Los viejos
partidos políticos españoles son cupulocráticos, autoritarios, endogámicos y
tratan a los españoles como menores de edad política, por lo que les
suministran listas cerradas y bloqueadas de candidatos a representarlos
políticamente. Funcionan como una estructura piramidal que ignora la democracia
interna y que aplica la disciplina de partido a los comportamientos de sus
afiliados. Además los políticos integrantes de los partidos viejos están solo
al servicio de su partido que los ha propuesto en sus listas de elegibles, por
lo que no se consideran mandatarios de los ciudadanos.
La Partidocracia
española ha fomentado una nueva clase social extractiva, los políticos y sus
privilegiados mandantes o poderes fácticos, que expolian a los ciudadanos, a la
clase contribuyente. La clase extractiva, gobernante o influyente, es
numéricamente pequeña pero muy poderosa política y económicamente, pues sus
tentáculos llegan a todos los sectores sociales españoles, en los que introducen
la corrupción, que no es solamente personal pues también es política e
institucional.
Actualmente, como los ciudadanos se consideran
ya mayores de edad políticamente, cada vez se distancian más de los anquilosados
partidos viejos, pues les exigen regeneración democrática, comportamientos
éticos y sometimiento de las cúpulas de los partidos a la voluntad de sus
afiliados, especialmente en cuanto a la elección de los candidatos a puestos
electivos, pues quieren que sean elegidos en primarias por todos los afiliados.
Por ello, en los últimos años van creándose partidos nuevos que sí dicen
comprometerse a cumplir estas exigencias de los españoles.
Pero ¿en qué consiste la regeneración
democrática de España?. En principio, puede decirse que la
regeneración democrática no consiste en
la sustitución del sistema político actual, sino en la progresiva adecuación,
mediante reformas sucesivas, de las instituciones jurídicas y políticas de la
democracia a las cambiantes características y exigencias de la dinámica
sociedad española.
Tras esta definición general, es preciso concretar y
detallar sus contenidos específicos. Efectivamente, la regeneración
democrática debe fundamentarse en el protagonismo de los ciudadanos, sin
intermediarios, ni tutelas. Hay que devolver a la ciudadanía la mayor cantidad
posible de ámbitos de decisión para organizar la vida política, social y
económica en España. Es indispensable instaurar y desarrollar todos los cauces
de participación política de los ciudadanos, incluso la democracia electrónica,
tanto en la legislación básica como en la normativa aplicable a los partidos
políticos:
A) En cuanto
a la Legislación básica:
1) Modificación Constitucional,
para instaurar la efectiva independencia de los tres poderes del Estado. Debe
haber elección directa del presidente del Gobierno por los ciudadanos y, en su
caso, del Jefe del Estado; así como de los diputados a Cortes y de los alcaldes
y concejales municipales.
El Poder Judicial establecido
directamente por la Constitución debe ser independiente e integrado por jueces
y magistrados inamovibles, responsables y sometidos únicamente al imperio de la
Ley.
La Constitución determinará claramente
que el funcionamiento interno de los partidos políticos será democrático con participación
directa de los afiliados.
2) Nueva Ley Electoral, con las
siguientes finalidades:
- Los ciudadanos elegirán directamente a
sus representantes políticos en distritos uninominales, para recuperar la
conexión entre ciudadanos y políticos. Hay que combatir la Partidocracia y
recuperar unas Cortes efectivamente representativas, con un Parlamento
unicameral.
- Separar las elecciones para el poder
Ejecutivo, el Legislativo y, en su caso, para el Judicial.
- Exigencia por los ciudadanos de
responsabilidad a sus representantes políticos si incumplen flagrantemente sus
compromisos y/o cometidos.
3) Ley de Partidos Políticos, Ley de Transparencia, y Leyes que
garanticen la independencia del Fiscal General del Estado y la de los
Organismos Reguladores y Supervisores.
B) En cuanto
a la normativa aplicable a los partidos políticos.
El principal
objetivo de la nueva Ley de Partidos es que sean democráticos y transparentes.
Para ello, es indispensable que exista:
1) Democracia interna de los partidos.
- Debe haber un reconocimiento expreso
de los derechos de los afiliados a los partidos.
- Debe elegirse al máximo responsable
orgánico del partido mediante sufragio directo y secreto de todos los afiliados
del ámbito territorial correspondiente.
- Debe
haber elecciones primarias para escoger a los candidatos de forma directa a
través de todos los militantes, sin intermediarios ni delegados.
- Deben
publicarse los estatutos y los reglamentos que rijan la actividad de cualquier
partido.
2) Nueva
Ley de Financiación de los Partidos.
- Que se prohiba
que las empresas hagan donaciones a los partidos y que se reduzca a un máximo
de 50.000€ las de personas físicas.
- Que se prohiban rigurosamente las condonaciones de los
créditos bancarios a los partidos políticos.
- Que se tipifique
el delito de financiación ilegal de los partidos políticos en el Código Penal
con responsabilidad penal en caso de incumplimiento.
- Que
obligue a publicar en la web las cuentas anuales, los gastos o ingresos
electorales y los procedimientos de auditoría interna de los partidos.
- Que haya
auditorías externas independientes para fiscalizar las cuentas de los partidos
políticos.
3) Otras
exigencias democráticas.
- Hace
falta una Ley de Transparencia y reforma de la legislación que potencie el
control de los contratos administrativos.
- Hay que
definir un protocolo de actuación contra la Corrupción. Los imputados o
investigados por corrupción política dimitirán y no podrán presentarse a las
elecciones.
- Debe
existir responsabilidad patrimonial subsidiaria de los partidos políticos en
casos de corrupción de sus cargos públicos.
- Es
conveniente la supresión de las subvenciones públicas a los partidos políticos.
- Sería conveniente que la Constitución
hiciera una referencia al carácter imperativo que para los partidos políticos
debe tener el obligatorio cumplimiento de sus programas electorales, en los que
se concreta el contenido del contrato político que cada partido hace con la
ciudadanía, sobre todo con sus electores.
Hasta
aquí hemos especificado una amplia relación, no exhaustiva, de medidas y de
acciones que contribuyen a la regeneración democrática; pero, en definitiva, ¿cómo se puede saber si un partido político, viejo o
nuevo, quiere verdaderamente que haya regeneración democrática en España?. Pues, en
principio, analizando si tal partido cumple los siguientes dos requisitos
fundamentales, no solo como objetivos factibles en sus programas, sino también
como metas irrenunciables o como directrices orientadoras de su comportamiento
cotidiano:
1) Que en la
estructura y funcionamiento de un partido haya auténtica democracia interna,
de acuerdo con la Constitución y con una nueva Ley de Partidos.
Es indispensable
que los partidos políticos practiquen una verdadera democracia interna en su
funcionamiento, pues si no la tienen dentro de su partido ¿cómo la van a
practicar correctamente en el funcionamiento de las organizaciones e
instituciones de la sociedad española?, si llegaran a gobernar.
Hay que tener en
cuenta que los ciudadanos ya no aceptan que los partidos sean un rebaño
flanqueado por mastines, ni un internado victoriano, ni un regimiento prusiano.
Si un partido carece de democracia interna en su funcionamiento, los ciudadanos
dejan de votarlo, pues ahora castigan a los partidos cupulocráticos, y no solo
a los viejos partidos sino también a "nuevos" partidos caudillistas
como UPyD o VOX, aunque sus programas sean más o menos aceptables.
2) La regeneración
democrática y una verdadera lucha contra la corrupción, por lo que proponen
una nueva Ley Electoral que haga posible la elección directa por los ciudadanos
de sus representantes políticos en distritos uninominales, Leyes que permitan
erradicar la Corrupción, una efectiva Ley de Transparencia, una financiación correcta de los partidos y
una completa rendición de sus cuentas; así como la independencia de los
organismos reguladores y de control público, que han de tener también
suficiente capacidad sancionadora.
En conclusión,
actualmente los ciudadanos toleran cada vez menos que los partidos políticos
sean inmovilistas en cuanto a la regeneración democrática, o que cambien
solamente algo para que todo siga igual; lo que los españoles exigimos ahora es
que nuestros mandatarios, los políticos, integrados o no en los partidos
nuevos, sean elegidos directamente por los ciudadanos, que sean honrados e
íntegros en sus comportamientos, y que efectivamente se comprometan a regenerar
democráticamente una España políticamente corrupta.
JOAQUÍN JAVALOYS.
Desde luego dentro de las normas de la democracia formal el primer paso es la representación del ciudadano. Para ello es indispensable que la unidad política sea el colegio electoral dentro de cada distrito pequeño de unos cien mil habitantes. Serían necesarias mil firmas para que cualquier persona pudiese presentare. Ese sería el diputado de distrito uninominal (uno por distrito electoral), pero además creo que para mayor control por parte del ciudadano hacia su representante el cargo fuese revocable en cualquier momento en caso de deslealtad y el mandato imperativo: vendría a ser como darle poderes a tu representante para que actúe por ti en el legislativo. Está claro que si además queremos separar los poderes el gobierno debería tener la entrada prohibida en el Congreso, ya que su misión no el la de legislar.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo en lo que comentas Vicente. No basta que el diputado fuese elegido directamente por los ciudadanos en cada distrito uninominal, pues estos han de controlar también a su representante político haciendo que el cargo fuese revocable, en su caso, y que tuviese carácter imperativo.
ResponderEliminarAdemás, como ocurre en Estados Unidos, el Gobierno solo podrá ir al Congreso cuando se establezca legalmente pues, por la separación efectiva de los tres poderes, el Ejecutivo no puede legislar y ha de respetar la independencia de los legisladores y sus tareas. No obstante, en casos extraordinarios, un presidente de Gobierno elegido directamente por los ciudadanos puede vetar leyes aprobadas por el Congreso, y viceversa.