Cierto que va mucha gente, cierto que la fiesta es la fiesta, pero todo ese discurso se vuelve vacío cuando intenta justificar tanta degradación humana. Y esto no se resuelve con las medidas de siempre de los progres: casetas de información y denuncia. No. Lo que se requiere, si es que quieren y pueden, es cambiar la orientación de la fiesta.
Porque la celebración de San Fermín ha degenerado en una obscenidad que tiene su explosión en las exhibiciones y agresiones sexuales, y su culminación en las violaciones de mujeres. Un plural como una casa, no solo por el número de casos, sino porque hace años que se repite.
Se repite, pero nadie señala la causa de las agresiones y violaciones. La pulsión del sexo, eso que dicen que se llama género, que en determinados individuos se descontrola excitados por el ambiente, el alcohol, las otras drogas, y la masa humana que dota de sentido transgresor e impunidad a determinado tipo de personas. San Fermín, más que una gran fiesta, es una bacanal pagana pero de calimocho, vino tinto y cerveza.
El hecho es que se repite cada año y no un día o dos, sino a lo largo de
casi una semana. Todo esto destruye la imagen de Pamplona y degrada la
de Navarra. Es relativamente fácil construir una imagen internacional de
este tipo, Pamplona ya la tiene, pero es muy difícil deshacerse de
ella, como saben Lloret de Mar o Magaluf.
El desmadre es dinero para hoy y hambre para mañana, y es
incompatible con una ciudad del prestigio y solidez de Pamplona. O la
ciudad reordena la fiesta, o ella terminara con la ciudad. Si
el ayuntamiento no es capaz de plantearse el problema, la sociedad civil
debe impulsarlo porque lo peor que se puede hacer es continuar
justificado las condiciones que hacen posible la bacanal.
Y todo esto se hace en la celebración de San Fermín.Opinamos que la Iglesia debe hablar, puedan hacerle caso o no, pero debe hablar. No puede ser que se asuma en silencio lo que han convertido a su fiesta patronal.
Y Navarra ha de entender que las ideas y las prácticas tienen consecuencias, y
que la ideología que subyace bajo su celebración más notoria es
profundamente destructora de todo aquello que ha hecho de Navarra lo que
es, de toda su capacidad y sus rasgos culturales.
Y la Guardia Civil ha de someter a revisión los test de personalidad de sus candidatos a guardias.
Que uno de los violadores sea un Guardia Civil recién salido de la
Academia del Cuerpo, solo revela que no han detectado ciertos rasgos
patológicos.
Y si esto ha sucedido en un caso, no
hay lógica que pueda frenar el racionamiento de que puede haber otros
más, con estas u otras patologías; personas con moralidades que son
incompatibles con la esencia de un cuerpo de seguridad.
EDITORIAL de FORUM LIBERTAS
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