No tardaremos en saber si en el PP queda lucidez para rectificar los
tremendos errores del pasado o estamos asistiendo a las postreras
boqueadas de un cuerpo definitivamente extenuado
Pablo Casado
EFE
¿Cuándo se j…ó el PP? La pregunta tiene su interés, pero
aún más relevantes son otras: ¿Por qué entró en declive?; ¿tiene todavía
salvación?; y, ¿cómo puede remontar el vuelo? Las causas por las que un
partido político pierde el favor de sus votantes están bien tasadas y
en el caso del PP son varias y conocidas las que le han llevado desde
disponer en 2011 de mayoría absoluta en el Congreso y en el Senado,
del gobierno de trece comunidades autónomas, entre ellas nada menos que
Madrid, la Valenciana, Galicia y Baleares, y de la alcaldía de cuarenta
capitales de provincia, incluyendo la Villa y Corte, Valencia y
Sevilla, a su presente postración. La combinación de numerosos
escándalos de corrupción y la falta de reacción de la cúpula de la
organización ante sus efectos electoralmente deletéreos, de un liderazgo
carente de carisma y de una pasividad patológica, de la pérdida
absoluta de referentes ideológicos, del incumplimiento sistemático de
sus promesas electorales, de la nula voluntad de corregir los excesos
sectarios perpetrados por la izquierda en las dos legislaturas
precedentes y de su cobardía inane ante el desafío separatista en
Cataluña, han acabado con la gran formación del centro-derecha en un
lecho de hospital.
No son tiempos para pusilánimes políticamente correctos, sino para gentes valientes, dispuestas al combate de las ideas, lo que descarta a Sáenz de Santamaría
La constatación de que su número de afiliados
activos no llega a la décima parte de la cifra oficial declarada ha
sido el penúltimo clavo en el ataúd del charrán moribundo. Una parte
sustancial de sus bases sociales han trasladado su apoyo a unas siglas
emergentes percibidas como más fiables y equipadas con mayor
determinación para combatir a los implacables enemigos internos que
amenazan no ya la prosperidad, la cohesión o la paz civil de España,
sino su propia existencia. No son tiempos para tecnócratas asépticos ni
para burócratas fríos ni para pusilánimes políticamente correctos. Son
días para gentes valientes, firmes en sus principios, dispuestos al
combate de las ideas sin miedo al riesgo y rebosando convicción. Esta
evidente necesidad descarta a Soraya Saénz de Santamaría
como nueva cabeza de filas del liberalismo conservador habida cuenta de
su completa implicación en el Gobierno que durante siete años ha
debilitado al PP hasta extremos de mera supervivencia.
Todo
apunta a que en el inminente Congreso extraordinario los compromisarios
afines a la derrotada secretaria general se sumarán a los que respaldan
a Pablo Casado para asegurarle la victoria
y la exvicepresidenta acompañará a su antiguo jefe a los páramos
desérticos del olvido. Si, eventualidad hoy poco probable, fuese ella la
que al final alzase el trofeo, la desaparición de su partido a medio
plazo quedará sentenciada. Los simpatizantes del PP que se han ido a Ciudadanos
no volverán a confiar en una opción que elige para dirigirla a una de
las primeras responsables de la línea estratégica y de acción que les
impulsó a abandonarla.
El plan de actuación de Casado es tan simple como esto: acometer todo aquello que el sedente registrador de Santa Pola no quiso o no supo afrontar
El margen de maniobra que le queda al que presumiblemente será dentro de un par de semanas el flamante líder azul
para devolver el ánimo a sus desmoralizadas huestes y regresar a la
senda del éxito es muy estrecho y plagado de dificultades. Sin embargo,
si no juega fuerte y su brazo se encoge al golpear la bola, está perdido
y su organización abocada a la extinción. Su plan de actuación es tan
simple como esto: acometer todo aquello que el sedente registrador de Santa Pola no quiso o no supo afrontar y, salvo en algunas pocas cuestiones concretas mayormente orientadas desde Bruselas,
moverse en sentido contrario al de su abúlico antecesor. Por supuesto,
como paso higiénico previo deberá limpiar su casa de cualquier vestigio
de marianismo-sorayismo y asignar las principales responsabilidades a
personas que estén comprometidas de verdad con los valores de la
sociedad abierta y que posean el bagaje intelectual y moral adecuado
para elaborar y defender las correspondientes políticas.
La
prueba de fuego de su mandato y la auténtica prueba de la sinceridad de
sus propósitos radicará en el esfuerzo que dedique y en los resultados
que consiga a la hora de atraer otra vez a su estandarte a tantas
figuras valiosas y ejemplares a las que la dirección anterior envió al
ostracismo interior o que se dieron de baja hastiadas de tanta venalidad
y tanta traición al proyecto que inspiró la refundación del PP hace
veintiocho años.
Este es el panorama que ofrece la
decadencia del PP y no tardaremos en saber si alberga todavía en su seno
la energía y la lucidez suficientes para rectificar
los tremendos errores del pasado o si estamos asistiendo a las
postreras boqueadas de un cuerpo definitivamente extenuado. Dado que por
suerte el relevo está listo y pletórico de salud, para los millones de
españoles que creen en la libertad, en la igualdad de derechos, en el
imperio de la ley, en un Estado no invasivo y en la unidad nacional, lo
que le suceda en el inmediato futuro al inquilino de la planta séptima
de Génova 13 será observado con más curiosidad que preocupación.
ALEJO VIDAL-QUADRAS Vía VOZ PÓPULI
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