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sábado, 3 de octubre de 2015

LUZ EN EL CAOS (DE CATALUÑA)





A uno le da no se qué pasar de largo ante los resultados de las pintorescas elecciones catalanas del pasado domingo, que pretendiendo ser lo que no son resulta que no son lo que debieran haber sido. Ya sabemos que los líderes secesionistas pretendían disfrazarlas de plebiscito, pero el disfraz era de una calidad deplorable pues a esta fecha no sabemos quiénes de los españoles residentes en Cataluña quieren que el territorio deje de ser una parte de España y quiénes prefieren respetar la historia y las leyes dejando tal como está la geopolítica del Estado.


Evito entrar en matizaciones aunque haberlas haylas, para no complicar las cosas. No obstante valga señalar que sería imposible, tomado un elector al azar de “Junts pel Sí” (JpS) o de “Catalunya Sí que es Pot” (CSP), saber –a no ser que se le preguntase– si desea la independencia pura y dura del territorio o alguna otra fórmula que no supusiera su completa escisión de España, tal vez estar bajo una administración con amplios poderes políticos, económicos y fiscales no escindida del Estado.


No hay que despistarse, el votante de “JpS” puede haber votado a alguno de estos partidos o grupos políticos: Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), Demòcrates de Catalunya y Moviment d'Esquerres. Es decir, a cualquier banda de todo el espectro ideológico nacionalista. Y el que ha preferido la coalición de izquierda no tan nacionalista –en el sentido burgués del adjetivo– “CSP” puede ser que haya estado pensando al depositar su voto en Iniciativa per Catalunya Verds (ICV), Esquerra Unida i Alternativa (EUiA), Podemos y Equo. No traten de acudir a la razón para comprender en dónde están las diferencias y las semejanzas porque aparte de ser una tarea imposible pudiera autoinducirse una enajenación mental no necesariamente transitoria.


El caso es que esperpentos e histrionismos al margen, nos quedamos con que ni el PP ni el PSOE están en el camino ni los habitantes de Cataluña son tan separatistas como los simplistas pronostican. Parece que en “Ciudadanos” está la gran esperanza de la civilización: son los únicos que tienen claro lo que quieren y se atreven a decirlo sin trampas ni tapujos. Que con el traslado del gran líder carismático, Albert Rivera, y su sustitución por una jerezana de buen ver, el partido sea alternativa de Gobierno en Cataluña es como para quitarse el sombrero ante ellos.


                                                   ALBERTO PÉREZ DE VARGAS   Vía EUROPA SUR

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