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sábado, 2 de enero de 2016

EL SILENCIO DE LA IGLESIA

Deseo reflexionar en voz alta sobre una omisión llamativa: en estas elecciones no se ha producido ningún documento de la Conferencia Episcopal que ayudara a reflexionar a los católicos sobre su voto.


Puede interpretase que se trata de una cuestión que cada obispo resolverá, pero creo que si hay unos temas sobre los que la CEE debería aportar su trabajo colegiado, son aquellos que afectan a la dimensión política de la acción del estado. También puede ser que se considere que tanto da el sentido del voto, pero ciertamente no es así y, sobre todo, porque la reflexión permite hacer pedagogía sobre aquellos aspectos a los que la Iglesia considera que debe prestarse una especial atención.


Algunos destacados periodistas han entendido el silencio como un no inmiscuirse en “política” llegando a atribuir este nuevo enfoque al papa Francisco. Se me antoja extraño, porque este es un papa que hace una encíclica 100% política, la “Laudato si”, que interpela a la gobernanza del mundo y de los estados, y que ahora mismo recuerda el mensaje del Magníficat en términos bien políticos:
Él hace proezas con su brazo, dispersa a los soberbios de corazón. Derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes. A los hambrientos los colma de bienes y a los ricos despide vacíos
Es el Pueblo de Dios, su Alianza quien se alinea con su voluntad. Y eso es política, en sus términos más exactos: la procuración del bien común.
 
Ante estas elecciones pasadas era necesaria la reflexión sobre el bien común de España desde el
juicio cristiano, desde este discernimiento. Ni partidismos, ni omisiones.
 
No es una crítica lo que estoy manifestando, sino una pregunta ante la sorpresa y desorientación del silencio. ¿Cómo compaginarlo con tanta encíclica social, con el esfuerzo y la gran aportación que significó el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia?
 
 
En una sociedad que vive una crisis, en último término moral y de sentido de la vida, con unas instituciones que también están inmersas en ella en la mayoría de casos, la voz cristiana debería hacerse sentir.
 
Necesitamos como agua de mayo un verdadero desarrollo de la teología política a partir de nuestra realidad y un esfuerzo para aplicar a dicha realidad la doctrina social de la Iglesia.
 
 
                                             JOSEP MIRÓ i ARDÈVOL  Via FORUM LIBERTAS

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