La ventana de oportunidad para reformas profundas contra la corrupción se cierra poco a poco a la sombra del neobipartidismo
Pero, incluso compitiendo dentro de un bloque, ¿por qué no usar lo que más te diferencia del adversario para marcar tu propio territorio? La ausencia de arrojo estratégico es llamativa, y solo puede explicarse precisamente por el miedo a innovar políticamente. En sus purgas internas, tanto Rivera como Iglesias se han deshecho de quienes ponían el acento en la ruptura de los ejes tradicionales de competición, quedándose en cambio con estrategias más conservadoras para conseguir votos en las fuentes ideológicas habituales.
Es así como la ventana de oportunidad para reformas profundas contra la corrupción que se abrió entre 2011 y 2015 se cierra poco a poco ahora a la sombra del neobipartidismo. Pero la creciente marejada de voto útil hacia los viejos partidos debería poner en guardia a los nuevos. Quizás para sobrevivir necesitan recuperar algo de aquel impulso de cambio que les dio su primera oportunidad electoral hace ya media década. La financiación de sus adversarios, principal punto débil organizativo del bipartidismo original durante una crisis de representación cuyo recuerdo vuelve con cada nueva causa judicial abierta, no parece un mal ángulo para retomar el ataque.
JORGE GALINDO Vía EL PAÍS
No hay comentarios:
Publicar un comentario