (Debate), donde critica el abandono del estudio de la Historia en los sistemas educativos. “Ignorar la experiencia acumulada de una mayoría tan enorme de la humanidad (nuestros antepasados) redunda en perjuicio nuestro” (p.24). Recuerda las ideas de un gran filósofo de la historia, R.G. Collingwood: “La verdadera función de la percepción histórica es “informar a la gente sobre el presente, en la medida en que el pasado, su aparente objeto, está encapsulado en el presente y constituye una parte de él no inmediatamente evidente para el ojo inexperto”.
El Panóptico se mueve en esta misma línea. Ferguson se hace la misma pregunta que intriga a muchos historiadores: ¿Por qué las naciones europeas se hicieron dueñas del mundo? Encuentra la respuesta en seis instituciones: el afán competitivo, la ciencia, los derechos de propiedad, la medicina y la ética del trabajo. Su último libro aparecido en España –La plaza y la torre (Debate)- tiene todas las características del autor: brillante en la exposición, bien informado, innovador en el enfoque e irregular en la sistematización. En este caso, pretende aplicar a la historia la “teoría de redes”, lo que me parece un ensayo muy interesante. Considera que la realidad histórica está compuesta por redes horizontales (la plaza) y redes jerárquicas (la torre). La gran degeneración. Cómo decaen las instituciones y mueren las economías.
Acaba de aparecer su última obra Doom: The politics of catastrophe (Allen Lane, mayo 2021). Se pregunta por qué la humanidad no ha sabido nunca predecir las catástrofes, sean naturales o provocadas por los humanos. Anticipar el futuro es el sueño de todo historiador. El asunto me interesa porque investigo algo más humilde, pero en la misma línea. Parto de la hipótesis de que las sociedades para evitar que el turbión de la violencia y la agresividad se desborde han construido tres presas: afectiva (favorecer los sentimientos de compasión, cooperación, respeto, etc.), moral (sistemas internalizados de normas morales y jurídicas), institucional (Estado, Administración de justicia, fuerzas de seguridad). Sospecho que se pueden detectar “grietas en las presas” y es lo que investigo. He de reconocer que también Ferguson lo ha hecho en La gran degeneración. Cómo decaen las instituciones y mueren las economías (Debate) donde atribuye los problemas de Occidente en el mal funcionamiento (grietas, en mi argot) de cuatro dominios fundamentales: la democracia, el capitalismo, el imperio de la ley y la “sociedad civil”.
JOSÉ ANTONIO MARINA En su blog EL PANÓPTICO
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