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miércoles, 25 de mayo de 2016

PREGUNTAS PERTINENTES: ¿SERÁ IGLESIAS PRESIDENTE SI DEPENDE DEL PSOE?

Sánchez envida sin cartas y el retruque obligado es: si Pablo Iglesias depende de los votos del PSOE, ¿será presidente? Cualquiera de sus rivales disfrutará viéndolo sufrir para salir de esa


Los líderes del PSOE, Pedro Sánchez (d), y de Podemos, Pablo Iglesias, a su llegada al Congreso. (EFE)



La venganza más refinada contra los dirigentes políticos a los que les gusta hablar por hablar sería tomar completamente en serio todo lo que dicen y exigirles que ajustaran sus acciones a sus palabras. Pero no es el caso: actualmente, los políticos son escultores de esculturas de humo que construyen sus mensajes sopesando únicamente su efectismo inmediato. Y lo hacen con la tranquilidad de saber que el público tampoco dará especial trascendencia a sus dichos. De esta forma, incluso las cosas graves devienen livianas y todo sale gratis. Es lo del rap genial de Sabina: Como te digo una 'co', te digo la 'o'.
Tomemos un ejemplo reciente. Sostiene ahora Pedro Sánchez: “Si dependo de los votos de Iglesias, estoy convencido de que no seré presidente del Gobierno”. Buen titular, vive Dios; seguro que han felicitado al autor de la frase. Pero, analizada seriamente, viene cargada de implicaciones peligrosas para quien la pronuncia.
Para empezar, es una enmienda a la totalidad de la estrategia negociadora del propio Sánchez entre el 21 de diciembre y el 2 de mayo. Decenas de voces dentro y fuera del PSOE advirtieron desde el primer día que Iglesias no tenía la menor intención de sentar a Sánchez en La Moncloa. Pero el líder socialista primero viajó a Lisboa para importar el modelo; luego obtuvo el encargo real de presentarse a la investidura arguyendo que estaría en condiciones de lograr una mayoría gracias a los votos o a la abstención de Podemos; fingió escándalo cuando no los obtuvo; salió de su entrevista con Iglesias del 30 de marzo pregonando alegremente que “estamos más cerca del Gobierno del cambio que de repetir elecciones”; y aún hace pocos días mostraba su voluntad de volver a negociar con el líder de Podemos después del 26-J. Nada de todo eso casa con su convicción actual de que tal apoyo no se va a producir pase lo que pase el 27-J. ¿Cuándo exactamente se cayó del caballo?
Lo que ha dicho Sánchez es que no podrá presidir un Gobierno de izquierdas aunque gane, porque “está convencido” de que Iglesias no le dará sus votos
En segundo lugar, si esa convicción fuera profunda y sincera, restringiría drásticamente su espacio de negociación tras las elecciones. Porque lo consecuente sería que ni siquiera inicie una negociación sabiendo de antemano que no resultará. Si cree lo que ha dicho, es de esperar que esta vez nos ahorre el paripé.
Además, si lo que quería era incitar al voto útil al PSOE, el efecto es el contrario: lo desincentiva. De sus palabras se deduce que la victoria del PSOE no servirá para formar un Gobierno de izquierdas, puesto que él mismo anticipa que no tendrá el imprescindible apoyo de Podemos. Pero hay mucha más gente deseosa de que haya un Gobierno de izquierdas que de hacer presidente a Sánchez; y si se les dice que no hay ninguna posibilidad, ¿qué sentido tendría para esa gente apostar por el liderazgo electoral del PSOE?
Un mensaje positivo y creíble de voto útil hubiera sido este: “Si el PSOE es el partido más votado, habrá Gobierno y seré presidente, porque Podemos no tendrá más remedio que apoyarme y Ciudadanos no podrá pactar con un PPderrotado”. Pero lo que descuidadamente ha dicho Sánchez es que no podrá presidir un Gobierno de izquierdas aunque gane, porque “está convencido” (sic) de que Iglesias no le dará sus votos en ningún caso. Como también descarta por completo un acuerdo con el PP y no es verosímil que la suma con C’s sea suficiente, ya me dirán ustedes qué espacio se ha dejado a sí mismo.
Lo consecuente sería que no inicie una negociación sabiendo de antemano que no resultará. Si cree lo que ha dicho, es de esperar que nos ahorre el paripé
Pero lo más grave de esa declaración es que abre la puerta de par en par a la cuestión inevitable: ¿y si la situación es la inversa?, ¿qué pasaría si fuera Pablo Iglesias quien dependiera de los votos del PSOE?
Todas las encuestas conocidas desde que se consumó el pacto Podemos-IUsitúan a la alianza de izquierdas por delante del PSOE, así que hoy es más pertinente la segunda pregunta que la primera. Si debemos tomar en serio sus palabras, con ellas Sánchez no solo ha renunciado de antemano a liderar un Gobierno de izquierdas con el apoyo de Podemos, sino que se ha expuesto peligrosamente a que se las devuelvan envenenadas.
Sánchez envida sin cartas y el retruque obligado es: si Pablo Iglesias depende de los votos del PSOE, ¿será presidente? Cualquiera de sus rivales disfrutará viéndolo sufrir para salir de esa, así que es cuestión de horas que se lo pongan delante. En resumen, una bonita forma de pegarse un tiro en la pierna por buscar un titular tan efectista como alocado. Le salva que hoy en día las palabras son ligeras y vuelan pronto.
No solo ha renunciado a liderar un Gobierno de izquierdas con el apoyo de Podemos, sino que se ha expuesto a que se las devuelvan envenenadas
Tengo la impresión de que Sánchez quiere incorporarse al intento, iniciado por otros líderes de su partido, de recuperar en esta campaña la cultura ganadora del PSOE. Pero la forma de hacerlo demuestra que no lo ha entendido bien. No se trata de cerrarse puertas, sino de abrirse espacios. Es lo que predican los técnicos del fútbol: hay que ensanchar el campo cuando atacas y achicarlo cuando defiendes. En esta ocasión, Sánchez lo ha interpretado al revés.
Más allá de la anécdota, lo que todo esto anticipa es el trilema fatídico ante el que previsiblemente se verá el Partido Socialista en la noche del 26 de junio y en los días siguientes. Si el resultado es el que se ve venir, los dirigentes socialistas tendrán que tomar en pocos días tres decisiones simultáneas y estratégicas: primera, qué hacer con los acuerdos para formar Gobierno. Segunda, qué hacer con el liderazgo del partido. Y tercera, quién y cómo maneja desde el PSOE el proceso poselectoral, teniendo en cuenta que, en el mejor de los casos, su aplazado congreso no podrá celebrarse hasta septiembre. Y una vez más, esas tres decisiones vendrán trenzadas por el calendario, estorbándose y condicionándose entre sí.
En esta campaña que es una condena, parece que solo nos queda esperar el próximo zasca, ese palabro abominable nacido y criado en el fango. Algunos lingüistas sugieren que proviene de 'zascandil': 'se non è vero, è ben trovato'. Pero tengan en cuenta los animosos aficionados a tan noble deporte que a los zascas también los carga el diablo.

                                              IGNACIO VARELA  Vía EL CONFIDENCIAL


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