El núcleo duro del neoliberalismo, con el amo de Microsoft a la cabeza, apuesta por la colocación forzosa de un chip (como a los perros) que fiscalizará nuestra vida.
Sí, nos encauzamos -nos encauzan- hacia un Nuevo Orden Mundial (NOM), o eso parece. Y además, todas las fuerzas vivas globales tienen las de ganar, y cuando digo todas, me refiero a todas aquellas que influyen en nuestra vida: la salud, la convivencia y los medios de subsistencia (lo que llamamos trabajo y dinero).
El Nuevo Orden Mundial, NOM, no quiere que suframos, quiere que nuestra vida sea plácida, porque sí, vamos. ¿Y con qué fin nos quieren regalar la vida? Fácil, para someternos a ella. Para que el mundo se convierta en una gran factoría humana lo más cercano y parecido al mundo feliz de Aldous Huxley, ese gran zoo humano cuyas bestias se conforman solo con comer, copular y no pensar en la trascendencia de sus actos, ¿y no se parece esto demasiado a lo que ya se vive en muchos lugares del mundo?
Al final descubrimos que lo progresista es eso, vivir sin esfuerzo, con falsos derechos humanos que suenan muy bien mientras nos embrutecen. Un gran proyecto globalista de corte neoliberal donde solo caben los que asienten y no son críticos con el sistema. Y es el momento de decirlo: la Iglesia es el enemigo común, al que hay que tumbar, porque si existe algún antisistema, esa es precisamente la Iglesia, Dios, la conciencia recta. Desgraciadamente, Iglesia no significa católicos, porque muchos de ellos, de los católicos, están tan succionados como cualquier otro que dice que sí a la kultura de la muerte, amén al igualitarismo, y creen que no pasa nada con las decisiones personales ajenas porque no es mi problema, que cada uno haga lo que quiera.
El NOM es una maquinaria de poder basado en el dinero, en la macroeconomía que moviliza al mundo, a los países en un sentido, o en el contrario a los que no se someten a sus dictados en favor de su libertad. El NOM tiene la gran infraestructura de la Organización de las Naciones Unidas, eso que aligeramos llamándolo ONU para que no reparemos en la gran felonía que han cometido algunas de las naciones que se encuentran allí unidas para cambiar el paradigma de la humanidad, por las buenas o por las malas.
Al final descubrimos que lo progresista es eso, vivir sin esfuerzo, con falsos derechos humanos que suenan muy bien mientras nos embrutecen. Un gran proyecto globalista de corte neoliberal donde solo caben los que asienten y no son críticos con el sistema. Y es el momento de decirlo: la Iglesia es el enemigo común, al que hay que tumbar, porque si existe algún antisistema, esa es precisamente la Iglesia, Dios, la conciencia recta. Desgraciadamente, Iglesia no significa católicos, porque muchos de ellos, de los católicos, están tan succionados como cualquier otro que dice que sí a la kultura de la muerte, amén al igualitarismo, y creen que no pasa nada con las decisiones personales ajenas porque no es mi problema, que cada uno haga lo que quiera.
El NOM es una maquinaria de poder basado en el dinero, en la macroeconomía que moviliza al mundo, a los países en un sentido, o en el contrario a los que no se someten a sus dictados en favor de su libertad. El NOM tiene la gran infraestructura de la Organización de las Naciones Unidas, eso que aligeramos llamándolo ONU para que no reparemos en la gran felonía que han cometido algunas de las naciones que se encuentran allí unidas para cambiar el paradigma de la humanidad, por las buenas o por las malas.
La ONU, es una madrastra bien acicalada, que cuida de sus criaturas sólo si la obedecen. Es la que inculca con guante de terciopelo y puño de hierro diplomático las mayores aberraciones, ya sean antropológicas o sociales. El NOM = ONU. Se retroalimentan. Nada podrían hacer el uno sin el otro. La corrupción humana es tan connatural con el ansia de poder, que al final la corrupción es la realidad. Unos mandan y otros dirigen, mientras que algunos señorones de estado, ciegos por su ego presidencial, no se dan cuenta de que no son más que marionetas a su servicio, un peón en la guerra de las conciencias, la batalla de la dignidad humana y que pronto, en el conjunto de la historia, pasarán sus segundos de gloria como la manera más cobarde y ruin de vivir de los demás.
Ahora, el núcleo duro del neoliberalismo multimillonario, con el buenazo de Bill Gates a la cabeza, apuestan por una vacuna -por nuestro bien-, que será de obligado cumplimiento -por nuestro bien-, junto a la colocación de un chip (como a los perros) que fiscalizará nuestra vida -por nuestro bien…-. Bill y Melinda, su señora, siempre tan agradecidos por la fortuna de ser multimillonarios, sufragan la vacuna para que no sea un coste añadido a nuestras vidas y que la salud no nos prive de ser unos alegres pedazos de carne siempre correspondientes a su tan intencionada generosidad.
George Soros se encarga del progresismo social en la política y en las fronteras, con el fin de hacer un mundo más diverso, que la riqueza no solo quede en manos de unos pocos, que para eso ya están ellos, y que la mano de obra, que falta en occidente, se supla con las bocas hambrientas que empujan desde África y Oriente, que están dispuestas a morir porque no tienen nada que perder.
Ahora, el núcleo duro del neoliberalismo multimillonario, con el buenazo de Bill Gates a la cabeza, apuestan por una vacuna -por nuestro bien-, que será de obligado cumplimiento -por nuestro bien-, junto a la colocación de un chip (como a los perros) que fiscalizará nuestra vida -por nuestro bien…-. Bill y Melinda, su señora, siempre tan agradecidos por la fortuna de ser multimillonarios, sufragan la vacuna para que no sea un coste añadido a nuestras vidas y que la salud no nos prive de ser unos alegres pedazos de carne siempre correspondientes a su tan intencionada generosidad.
George Soros se encarga del progresismo social en la política y en las fronteras, con el fin de hacer un mundo más diverso, que la riqueza no solo quede en manos de unos pocos, que para eso ya están ellos, y que la mano de obra, que falta en occidente, se supla con las bocas hambrientas que empujan desde África y Oriente, que están dispuestas a morir porque no tienen nada que perder.
Ahora su campo de inversión multimillonaria, es decir, su campo de hostilidades se centra en Estados Unidos por dos razones: la primera porque está Donald Trump, una auténtica piedra en el camino que ha destrozado los planes izquierdistas demócratas que tan bien llevaban con Obama y su señora, Michelle; y segundo, porque él sabe que cualquier cosa que pase allí, llega amplificada a cualquier rincón del mundo, y eso es bueno para su Europa desidentitaria.
Y por último están los filántropos, las familias centenarias como los Rockefeller, Morgan o Rothschild…, por ejemplo. Son los responsables de proporcionar alguna crisis que otra bancaria que nos someta al yugo del poder y así pidamos limosnas para seguir viviendo. También, sus proyectos se encargan de la financiación eugenésica mundial.
Y por último están los filántropos, las familias centenarias como los Rockefeller, Morgan o Rothschild…, por ejemplo. Son los responsables de proporcionar alguna crisis que otra bancaria que nos someta al yugo del poder y así pidamos limosnas para seguir viviendo. También, sus proyectos se encargan de la financiación eugenésica mundial.
Ahora se comprende la bondad del aborto, la eutanasia y la esterilización química que desde los medios de comunicación que ellos dominan, aúpan con tanta pasión y que hasta los propios pobres, gente como usted y como yo, no piense en los indigentes, agradecen y vitorean en manifestaciones multitudinarias en las principales ciudades del mundo, especialmente de cultura ascendente católica como España, Italia e Iberoamérica en general. Todo un complot de familias cuyo objetivo es que la pobreza del mundo desaparezca haciendo desaparecer a los pobres.
Sí, un pack de hombres y mujeres perversos, de camisas de seda y corbatas elegantes que no han necesitado cerrar sus acuerdos en una sociedad ante notario, porque sus objetivos son comunes y porque las estructuras mundiales como la ONU y todas sus filiales hacen el trabajo sucio que pagan con generosas multimillonarias donaciones... Sólo les queda contemplar, día a día, tras su taza de café en el desayuno, cómo el mundo se desvanece a sus pies y rabiar todavía un poquito porque la Iglesia no se ciñe a sus antojos ni proyectos. Por eso, si no puedes convencer a tu enemigo de que sea como tú, destrúyelo. Pero ya saben, que el más ciego de todos es quien solo ve lo que todo el mundo ve, el resto somos conspiranóicos.
Big Data (CSIC) de David Ríos Insua y David Gómez-Ullate Oteiza. La acumulación de datos en la red y la utilización de estos por los algoritmos están alcanzando cada vez más valor para las empresas y gobiernos, que intentan aprovecharlos para mejorar las relaciones con los consumidores o los ciudadanos, personalizar servicios y productos y automatizar todo tipo de procesos. Pero no siempre tienen tan buena intención…
La rebelión de los amos (Sekotia) de Marcos López Herrador. Si un libro tiene sentido estricto en todo lo que está sucediendo en este primer cuarto de siglo XXI es este. El desarrollo de cómo se construyó la sociedad neoliberal en la que vivimos o a la que nos quieren conducir. El autor piensa que la caída del muro de Berlín fue precisamente la llave que puso en marcha la maquinaria hacia lo contrario de la libertad, que fue lo que nos vendieron. Muy buen ensayo, lástima que se queda justo antes de la crisis del 2008, que se puede completar si se quiere con este otro ensayo sobre qué es y cómo se gestó El crash del 2007, de Josu Imanol Delgado y Ugarte, Noemí Fariñas Restrebada y Miguel A. V.
Se hace tarde y anochece (Palabra) de Cardenal Robert Sarah. En la raíz de la quiebra de Occidente hay una crisis cultural e identitaria. Occidente ya no sabe quién es, porque ya no sabe ni quiere saber qué lo ha configurado, qué lo ha constituido tal y como ha sido y tal y como es. Hoy muchos países ignoran su historia. Esta autoasfixia conduce de forma natural a una decadencia que abre el camino a nuevas civilizaciones bárbaras. Esta afirmación del autor resume el propósito de este libro de entrevistas con Nicolas Diat, la profunda crisis espiritual, moral y política del mundo contemporáneo.
Sí, un pack de hombres y mujeres perversos, de camisas de seda y corbatas elegantes que no han necesitado cerrar sus acuerdos en una sociedad ante notario, porque sus objetivos son comunes y porque las estructuras mundiales como la ONU y todas sus filiales hacen el trabajo sucio que pagan con generosas multimillonarias donaciones... Sólo les queda contemplar, día a día, tras su taza de café en el desayuno, cómo el mundo se desvanece a sus pies y rabiar todavía un poquito porque la Iglesia no se ciñe a sus antojos ni proyectos. Por eso, si no puedes convencer a tu enemigo de que sea como tú, destrúyelo. Pero ya saben, que el más ciego de todos es quien solo ve lo que todo el mundo ve, el resto somos conspiranóicos.
Big Data (CSIC) de David Ríos Insua y David Gómez-Ullate Oteiza. La acumulación de datos en la red y la utilización de estos por los algoritmos están alcanzando cada vez más valor para las empresas y gobiernos, que intentan aprovecharlos para mejorar las relaciones con los consumidores o los ciudadanos, personalizar servicios y productos y automatizar todo tipo de procesos. Pero no siempre tienen tan buena intención…
La rebelión de los amos (Sekotia) de Marcos López Herrador. Si un libro tiene sentido estricto en todo lo que está sucediendo en este primer cuarto de siglo XXI es este. El desarrollo de cómo se construyó la sociedad neoliberal en la que vivimos o a la que nos quieren conducir. El autor piensa que la caída del muro de Berlín fue precisamente la llave que puso en marcha la maquinaria hacia lo contrario de la libertad, que fue lo que nos vendieron. Muy buen ensayo, lástima que se queda justo antes de la crisis del 2008, que se puede completar si se quiere con este otro ensayo sobre qué es y cómo se gestó El crash del 2007, de Josu Imanol Delgado y Ugarte, Noemí Fariñas Restrebada y Miguel A. V.
Se hace tarde y anochece (Palabra) de Cardenal Robert Sarah. En la raíz de la quiebra de Occidente hay una crisis cultural e identitaria. Occidente ya no sabe quién es, porque ya no sabe ni quiere saber qué lo ha configurado, qué lo ha constituido tal y como ha sido y tal y como es. Hoy muchos países ignoran su historia. Esta autoasfixia conduce de forma natural a una decadencia que abre el camino a nuevas civilizaciones bárbaras. Esta afirmación del autor resume el propósito de este libro de entrevistas con Nicolas Diat, la profunda crisis espiritual, moral y política del mundo contemporáneo.
Humberto Pérez-Tomé
Vía Hispanidad
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