Las autoridades chinas definitivamente han activado lo
que en nuestro primer blog del año titulamos Exportar deflación, arma
letal china para 2015. Desde un punto de vista estructural los
principales riesgos de la economía global, tal como hemos ido explicando desde
estas líneas, estaban y están curiosamente en dos áreas olvidadas por la
inmensa mayoría de los economistas en cualquier prueba de “stress test”: China
y Estados Unidos. Si bien la preocupación por China ha ido aumentando
paulatinamente, conforme discurría el año, la preocupación por la brutal
acumulación de deuda estadounidense sigue obviándose e "hibernando"
en el cajón de los principales bancos de inversión globales. Veremos.
El Banco Central de China no hizo una fuerte expansión
monetaria. No quería que se repitiera la burbuja de crédito de 2008. En su
lugar optó por rebajar el objetivo de crecimiento del PIB
China es uno de los focos de riesgo global estructural.
Frente a los Bancos Centrales occidentales, el Banco Central de China no
hizo una fuerte expansión monetaria. No quería que se repitiera la burbuja
de crédito de 2008. En su lugar optó por rebajar el objetivo de crecimiento del
PIB. La desaceleración china de esta manera exportaba deflación, y como
consecuencia las expectativas de inflación en occidente se desplomaban. Pero
había un riesgo subyacente implícito no contemplado. Ante la apreciación en
términos reales del renminbi, las autoridades económicas del país de la gran
muralla podrían verse tentadas a devaluar su divisa si las cosas se
complicaban. Y así ha sido. Las implicaciones son profundas y muy
perniciosas, más de lo que estos días se están contando.
Tres son los elementos básicos para poder entender esta
medida. En primer lugar, el estallido simultáneo de tres burbujas, la
inmobiliaria, la crediticia –vinculada a la anterior– y la bursátil. Pensemos
que occidente experimentó tales estallidos en distintos momentos temporales,
burbujas activadas todas ellas por obra y gracia de los Bancos Centrales. En el
período 2000-2002 se pinchó la burbuja tecnológica, que afectó básicamente a
los grandes índices bursátiles occidentales y a los grupos de renta más altos.
Los niveles de valoración de la bolsa china eran muy similares a los del Nasdaq
en 1999. Y en el año 2008 se produjo el estallido de la burbuja inmobiliaria y
crediticia privada –insolvencias bancarias–, que afectó a todos los activos de
riesgo -la diversificación no funcionó, todo estaba muy caro-. En China, la
burbuja crediticia es básicamente pública, alrededor de los ayuntamientos,
financiada por la burbuja del ladrillo.
Si China quiere retomar una senda de crecimiento estable
debe reactivar su sector exterior. De ahí las leves devaluaciones de estos
días. Pero vendrán más, muchas más
Dificultad de cambio de modelo
El segundo elemento es el cambio de modelo de
crecimiento económico. China tomó la decisión estratégica, a través de su
decimosegundo Plan Quinquenal, de buscar un crecimiento más equilibrado. La
idea era buscar un mayor crecimiento económico vía demanda interna, reduciendo
el excesivo peso del sector exterior y de la inversión productiva. Sin embargo,
la transición está siendo mucho más lenta de lo esperado por las autoridades
del país asiático. La historia demuestra que los países que optaron por tal
estrategia registraron una crisis de balanza de pagos. En el momento
actual, teniendo en cuenta además el estallido las distintas burbujas, si China
quiere retomar una senda de crecimiento estable debe reactivar su sector
exterior. De ahí las leves devaluaciones de estos días. Pero vendrán más,
muchas más.
En el fondo, como tercer elemento, subyace un conflicto
geopolítico entre los distintos bloques de poder global que nos abocaba a
la guerra de divisas en la que ya estamos inmersos. La decisión de incentivar
la demanda interna formaba parte de la particular y sutil guerra soterrada
entre China y los Estados Unidos donde cada área utiliza distintos instrumentos
de política económica. La estrategia China reflejaba un cambio de
comportamiento intrínseco notorio respecto a su actitud cooperativa en las
últimas décadas.
El país asiático claramente optó por una estrategia de
confrontación directa, encaminada a conseguir en el medio y largo plazo un
poder hegemónico global. El objetivo es activar la ruptura de una de las
grandes tendencias globales de largo plazo, el final del dólar como moneda
reserva global. Dicha ruptura venía precedida por la terminación de otra
tendencia relativa a los últimos 15 años: las compras masivas de deuda
gubernamental estadounidense por parte de China, el principal país acreedor
del mundo. Ahora el principal acreedor del Tesoro estadounidense es la Reserva
Federal.
Si las devaluaciones chinas suponen el inicio de un ciclo
secular de aversión al riesgo, los países occidentales más endeudados
experimentaran una fuerte contracción económica
Solo es el principio
La estrategia china de devaluar y exportar deflación afectará negativamente a
Occidente. Los problemas subyacentes de la actual crisis sistémica
simplemente se han escondido, de nuevo por obra y gracia de los bancos
centrales, tanto la brutal acumulación de deuda como la situación real del
sistema bancario. Además, los mercados financieros están fuertemente
sobrevalorados. Si las devaluaciones chinas suponen el inicio de un ciclo
secular de aversión al riesgo, los países occidentales más endeudados
–Estados Unidos, España, Reino Unido...– experimentaran una fuerte contracción
económica. Pero existe además un problema muchísimo más perspicaz y
peligroso, los tipos de interés reales podrían repuntar con fuerza. Ello
definitivamente pararía la ya de por sí débil inversión productiva en
Occidente. Pero ello, a su vez, afectaría de nuevo negativamente a los mercados
financieros, y ambos problemas se irían retroalimentando.
La situación podría descontrolarse todavía más si
finalmente el privilegio exorbitante del que dispone Estados Unidos, conferido
por la posición del dólar como principal moneda reserva del mundo, desaparece.
A través de dicho privilegio especial Estados Unidos se ha permitido el lujo de
seguir implementando políticas fiscales y monetarias expansivas, manteniendo un
tremendo déficit de ahorro interno, es decir, déficits crónicos persistentes en
su cuenta corriente, dependiendo en última instancia de los inversores
extranjeros para su financiación. Si tal privilegio desaparece, la situación
se complicaría y de qué manera.
JUAN LABORDA
Vía VOZ POPULI
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