En la antigua Grecia, hace dos mil años,
los ciudadanos libres que no pagaban su deuda pasaban a ser esclavos de su
acreedor; pero cuando posteriormente la abonaban entonces volvían a recuperar
su libertad y dejaban de ser esclavos.
Yo no sé si los griegos de hoy, que
tienen buena memoria histórica, habrán tenido en cuenta o no dicho dato al
votar en su referéndum. Lo que sí estoy seguro es de que no quieren convertirse
en esclavos de la Troika, y por ello han votado No más del 61 %.
En efecto ahora, dos mil años más tarde,
sigue existiendo la esclavitud personal
por deudas. Y una esclavitud peor que la de hace dos mil años; ya que la
actual no depende de la voluntad del ciudadano ni para contraerla ni para
amortizarla, pues son los políticos gobernantes los que nos endeudan sin
consultarnos; pero seremos nosotros, nuestros hijos y, tal vez, nuestros nietos
los que pagaremos las deudas que los políticos despilfarradores e irresponsables
contraen hoy.
Y yo, que soy economista, digo esto con
conocimiento de causa. Como España debe actualmente más del 98 % de su PIB,
concretamente 1.058.818 millones de euros (en términos Protocolo de Déficit Excesivo),
lo que en realidad es mucho más -como total de pasivos netos en circulación
emitidos por las administraciones públicas según el Banco de España- pues
asciende a 1.434.829 millones de euros (un 141 % del PIB), resulta que entonces
cada uno de los españoles debemos 22.822 euros (en términos PDE) o, mejor
dicho, debemos realmente 30.104 euros; o sea, que estamos hipotecados hasta las
cejas, pero sin comerlo ni beberlo, gracias a los políticos.
Y, por las reglas establecidas por los
acreedores (obviamente no adoptadas democráticamente y, tal vez, injustas al
ser establecidas unilateralmente por la parte contratante dominante), yo y tú,
ciudadanos de a pie, hemos de pagar dichas deudas. Pero si el Estado no puede
pagarlas con nuestros impuestos, entonces -¡ventajas de ser europeos de la
Unión Europea!- la Troika vendrá y nos rescatará, como ha hecho con Grecia. Eso
sí, con un previo acuerdo del Eurogrupo redactado conforme a unas reglas
establecidas según un guión impuesto por algunos burócratas servidores de
intereses no siempre transparentes.
En todo caso, el verdadero problema es
que cuando gobiernan políticos derrochones y egoístas, como los últimos
presidentes de gobierno de Grecia: Karamanlis, Papandreu, Papademos y Samarás,
entonces el volumen de la deuda se dispara hacia arriba y por mucho que quieran
los griegos, sus hijos y sus nietos, nunca podrán pagar tan gigantesca deuda, como
ha dicho el Fondo Monetario Internacional, a pesar de que los griegos de hoy se
hayan convertido ya en una especie de esclavos
contribuyentes a los que el Estado les quita la mayor parte de sus
ingresos. Si en España nuestro macroEstado nos roba la mitad de los que
ganamos, en Grecia se expolia a los contribuyentes con dos terceras partes de
sus rentas y remuneraciones. ¡Todo sea por y para la Deuda Pública!.
Y ahora, tras el No de los griegos en su
referéndum, tras la rebelión de los
esclavos paganinis, sus
gobernantes irán a ver al Eurogrupo y a sus acreedores y, no sé si de rodillas
o no, pues no conozco bien las reglas, pedirán un gran porcentaje de quita del
volumen de la deuda pública griega y un largo periodo de carencia y un
prolongado plazo de amortización del principal. Entonces sus amos acreedores, que viven de sus esclavos y quieren que
estos pervivan avasallados en esta esclavitud contribuyente, les darán una
salida soportable para los gobernantes griegos, pero expoliadora para los
esclavizados griegos. Por supuesto, les dirán a estos hambrientos rebeldes que
lo hacen por solidaridad, para lo que han tenido que flexibilizar unas reglas
que son sagradas en el mundo financiero dominante.
En realidad, esta solución no libera, pues
solo aminora la intensidad de la esclavitud contribuyente de los griegos; pero,
más adelante, sus gobernantes seguirán endeudando de nuevo a sus súbditos,
hasta que vuelvan los esclavos a rebelarse contra sus políticos manirrotos y
endeudadores; y entonces sí que aplicarán la verdadera solución: obligarán a sus gobernantes a responder también
con su patrimonio personal de las deudas que asuman las administraciones
públicas que presidan (aunque
sea solo pagando un 1 % de la prima única de un seguro que afiance el reembolso
del crédito que haya contratado el responsable principal de una administración
pública).
¡Menos mal que España no es Grecia!. Ciertamente,
es así; pero lo malo es que el
comportamiento de los gobernantes españoles se parece cada vez más al de los anteriores
gobernantes griegos. En efecto en 2007, antes de que comenzara la crisis,
nuestra deuda pública en términos PDE era de 383.798 millones de euros (el
35,50 % del PIB); pero actualmente la deuda pública de España se ha triplicado
y se sitúa en el entorno del 100 % del PIB, gracias a los despilfarradores
gobiernos de Rodríguez Zapatero y de Rajoy, obstinados en financiar clientelarmente
a unas ruinosas Autonomías insostenibles económicamente.
España
no es Grecia...¡todavía!. Pero vamos camino de serlo, más pronto que tarde.
De momento, y a pesar de no haber sido rescatados por la Troika, el gobierno de
Rajoy nos ha acostumbrado ya a portarnos como esclavos contribuyentes, para que
cuando tengamos que serlo necesariamente, acabemos por rebelarnos democráticamente
como los griegos, le guste o no al futuro gobierno populista sucesor del
popular que nos desgobierna.
JOAQUÍN JAVALOYS.
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