El ruinoso
Estado de las Autonomías se ha convertido ya en el Estado del bienestar de los
partidos políticos, de sus afiliados y de sus enchufados.
La principal ventaja de la autonomía territorial para
el ciudadano es que las gestiones administrativas que ha de realizar le son más
asequibles al tener más cerca la administración. En el caso de la Comunidad de
Madrid esta ventaja no existía cuando se creó porque la villa de Madrid era -y
sigue siendo- la capital de España, donde tiene su sede la administración del
Estado, dotada con todos los medios necesarios para la mejor prestación de
servicios sociales. Además
existía entonces una eficiente Diputación provincial de Madrid para atender a
la prestación de servicios en todos los pueblos de la provincia. Por ello, la artificial Comunidad autónoma de Madrid
nació innecesariamente por iniciativa del PSOE madrileño, apoyada por los
restantes partidos, y se constituyó en 1.983 para mayor gloria y poder de los
políticos, de la clase extractiva; si bien su primer Estatuto fue aprobado por
unos madrileños que, en su mayor parte, desconocían lo que era la autonomía.
Tras 32 años de funcionamiento ha
llegado ya la hora de hacer balance de resultados de la gestión política,
social y económica de la Comunidad de Madrid, para comprobar si es útil a los
madrileños o si sería mejor hacerla desaparecer.
El
presupuesto consolidado de la Comunidad de Madrid para 2015 es deficitario,
pues tendrá unos ingresos de 16.053 millones de euros mientras que los gastos
serán de 17.820 millones de euros, de los que el 64,8 % se dedicarán a Sanidad
+ Educación y el 21,8 % a Amortización e Intereses de la Deuda.
Del excelente artículo Comparaciones odiosas entre Autonomías, publicado por Luis del Pino
en Libertad Digital-Libre Mercado[1],
reproduzco dos importantes conclusiones:
1) "Madrid
es la comunidad con menor gasto educativo por habitante y una de las que menos
gasta en Sanidad por habitante. Sin embargo, la calidad de los servicios
sanitarios y educativos de Madrid es significativamente superior a la de muchas
otras comunidades. Eso indica una de dos cosas: o bien las ineficiencias de
gestión en algunas comunidades son altísimas, o bien algunas comunidades
incluyen en sus cifras de gasto sanitario y educativo cosas que nada tienen que
ver con mejorar la calidad de la enseñanza o de la atención sanitaria".
2) "El
descontrol en las cuentas autonómicas está teniendo el efecto de generar una
pelota de deuda que crece sin control, porque los ingresos no dan para
satisfacer la voracidad del estado autonómico".
La insuficiencia
de recursos de la Comunidad de Madrid obligará a seguir aumentando la deuda
pública autonómica, que a finales de 2014 era ya de 24.632 millones de euros,
un 12,5 % del PIB de la Comunidad. En 2015 cada habitante de Madrid capital tiene
una deuda (pública) de 3.876 euros per
cápita.
En todo caso, el
ya ínfimo gasto por habitante en Sanidad y Educación que se registra en la
Comunidad de Madrid es tan sorprendente como injusto, dado que los madrileños
somos los mayores contribuyentes entre los españoles. En efecto, en 2011 el
Estado recaudó en Madrid 66.000 millones de euros; pero, a pesar de ello, las
transferencias estatales se limitaron a 11.474 millones de euros. La cuantía de
estas transferencias se comparan muy desfavorablemente con las cifras de
Cataluña para ese año 2011: el Estado recaudó allí 27.000 millones de euros y
le transfirió 15.800 millones de euros. Si los nacionalistas catalanes dicen
que “Espanya ens roba”, los madrileños podemos decir que el Estado español nos
atraca. Entonces, si esos nacionalistas piden la independencia por tan poco,
¿qué es lo que tendríamos que reivindicar los madrileños ante el saqueo a que
nos somete el Estado?. La “hucha” del Estado es Madrid, no Cataluña: en efecto,
si tenemos en cuenta los últimos datos disponibles quedará confirmado el creciente expolio de
los madrileños.
Este
desvalijamiento de los madrileños se confirma más todavía teniendo en cuenta
los datos de la balanza fiscal de la Comunidad autónoma de Madrid, que es la
diferencia entre los impuestos que pagan los ciudadanos y las empresas, y el
valor de los servicios sociales (Sanidad, Educación,…) que reciben.
Efectivamente Madrid, la segunda región
más rica, y la primera como contribuyente, es una de las últimas en cuanto a
los servicios sociales que recibe por habitante. ¿A qué se debe esta paradoja?.
Y ¿cómo se puede resolver esta injusta situación?.
Esta paradoja se debe a la perjudicial –para la
mayoría de los madrileños- existencia de
la Comunidad autónoma de Madrid, tan cara como ineficiente, que es la
intermediaria que nos abastece de servicios sociales, en lugar de hacerlo
directamente el Estado. En efecto, el mantenimiento de la Comunidad es
carísimo porque, para administrar 15.294 millones de euros de gasto social en
este año se gastaron 16.023 millones de euros en 2012, en cuatro grandes
conceptos: personal 6.248 millones de euros, gastos corrientes, bienes y
servicios 3.563, gastos financieros 654, y transferencia corrientes 5.557
millones de euros. Si esos 15.294 millones de gasto social los hubiera
administrado directamente el Estado en lugar de la comunidad de Madrid se
estima que serían solamente unos cinco mil millones de euros los gastos de personal
y los gastos corrientes, bienes y servicios que hubiera necesitado; cifra muy
inferior a los 9.811 millones que consumió la Comunidad en estos dos conceptos.
Pero lo peor, sin duda, es que la comunidad de
Madrid está penalizada por el actual sistema de financiación autonómico
acordado por el Consejo de Política Fiscal y Financiera de las CCAA,que la
discrimina negativamente en el reparto de los fondos disponibles. Esta situación
fue denunciada reiteradamente sin éxito por la ex presidenta Aguirre cuando el
PSOE gobernaba la administración central, pues Zapatero acosaba y asfixiaba al
gobierno del PP de la comunidad de Madrid. Actualmente, cuando Rajoy gobierna
el Estado, esa discriminación negativa a la comunidad de Madrid no ha cesado e,
incluso, se ha incrementado pues Antonio Beteta, secretario de Estado de
Administraciones Públicas, le ha quitado a la Comunidad mil millones de euros
de la contribución estatal para la financiación de Madrid. Si la Comunidad
esperaba que el Gobierno estatal del PP iba a escuchar sus reiteradas
reivindicaciones financieras habrá quedado muy defraudada.
Ante esa ruinosa
situación, la mejor forma de resolverla es que los partidos políticos con
representación parlamentaria en la Comunidad autónoma de Madrid se pongan de
acuerdo para renunciar a la autonomía para la Comunidad, devolviendo al Estado
todas las competencias transferidas a cambio de que se haga cargo de la deuda
autonómica madrileña y de un generoso programa plurianual de inversiones
públicas en el territorio de la Comunidad autónoma. En tal caso, tendrán que
restablecer la antigua Diputación provincial de Madrid, pero con amplísimas
competencias para el futuro gobierno provincial que, además, habría de atender
las demandas específicas que le hiciesen los pueblos madrileños sobre
cooperación en la prestación de servicios. Entonces, los ciudadanos madrileños
sí que conseguiríamos vivir mucho mejor, sin la actual comunidad autónoma.
En fin, lo que no parece sostenible ni justo es
seguir sustentando una artificial, innecesaria y superendeudada comunidad de
Madrid que solo proporciona a los ciudadanos unos mediocres y recortados
servicios sociales cada vez peores, porque tiene que mantener y pagar una
gigantesca, pero poco eficiente, estructura miniestatal
político-administrativa, empresas públicas, Telemadrid,... en beneficio
exclusivo de los partidos políticos, de sus enchufados y de sus intereses
particulares. Si los partidos políticos no desmantelan ya la ruinosa
comunidad autónoma de Madrid los ciudadanos lo tendremos en cuenta en las sucesivas
elecciones para castigarlos y, entretanto, las protestas y manifestaciones,
callejeras o no, aumentarán hasta hacerse continuas e insoportables.
JOAQUÍN
JAVALOYS
[1]
"Comparaciones odiosas entre autonomías", por Luis del Pino. Libertad
Digital-Libre Mercado. 9-IX-2012.
http://www.libremercado.com/2012-09-09/comparaciones-odiosas-entre-autonomias-1276467867/
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