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domingo, 6 de septiembre de 2015

¡PASEMOS PÁGINA A LA ECONOMÍA NEOCLÁSICA!


Ahora que el economista jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI), Olivier Blanchard, abandona dicha institución, entona el mea culpa en una muy interesante entrevista en el Boletín del FMI. Reconoce lo obvio, una profunda crisis de la macroeconomía neoclásica y la necesidad de abordar la caída secular de la productividad y la creciente desigualdad. Para más inri redescubre la hipótesis de Hyman Minsky sobre la inestabilidad financiera y los modelos kaldorianos de crecimiento y desigualdad.
Leer y escuchar a ciertos economistas que escriben y hablan en los medios de comunicación patrios causa sonrojo
Por lo menos le honra el aceptar la inutilidad de la mayoría de las teorías neoliberales que se enseñan en las universidades de medio mundo. Leer y escuchar a ciertos economistas que escriben y hablan en los medios de comunicación patrios causa sonrojo. Las ideas que éstos mantienen y exponen están invalidadas por la literatura empírica, pero les da igual tanto a ellos como a quienes les contratan.
En un momento de la conversación, Blanchard se sincera y se muestra muy lúcido. Reconoce la incapacidad de la teoría económica dominante para incorporar las dinámicas del dinero, de la deuda, de los mercados financieros. “La macroeconomía tradicional daba por sentado el sistema financiero. El tratamiento macroeconómico típico de las finanzas era un conjunto de ecuaciones sobre arbitraje, y la presunción era que no había necesidad de mirar qué estaba ocurriendo en Wall Street. Resultó que estábamos muy equivocados”.
Minsky, Kaldor, desequilibrios, endogeneidad
También detalla que había alternativas, que éstas existían, pero que no fueron tomadas en consideración. Ya saben mi interpretación, fueron obviadas por cuestiones ideológicas, con el objetivo último de defender los intereses de clase. Blanchard señala: “Como resultado de la crisis, están apareciendo un centenar de flores intelectuales. Algunas son muy viejas, como la hipótesis de Hyman Minsky sobre la inestabilidad financiera y los modelos kaldorianos de crecimiento y desigualdad. Algunas proposiciones que antes se consideraban como un
anatema están hoy en labios de economistas serios; por ejemplo, la financiación monetaria –señoriaje– del déficit fiscal. Hay quienes atacan algunos supuestos fundamentales, como la separación estricta entre ciclo y tendencia; la histéresis se está poniendo de moda. Se están poniendo en tela de juicio algunas herramientas econométricas, basadas en una visión de un mundo estacionario en torno a una tendencia. Todo esto es positivo”.
Finalmente, las propias expresiones utilizadas por Blanchard reconocen otros rasgos que caracterizan los ciclos económicos y que hemos analizado desde este blog: el desequilibrio y la endogeneidad de los mismos. “El péndulo vuelve a oscilar, alejándose de los mercados y dirigiéndose hacia la intervención del Estado, ya sea a través de herramientas macroprudenciales, controles de capital, …”
La actual crisis económica y financiera ha puesto de manifiesto el escaso soporte empírico de la mayoría de las teorías que se enseñan en las Facultades de Ciencias Económicas y Empresariales de todo el mundo
Crisis de visión teoría económica
En definitiva, lo que Blanchard asume es algo que hemos denunciado desde estas líneas. La actual crisis económica y financiera ha puesto de manifiesto el vacío intelectual y el escaso soporte empírico de la mayoría de las teorías macroeconómicas y microeconómicas que se enseñan en las Facultades de Ciencias Económicas y Empresariales de todo el mundo. Por eso es necesario enmendar la plana a los distintos programas académicos impartidos y buscar, en definitiva, ese paradigma perdido que permita acercar la ciencia económica a los hechos reales, más allá de prejuicios ideológicos.
Pero la crisis de la Economía como disciplina es más profunda. Es consecuencia de la ausencia de una visión, de un conjunto de aquellos conceptos políticos y sociales compartidos, de los que depende, en última instancia, la economía. Recobran pleno sentido aquellas palabras del sociólogo Edgar Morin que citamos de nuevo por
enésima vez: La economía, que es la ciencia social matemáticamente más avanzada, es la ciencia social y humanamente más retrasada, pues ha abstraído las condiciones sociales, históricas, políticas, psicológicas y ecológicas inseparables de las actividades económicas… Quizá la incompetencia económica haya pasado a ser el problema social más importante“.
Claro que hay alternativas
Hemos detallado multitud de paradojas y leyes que invalidan las recetas de la ortodoxia. Sobre ellas ya hemos hablado largo y tendido. La paradoja de costes kaleckiana, la ley de Verdoon, la paradoja del ahorro keynesiana, el principio de demanda efectiva, la causalidad inversión-ahorro, la paradoja de la tranquilidad minskyana y su hipótesis de inestabilidad financiera, la curva de demanda de trabajo postkeynesiana, la endogeneidad del dinero, la ecuación de Cambridge, las leyes de Kaldor, la ley de Thirlwall…
Pero además existe una alternativa. De manera silenciosa, está emergiendo unnuevo pensamiento económico que trata de encontrar el paradigma perdido. Implica, sobretodo, un replanteamiento de la teoría y política económica que permita una anticipación económica y política. Va a ser necesaria una revisión de las finanzas, cuya teoría financiera moderna se construyó a partir de presupuestos metodológicos e hipótesis falsas. También se requiere de una nueva explicación sobre el papel de la empresa y la gestión de las organizaciones. Hay que enseñar y publicitar los nuevos registros empíricos sobre el comportamiento de las empresas.
La mayoría de los pocos economistas académicos que anticiparon la actual crisis sistémica se encuadran dentro de los postkeynesianos modernos
La mayoría de los pocos economistas académicos que anticiparon la actual crisis sistémica se encuadran dentro de los postkeynesianos modernos. Para anticipar, entender y tratar la actual crisis económica sistémica, era necesario conocer la Hipótesis de Inestabilidad Financiera de Hyman Minsky; estudiar el papel de la deuda privada y de los bancos en la Teoría Monetaria Endógena de Steve Keen; o el análisis de la economía monetaria con sus Modelos de Stock-Flujo de Wynne Godley y Marc Lavoie. Para prever la ausencia de inversión productiva hay que adentrarse en los modelos de inversión de Kaldor, Kaldor y Pasinetti y la reinterpretación de los mismos realizada muy recientemente por Bernardo, Stockhammer y Martínez en A Post-Keynesian Theory for Tobin’s q in a Stock-Flow Consistent Framework. Todos ellos son economistas postkeynesiasnos. Se inspiran en los trabajos y métodos de quienes se codeaban con Keynes (Roy Harrod o Joan Robinson), y de aquellos que contribuyeron a la creación de la escuela de Cambridge (Nicholas Kaldor, Michal Kalecki, y Piero Sraffa).
Lo único que espero es que finalmente se disuelva como un azucarillo la mayor pesadilla que ha sufrido la Teoría Económica. Eso que denominamos el “pensamiento único” o “Consenso de Washington”, y que en realidad reflejan juicios de valor, alimentados por la ideología dominante, esa que surgió tras la llegada al poder de Margaret Thachert y Ronald Reagan. Simplemente echen una ojeada a la evolución de la deuda desde la llegada de ambos al poder.

                                                                      JUAN LABORDA    Vía VOZ POPULI


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