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lunes, 10 de agosto de 2020

LOS ERRORES DE RAJOY

A Mariano Rajoy le corresponde el honor de haber potenciado con su política, por un lado, a Podemos; por el otro, a Vox

Mariano Rajoy y Soraya Sáenz de Santamaría en el Congreso, en una... 
Mariano Rajoy y Soraya Sáenz de Santamaría en el Congreso, en una imagen de archivo. REUTERS


Soraya Sáenz de Santamaría, que es muy lista, decidió fragilizar al PSOE potenciando a Podemos. Proporcionó a Pablo Iglesias diversas plataformas audiovisuales que el inteligente líder podemita aprovechó hasta rozar los 5 millones de votos. El presidente se frotaba las manos, fascinado por la sagacidad política de su vicepresidenta.
Por otra parte, la disparatada política de Mariano Rajoy en Cataluña, sus componendas y debilidades, su permanente indecisión, provocó que una parte de la ciudadanía se adhiriera a Vox en toda España.
A Mariano Rajoy le corresponde el honor de haber potenciado con su política, por un lado, a Podemos; por el otro, a Vox. En 2011 se alzó con holgada mayoría absoluta. Es verdad que los españoles votaron sobre todo en contra de Zapatero. Pero Mariano Rajoy, cuya política económica fue excelente, no supo aprovechar sus 186 escaños. Esquivó la reforma constitucional que España necesitaba, dilapidó la fortuna electoral recibida y legó a Pablo Casado un partido desmoronado y balbuciente. Habrá que reconocer que el nuevo líder ha sabido superar el desastre marianita y que está devolviendo al PP a los cauces liberales de moderación y sentido nacional que nunca debió perder.
Sánchez firmó en enero pasado con su Gobierno de coalición frentepopulista el acta de defunción de la Transición. La España de la concordia y la conciliación edificada tras la dictadura del caudillo Franco, el amigo del duce Mussolini y del führer Hitler, ha proporcionado al pueblo español 40 años de libertad, de paz y de prosperidad. Pero la realidad es que hemos retornado ya a la España cainita de la confrontación, el secesionismo y las exclusiones. Están ya de vuelta las dos Españas, dispuestas a destrozarse a garrotazos. Y no se vislumbran fórmulas de solución desde el interior de la política nacional, zarandeada por el decrépito egoísmo de los partidos. Menos mal que estamos en Europa, con moneda y fronteras comunes, y de ahí podría venir la consolidación de España en los cauces democráticos. Pero la situación es crítica. Felipe VI se ha quedado solo ante el peligro y la salida de España del Rey padre no parece suficiente cortafuegos para que la nación retorne a la normalidad. A Felipe VI no le ha quedado otro remedio que aceptar el abrazo de Sánchez. Son muchos los que consideran que podría ser el abrazo del oso.

                                                       LUIS MARÍA ANSÓN    Vía EL MUNDO
*Luis María Anson, de la Real Academia Española.


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