Los burócratas dirigentes de la Unión
Europea, asustados ante la avalancha de refugiados políticos que invaden
Europa, hablan de crisis migratoria,
coreados por medios de información desinformantes o cómplices de los políticos
que gobiernan en los Estados desunidos de Europa. Tratan así de desviar la
atención sobre su responsabilidad en la pésima gestión que realizan sobre la
invasión de refugiados que sufren los países europeos; pero, en realidad, lo
que están provocando es el crecimiento de la xenofobia y el racismo en Europa,
sobre todo del antisemitismo y la islamofobia.
Esos
dirigentes saben que los verdaderos inmigrantes solo tienen obligaciones si
entran irregularmente en el espacio de la Unión Europea; y también saben que
los refugiados que están invadiendo Europa tienen, en cambio, derechos
acordados en convenios internacionales que protegen a los perseguidos por su
raza, religión, nacionalidad, etnia u opinión política, por lo que no tienen
más remedio que huir de sus países para no ser asesinados, especialmente cuando
son nacionales de países en guerra, como Siria o Irak.
La
mayoría de los refugiados buscan protección contra la violencia y la
persecución. No quieren entrar en Europa por capricho, sino por una agobiante
necesidad de huir de sus países de origen. Finalmente acaban siendo atrapados
en países como Libia, Turquía y Marruecos, donde las mafias traficantes hacen
su agosto con ellos, prometiéndoles introducirlos en Europa a cambio de
crecientes pagos de dinero.
Si
los dirigentes europeos califican de crisis
migratoria a la actual tragedia humana de los refugiados invasores es
porque, entonces, pueden aplicarles medidas represivas como si fueran
inmigrantes irregulares, en lugar de acogerles y concederles los derechos que
les corresponden, como el derecho de asilo. No quieren reconocer que la mayor
parte de ellos se agrupan en familias, generalmente con niños; y, por supuesto,
violan sus obligaciones de protección a los niños, vengan solos o acompañados,
que los Estados europeos han acordado firmando el Convenio de protección a los
niños. Por ello hay que desconfiar de lo que pueda salir acordado de la Cumbre
europea convocada para el próximo 14 de septiembre para solucionar la crisis migratoria actual.
Ya va siendo hora de llamar a las cosas por su nombre y, teniendo en cuenta que los refugiados no son delincuentes que han invadido el espacio europeo, hay que tratar en dicha Cumbre de cómo encauzar y proteger a los refugiados, especialmente si son niños solos o familias con niños, acordando una política común europea de acogida de los refugiados, además del establecimiento de una política migratoria común, tan generosa como rígida, aplicable a los emigrantes, pero nunca a los refugiados.
Lo
que no funciona, ni es aceptable, es seguir aplicando a los refugiados el
llamado Sistema Dublín, por el que el país fronterizo en que entre el refugiado
debe tramitar su solicitud de asilo, a pesar de que el refugiado quiera residir
en otro país de la Unión Europea. Por ello, los países fronterizos como Grecia,
Italia, Macedonia, Bulgaria, ..., se quitan el problema de los refugiados
permitiéndoles que pasen a otros países de la Unión Europea sin ser registrados
y trasladando el problema a Serbia, Hungría, Austria, Alemania, Francia,
Inglaterra,...Actualmente, un solo y pequeño país: Austria, ya tiene más
refugiados que una docena de otros Estados de la UE. La mayoría de los
refugiados que entran por Italia se han acabado dirigiendo a otros países en
los que se registran y piden allí asilo político.
Desde
luego el problema de la avalancha de refugiados se está haciendo desesperante
para dichos países fronterizos que se hallan desbordados, porque en lo que va
de año más de 150.000 refugiados han entrado irregularmente en el espacio territorial
europeo. Además, se calcula en al menos 2.373 inmigrantes y refugiados los que
han muerto durante los meses transcurridos de 2015 al intentar llegar a Europa
a través del Mediterráneo, como se observa en el siguiente mapa, reproducido a
partir de los datos de la Organización Internacional para las Migraciones. Y
esa cifra crece trágicamente cada día que pasa... Por ello, muchas ONGs claman contra la perversa y dura política
de fronteras de la UE, acusando a los dirigentes europeos de la pésima gestión
actual de la avalancha de refugiados, a los que se trata frecuentemente como
emigrantes irregulares.
En
fin, que cada vez se hace más necesario abordar el problema de la avalancha
invasora de refugiados de una forma global y humanitaria, respetando sus
derechos y concediéndoles asilo político, a ser posible en los países que
demanden; un deseo difícil de satisfacer, pues la mayoría de ellos quisieran
residir en Alemania, donde se prevé que haya 800.000 peticiones de asilo en
2015. Finalmente los refugiados tendrán que ser acogidos en todos los Estados
miembros de la UE en la cuantía que se acuerde para cada uno de ellos.
Por
supuesto, la mejor de las soluciones sería evitar que hubiera refugiados; pero
ello exige el compromiso de la Organización de las Naciones Unidas y de las
grandes potencias para afrontar el problema, lo que por ahora parece imposible.
Si el Estado Islámico acabara por invadir una gran parte de Turquía, entonces
sí que la avalancha de millones de refugiados turcos que buscarían entrar en
Europa haría indispensable tanto una política europea generosa de acogida de
refugiados como un enfrentamiento armado con el ISIS. De momento, ya se ha
unido Turquía a la coalición de Estados dispuestos a luchar con el Estado
Islámico. Pero todavía ni siquiera las naciones occidentales se ponen de
acuerdo para que intervenga la OTAN en el conflicto o para declarar la guerra
al amenazador Estado Islámico, principal culpable del éxodo de personas de Irak
y de Siria que buscan refugio en Europa.
JOAQUÍN JAVALOYS
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