Translate

lunes, 10 de agosto de 2015

CRECEMOS, LUEGO NOS ENDEUDAMOS

El espejismo de las cifras de crecimiento en España solo es comparable a la miopía que muchos electores padecen cuando, según las encuestas, cuando están dispuestos a volver al redil del bipartidismo.
La economía española no tiene en estos momentos ninguna base sólida de crecimiento, ni por el lado de la demografía, ni mucho menos por la pata de la productividad
España crece por un espejismo exógeno que está volviendo a engañar a miles de electores
No hay que olvidar que la economía española no tiene en estos momentos ninguna base sólida de crecimiento, ni por el lado de la demografía, ni mucho menos por la pata de la productividad. Las bases para que dicho crecimiento se diese a largo plazo se asentarían, tema ya muy manido, en un profundo cambio de patrón de crecimiento, en una revolución en el campo formativo y en una nueva era empresarial en la que el BOE no fuese la teta que mece la cuenta de resultados para tantos empresarios, o mejor dicho rentistas.
Ni por el lado de la demografía ni por el de la productividad hay expectativas de crecimiento a largo plazo
Tras años de profunda sima en la economía española, y solo por un efecto de la inercia exógena, las cifras de crecimiento han comenzado a tornarse positivas, gracias a los elementos exógenos que han motivado una bajada del precio del petróleo, una reducción drástica de los costes de financiación de la deuda, una depreciación del euro y una desviación de comercio que en forma de turistas nos ha permitido aprovecharnos de las desgracias ajenas.
La pregunta que surge es clara: ¿qué ocurriría sin esos factores exógenos? La respuesta es también nítida. El crecimiento español sería aproximadamente la mitad, es decir, aproximadamente un 1,5%, lo cual no permitiría, ni siquiera, crear el empleo basura que se está creando en los últimos meses, y que solo responde a la estacionalidad del turismo y la cobertura de plazas en la sanidad pública. Por todo ello, y teniendo en cuenta el cuadro macroeconómico, es cada vez menos creíble la senda de avance del PIB y las principales cifras que emanan del Presupuesto presentado en pleno verano por el Ministro Montoro.
Sin los factores exógenos, España crecería apenas un 1,5%
No hay que olvidar cuales son los verdaderos problemas del país. Por un lado, un grado de exceso de capacidad descomunal que justifica el enorme gap entre oferta y demanda de factores, especialmente en el campo laboral. Esta abundancia de mano de obra, en muchos casos sin cualificar, no encuentra acomodo salvo si volvemos a crear otra burbuja especulativa de bajo valor añadido que pueda absorber el exceso de mano de obra. La buena noticia para una de las partes, es que este ejército de reserva cada vez exige menores salarios y aguanta peores condiciones laborales, fruto de la progresiva pérdida de poder de negociación sindical, drama que se ha generalizado en la economía internacional. Esta conquista, fruto de la teología neoclásica tan extendida entre políticos y economistas que copan el poder actualmente, es irreversible por lo que los márgenes de beneficios, cuando comience un nuevo ciclo inversor –si es que comienza– serán muy elevados.
España se aferra una vez más a lo único que sabe hacer: recibir turismo de bajo valor añadido y construir viviendas
Para que ello ocurra, y ante la ausencia de expectativas de inversión productiva en los próximos años, España se aferra una vez más a lo único que sabe hacer: recibir turismo de bajo valor añadido y construir viviendas, la gran mayoría a engordar el excedente que ya tenemos y así volver a soñar con crear empleo barato y temporal que permita presumir a los Ministros del ramo.
Pero este episodio va a servir para cronificar un gravísimo problema y es la convivencia con un paro estructural de más del 15% de la población activa, lo cual será compatible con avances del PIB del 3%. La incapacidad de la economía española para reducir el paro de larga duración, y encima sin prestaciones por desempleo, hacen de España un país donde solo caben dos cosas para este colectivo: emigración o vivir de una renta mínima de pro vida para un colectivo cada vez más elevado. La inexistencia de políticas activas de empleo y la escasa dimensión de la empresa, así como su vulnerabilidad, hacen de España una economía muy débil y con elevados riesgos a medio y largo plazo.
España tendrá que convivir con un paro estructural no inferior al 15%
La conjunción de capital humano poco formado, ausencia de políticas activas y baja densidad empresarial configuran un cóctel explosivo para el conjunto de las generaciones futuras que tendrán que sostener, si es que pueden, un sistema de pensiones público que tendrá que ser financiado de una forma muy diferente a la actual, que ya no da más de sí. La inexistencia de políticas que mejoren las cifras demográficas, y la política salarial, son incompatibles con el mantenimiento de un modelo de pensiones públicas que solo se sostendrá si, como apuntan ya desde el Banco de España, se reduce nominalmente la cuantía de la pensión media.
Con este panorama a medio y largo plazo, de qué sirven unos Presupuestos que nacen sin credibilidad y con partidas que tendrán que ser enmendadas conforme el nuevo Gobierno tome posesión en enero. Para poder seguir manteniendo la ficción, pública y privada, la propensión al crédito ha vuelto a aumentar y ya ha comenzado la orgía crediticia para poder soportar el consumo privado y la escasa obra pública que se va acometer en los próximos meses, cuando el Presidente corte algunas cintas para mayor gloria de la estupidez ciudadana, que llenará de banderitas, las plazas y las estaciones de AVE que luego no podrá utilizar en su gran mayoría.
La posición de inversión neta de España responde a un flujo de fondos principalmente de inversión financiera, unos 190.000 mill€, y no de inversión directa
Las cifras de deuda externa son concluyentes. En el primer trimestre de 2015, se alcanzó una cifra escandalosa, 1,2 billones €, siendo el 45% pasivo de las Administraciones Públicas, y el resto de empresas no financieras y financieras, y en menor grado de las familias, que son las únicas que se están desapalancando. ¿Cuál es la implicación de este enorme montante de deuda externa? El primero, y del que poca gente habla, es el riesgo de un cambio de tendencia en los mercados financieros internacionales, es decir un incremento de la aversión al riesgo. Pues el primer impacto sería un fortísimo repunte del coste de financiación y refinanciación de esta deuda, con el consiguiente efecto sobre las cuentas públicas. No hay que olvidar que laposición de inversión neta de España responde a un flujo de fondos principalmente de inversión financiera, unos 190.000 mill€, y no de inversión directa, apenas unos 25.000 mill€ en el último año. Estos flujos han permitido financiar al Tesoro, cuya tenencia de activos por extranjeros ya alcanza el 55%, y la emisión de bonos corporativos, pero apenas se ha traducido en mejoras en el sistema productivo.
La deuda y el capital especulativo financian un país de saldo
En suma, España es un país que atrae capital especulativo, bajo el paraguas del BCE, pero que no mejora sus grandes retos: no hay ciclo inversor a la vista, no hay planes para recualificar a gran parte de los parados de larga duración, no hay incrementos de productividad de los factores, hay una profunda crisis demográfica, así como de gobernanza del país. Solo nos salva la deuda y el turismo y eso es un bagaje muy pobre para seguir viviendo en el primer mundo.

                                            ALEJANDRO INURRIETA @inurrieta   Vía VOZ POPULI


No hay comentarios:

Publicar un comentario