Creo que para los nihilistas que deambulan por las redes y los foros despotricando del gobierno y de los políticos en general es una mala noticia no disponer de ese pan nuestro de cada día, pero para la gente normal la situación actual no es mala porque es el premio a lo decidido el 20D, abrogando las mayorías parlamentarias tan sobradas de arrogancia como escasas de eficacia. Sin embargo, estas vacaciones de gobierno que pueden ser más largas de lo habitual no prometen realidades muy diferentes a las vividas antes del día de las elecciones, porque la materia prima de la política española no ha variado sustancialmente, aunque es verdad que ahora está salpimentada con otros materiales que desconocemos lo que darán de sí. Cuando acabe el recreo y haya que ponerse a gobernar y administrar lo comprobaremos. Mientras tanto, disfrutemos de la vacación y no nos dejemos impresionar por lo que se dice en las tertulias, que es una pena que no tomen vacaciones, porque su sinsentido se agranda en la medida en que los trámites y los protocolos dilatan cualquier resolución.
De momento, el único milagro es que el petróleo lo están regalando y que el Banco Central Europeo sigue fabricando euros a destajo
Nadie reconoce el fracaso y el tapón crece
Es cierto que todos los procesos electorales anteriores al último producían interinidad hasta que se constituía el gobierno, pero tal interinidad era más aparente que real porque existía la certeza de quienes serían los gobernantes, bien por la repetición de la mayoría o bien por el nacimiento de otra mayoría análoga. No es el caso ahora, por mucho que se empeñe el partido gobernante en decir lo contrario para devaluar las capacidades de su oponente que, a decir verdad, son bastante escuálidas. Ni uno ni otro han reconocido su fracaso y sus dirigentes, al no dimitir o ser cesados, se han convertido en un tapón para explorar con soltura alguna opción de gobierno no basado en preferencias de personas sino en un proyecto que sea suscrito por la mayoría de las Cortes para corresponder a los deseos expresados por los electores. El lector puede comprobar a diario que, de eso, nada de nada, salvo que se entienda que el espectáculo sobre la constitución de grupos parlamentarios sea relevante para el interés nacional y colme los anhelos de los ciudadanos.
Otra de las novedades de este tiempo vacacional es la de constatar cuan vetustos son nuestros procedimientos electorales en comparación con los de otros países en los que, en cuestión de horas o como mucho de escasos días, se forma gobierno y se empieza a trabajar. Hasta ahora se sobrellevaba por lo que he comentado antes, pero en las circunstancias actuales el vacío es llamativo y es una razón añadida para exigir cambios en esa materia. La verdad es que cuando se analiza lo que conforma el modelo político se llega a la conclusión de que lo de diciembre lo ha terminado de desarbolar y nadie sabe cómo hincarle el diente al asunto. Por eso se prefiere el entretenimiento con la cáscara de los procedimientos a la espera de que ocurra algún milagro. De momento, el único milagro es que el petróleo lo están regalando y que el Banco Central Europeo sigue fabricando euros a destajo.
Entre unos y otros provocan la ira o el desentendimiento, que son terreno abonado para amateurs o iluminado
El mismo guion en España y la UE
Ni en España se ha cambiado el guion aplicado en procesos electorales anteriores ni, por lo que parece, los dirigentes de las instituciones europeas han cambiado el suyo: mandan los mensajes de siempre, que son de piñón fijo aquejado de herrumbre, y piensan, puede que con razón, no lo niego, que lo de nuestro país ha sido un espasmo electoral pasajero. Y no será porque no abunden las razones para rectificar, como viene reiterando el primer ministro italiano Renzi y van señalando los ciudadanos en los países de la UE cada vez que hay elecciones. Nadie da su brazo a torcer: las instituciones europeas porque no responden de sus errores y los gobiernos porque se sienten presos de demasiados compromisos con el modelo de Maastricht. Por eso, entre unos y otros provocan la ira o el desentendimiento, que son terreno abonado para amateurs o iluminados.
En esta semana han empezado las consultas regias sin que de lo conocido hasta la fecha se encuentre algo significativo. Lo que suena es más de lo mismo, por lo que imagino que el Monarca irá cavilando sobre el qué hacer o cómo devolver la pelota al Parlamento, sin descartar la antigua fórmula italiana de los gobiernos de balneario, echando mano de viejos santones de la Transición para evitar elecciones inmediatas. Supongo que la semana próxima se sabrá si las vacaciones terminan pronto o se alargan hasta la primavera. Disfruten mientras puedan.
MANUEL MUELA Vía VOZ POPULI
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