Actualmente, la ratio de contagios (R) en el Reino Unido está entre 0,7 y 1. La única manera de ir avanzando en la estrategia de desescalada es mantenerla por debajo de 1
Niños en un colegio de Italia. (Reuters)
“¿Están nuestros niños seguros o no?”. El tabloide 'Daily Mirror' no es precisamente afín al Gobierno conservador de Boris Johnson. Sin embargo, este lunes planteaba en su portada la pregunta que se están realizando los británicos ante la cruzada abierta entre Downing Street, profesores y médicos por la polémica medida de reabrir los colegios a partir del 1 de junio, en plena pandemia.
Con casi 35.000 muertos, el Reino Unido es el segundo país del mundo, tan solo por detrás de los Estados Unidos, más afectado por el covid-19. Por primera vez desde el inicio del brote, hay más ciudadanos que consideran que la crisis no se está gestionando adecuadamente respecto a aquellos que aprueban la actuación del primer ministro, según la última encuesta de YouGov. Ante las críticas al líder 'tory' por medidas cargadas de ambigüedad, cada una de las naciones que componen el país va por libre respecto a su estrategia de desescalada. En definitiva, no puede haber un mejor caldo de cultivo para la controversia.
En cualquier caso, el debate es el mismo que se plantea ahora en los diferentes países de Europa, donde el curso escolar termina más tarde que en España. Está claro que la reapertura de los colegios es una de las claves para suministrar oxígeno a la economía ante la temida recesión global que vaticinan los expertos. Pero ¿cuál es el peaje? ¿Los menores tienen menos riesgo de contagio o es precisamente porque el cierre de las escuelas fue una de las primeras medidas del confinamiento lo que hace que apenas haya casos infantiles registrados en los estudios?
La doctora Soumya Swaminathan, científica de la Organización Mundial de la Salud (OMS) especializada en pediatría, considera que la reapertura de las clases no representa una amenaza en cuanto al aumento de contagios. “Los niños no parecen estar gravemente enfermos por esta infección. Sabemos que son capaces de contraer el virus, pero hay menos datos sobre cómo pueden transmitirlo a otros. Lo que hemos visto en países donde las escuelas han permanecido abiertas es que no ha habido grandes brotes en los centros”, asegura a la BBC. “Los contagios se asocian mayoritariamente a los adultos. Los riesgos para los niños son extremadamente bajos”, añade.
Incremento de la desigualdad
Sin embargo, al mismo tiempo, el síndrome inflamatorio multisistémico pediátrico, ahora asociado con el covid-19, preocupa a la comunidad médica. Según la OMS, este cuadro, con características similares a la enfermedad de Kawasaki, podría estar relacionado con el coronavirus. De momento, solo ha afectado a alrededor de 230 menores en Europa, con dos víctimas mortales, la más reciente en Marsella (Francia). La vuelta a las aulas no será obligatoria. Y, según la encuesta realizada por la famosa web Child Care, de momento, el 81,3% de los británicos con niños no está dispuesto a mandar a sus hijos al colegio.
La inquietud por parte de los padres es comprensible. Aunque luego están los estudios que destacan los beneficios psicológicos de la vuela a las aulas y aquellos que advierten del incremento de las desigualdades sociales a nivel académico que está provocando el confinamiento. Tras una encuesta realizada a más de 4.000 familias inglesas, el reputado 'think tank' Institute for Fiscal Studies destaca que los niños con padres más pudientes pasan una media de seis horas al día estudiando en comparación con las cuatro horas de aquellos de orígenes más humildes, lo que, a finales de mes, se traduce en una semana de ventaja.
En España, la reapertura de los centros se ha pospuesto hasta septiembre, lo que permite tomar nota de cómo están actuando los países vecinos. En Alemania, alumno aventajado de Europa, las clases se han dividido en grupos de no más de 15 niños que alternan días en casa con deberes con jornadas presenciales. En Holanda, las autoridades han relajado las reglas de distancia física de dos metros a 1,5 para los más pequeños, reconociendo que es prácticamente imposible evitar la interacción.
En Austria, los estudiantes han regresado a las aulas a mediados de mayo bajo un régimen especial de separación, divididos en grupos a semana partida, para reducir el aforo de las clases. La actividad en institutos se reanudó el pasado 4 de mayo para preparar los exámenes finales, mientras que los colegios reabrieron sus puertas el 18 de mayo, dos meses después de la entrada en vigor en el país de las medidas de confinamiento. Sin embargo, y para mantener el distanciamiento físico, la mitad de los escolares acudirá del lunes al miércoles y la otra mitad durante el resto de la semana, alternando entre sí para que puedan disfrutar del fin de semana. No obstante, las clases de gimnasia seguirán suspendidas hasta que termine el semestre, a principios de julio, y los estudiantes de más de 10 años deberán llevar mascarilla durante el recreo.
Por su parte, Dinamarca fue uno de los primeros en reabrir los colegios el pasado 16 de abril. Lo hizo de forma gradual y con ciertas restricciones (requisitos higiénicos, un número máximo de niños por aula). Pero dos semanas después, la ratio de contagios provocados por una persona afectada (la famosa R) pasó del 0,6 al 0,9.
Boris Johnson: abrir o no abrir
Y es este el gran dilema de Downing Street. Con el mayor número de muertos de Europa, Boris Johnson no puede permitirse dar un paso en falso. Sus propias filas son las que más le presionan para ir reactivando la economía. Aunque el Ejecutivo tiene asumido que el Reino Unido va camino de la recesión, después de que el PIB haya registrado una caída del 2% en el primer trimestre del año, el mayor desplome desde 2008, según los datos revelados por la Oficina Nacional de Estadísticas. No es una cifra récord y queda por debajo del 3% sugerido recientemente por el Banco de Inglaterra. En cualquier caso, en marzo, el mes que comenzó el confinamiento, la caída fue de un 5,8%.
Actualmente, la ratio de contagios (R) en el Reino Unido está entre 0,7 y 1. La única manera de ir avanzando en la estrategia de desescalada es mantenerla por debajo de 1. De momento, el desconfinamiento solo se aplica en Inglaterra, ya que Gales, Escocia e Irlanda del Norte han decidido extender la cuarentena. Según el modelo de Public Health England (la entidad administrativa que gestiona en Inglaterra el Servicio Nacional de Salud), la R varía según la región. En Londres, es solo del 0,4, con menos de 24 casos de contagios al día, por lo que a finales de mes el virus podría estar controlado. Pero en el noreste de Inglaterra, es aún del 0,8.
En este sentido, tanto el Ayuntamiento de Liverpool como el de Hartlepool, ambos gobernados por el Partido Laborista, ya han avanzado que se oponen a las medidas del Número 10 y no reabrirán los colegios. Uno de los únicos estudios a gran escala sobre la transmisión del coronavirus en las escuelas de primaria y secundaria, realizado por el Centro Nacional de Investigación y Vigilancia de la Inmunización de Australia, concluyó que la propagación del covid-19 en los colegios era “muy limitada”.
La investigación, realizada entre marzo y abril, analizó las tasas de transmisión de nueve estudiantes y nueve miembros de la plantilla adulta que dieron positivo en 15 escuelas diferentes. A pesar de que 735 estudiantes y 128 empleados tuvieron contacto con estos 18 casos, solo se descubrió que dos personas habían contraído el virus.
Con todo, Public Health England y la Universidad de Cambridge han calculado que casi uno de cada cinco niños de entre cinco y 14 años ha sido infectado con la enfermedad, la tasa más alta de cualquier grupo de edad. Y por su parte, otro estudio reciente del Instituto de Salud de Berlín y la Universidad de Cambridge concluyó que “los menores pueden contagiar tan fácilmente como los adultos”, por lo que advertía de los riesgos de reabrir los colegios.
El Imperial College de Londres ha calculado que la posibilidad de que los niños y jóvenes fallezcan después de contraer el coronavirus es minúscula, aproximadamente del 0,0069% para aquellos de entre 10 y 29 años, lo que supone uno de cada 14.492. Para los menores de 10 años, hay aún menos riesgo, alrededor del 0,0016%, es decir, uno de cada 62.500.
Desde que comenzó el brote, en el Reino Unido, solo dos niños menores de 15 años han muerto por covid-19, lo que significa que el riesgo de contraer el virus y luego fallecer es en realidad de solo uno de cada 5,3 millones. Con el brote de gripe, el riesgo de muerte es uno de cada 742.000, lo que hace que sea siete veces más letal que el coronavirus.
En cualquier caso, Downing Street mantiene un tira y afloja con los sindicatos de maestros. El ministro de Educación, Gavin Williamson, ha reiterado que la programada vuelta de los niños a las aulas a partir del 1 de junio está basada en el análisis científico sobre la seguridad y pensando en el bienestar de los menores. “Ahora podemos empezar a planear un muy limitado retorno a las escuelas de algunos alumnos tan pronto como el próximo mes”, agregó Williamson, que ha dejado claro que los primeros en regresar a clase serán los de edades de entre los cinco y siete años y los que estén en el último año de primaria (10 a 11 años de edad), así como los adolescentes de 15 y 17 años que se someterán en 2021 a unos importantes exámenes del programa educativo británico.
“Los maestros saben que hay niños que no han hablado o jugado con otros niños de su edad en los últimos dos meses. Saben que hay niños en hogares difíciles o infelices para quienes la escuela supone el momento más feliz de la semana y también es el lugar más seguro donde estar”, agregó.
Pero los sindicatos de docentes piden más detalles sobre el plan para la reapertura de las aulas y exigen garantías de que se mantendrá la seguridad con grupos reducidos. En este sentido, la Asociación Médica Británica —el mayor sindicato de médicos— les da la razón al afirmar que la ratio de contagios es todavía muy alta para reabrir las aulas.
Ante esta batalla, la llamada Comisión de Niños en Inglaterra, organismo no gubernamental responsable de velar por la protección de los menores, pide a ambas partes que entierren el hacha de guerra. Su responsable, Anne Longfield, asegura que “no nos podemos permitir esperar a una vacuna, que tal vez nunca llegue, para que los niños vuelvan a la escuela”. “Es hora de poner fin a las riñas y acordar un retorno seguro, gradual, que vaya acompañado por pruebas rigurosas a maestros, niños y familias”.
CELIA MAZA Vía EL CONFIDENCIAL
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