Tal como están las cosas, uno no se
extraña de que exista tanto necio adornado con títulos universitarios y
matrículas de honor, pero cuyo honor deje mucho que desear. Son los amos
y señores del populismo, del no a la guerra, del buenismo bobalicón y
pagado que les permite vivir sin haber pegado nunca palo al agua. La
indignidad se halla montada como forma de vida en esos expertos en
opinar carentes de todo criterio, en los de vivir de okupas eternamente
subvencionados y que pueden acabar de alcaldes o regidores; en esos
vividores sin escrúpulos que llegan a altos puestos políticos
apareciendo día sí día también en todos los medios de comunicación, y
hasta en esos cansinos profesionales del pancartismo. Todos ellos
forman una melé que dibuja la indignidad de una parte del panorama
social y político de una nación. Aquellos que han vivido y vivirán
siempre del cuento triunfan catapultados por unos mediocres medios de
comunicación incapaces de ofrecer un debate cultural en condiciones
ofreciendo, en cambio, la falsa imagen de que para triunfar solo tienes
que presentarte a un reality, o más bien a un bochornoso
espectáculo sobre algo que nada tiene que ver con la realidad. Ninguna
sociedad puede sobrevivir catapultando al liderazgo a tanto necio o
corrupto mangoneando y manteniéndolos montados en la ola de la
subvención, o de la popularidad, como hasta ahora viene ocurriendo; y
mucho peor, si encima se les escucha cuales oráculos de Delfos o
verdaderos catedráticos.
En caso de alcanzar el poder esos trepas
sociales se convertirán en los grandes productores en serie de ninis,
chonis y canis; serán los responsables de cargarse la instrucción y el
ya maltrecho estudio en los centros escolares y las universidades
inundándolos de bobos objetores culturales cuya presencia se hace
insoportable no solo en las escuelas sino en las mismas familias. Otra
cosa es que las familias les vote para quitarse al niñato o a la niñata
unas horas de encima porque no saben qué hacer con ellos. Porque ¿qué
haces con un eterno adolescente de 18 o 20 o 30 años estudiando la
enseñanza obligatoria? ¿Cómo puede alguien pretender imponer la
enseñanza obligatoria hasta los 18 años, por ejemplo? Los antiguos
maestros de la EGB ya considerábamos que ciertos niños de 14 años ya
eran claros objetores escolares, pero entonces tenían otra oportunidad
con la FP. Mantenerlos aparcados hasta los 16 ha resultado una tarea
titánica y un enorme fracaso que ha destrozado a muchos profesores y
ahora los quieren sacar de la litrona y el paro aparcándolos hasta los
18. Eso solo lo puede pretender un ignorante o alguien a quien el pueblo
le importa una higa. Desde luego no es la solución, pero el populismo
es el populismo. Recuerdo con nostalgia que cuando era niño a los 14
añitos te podías ir de aprendiz de un maestro de oficio y aprender un
oficio. Encima que te enseñaban, además de no pagar por ello cobrabas algo. Por si fuese poco, para quien
viese que no le gustaba porque trabajar es duro existía la oportunidad
del reciclaje con la enseñanza nocturna. Constituía una brillante
oportunidad de movilidad social para todos. Pero supongo que esa opción
no es políticamente correcta.
Pues nada, sigamos creyendo toda la
sarta de mentiras que los populistas y "expertos" vomitan por los
grandes medios de comunicación, y que las futuras generaciones sean
todavía más bobas para poder ser manipuladas a gusto de la panda de
vividores y de sus descendientes. Tendremos lo que nos merezcamos.
VICENTE JIMÉNEZ En su blog LO QUE NOS UNE
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