Guante de seda con Rivera y mano de hierro con Sánchez. Rajoy hará un guiño de entendimiento con Ciudadanos para presionar al PSOE. Arrancan las negociaciones del desbloqueo en la ‘primera fase’.
Mariano Rajoy pretende seducir al líder de Ciudadanos para meterle presión a Pedro Sánchez de cara a desbloquear el actual impasse. Llegó el momento olvidar suspicacias y superar enfrentamientos. El presidente en funciones quiere propiciar este martes, al arranque de la ‘primera fase negociadora’, un acercamiento con Albert Rivera que abra el camino hacia su investidura.
El PP necesita refuerzos, sumar votos a sus escuetos 137 escaños para desembocar desahogado a la Investidura. La formación naranja es el aliado natural, el punto de apoyo imprescindible para forzar al PSOE a abandonar su postura del ‘no’. “¿Si vienen con 170 diputados, ¿quién es el guapo que les dice que no?”, reflexionaba el presidente extremeño Fernández Vara. El diario El País ayudaba con una encuesta que arrojaba un abrumador apoyo de la militancia socialista a favorecer la abstención para que gobierne Rajoy.
La visceralidad de Rivera se ha suavizado y matizado en los últimos días. En Moncloa se da casi por hecho que, a la hora de la verdad, podrán contar con el respaldo de Ciudadanos
El líder del PP se mostrará afable y comprensivo hacia Rivera, pese a que las huellas de la campaña no se han borrado. Rivera centró entonces su artillería en reclamar la renuncia de Rajoy como paso previo a cualquier entendimiento con el PP. Un bombardeo incesante. Llegó incluso a mencionarle en el debate televisivo los 300.000 euros que Rajoy recibió en sobresueldos. La agresividad ‘naranja’ provocó un movimiento de ‘prietas las filas’ en las huestes populares. “Puede decirse que Rivera nos hizo un favor”, comentan ahora voces del partido conservador.
Esta visceralidad se ha suavizado y matizado en los últimos días. En Moncloa se da casi por hecho que, a la hora de la verdad, podrán contar con el respaldo de Ciudadanos. “Su electorado no lo entendería”, argumentan. “Solo pedimos que tengan hacia el PP la misma actitud que tuvieron con el PSOE”, recordaba este lunes el vicesecretario general Fernando Maíllo. Pactaron en su día con los socialistas, no habrá ahora problema para pactar con el PP. Hay puntos en común y reclamaciones atendibles. Ciudadanos se ha quedado en terreno de nadie y no dudará atender las peticiones del gobierno previas las concesiones pertinentes. Más que sillas, se hablará de reformas.
El PP necesita que esta cita del martes salga bien para que Rajoy afronte reforzado su encuentro del día siguiente con Sánchez. Poco esperan en Moncloa de esta primera cita. El secretario general socialista está muy débil, sin respaldos internos. Sus barones sólo le secundaron en el comité del sábado a la hora del ‘no’ al PP. Incluso en este punto hay matices, grietas que se irán agrandando.
Predisposición, la palabra clave
Rajoy quiere saber si Sánchez está dispuesto a entrar en la ‘segunda fase’, la de negociar con propuestas y documentos. "Queremos saber su disposición, si sigue en el 'no, no y no' de enero o ha cambiado", dicen estas fuentes. Será un encuentro previsiblemente tenso. El presidente en funciones se mostrará firme con su interlocutor, que viene registrar el peor dato electoral en la historia del PSOE. Si el líder socialista entreabre la puerta de la negociación, todo será posible. Si no ocurre así, el presidente en funciones le recordará que no hay más opción que las elecciones generales. La gran bicha.
Los ‘fontaneros’ de Moncloa consideran que el ‘sí’ deRivera resultará clave para que Sánchez se muestre algo menos intemperante en estos primeros compasesHay prisa en el Gobierno. Ya van doscientos días perdidos desde las elecciones de diciembre. Rajoy pretende una sesión de investidura a fin de mes y formar gobierno en la primera semana de agosto. ¿Qué vamos a arreglar en septiembre que no hayamos podido arreglar en julio?”, se preguntaba Maíllo, muy insistente con las urgencias. La actitud oficial de Ferraz es, a estas alturas, un claro y persistente ‘no’. La de los barones más dúctiles es la de que no hay prisa. Al final, el PSOE se abstendrá, pero Rajoy tiene que ‘sudar la camiseta’. Y desgastarse en el proceso negociador.Los ‘fontaneros’ de Moncloa consideran que el ‘sí’ de Rivera resultará clave para que Sánchez se muestre algo menos intemperante en estos primeros compases. Son conscientes de que el PSOE necesita tiempo para ‘vender’ a sus bases su futura abstención. Exigirán reformas en ámbitos clave, como el laboral, la Educación, la fiscal…El PP está abierto a casi todo, salvo a que se pierda el tiempo. El reloj empieza a contar. Después del encuentro con Rivera, Iglesias y Sánchez, comienza la ‘segunda fase’. La de la negociación en serio, amplia y profunda. El PP enviará entonces a sus interlocutores un documento, que lleva preparando desde hace semanas, con todos los aspectos susceptibles ‘de mejora’. Ese será el momento de arremangarse para trabajar. La abstención del PSOE se da por descontada. Urgen los tiempos. El presidente del Gobierno en funciones habló sobre este particular con Barak Obama durante su escala en Madrid. Un Ejecutivo 'sólido y estable', es el compromiso. Todo depende de Sánchez. De si estará dispuesto a dar el paso hacia los encuentros en la 'segunda fase'.
JOSÉ A. VARA vía VOZ PÓPULI
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