La política española también es
esperpéntica y el 2016 ha comenzado como un año de decadencia, a no ser
que se enderecen los caminos y se ande sobre la vía de los pactos
estables y la reforma constitucional.
Las elecciones del 20-D se celebraron bajo
el signo del final del bipartidismo y el principio de gobernar en el
pacto y la concordia entre distintas fuerzas políticas. El primer
esperpento vino de la campaña de Pedro Sánchez, cuyo lema principal era
“echar a Rajoy de la Moncloa”. Mal principio si vamos con minorías.
Sánchez no quería pactar con el PP y lo demostró en la fría reunión que
tuvo con Rajoy después de las elecciones: “decimos no, no y no” al PP.
Otro esperpento.
El mayor de los esperpentos lo
protagonizaron Mariano Rajoy y Pablo Iglesias, quienes después de su
audiencia con el Rey, en consultas para la formación de Gobierno,
tomaron esperpénticas medidas. El primero, Rajoy, en no aceptar el
encargo del Rey de formar gobierno, pero sin renunciar a nada. El
segundo, Iglesias, lanzó una OPA al PSOE proponiendo un gobierno con una
vicepresidencia y varios ministerios de calado, entre ellos Interior,
Defensa y Educación. Casi nada.
Muchos dijeron, ¿por qué no se va Rajoy?
Es su gran oportunidad de sacrificarse por España. Pero él no acepta ser
derrotado por Pedro Sánchez, como lo fue Artur Mas por las CUP. ¿Hasta
cuándo, señor Rajoy?
Esperpéntico fue también cuando Pedro
Sánchez no quiso reunirse con Rajoy de nuevo. Sánchez, que mantuvo
conversaciones con los bolivarianos y leninistas de Podemos, con los
independentistas de ERC y de DiL (la marca de CDC), y hasta con el sursun corda, no quiso hablar con el principal partido del Congreso y del Senado. Increíble.
Anteriormente, Podemos protagonizó una
algarada en el Congreso cuando ocupó los mejores escaños y le derrotaron
en la composición de la Mesa que quedó en manos del PP, PSOE y
Ciudadanos. Destacable es el esperpento de las promesas del cargo, sin
ningún respeto por la institución, así como el esperpento de dar el
pecho a un bebé desde la primera fila por parte de una rica diputada de
Podemos.
El esperpento se agranda cuando a causa del díscolo Pedro Sánchez han tenido que salir a la tribuna pública los barones y “baronazos” (ex secretarios
generales del partido) quienes han defendido la España constitucional y
democrática, modelo occidental y europeo, y han rechazado las aventuras
con repúblicas bolivarianas y pactos con fuerzas secesionistas. Ahora
bien, han dicho que con Rajoy no hay pactos. El cónclave socialista, el
Comité Federal del sábado, rechazó a Podemos. Esperemos qué decisión
tomará el rey Felipe VI el martes después de las entrevistas con Sánchez
y Rajoy.
Otro esperpento es el protagonizado por el
Tribunal Superior de Justicia de Valencia (TSJV) al ordenar la
detención de más de 20 dirigentes del PP de la época de Camps, en plenas
negociaciones con Ciudadanos. Estos han dado un paso atrás ante tanto
escándalo, pero no lo hicieron cuando pactaron con Susana Díaz en
Andalucía, a pesar de los eres.
Si el PP tuviera el mismo síndrome de
persecución de la justicia que los independentistas catalanes, dirían
que “el Estado está contra nosotros, contra el PP” que en plenas
conversaciones para pactos de gobierno, enviaron a la cárcel a numerosos
dirigentes del partido.
¿Y Ciudadanos? Albert Rivera ocupa muchos
espacios en televisión y pide pactos a diestro y a siniestro, pero no le
hacen caso ni a diestro ni a siniestro. De momento, Albert Rivera y los
suyos se libran de encabezar un esperpento.
¿Y Esquerra Republicana? Su esperpento es
querer tener de modo ilegal en su grupo los dos diputados de Izquierda
Unida y de Bildu. Joan Tardà se ha vuelto a reunir con aquellos
diputados a los que despidió “con una patada en el culo” en la anterior
legislatura, y su escudero (aunque fue cabeza de cartel por Barcelona),
Gabriel Rufián, cada vez mejor vestido, se le ve muy honorado de pisar
las moquetas del Congreso de los Diputados. No han querido ir a ver al
Rey no por nada trascendental, sino por la rabieta personal de no haber
recibido este en su día a la presidenta del Parlament, Carme Forcadell.
Otro esperpento.
Con todo lo dicho, ¡pobre España! ¿Es lo que se merecen los españoles de hoy? Tal vez. Ellos lo han querido así.
SALVADOR ARAGONÉS Vía VOZ POPULI
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