La novela fue el género literario rey, aunque destacan algunos títulos de ensayo y memorias, como es el caso del polémico libro 'A propósito de nada' (Alianza), del cineasta Woody Allen
Llegamos al final de un año en el que todo cambió. Confinados durante más de tres meses y asediados por la crisis sanitaria desatada a raíz de la covid-19, la lectura se convirtió en una ventana anímica. La buena lectura -la que va servida de títulos necesarios e imprescindibles- fue la compañía esencial para sobrellevar el encierro. En esa categoría entran algunos de los libros publicados este 2020, quizá el año editorial más difícil que lleguemos a recordar (sin Sant Jordi, ni Día del Libro o Feria del Libro de Madrid), y de los que conviene destacar los diez mejores títulos.
Comenzando por la ficción literaria escrita español, destaca la más reciente novela del escritor Sergio del Molino. Se trata deLa piel (Alfaguara). Es un libro bello y contundente. Un novela que, aún hablándonos de la enfermedad, nos mete en la vida. El resultado es una narración brillante, ejecutada sin concesiones. En esa mezcla tan característica de géneros como ensayo, el diario y la novela, Sergio del Molino elige la psoriasis para trazar un mapa de la epidermis como territorio de la memoria, pero también nuestra relación con el cuerpo y la enfermedad. Una novela imprescindible.
En un registro completamente diferente hay que destacar El hijo del Chofer (Tusquets), en cuyas páginas Jordi Amat despliega el retrato del periodista y abogado Alfons Quintà (1943-2016), el primer director de la televisión autonómica catalana (nombrado por cuanto sabía de la trastienda del poder), un ser hiperbólico, enfermo, agresivo y perturbado que Amat describe en un texto que, sin dejar de ser literario, mete sus raíces en el periodismo. Aunque se trata de una historial real, no por eso Amat le arrebata el tono novelesco y trágico de un personaje como Quintà.
En octubre de este año, Alfaguara publicó una ficción que no sólo estará entre las mejores del 2020 sino probablemente como una referencia que presidirá las lecturas durante mucho más tiempo. Se trata de Línea de fuego (Alfaguara), la más reciente novela del escritor Arturo Pérez-Reverte y en cuyas 668 páginas el escritor y académico narra la Guerra Civil española a partir de una versión ficticia de la batalla del Ebro y lo hace como sólo él sabe: en el fango de la trinchera, con el detalle de quien ha visto morir y luchar.
Ignacio Martínez de Pisón publicó este año Fin de temporada (Seix Barral) Centrándose en la relación de una madre con un hijo al que ella cría sola y sin el apoyo de nadie, Ignacio Martínez de Pisón retrata la España de los años setenta y ochenta, una sociedad en trance de modernizarse, pero en la que para una mujer aún es imposible abortar o recomponer su propia vida. Su escritura escudriña los lazos, ya sean asfixiantes como los que une a los protagonistas de Fin de temporada, o aquellos que conectan a generaciones entre sí: el pasado como un aire de familia, una situación que reúne a lectores completamente distintos ante una mesa camilla, el sonido de una canción o el asiento de un Panda. En Pisón los detalles importan.
En un año marcado por la desaparición de grandes autores como Juan Marsé o Carlos Ruiz Zafón, hay que citar la publicación póstuma que ha hecho la editorial Planeta de Ciudad de vapor, un volumen de once relatos (cuatro de ellos son inéditos) en los que el lector encontrará algunas claves que conducen a sus libros más conocidos, entre ellos La Sombra del Viento, El Juego del Ángel, El Prisionero del Cielo o El laberinto de los espíritus.
No es posible cerrar el balance de 2020 sin mencionar Teatro para minutos, en el que la editorial La Uña Rota reúne todas las obras breves del dramaturgo y académico Juan Mayorga, en total 44 piezas de las cuales siete son inéditas. Además de bellamente editado e ilustrado -marca de la casa del sello-, el libro posee y propicia en sí mismo la belleza. Mayorga deslumbra por su uso aventajado, preciso y contundente del lenguaje y por un sentido narrativo de lo escénico que se percibe en obras como Mujeres en la cornisa,El buen vecino o Tres anillos.
Literatura internacional
En lo que a ficción internacional literaria respecta es obligatorio comenzar con lo nuevo del escritor francés Éric Vuillard. El premio Goncourt 2017 encuaderna el espíritu de los levantamientos sociales y campesinos de la Europa del siglo XVI en La guerra de los pobres (Tusquets), una novela precisa como el bisturí de un cirujano. Nada sobra ni falta. Con elegancia y brillantez, pero sobre todo con brevedad, Vuillard cuenta la historia de una de las grandes revoluciones de Occidente. A partir de la vida del teólogo Thomas Müntzer, Vuillard narra las revueltas campesinas de la Alemania de 1524, las mismas que se extienden a Suiza y Alsacia y que tuvieron un antecedente en Inglaterra, dos siglos antes. Si en El orden del día Vuillard hablaba de la miopía de las élites empresariales que encumbraron a Hitler y en 14 de julio visibiliza al sujeto moderno en la multitud que impulsa la Revolución Francesa, en esta ocasión retoma el que ha sido su gran tema: la desigualdad.
Hay que destacar igualmente el libro Despojos. Sobre el matrimonio y la separación (Libros del asteroide), de la canadiense Rachel Cusk. Traducido por Catalina Martínez Muñoz, este libro narra la ruptura matrimonial de la autora. Lo hace con desgarro y elegancia. Esta nueva entrega editada por Libros del Asteroide tras la trilogía Prestigio, A contraluz (2014) y Tránsito (2016), refrenda la voz de Cusk como una de las autoras centrales de la autoficción literaria junto a Karl Ove Knausgaard y Sheila Heti.
Biografía y ensayo
La biografía de Susan Sontag a cargo de Benjamin Moser preside la No Ficción. Como ya lo hizo con Clarice Lispector, en este libro Moser reconstruye a la escritora norteamericana. Aborda sus primeros textos; su matrimonio con el profesor y ensayista Philip Rieff, y la verdadera autoría del primer libro de este; el nacimiento de su hijo David; sus temporadas en Inglaterra y París; el redescubrimiento de su sexualidad y sus relaciones con la dramaturga María Irene Fornés o la fotógrafa Annie Leibovitz. Este libro es, además, un mapa de los debates intelectuales de su época: Vietnam, Cuba, el comunismo, el feminismo o la crisis del sida, pero también el sitio de Sarajevo o la fatua contra Salman Rushdie.
El pasado 21 de mayo, en plena crisis por la epidemia del coronavirus, Alianza Editorial publicó las memorias de Woody Allen, A propósito de nada, que fueron traducidas al español por el periodista Eduardo Hojman. A lo largo de sus 400 páginas, Allen deleita al lector con una prosa ingeniosa, cargada de ironía y un brillante sentido del humor. El resultado es un libro caótico, un tanto desordenado en ocasiones, pero luminoso y honesto, escrito sin vocación de alegato aunque contundente con respecto a las acusaciones de pedofilia en su contra. Convendría leer estas memorias intercaladas con El síndrome Woody Allen (Debate), un ensayo en el que el Galán exprime una lectura más amplia del linchamiento moral al que ha sido sometido Allen.
KARINA SAINZ BORGO Vía VOZ PÓPULI
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