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viernes, 22 de enero de 2021

Zarandeados por los 17 estados de pitiminí

Hace ya muchas semanas que Pedro Sánchez, líder del Estado de emergencia, debió tomar las riendas y establecer medidas comunes para las 17 Autonomías españolas. No lo ha hecho porque, en perjuicio de la ciudadanía, decidió no asumir el marrón. 

Se dio cuenta de que la pandemia iba a dispararse y prefirió endosar la responsabilidad y el desgaste a los presidentes autonómicos.

Gravísimo error. Para muchas cosas, el Estado de las Autonomías ha demostrado ser útil. Para situaciones de gravedad nacional, lo adecuado es que funcione el Gobierno del país. Hay decisiones que no pueden dejarse al arbitrio de los 17 Estados de pitiminí, de los taifas de unas Autonomías más preocupadas, salvo alguna excepción, en dotarse de una parafernalia burocrática similar a la presidencia de la República francesa. 

Los enchufes innumerables, la creación de cargos innecesarios, la caravana interminable que multiplica el número de colaboradores y asesores, el nepotismo desenfrenado, la atención a los amiguetes y a los paniaguados, han convertido a muchas Autonomías en pequeñas satrapías del despilfarro y el descaro.

No, no se puede gobernar seriamente una pandemia sin fronteras, una Covid-19 incontrolada, con 17 fórmulas distintas, según las conveniencias electorales, los caprichos partidistas o las torpezas de unos dirigentes que demuestran en demasiadas ocasiones su incompetencia.

El responsable final del desaguisado que zarandea a España es Pedro Sánchez. El presidente del Gobierno ha utilizado la Covid-19, al menos en parte, para lanzar un candidato que le garantice fuerte presencia en Cataluña, con el fin de jugar con ERC al do ut des: yo te apoyo en el Gobierno de la Generalidad y tú me consolidas en Moncloa.
 
 
                                    LUÍS MARÍA ANSÓN   Vía EL IMPARCIAL

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